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Gays, Incestos en Familia, Sexo con Madur@s

EL PEQUEÑO SEDUCTOR DE HOMBRES CASADOS (3.5) FER Y SU PAPI FERCHO, TERMINAN COGIENDO

Es un breve parentesis ahora descubramos como le quitan su virginidad a Fer por su Papi.
Recuerden que pueden escribirme a mi Instagram por DM (ichigo94003) o Twitter o X (@3845Ichigo) dejar sus sugerencias, porque no sus historias, vivencias o fantasías, aquí estoy para contarlo yo soy su escritor para plasmar sus historias o lo que se les ocurra, hasta la próxima… Y espero pronto sus historias o Ideas…

Antes que nada, las historias que estaré subiendo son adaptaciones de otras historias que he leído, pero cambiándole o agregando más texto a los relatos. Igual quiero que los autores no se lo tomen a mal solo quiero darle otra adaptación y esto lo hago por motivación de los relatos de estos autores y no quiero ofenderlos, solo quiero que estos relatos lo tomen como agradecimiento de su trabajo y para inspirar a otros. Gracias.

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Esta historia será contada por Fer y su Papi Fercho.

Fernando mejor conocido como Fer: es un niño delgado, con un culito redondo y firme como le gusta a su papi, tiene 9 años, mide 1.45 cm, morenito como su papi.

Fernando mejor conocido como Papi Fercho: es un señor con 50 años, mide 1.89, con cuerpo musculoso porque le gustaba hacer ejercicio mientras pudiera, con un cuerpo grande, moreno y nalgón, además tenía una verga de 25 cm venuda y unos huevos grandotes.

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Después de lo sucedido con Matías Fer sé quedo pensando lo que paso con su papá y su amigo, no podía creer que era cierto lo que le había contado sobre que ya había estado con un hombre adulto, el cual fue Damián la ex pareja de su mamá. Ahora con lo que había visto entre Matías y su Papi Fercho, ya podía terminarle de creer con lo que le conto.

Otra cosa que dejo intrigado a Fer es como su amigo pudo seducir a su Papi, aunque también quería hacer lo mismo con su papá, pero le da miedo tener que meter esos 23 cm a su boca o su culito, le da pánico que lo lastimara, pero igual pensaba que si su amigo podía hacerlo él también debería de poder probar la verga de su papi para poder jugar con ella todo el tiempo que había perdido, sí también él quería ser un putito, pero solo con su papi, para que ya no buscara a su amigo Matías.

Lo que Fer sabía es que Matías siguió viendo a su papi Fercho en más momentos u oportunidades que tenían cuando estaba en casa, además él se moría de celos y envidia hacia Matías porque él podía tener a su papi, él también quería que su papi lo tomara en lugar de su amigo, así que ideo una forma para comenzar a seducir a su papi y que comenzara a olvidar a su amigo.

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Aquí comienza su historia de Padre e Hijo

 

Ahora con la idea en mente de estar con su papá comenzó a idear una manera en la que podría estar con él, pero no se le venía a la mente nada para hacerlo o que su papi aceptara estar con él.

Uno de los tantos días que se quedaban solos como siempre por la razón de que su mamá tenía que ir al trabajo, como recordaran su mamá es enfermera por lo que trabajaba de noche mientras que su padre era Doctor de urgencias, pero él tenía el turno en la mañana, para así poder pasar tiempo con su hijo además para no dejarlo solo y poder ayudarle con lo que necesitara.

Durante los días que pasaban Fer no buscaba la forma en la que podría estar con su papi como lo estuvo Matías, él quería tener esa verga que le dio la vida en su boca y culito.

Una tarde en casa mientras su padre andaba en el despacho a Fer se le cruzo la idea de poder probar algo para intentar probar a su papi si se pudiera interesar o por lo menos tenía una oportunidad, así que se atrevió hacer lo mismo que su amigo.

Toco la puerta del despacho y le contestaron….

P: Adelante…….

F: Hola Papi, quería saber que estás haciendo.

Fercho para ese momento no había levantado la mirada seguía revisando unos papeles del hospital así que andaba concentrado en ello, que no se había dado cuenta como estaba vestido su hijo. Fue entonces que su papi levanto la mirada y lo vio para su sorpresa se quedó sin palabras.

P: ¿Qué haces hijo? Que necesitas…. Dijo disimulado por la impresión.

F: Es que ando aburrido, ya me cansé de jugar videojuegos y pues quería venir a platicar contigo, como siempre te la pasas aquí…. Dijo de forma inocente, pero se dio cuenta que su papi si le gusto la sorpresa que le tuvo.

P: Bueno si me esperas un momento ahora estoy contigo solo termino esto y quedo libre……. Sin quitarle la vista de su hijo.

