EL PEQUEÑO JOEL 3
El hombre se despidió de la mamá, cargó al niño en uno de sus brazos y regresó a su departamento, y al cerrar la puerta, se acomodó la verga que se le había puesto durísima solo de pensar en lo que estaba a punto de hacer….
Ese día Alan salió a comprar unas cervezas y para su sorpresa, se encontró en la tienda a Patricia, la mamá de Joelito. Se saludaron y Alan la notó un poco estresada por lo que le preguntó:
-Alan: Cómo le va vecina?
-Patricia: Bien vecino, pero tengo un hijo de 4 años que es muy travieso y a veces no me alcanza el tiempo para cuidar que no haga travesuras, es difícil a veces tener paciencia con niños de esa edad
– Alan: Entiendo, ha pensado en buscar una niñera?
-Patricia: Sí, he buscado, pero piden mucho dinero, entre otras cosas más…
-Alan: Mmm, me gustaría poder ayudarla, la noto muy estresada
-Patricia: Gracias! si aceptara los $10 diarios que puedo pagar, con gusto le dejaría que cuide de él
-Alan: Yo vivo solo, tengo tiempo, un dinerito extra no me caería nada mal
-Patricia: De verdad! no sabe cuánto me ayudaría cuidando a ese pequeño travieso! conmigo se porta insoportable, pero con otras personas si se porta bien
-Alan: Entiendo
-Patricia: Si quiere puede empezar hoy mismo! lo que pasa es que tengo visitas y necesito que alguien, de ser posible se lo lleve a su casa hoy mismo, unos chicos que son hijos de otros vecinos tenían que venir a llevarlo, pero no sé porqué no habrán llegado
-Alan: Está bien, si quiere puedo llevarlo a mi departamento y más tarde usted viene a recogerlo
-Patricia: Sí, si! perfecto! ya lo llamo pero mejor usted mismo me lo trae, hasta las 8pm está bien?
-Alan: Sí vecina, está bien, como le dije un dinerito extra no me vendría nada mal
-Patricia: Gracias! no sabe cuánto se lo agradezco!
La forma en la que la mujer se refería de su pequeño hijo, hizo que Alan se de cuenta que a ella no le gustaba ser mamá. No sabía cuál sería la razón, pero eso a él no le importaba. Al fin tenía la oportunidad de estar junto a su pequeño vecinito. El hombre había pensado en acercarse al niño de otra forma, pero se le presentó una mejor oportunidad. Al llegar a la casa de Patricia, ambos adultos intercambiaron sus números telefónicos y ahí estaba Joelito. Alan notó que el pequeñito tenía problemas para caminar, seguramente por lo que tuvo que aguantar la noche anterior. El niño lo saludó y la madre le dió el dinero y algunas instrucciones. El hombre se despidió de Patricia, cargó al niño en uno de sus brazos y con las cervezas en su otra mano, regresó a su departamento. Y al cerrar la puerta, Alan se acomodó la verga que se le había puesto durísima solo de pensar en lo que estaba a punto de hacer.
El pequeño y hermoso niñito de 4 años se dió cuenta del enorme bulto que se le marcaba entre las piernas a aquel musculoso hombre y no dejaba de ver su entrepierna, pero estaba muy calladito, por lo que el adulto le preguntó:
-Alan: Cómo estás pequeño?
-Joel: Bien (mintió)
-Alan: En serio! no te duele el culito?
-Joel: Eh… qué dijo..?
-Alan: Lo que oíste putito, anda! puedes decírmelo con confianza
-Joel: Mmm si, si me duele
-Alan: Y cómo no te va a doler si ayer te dieron verga 4 machos! y uno de ellos era un adulto, y negro!
-Joel: Cómo sabe eso señor?
-Alan: Yo lo vi todo, te he estado espiando a ti y a tus amiguitos, sé que te gusta la verga y te escuché gritar como perrita, pero no sé porqué ya no les dejaste entrar a tu casa a los chicos, ya no quieres que jueguen contigo?
-Joel: No, ya no! ese señor me hizo sentir mucho dolor!
-Alan: Tranquilo chiquito, ya se te pasará, aunque no será hoy porque no sabes las ganas que tengo de partirte el culo!
El hombre se agachó abrazó al pequeño niño y le dió un beso en la boca apasionadamente, luego empezó a pasar su dedo del medio por encima de su pantaloncito, justo entre sus ricas y tiernas nalguitas, y Joelito aunque estaba nervioso, se dejaba manosear por esas grandes manos.
