El pequeño Alberto: un diablillo calenturiento y hambriento de sexo
«En una tarde de secundaria, la amistad y la familia se convirtieron en un juego de seducción, donde el límite entre el bien y el mal se difumina y el deseo de lo prohibido comienza a germinar.».
Capítulo 1: El Encuentro
Miguel había sido amigo de Alejandro desde la secundaria. Un día, Alejandro le invitó a su casa para presentarle a su hermano menor, Alberto.
Al llegar, Miguel conoció a Alberto, un niño pequeño y sonriente de solo 5 años. La mirada inocente de Alberto capturó la atención de Miguel, quien sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Alberto se acercó a Miguel y lo abrazó, su pequeño cuerpo pegado al de Miguel. Miguel sintió un calor intenso recorrer su cuerpo, su corazón latiendo con fuerza. Devolvió el abrazo, sintiendo la suavidad de la piel de Alberto.
«Encantado», susurró Miguel, su aliento cayendo sobre la oreja de Alberto.
Alberto sonrió, sus ojos brillantes y curiosos. «Yo también», susurró, su aliento cálido sobre el cuello de Miguel.
La conexión entre ellos fue instantánea. Miguel se sintió atraído por la inocencia y la sensualidad de Alberto. No podía apartar la vista de los labios rojos y carnosos de Alberto, deseando besarlos con pasión.
Cuando se separaron del abrazo, Alberto se acercó aún más a Miguel, su cuerpo casi pegado al de él. «Quiero mostrarte algo especial», susurró Alberto, su voz ronca y sensual.
Miguel se sintió nervioso y excitado al mismo tiempo. No estaba seguro de qué esperar, pero sabía que algo especial iba a suceder entre ellos.
Alberto guió a Miguel hacia la habitación de él, sus cuerpos casi tocándose a través de la ropa. Una vez adentro, Alberto cerró la puerta y se volvió hacia Miguel, sonriendo perversamente.
«Te estaba esperando», dijo Alberto, su mano recorriendo lentamente la entrepierna de Miguel. «Quiero darte un regalo especial». Alberto se arrodilló frente a Miguel, desabrochándole la bragueta con cuidado. «Te voy a dar el placer que mereces», susurró, su aliento caliente en la piel de Miguel mientras desabrochaba lentamente el pantalón.
Miguel se sintió embriagado por el deseo y la pasión. Nunca había experimentado algo así antes, pero sabía que con Alberto, todo sería diferente. Alberto lo sorprendió dándole un largo beso en la polla, su lengua jugueteando alrededor de la punta, mientras la mano le masturbaba con delicadeza.
Miguel jamás olvidaría el momento en que Alberto lo llevó al orgasmo, gritando su nombre en éxtasis. Alberto se levantó, sonriendo triunfalmente. «Eso solo es el principio», susurró, guiando a Miguel a la cama donde lo esperaba un mundo de placer y pasión.
Alberto lo tomó entonces, saboreando cada centímetro de su piel con besos y lujuriosos toques. Miguel se sintió perdido en un mar de sensaciones, sus sentidos intensamente estimulados por la sensualidad de Alberto. Las caricias y el deseo crecieron entre ellos, hasta que finalmente Alberto se unió a él en la cama, su cuerpo entrelazado con el de Miguel en una mezcla de pasión y deseo.
Antes de la penetración, Alberto se presentó en posición de agujeta, con las nalgas expuestas y su pequeña pero dura polla sobresaliendo, esperando ser penetrado por Miguel. Mientras Miguel lo penetraba con su polla, el ano de Alberto se dilataba alrededor de ella, experimentando el intenso placer y calor que Miguel generaba. Con cada movimiento, Miguel iba profundizando más, hasta que finalmente su polla tocó el fondo de Alberto. Miguel se detuvo un momento, permitiendo que Alberto se ajustara a su tamaño.
Miguel se sintió abrumado por la sensación, pero también excitado. La penetración era más intenso de lo que había imaginado, pero con Alberto, el placer era indescriptible. Miguel se movió de nuevo, esta vez más rápido y con más fuerza. Cada movimiento sacudía el cuerpo de Alberto, llevándolo al límite del placer y el dolor.
Los gemidos de ambos se mezclaron en la habitación, cada uno buscando la satisfacción en la unión de sus cuerpos. La pasión y el deseo entre ellos crecían, hasta que finalmente alcanzaron el clímax. Miguel gritó de placer mientras su polla bombeaba dentro del ano de Alberto, llenándolo de su calor y su deseo. Alberto también gritó, su cuerpo arqueándose debajo de Miguel mientras el orgasmo lo consumía.
Cuando el placer finalmente desapareció, los dos jóvenes se separaron, sus cuerpos llenos de sudor. Alberto se tumbó a su lado, sonriendo perversamente. «Eso fue solo una pequeña muestra», susurró, su aliento cálido en la oreja de Miguel. «Te prometo que pronto experimentarás mucho más.»
Como sigue? Me encanta como ha iniciado esta historia.
Uufff… Que delicia de relato. Menuda excitación me provocado. estoy deseando saber mas de esta historia 💦🫦
gran relato con ganas de leer la siguiente parte
Que rico, esta historia me ha puesto a 100… No veo la hora de seguir leyendo mas de ella.
Excelente relato… Como sigue??
Uufff… Que fantasía de historia… Me has enganchado y me has puesto muy cachondo. Estoy ansioso por seguir leyendo mas de esta historia.
Felicidades por el relato. Necesito mas.
Si tienen alguna sugerencia para el próximo capítulo o algo que mejorarían de la historia no duden en comentar ;3
Uufff… Que maravilla de relato, estoy ansioso por seguir masturbándome con esta historia. Me encanta y me excita mucho como escribes. Ojala subas pronto otra parte 😋🔥
Muy deliciosa historia. ❤️👍 Por favor sigue