El padre de mi amiga, Mi primer Oso.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto sucedió hace unos 3 años, me encontraba estudiando la carrera lejos de mi hogar y como es común, me pase varias noches sin dormir a consecuencia del exceso de trabajo. Muchas de estas noches, las pasaba en casa de una amiga, junto con otros de nuestros amigos. Trabajábamos un rato, salíamos a comprar algo de alcohol y bebíamos mientras realizábamos lo debido, por lo que era común que termináramos con tremenda fiesta y sin acabar lo que estábamos haciendo.
En una de estas noches de trabajo/fiesta tuve mi primera experiencia con el tipo de hombre que comúnmente conocemos como Oso.
Todo comenzó un jueves por la noche, mientras trabajábamos en casa de mi amiga, uno a uno mis compañeros involuntariamente se fueron quedando dormidos hasta que solo yo me encontraba haciendo el trabajo. Me mantuve así durante aproximadamente una hora hasta que escuche a alguien bajar por las escaleras.
Al levantar la vista para ver quien bajaba lo vi, el padre de mi amiga. Un señor de unos 45 años, 1.90 de estatura, unos 100kg de puro musculo y pelo solo cubiertos por una playera blanca de tirantes y un pijama negro.
Observe discretamente a cada paso que daba mientras bajaba uno a uno los escalones. Recuerdo su barba y bigote que cubrían casi la mitad de su cara, una barba negra y espesa que le daba un aspecto bastante regio a su rostro al mismo tiempo que resaltaba sus ojos extremadamente oscuros. Sus amplios hombros claros, sus enormes brazos torneados por años de ejercicio, sus piernas que se marcaban debajo de esos delgados pijamas oscuros, pero sobre todo su descomunal pecho peludo que asomaba por sobre su playera, recuerdo esos pelos color café saliendo debajo de su playera hasta llegar a su cuello, casi haciéndose uno con la barba. Por un momento me perdí ante semejante espectáculo. Anteriormente me había sentido atraído por hombres de aspecto varonil, pero nunca me había topado con uno de este tipo, varonil a mas no poder, enorme, peludo.
Poco a poco termino de bajar los escalones, me miro, miro alrededor y me sonrió de una manera tal que al instante sentí una erección dentro de mi pantalón, perdí la noción del tiempo hasta que el hablo.
-Que cabrones, se duermen y te dejan terminar solo.
Como respuesta solo sonreí. Debió ser una risa bastante tonta ya que me correspondió de la misma manera. Siguió su camino, paso al lado mío y entro a la cocina. Me puse a pensar en lo que acababa de suceder, lo que había visto, lo que había sentido, la erección que me había provocado, comencé a sentir unas inmensas ganas de acariciarlo, sentir su cuerpo musculoso en mis dedos, la silueta de sus enormes brazos, sus enormes piernas y su enorme pecho, sentir uno a uno esos pelos que cubrían casi por completo su pecho, sentir su barba y de pronto me di cuenta que de nuevo tenía una erección demasiado notable, así que trate de acomodarlo para que no fuera tan obvio y justo cuando lo estaba haciendo escuche nuevamente su voz desde la cocina.
-No quieres un trago, tomate uno conmigo. Todos están dormidos, también date tu tiempo.
-Claro, solo déjeme terminar este párrafo.
Fue lo único que se me ocurrió contestar para hacer tiempo y tratar de disimular mi erección. Pasaron unos minutos que para mí fueron eternos hasta que logre que mi pene no se notara tanto a través del pantalón, sin embargo aún se alcanzaba a ver un bulto en mi entrepierna.
Entre a la cocina y ahí estaba, recargado de una de las mesas y con cerveza en mano, cual escena de película porno, lo que me hizo sentir nuevamente ese cosquilleo dentro de mi pantalón, por lo que enseguida busque un banco en el cual sentarme para que no lo notara, ya era demasiado tarde cuando me senté, se había dado cuenta de lo que me traía en la entrepierna, miró mi pantalón, alzó la vista, me miro a los ojos y al mismo tiempo que se llevaba su mano a la entrepierna y sonreía dijo.