Fercho estaba impresionado por la increíble y deliciosa vista que tenía delante de él, su pequeño estaba vestido nada más que una playera de héroes ceñida al cuerpo y sus calzoncitos, él tenía unas piernas muy grandes para su edad cierto que era delgado por la parte de arriba, pero la parte de abajo era otra cosa tenía un culito bien paradito como de niña y unas nalgas bien firmes y duritas como a él le gustaban. Pero estaba reaccionando a la vista que tenía con pensamientos lujuriosos hacia su hijo.

Fercho sabía que eso no estaba bien por estar deseando a su hijo, pero dime tener un niño así delante de él era un pecado, más que su amigo había sacado su lado animal no tenía semanas atrás por lo que ya casi no le importaba lo que quería hacerle a su hijo en ese momento, pero a una pequeña parte de sentido común pudo tranquilizarse y olvidar eso malos pensamientos hacia su pequeño.

Todos estos pensamientos se deben a lo que estaba haciendo o hizo con Matías ese pequeño niño lujurioso era un putito y una zorrita como nadie que hubiera conocido, él lo había dejado mal con todo esos deseos sexuales, carnales y lujuriosos, que ahora quería hacérselos a su propio hijo tanto que quería sacar estas ganas que venía trayendo parecía un adolescente, pero ya había probado lo rico que era, tal vez no tardaría mucho en caer por su hijo.

F: Esta bien papi…. Mientras pensaba en que decir o hacer.

P: Mientras cuéntame que hiciste en todo el día…. No quería verlo además que seguía con los papeles a terminar

F: Bueno hoy fui a la escuela atendí a lo que me decían, también hice mis tareas y jugué mucho en el receso me la pasé con Matías como siempre. Después vine a la casa y me pasé la tarde jugando, no te preocupes ya hice mis deberes.

P: Que bueno hijo así me gusta que seas responsable.

F: Así es papi no seré tan inteligente como Matías, pero lo soy. Cuando su papi escucho el nombre de Matías como que reacciono a eso.

P: Por cierto, hoy no vino tu amigo Matías, esta todo bien con el……. Solo quería seguir la conversación, pero a su vez quería saber porque no había estado viniendo.

F: Si estos días no ha venido, me parece que está ocupado ayudando en el taller mecánico de su abuelo por eso no ha estado viniendo…. Vio en la cara de su papi como de decepción, él ya se imaginaba porque estaba así, pero lo que no sabía es que aquí tenía con quien jugar.

P: Ohhh comprendo…. Ya acabé ahora si soy todo tuyo bebé.

F: Bueno quería hacerte una pregunta…. Sonriendo con malicia sin que lo viera su papi.

P: Si dime, sabes que puedes confiar en mí y puedes preguntar lo que sea.

F: Es que en la clase de ciencias naturales estamos viendo reproducción y aparatos sexuales. Entonces nos pidieron preguntar sobre ello o investigar, pero tú eres Doctor así que será más fácil. ¿Me podrías explicar sobre ello?

P: Claro bebé………. Le comenzó a explicar a su hijo sobre ello, cuando llego a la hora de explicar sobre el pene se puso caliente y duro, más por estar explicándole a su hijo e imaginándose como él podría chuparle la verga, Fercho tenía pensamientos sexuales de su verga y su hijo en ella.

F: Papi una pregunta yo voy a tener mi pene como el tuyo…… Pregunto inocentemente

P: Que preguntas hijo…. Quien te dijo eso……

F: Me lo dijo Matías sabes que el lee mucho y me dijo que los hijos heredamos el tamaño del pene del papá, aunque él se refirió a este como verga.

P: Ya me imaginaba y si hijo es una forma de decirle al pene, pero es un insulto muy fuerte solo me lo puedes decir a mí que soy tu padre……. En su mente se pregunta que tantas cosas le había dicho Matías a su hijito.

F: Claro papi solo contigo lo diré, entonces tendré tú mismo tamaño

P: Esperemos que siiiiii hijito…. Tienes algo más que preguntar.

F: Una última pregunta entre padre e hijo, ¿será que me podrías enseñar tu verga papi?.. Su carita de inocencia lo hacía ver que no tenía malicia sin embargo este era su plan desde el inicio.

P: Que dices bebé, eso está mal como haría algo así eso no está bien aparte que estas pequeño, además si alguien se entera puedo ir a la cárcel.

Para ese momento Fercho ya estaba muy caliente, además la carita inocente que tenía su hijito y la forma de preguntar lo estaba haciendo perder el poco sentido común que tenía, se imaginaba a su hijo con su verga en sus manos mientras lo masturbaba y chupaba su helado de carne dura. Ya no podía seguir pensando bien no quería terminar haciendo algo que podría arrepentirse, aunque para el si quería hacerle muchas cosas depravadas a su hijito.