El deseo de poseer a ese pequeño niño tenían al adulto fuera de sí y Joelito tenía su culito muy sensible, ya no quería que nadie lo toque ni lo vuelva a penetrar, al menos no por el momento. Pero Alan le parecía muy atractivo y lo que sí quería el pequeño putito era mamarle su gran verga. Así que con sus pequeñas manitos, empezó a tocar el enorme bulto del adulto. Alan al ver su acción, le comenzó a meter los dedos y el niñito se quejaba mucho pero se dejaba meter esos gruesos dedos en su culito y apretaba con sus manitos la durísima verga que quería probar.
Alan no aguantó más y se bajó el pantalón junto con su bóxer, liberando sus 21cm y Joelito se sorprendió al ver semejante verga, pero muy sumiso hizo lo que el adulto le ordenó:
-Alan: Abre la boca!
-Joel: Ahh
-Alan: Uuuy! qué rico! te gusta?
-Joel: Mmm sí, me gusta mucho!
-Alan: Qué putito eres! cómetela toda!
El pequeño niño disfrutaba lamiendo y chupando la verga de aquel hombre adulto. Se tragó todo el líquido preseminal e intentaba comérsela por completo. Con sus manos, Alan lo agarró de la cabeza y empujando su cintura, logró meter unos centímetros más en la tierna gargantita del niño al cual le empezó a salir lágrimas, pero no desistía en su afán de meterse hasta el fondo esa grande y dura verga. La rica sensación que sentía Alan hacía que se muerda los labios de placer, y empujando con más fuerza, logró meterle casi por completo sus 21cm en la boca.
Joelito no pudo aguantar más y trató de liberarse, pero las fuertes manos del hombre lo obligaron a seguir aguantándole la verga.
Así pasaron unos minutos y luego el adulto hizo que el pequeño se ponga encima del sillón en posición de perrito, se agachó detrás de él y le comenzó a chupar todo el culito. El chiquito gemía y gemía de placer y el hombre a la vez también le metía dos de sus grandes dedos, hasta que sin avisarle, intentó meterle la verga, y al estar ya dilatado, aquel tierno esfínter cedió el paso a aquel durísimo pene. Los ojitos y la boquita del pequeño niño se le abrieron al máximo e inmediatamente al pobrecito se le aceleró el corazón, comenzó a desesperarse y le empezó a rogar al intimidante adulto que lo suelte:
-Joel: Aaaaaaah! nooo! por favor! me dueele!
-Alan: Sshh! cállate!! (empujando más su cintura)
-Joel: Noooooo! aaaaaaaau! aaaaaaaay! aaaaaaaah! (intentando con todas sus fuerzas liberarse)
-Alan: Queé rico! aguanta putito! aguanta!
-Joel: Es muy graande! noooooooo!
El estrecho y suave culito del niñito hacía que Alan sienta un riquísimo placer que jamás había sentido en su vida. Y a pesar de los gritos y los desesperados esfuerzos del pequeño por liberarse, el hombre no pensaba en nada más que en satisfacer sus sexuales deseos, y quería meterle toda la verga por completo, por lo que lo agarró con su fuerte mano derecha de su pequeño cuello y con su otra mano lo agarró fuertemente de la cintura, y sin compasión, siguió empujando más y más su durísima verga, y entonces los gritos del pequeñito se hicieron más fuertes:
Joel: aaaaaaaaaah!! aaaaaaaaaaaah!!
-Alan: No grites!! si bien que te gusta la verga!
-Joel: Si! pero me dueeele!! aaaaaaaaaau!!
-Alan: Si ayer le aguantarte a ese negro, también puedes aguantarme a mí! (tapándole la boca)
-Joel: Nooooh!! ammmmm!! mmmmm!!
La forma en la que el hombre se estaba cogiendo a ese pequeño niño se volvía cada vez más salvaje. El frágil y delgadito nene no aguantaba más y mucho menos, no disfrutaba para nada. Alan le metía sus 21cm completitos pero por fortuna, después de unos pocos minutos, el hombre eyaculó y le llenó de leche todo su culito. Y al sacarle la verga, Alan vio lo abierto y rojo que le había quedado el culito, y enseguida el pequeño quiso ir al baño.
Luego ambos se bañaron y Joelito no pronunciaba ni una sola palabra, estaba enojado. Pero eso cambió luego de que Alan le dijera que le iba a comprar todos los dulces y juguetes que él quisiera.
Después al caer la noche y a la hora indicada, Alan llevó al pequeño de regreso a su casa, pero su mamá no se encontraba y tampoco respondía por teléfono. Así que al cabo de unas horas, se dieron cuenta que tendrían que dormir juntos esa noche.
Continuará…
comop sigue