-No te preocupes, a todos nos pasa.
A eso no supe que contestar, a esa sonrisa a la que no podía resistirme. Una vez más solo sonreí y sentí como me fui poniendo rojo, el papá de mi amiga me había visto como lo miraba y que eso me había provocado una erección. El solo sonrió al ver tal espectáculo sin apartar su mano de la entrepierna.
-Ven, tomate una conmigo.
Tomo una lata y me hizo un gesto para que me acercara a tomarla, dude en levantarme debido a la enorme erección que tenía.
-No importa, ven, a mí también me ha pasado.
Me puse de píe y me acerque a él para tomar la lata, sonrió, extendió su mano con un movimiento rápido para sujetar la mía y la llevó a su entrepierna.
-Ya vez, a todos nos pasa.
Tras unos segundos de incertidumbre me di cuenta de la situación, él también se había excitado al verme tratar de disimular mi erección. A pesar de no tener una erección completa, sentía como su bulto palpitaba en mi mano, así que tomé valor y lo apreté con suavidad una y otra vez, sintiendo poco a poco como su ya grande bulto se convertía en uno enorme.
-¿Te gusta? Pregunto.
-Sí, mucho
Llevo su mano a mi entrepierna y comenzó a dar pequeños apretones tal y como yo lo hacía.
-Ya veo que si te gusta y sé que te va a gustar más.
Aparto su mano de mi entrepierna y la puso detrás de mi cuello, dio un pequeño tirón hacia abajo en señal para que me agachara, fui bajando poco a poco hasta estar a la altura de su enorme bulto, con suavidad empujo mi cabeza contra él y a través del pijama comenzó a restregármelo, podía sentir la forma de su pene en mi cara, sus testículos, su pulso. Mira hacia arriba y sonrió una vez más, me tomo del brazo y me levanto lentamente.
-Vamos a mi cuarto. Dijo.
Lo seguí por las escaleras y por el pasillo hasta llegar a su cuarto, abrió la puerta, me hizo pasar y tras el cerro la puerta muy despacio para evitar despertar a alguien.
-Ahora sí, solo tú y yo. Tranquilo, yo me encargare de que te guste.
Tras esas palabras se acercó a mí, me tomo por la cintura hacia él y me beso. Al sentir sus labios contra los míos entendí la frase “Fuegos artificiales”, el sabor de la cerveza, su perfume, su sabor. Una sensación que no había experimentado nunca antes recorrió todo mi cuerpo, hasta llegar a mi pene. Poco a poco comenzó a morder mis labios, a introducir lentamente su lengua en mi boca, sentía su deliciosa humedad frotando contra mi lengua, sentía su barba y bigote alrededor de mi boca, sentía como su bulto palpitaba descontroladamente contra el mío. Lentamente fue bajando hasta mi cuello y en cada movimiento podía sentir cada pelo de su cara raspando la mía, me beso, froto su barba en mi cuello, se alejó un poco, me besó una vez más y sonrió.