F: Es que Matías me conto que él ya se lo vio a su papá y me dijo que lo tiene grande, el piensa que así la va a tener también, entonces a mí me entro la duda de como lo tenías tú.

P: Bueno hijo solo te puedo decir que tengo buen tamaño y tal vez tú lo puedas tener así, eso si no te lo mostrare porque no estaría bien hacerlo… Espero que con eso estes bien… Debajo de la mesa se estaba tocando su verga la cual ya estaba lubricando demasiado por toda esta conversación tan inocente y caliente a la vez que su hijito le hizo tener.

F: Esta bien papi entiendo, aunque espero algún día poder verte tu verga para saber si así estaré… Dijo inocente, aunque lo que no sabía es que lo descubriría muy pronto y tendría la verga de su padre dentro de su boquita y culito.

Fer se fue del despacho estaba contento porque cumplió su cometido de comprobar si su papi se pondría caliente con la conversación y pudo comprobar que así fue. Antes de salir del despacho se acercó a su papi para darle un beso para despedirse y sin que se diera cuenta el vio ese enorme bulto grande en su pantalón de pijama, también pudo notar que no llevaba nada debajo del pants porque se le marcaba mucho lo grande de la verga de su papi, vio que tenía una mancha húmeda sobre el pantalón eso le hizo pensar que su papi estaba lubricando con solo una plática inocente que tuvieron. su plan ya está puesto en marcha ahora era dar el siguiente paso.

Días después de la plática que tuvieron en el despacho una noche como siempre en la que se quedaban a solas con su padre. Ambos veían la televisión juntos, disfrutando de pizza y él de varios tragos, hoy su papi no tenía trabajo que revisar así que estábamos disfrutando de una noche juntos; pues sin mamá en casa ambos podías hacer lo que nos gusta, una de las cosas que más nos gusta era quedarnos hasta tarde viendo películas de acción, suspenso o algo que fuera interesante.

Papá estaba sentado en el largo sillón de la sala, con sus piernas abiertas y usando sólo el pants de pijama se le notaba el enorme bulto que no traía nada debajo de él, no llevaba nada en la parte de arriba como a él le gustaba siempre, solo en casa le gustaba estar así; yo estaba maravillado de verlo sin camisa más que me gustaba tocar su cuerpo todo duro.

En cambio, yo llevaba puesto uno de mis ceñidos bóxer color blanco y como el sin nada en la parte de encima; yo estaba recostado sobre el sofá con la cabeza apoyada en una de sus grandes y fuertes piernas que me servía de almohada. Todo esto de forma inocente no sin antes de imaginarme como seria chuparle la verga de mi papi así.

Cuando sentí que mi peso le comenzaba a incomodar, cambié de posición y me incorporé un poco para terminar recostándome contra su torso, justo debajo de su brazo estirado por todo el respaldar del sillón; pude sentir el intenso olor que despedía, ese característico aroma a traspiración masculina de todo un día de trabajo para ese momento todavía no nos habíamos duchado. Desde niño asociaba ese fuerte olor con el sentirme seguro y protegido por él; pero esa noche fue diferente y esa esencia de hombre que mi padre expedía por el sudor de todo el día combinado con desodorante además de su cálido cuerpo, me causó excitación. Y sin darme cuenta estaba olfateándolo más.

P: ¿Qué pasa, hijo? ¿Apesto mucho? —Me preguntó de forma inocente al darse cuenta de que yo parecía casi tener toda mi carita metida en su axila. Mi padre era una persona que no tenía vellos, así que en su axila no tenía nada y eso me encantaba su olor me tenía en trance.

F: ¿Huh?! Eh…no, no es eso papi… —Le respondí poniéndome nervioso rápidamente, sobre todo porque podía sentir mi verguita erecta bajo mi ajustado bóxer.

F: Hueles rico…digo… ¡Que…qué no apestas feo! …. rápidamente le dije… ¡Bueno, me voy a la cama!… Me puso tan nervioso que no se me ocurrió otra cosa para salir de allí, todavía no era el momento de dar el siguiente paso.

Además, no me imaginaba que en ese momento se me podría dura con solo el olor de papi no estaba preparado para ese momento, no tome en cuenta que estaba muy caliente y estar cerca de papi de esa forma me hacía ponerme tan excitado para ese entonces pensé que lo mejor era irme a mi cuarto.

P: ¿Pero si la película aún no acaba y todavía es temprano? —Y él extrañado se volteó para poderme ver directo a los ojos- ¿Seguro que está todo bien, hijo?

En ese momento me preguntaba que le pasaba a mi hijo si se me hizo extraño que me oliera la axila, pero nunca pensé que era por algo malo o por gusto, además no imaginaba que mi hijo tendría ganas de coger conmigo, ya había olvidado lo que había pasado hace días, pero si tenía momentos en se me ponía dura por pensar en mi hijito y que le podría hacer con todo el tiempo que tenemos solos.

F: ¡Si, sí, claro! Es sólo que…eh…me dio sueño. Buenas noches, papi… —Le dije balbuceando y simplemente me levanté y me marché prácticamente huyendo de mi padre, sin mirar atrás para no ver su rostro confundido por mi actitud, ni para qué él notara mi erección. No era el momento de continuar con el plan todavía tenía que seguir construyendo un terreno seguro para lo quería hacer con mi papi.

 

Cuando llegué a mi alcoba cerré la puerta a mis espaldas y me quedé apoyado contra ésta, sintiendo como poco a poco los latidos de mi corazón se normalizaban; pero aún con mi verguita bien firme y estirando la tela de mi bóxer blanco. Lo que sí tenía bien claro es que desde pequeño me sentía atraído por lo varonil que es mi papá, siempre queriendo estar cerca de él, y el hecho de que admiraba mucho su marcada masculinidad; su voz profunda y su barba, su cuerpo alto, musculoso y fornido, además de ese culo grande, y el olor que desprendía después del ejercicio o del trabajo.

Y en eso lo escuché por el pasillo. Abrí despacio mi puerta y me asomé con cuidado, justo en lo que lo veía entrar al cuarto de baño y sacarse toda la ropa sin cerrar la puerta tras de sí (imagino porque él pensaba que yo ya me había metido en la cama). Mi padre es Doctor, pero es muy atlético debido que desde joven hacia ejercicio y lo sigue haciendo, tiene una espalda ancha y musculosa, como lo son también sus brazos y piernas grandes; hasta el momento sabía que tenía buen culo, pero quede totalmente impresionado porque era mi primera vez que se lo veía. Mi papá resultó ser nalgón y tener un culo muy duro debido al ejercicio.

Contemplar la desnudez de mi padre de esa manera me provocó más calentura en todo mi cuerpecito, mi verguita ya había formado una mancha de humedad en mi corto bóxer. Nunca imagine poder ver así a mi padre ya que siempre lo veía sin camisa, pero poder verlo así desnudo frente a mí fue más de lo que hubiera deseado; ahora más que nunca quería poder saborear todo su cuerpo y tenerlo para mi solito, mi mamá era aparte y no me importaba estar con mi papi.

Luego él entró a la ducha y empezó a tomar un baño de agua caliente. Yo todavía no sé muy bien qué fue lo que me impulsó; pero me armé de valor y lentamente, casi en puntillas, me escabullí hasta el baño para tratar de espiarlo mejor. Lo cierto es que no pude mirar mucho, pues entre el denso vapor y la cortina, sólo pude divisar su musculada silueta. Entonces vi, su bóxer negro por fuera del cesto de ropa sucia; que no me resistí y estirando mi brazo lo tomé presuroso para que él no me descubriera y me volví a mi alcoba.

Una vez en la seguridad de mi habitación, me acosté sobre mi cama y me llevé la prenda de ropa interior de mi padre a la cara, toda sobre mi rostro, tratando de impregnarme bien de su intenso olor a hombre, del hedor de un genuino macho. A esa edad no tenía idea de porque me estaba sintiendo así, pero no me importó; simplemente extendí el bóxer usado de papá sobre mi almohada y me acosté boca abajo, prácticamente con la cara hundida en esa prenda íntima, oliéndola como un perrito mientras meneaba la colita. Incluso recuerdo que la lamí, en las partes que sentí mojadas; las cuales tenían un sabor extraño pero que me gustó mucho.

Yo ya me estaba masturbando; frotando mi verguita contra el colchón, como era la forma en que sentía rico (puesto que aún no había aprendido a jalármela). Cerré los ojos imaginando el cuerpo fornido, grande, musculoso y marcado de mi padre, como él flexionaba sus músculos, y tratando de recordar la sensación que yo sentía cuando le frotaba su pecho cuando me recostaba en él; todo mientras con mi pequeña pelvis aumentaba el ritmo y las fricciones de mi verguita contra la cama, dándome más placer.

Y en eso me puse a pensar en el enorme y grueso bulto con sus huevos grandes que a papá se le forma siempre en sus pantalones o como cuando él andaba en bóxer por la casa cuando estaban solos; su verga venuda y sus grandes huevos que se bambolean estrepitosamente bajo la floja tela, haciéndolos sumamente notorios. Sin darme cuanta trataba de imaginar cómo sería la verga de mi padre; la cual yo estaba seguro sería enorme, diez veces superior a la mía, y concentrándome en ese incestuoso pensamiento llegué a mi límite, mojando más mi bóxer.

¡Toc~! ¡Toc~! —Se escucho en la puerta de mi habitación, sacándome del trance en el que estaba….