Yo no quería que terminara, que se alejara, así que lo tome por el cuello de su camisa y comencé a desabotonarlo lentamente, mientras lo hacía cada vez más pelos de su pecho asomaban a través de ella, al parecer no fui lo suficientemente rápido ya que el termino rompiendo los últimos botones de su camisa de un jalón que me dejo ver ese esplendido pecho que tanto me había excitado. Me acerque a él y comencé a besarlo como nunca lo había hecho antes, en mis besos había ansiedad, lujuria y muchísimo morbo, bese su cuello mientras frotaba mis manos en su enorme pecho peludo, baje lentamente hasta llegar a sus pezones que comencé a lamer de forma sutil, poco a poco fui aumentando la intensidad de hasta que casi se los arrancaba con mis labios y el dejo escapar un sonido de placer, parecido al bufido de un toro, que se repitió una y otra vez cada que mordía con fuerza sus pezones. Continúe mamándole los pezones mientras deslizaba mi mano por su abdomen y bajaba hasta llegar a la hebilla de su cinturón, el cual fui desabrochando lentamente hasta poder meter mi mano dentro de su pantalón y sentir su enorme bulto debajo del bóxer, en ese momento termino de quitarse la camisa, bajo sus pantalones y saco su enorme verga del bóxer, anteriormente me había percatado del gran bulto de este oso, sin embargo lo que estaba frente a mis ojos era descomunal, unos 22cm de pura verga gruesa sin circuncidar, una cabeza de panque enorme que sobresalía roja y deseosa por sacar toda la leche de los enormes testículos que colgaban de ella, al verla no pude evitar la necesidad de hincarme y comenzar a mamarla como si fuera la primera y última vez.
Me hinque frente a tremenda verga, puse mi dedo pulgar sobre la punta y comencé a esparcir su delicioso néctar preseminal que asomaba de esta, lentamente deslice mi mano hasta el tronco he inicie el vaivén hasta su enorme cabeza que cada vez que lo deslizaba, esta se dejaba ver en todo su esplendor, enorme, cada vez más grande, roja y no paraba de lubricar. No resistí más y cedi ante mis deseos, me abalancé sobre ella dejándola entrar de una sola vez en mi boca hasta que me ocasiono arcadas, podía sentir como se hinchaba en mi boca con cada pulso, podía sentir el sabor del líquido preseminal que emanaba de tan jugosa verga, podía oir al este enorme oso bufar una y otra vez como toro en celo.
-Continua, no te detengas, no pares, me encanta, me vas a hacer terminar en tu boca.
Continúe mamando con todas mis fuerzas, recorriéndola centímetro a centímetro con mi lengua, su enorme cabeza, su enorme tronco y sus enormes testículos, todo en él era enorme.
-Detente, voy a terminar, espera.
No hice caso a lo que me decía, seguí mamando una y otra vez, todas mis fuerzas estaban puestas en esas mamadas, acelere el ritmo sin detenerme, cada vez lubricaba más y podía sentir ese delicioso sabor en mi boca. De pronto comenzó bufar sin control, gemía y bufaba al mismo tiempo, coloco sus manos detrás de mi cuello y comenzó a embestir su verga hasta mi garganta, me asfixiaba su enorme cabeza que con fuerza entraba hasta mi garganta provocando arcadas incontrolables y de alguna manera deliciosas, sus bufidos eran cada vez más fuertes al igual que sus envestidas, su verga entraba y salía de mi boca con tremenda velocidad y fuerza.
Los bufidos se convirtieron en gemidos roncos como rugidos, podía escuchar su respiración y el pulso en su verga incontrolables, de pronto, se puso tenso, soltó un rugido de placer y sentí los chorros de leche golpeando mi garganta, presionaba su enorme cabeza contra mi garganta y hacia inevitable tragarme su leche que salía a chorros, cuando no aguante más retrocedí un poco sin sacar su lechosa verga de mi boca que continuaba disparando leche a mas no poder, lleno mi boca completamente esta que comenzó a escurrir por las comisuras, saco su verga de mi boca y continuo viniéndose en mi cara, en unos segundos una mascarilla de leche cubría gran parte de mi cara, deliciosa leche caliente recién salida de este enorme oso que tenía enfrente.
Mire hacia arriba y ahí estaba una vez más, esa sonrisa que me mataba una y otra vez, sin embargo esta vez estaba acompañada de una cara de placer indescriptible. Me levante y con la cara llena de su leche comencé a besarlo, nos besamos intensamente, mordía mis labios, me raspaba la cara con su barba, me presionaba contra él, después de unos minutos se alejó un poco.
-Es tu turno…
Hasta aquí les cuento de mi primera vez con este oso, aún continúa pero lo dejo para la próxima.
Saludos.
DeanC
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