P: ¿Hijo, estás dormido…? —Habló él en voz baja y al momento que abría la puerta de mi alcoba, dándome escasos segundos para girarme boca arriba y cubrirme con la sábana.

F: ¡Eh…no papi…! —Contesté sorprendido y escondiendo a tiempo su bóxer bajo la almohada.

P: Vi que todavía tenías la luz encendida. —Y papá entró y se sentó en el borde de mi cama. Ahora él sólo traía puesto un bóxer así era como el solía dormir.

F: Es que… Lo que pasa papi es que tuve un sueño raro y ahora no me puedo volver a dormir…

P: ¿Quieres que papá se quede contigo hasta que te duermas? —Me propuso con una de sus acostumbras sonrisas llenas de amor paternal. En ese momento solo pensaba en acompañar a mi niño y pudiera dormir tranquilo, no tenía ningún pensamiento lujurioso antes el momento.

Le devolví la sonrisa y asentí que sí, pues yo buscaba cualquier pretexto para estar cerca suyo y ya que él mismo se había ofrecido esa vez, mucho mejor. Entonces me hice a un ladito en mi cama unipersonal y papá se acostó junto a mí, abrazándome con uno de sus macizos brazos.

P: ¿Qué te parece si te cuento una historia? Así es como antes solías quedarte dormidito.

F: Pero ya no soy un niñito… —Le dije a pesar de que a los 9 años yo no era más que un niño un poco más grande, puesto que todavía no había comenzado a desarrollarme.

P: Lo sé hijo, pero para mí siempre serás mi pequeño. —Y él me acomodó contra su torso, haciendo que mi cabecita quedara acostada en su grande y musculoso pecho… ¿Acaso no te acuerdas de lo mucho que te gustaban mis cuentos?

F: ¡Claro que sí me acuerdo, papi! —Respondí en un tono que reflejaba lo ofendido que me sentía, de que él pensara que yo podía olvidar algo que proviniera de él… Está bien. Cuéntame una de tus historias, papi.

Papá olía a limpio; pero su esencia masculina se percibía en todo ese cuerpo musculoso y marcado, en cada pliegue que dibujaban todos sus definidos músculos, que ahora veía de tan cerca, abrazando su torso y con sus piernitas envolvía una de las suyas, el triple de gruesa.

P: Había una vez un lindo y alegre burrito, pero un día notó que él no era tan grande como el resto de sus amiguitos; por lo que eso lo puso muy triste…

F: ¿No tan grande cómo, papi? —Le pregunté curioso.

P: Que él todavía no era del mismo tamaño y por eso sus amigos se burlaban del pobre burrito…

F: Apuesto a que el burrito quería ser tan grandote como su papá-burro… Pero él tenía en mente a otro tipo de tamaño refiriéndose a la verga del burro

P: Si me sigues interrumpiendo no podré contarte la historia… Él pensaba que su hijito lo decía sin malicia, pero él pensó otra cosa a lo que se refería su hijo, ya saben que los burros están bien vergones.

F: Perdón papi. Sigue, por favor… Dijo con inocencia.

La verdad es que de todos modos a mí me era muy difícil concentrarme en el cuento que mi padre narraba para que me durmiera; pues mi vista estaba clavada en el enorme bulto que se levantaba sobresaliente de su bóxer gris. Además, mis labios ahora estaban casi rozando uno de los duros pezones de papá, y mi curiosidad me tentaba a tratar de chupárselo todo; mientras mi cuerpecito se impregnaba con el aroma y calor corporal de mi progenitor, acompasando mi respiración con la suya, que sin darme cuenta me dormí.

Desperté no sé cuánto tiempo después; pero todavía estaba oscuro, por el cielo nocturno que se veía a través de mi ventana, yo continuaba recostado sobre el ancho pecho de mi padre. Cuando levanté la mirada, vi que papá también se había quedado dormido veían como roncaba suavemente, resoplando como una poderosa pero apacible bestia. Entonces me acomodé un poco, muy despacio para no despertarlo, en eso me percaté de que el bulto de su entrepierna ahora albergaba una tremenda e inconfundible erección. El miembro masculino de mi musculoso y varonil padre había crecido muchísimo, estando ahora tan grande y grueso que estiraba a más no poder la tela de su bóxer y el pobre botón de la abertura frontal parecía que saldría disparado con la más leve sacudida de aquella sólida y caliente carne maciza.

Yo tragué con cierta dificultad, sentía la boca seca y un nudo en la garganta, maravillado de aquel paquete paternal aprisionado en esa prenda íntima. En ese momento yo recordé que mi padre había bebido varios tragos y que cuando él lo hace, suele dormir como un tronco. Ahora mas que nunca tenia la oportunidad que siempre había buscado y me lo habían puesto en bandeja de plata para mi solito, esta era la oportunidad perfecta para seguir con su plan.

Me puse aún más nervioso al pensar en cómo tratar de tocársela; pero a pesar del miedo, yo estaba decidido y no me importó que pudiera pasar si él se daba cuenta o lo furioso que se pondría. Así que lentamente llevé mi mano derecha y la pasé despacio por su erección, sintiendo el calor de la entrepierna de papá y lo duro que se sentía su miembro masculino al tacto.

En verdad que la verga de mi padre se sentía formidable, como si estuviera hecha de puro músculo como el resto de su recio cuerpo. Creo que yo estaba totalmente influenciado por las feromonas de papá, pues no me detuve y simplemente continué palpando todo; tocándosela desde la base, por toda la gruesa curva que se formaba por el estar atrapada bajo la tela, hasta la punta; la cual podía ver claramente dibujada con toda la forma de ese gran glande.

Recuerdo que mientras con mi mano manoseaba toda la dura y maciza hombría de papá, mis labios nuevamente estuvieron a la altura de uno de sus pezones; que no me resistí y tímidamente con la punta de mi lengüita lo probé, sin darme cuenta se lo estaba chupando; como si yo fuera un bebé queriendo que mi padre me amamantara.

Definitivamente estaba fuera de mis cabales, completamente drogado por sus feromonas y testosterona paternal estaba tan extasiado de tener finalmente entre mis deditos la enorme verga que me había dado la vida. En eso noté que a la verga de papá le gustaba mi tacto, puesto que se había formado ya una gran mancha de humedad en la tela donde estaba su glande. Pasé dos de mis dedos y estos quedaron llenos de ese viscoso líquido seminal, que me llevé a la boca y me maravillé de lo dulce que sabía.

Eso fue el desenlace, sin siquiera sopesar las consecuencias de mi transgresión hacia mi propio padre, solté el botón de su bóxer y por la estirada abertura de éste logré sacar toda su vergota junto con esto su par de huevos que le colgaban enormes. Y así fue como yo terminé liberando toda la vergota de mi papá.

Resultó que el rabo de mi padre es exactamente como yo me lo había imaginado. Gigantesco es el adjetivo más adecuado para describir su tamaño; tan grande que era incluso mucho más largo que toda mi carita de niño; con un grosor tremendo, todo cubierto de emergentes venas que ciertamente le daban el aspecto de un miembro musculoso, en la base o su pubis tenia los vellos rebajados dándole a la verga de papá un aire mas enorme; también traía rasurados los huevos esto eran colosales a la vista, tanto que no me cabían en la palma de mi mano cuando yo se las manoseaba, pensando en lo repletas que debían de estar de lechita o mis hermanitos.

A esa edad, ya había escuchado en los baños a un compañero mayor grado, que en los huevos los hombres cargaban su leche masculina, que era la responsable de hacer bebés; por lo que yo estaba sumamente intrigado de cuanta cantidad tendría mi padre en los suyos y si eso quería decir que él tenía a mis hermanitos en sus bolas.

No me pude contener con esa idea en la cabeza, está a pocos centímetros de su enorme verga que lubricaba demasiado esto era lo que por fin había esperado la oportunidad perfecta para probar la carne y lechita de mi papá; por lo que me giré para asegurarme de que él continuaba dormido, al ver que seguía roncando con profundos y suaves resoplidos, le sujeté la vergota bajándole el prepucio y con mi lengua le lamí un par de veces toda la base, de abajo hacia arriba, hasta alcanzar su frenillo y glande colorado, del que junté mucho de ese delicioso y pegajoso néctar paternal.

Y a pesar de que a la corta edad de 9 años yo estuviera degustando la hombría de mi progenitor, sin comprender del todo la razón que me impulsaba a ello y sólo teniendo claro que me gustaba demasiado; abrí todo lo que pude de mi boquita y me engullí la gran cabeza de la vergota de papá.

Se sentía tan cálido y duro dentro de mi boquita, su sabor era muy fuerte, entre dulce y salado, con nada que yo pudiera comparar para describirlo; pero sí pudiendo asegurar que la verga de mi padre me fascinaba era más de lo que podía haber esperado. No sé cómo, supongo que por puro instinto de putita que traía en mí, yo ya estaba chupándosela con genuina maestría de un hambre sexual; aunque también con mucha dificultad, pues por sus dimensiones no es como que cupiera demasiado en mi boca todavía me faltaba mucha práctica, pero sabía que pronto podría tener sus 25 cm por completo en mi boquita. Aun así, me esforcé con la ilusión de que, si seguía así, recibiría toda su leche; si lo que Matías me había dicho era cierto.

Entre más le mamaba el glande, este soltaba más líquido seminal; lo que me provocaba todavía más. Incluso sentí como su verga palpitaba y se hinchaba más con cada succión mía. Y de repente sentí un peso sobre mi cabeza, una fuerza que me empujó hacia abajo; de manera que no tuve otra alternativa que engullirme más de la venosa vergota de papá, pasando mi campanilla hasta la faringe; provocándome arcadas. En ese instante mis ojos se nublaron, llenos de lágrimas, y el aire se me escapó del todo; pero no la vergota de mi padre, creo que logró meterse hasta la mitad y penetrarme la garganta.

F: ¡Nnggh~! ¡Nnggh~!

Y así como de golpe me sentí aprisionado contra la entrepierna de mi progenitor; sentí como fui liberado, y tosiendo logré sacarme de la boca todo ese macizo tronco de carne.

F: ¡Coff~! ¡Coff~! Pa…papi… Yo… Eh…este… —Me costaba mucho hablar, no sólo porque sentía que se me había desencajado la mandíbula; sino porque mi papá me había atrapado en el acto, como obviamente iba a ocurrir por mi total descontrol.

Su rostro estaba serio e indescifrable; quizás él pensaría que simplemente había sido una travesura de su hijo pequeño de inocentes 9 añitos, o eso quería decirle yo; pero me faltaban las palabras por el miedo que empezaba a propagarse por todo mi cuerpecito, que ahora estaba sudando helado porque había sido descubierto por mi desesperación por tener la verga de mi padre.

P: ¿Hijo por qué estabas haciéndome eso? —Hable finalmente, con voz severa pero calmada, pero a la vez estaba disfrutando de esa rica mamada por mi hijo, nunca me hubiera esperado que mi niño me chuparía mi verga….

F: No…no lo sé… ¡Sniff~! Perdón, papi… ¡Sniff~! —Y con ambas manos me cubrí la cara, sintiendo una inmensa vergüenza y culpa por haber sido descuidado de esta forma, además de ser descubierto por mi papi; el llanto que se estaba por formando por el miedo.

P: ¿Dónde aprendiste eso? —Continuó interrogándome mi padre.

F: Un…un compañero de la escuela dijo que… ¡Sniff~! ¡Papi no te enojes! ¡No quiero que me odies, papi! —Le contesté ya llorando por el miedo de que mi padre mi pudiera golpear o ya no me quisiera hablar, sé que mi plan se me había ido de las manos.

Y de repente sentí como él me tomó por las muñecas y de un tirón me llevó hacia su musculoso pecho, abrazándome cariñosamente contra su ancho y recio torso, ahora algo traspirado.

P: Tranquilo, hijo. No estoy enojado y jamás te odiaría. —Me dijo papá, en lo que con una de sus rudas manos me secaba las lágrimas de la mejilla que no estaba apoyada contra sus vellos.

F: Perdón papi… —Dije de nuevo al incorporarme sobre él, con mi brazo rocé su verga; la cual continuaba perfectamente erecta sobre su duro e increíble abdomen– Si…sigues muy duro papi…

P: Bueno, es normal después de lo que hiciste. —Y él aclaró su garganta- Pensé que estaba soñando y por eso quise más, hasta que desperté del todo y vi que se trataba de ti, hijo.

F: Es que… yo me desperté antes entonces te la vi muy dura y no sé porque quise tocártela, creo tuve curiosidad por ver más y con lo que platicamos días atrás me quedé con ganas de tocarlo y verlo… Le dije para que me creyera con esta respuesta, no quería que supiera que esto era lo quería.

P: ¿Pero y por qué me la chupabas? ¿Fue por lo que te dijo ese compañerito tuyo?… Quería saber porque me lo hacía, será que mi niño también era todo un putito como su amigo Matías, si fuera así me había sacado la lotería porque cuando quisiera tendría mi propio zorrita y putito para mí, además del morbo de saber que era mi hijito.

F: Sí. Él dijo que los papás tienen leche en los huevos y que si la chupas sale… Y pues…no sé… Yo quería probártela, papi… Perdón, no sabía que era algo malo. —Y le sonreí tímidamente para que creyera en mi inocencia y todo lo que hice fue por curiosidad, aún con lágrimas en mis mejillas que estaban sonrosadas con restos de sus jugos en mis labios y barbilla.

P: Pues si seguías mamándomela, así como estabas haciendo podrás probarla como dijo tu compañerito. Para ese momento ya había perdido la cordura, mi hijo me había dejado caliente así que debía hacerse cargado de lo que había hecho, además notaba que mi hijo quería mi verga pues se la daría ya después pensaría en las consecuencias.

 

F: ¿Puedo papi? ¡¿En verdad me dejas?! —Le pregunté con todo el rostro ilusionado e incrédulo de que mi papá me estuviera dejando mamársela pensaba que no me dejaría seguir después de todo, mi plan había salido a la perfección y era mas de lo esperado.

P: Sí eso es lo que tú quieres, hijo. Está bien que lo hagas… Para este momento solo quería que siguiera y poder tener de nuevo la boquita de mi hijo en mi vergota, esta situación me causaba demasiado morbo el ver a mi pequeño mamándome la verga como lo había hecho Matías, pero ahora sería mejor mi hijo seria mi putito lo tendría solo para mi y sin que nadie me moleste, le podre dar sus hermanitos en su boquita y preñar ese delicioso culito.

Por esa respuesta suya, a partir de ese momento pensé que mi papi también quería seguir con lo que le había estado haciendo, me imagino que lo que hizo o hacia con Matías lo tenía caliente y ahora tenerme a mi su pequeño lo debería tener más aún. Entonces, por alguna razón me volví a poner algo nervioso; seguramente por el morbo o situación irreal que estaba viviendo. Recuerdo que con manitas temblorosas se la sujeté de nuevo, pero esa vez con ambas manos, y de manera casi automática comencé a jalársela de arriba abajo; viendo como su venoso prepucio se corría.

Luego acerqué otra vez mi rostro a su gran glande y se lo lamí varias veces, juntando todos los nuevos hilos seminales que le habían escurrido desde mis anteriores succiones. Lo exquisito que sabía la vergota de mi papá me hizo metérmela presuroso a la boca, todo lo posible; chupándosela lo mejor que pude, cuidando de no rasparlo con mis dientecitos y tratando de engullir lo más posible. Instintivamente yo le daba rápidas succiones a su jugoso glande, que él se retorcía sobre mi cama, después me la metí hasta la lo profundo de mi garganta oyéndolo gemir profundo.

Ahí pensé que yo debía de estar soñando, que eso no estaba pasando. Mi papá jadeaba y resoplaba de gusto; viéndome fijamente y con una expresión que para ese tiempo no supe comprender, pero que ahora sé con certeza que se trataba de pura y absoluta excitación, y un inmenso morbo por tener a su pequeñito mamándosela así.

P: ¡Oh…hijo que bien lo haces…! ¡Ooohhh…! ¿Dónde aprendiste a mamarla así?… Para este momento esta en el cielo, no sabía porque, pero se con certeza que mi pequeño me la mamaba mejor y también con el morbo de tener a mi niño pegado a mi vergota lo hacia mucho mejor y excitante.

Fer simplemente se encogió de hombros; pues nadie le había enseñado, el simplemente hacía lo que me salía natural. Después le sonrió a su papá cuando se la saco todo de la boca y retomo sus lamidas por toda la gruesa y enorme base de su miembro, descendiendo hasta sus enormes bolas que tenían un olor afrodisiaco de papá; a las cuales también les pasé mi ávida lengüita y chupé una por una, puesto que no me cabían ambas a la vez en mi boquita.

P: ¿Te gusta la verga de tu papi? —Le pregunte mientras me bajaba el bóxer para darle más espacio a mi pequeño putito.

Y yo, mientras le ayudaba a quitárselo del todo por las piernas, le contesté con una sonrisa de oreja a oreja y al mismo tiempo que retomaba mis mamadas a su tremendo y sabroso verga.

P: ¡Oh…qué buen hijo eres…! ¡Ooohhh…! —Le decía entre jadeos; con una mano la sujete por la recia base y se la frotaba contra todo el pequeño rostro de mi hijito, mientras que con la otra le agarraba por la cabecita y se lo empujaba para que se la comiera toda hasta su garganta.

Fer definitivamente se sentía en el cielo, casi que flotaba, y sin saber muy bien por qué; pero la verdad es que su verguita estaba durísima debajo de su ceñido bóxer, tan húmedo que podía sentir hasta sus muslitos mojados. El ahora chupaba al ritmo que su padre le movía la cabeza de arriba abajo por toda su enorme y venuda vergota. Le dolía un poco la quijada, aunque no me molestaba tanto; pues le gustaba mucho el sabor de la carne masculina de su papá que poseía en su entrepierna y los jugos que no dejaba de darle con cada succión que su hijo le propinaba; además le encantaba oírlo resoplar como una bestia de enormes músculos y barba.

Lo que era seguro es que papá disfrutaba que su único hijo se la estuviera comiendo. Él ya no tenía ningún tipo de dudas o reservas por lo que estábamos haciendo juntos. Papá no apartaba su mirada de mí, ahora sé que era de pura lujuria, con ambas manos me forzaba a tragar más de su impresionante verga.

P:¡Oh…hijo! ¡Sí, así! ¡Come más…! ¡Ooohhh…! ¡Cómete toda la verga de tu papi!

F: ¡Slurp~! ¡Mmmm…Nnghh~! ¡Slurp~! ¡Mmmm…Nnghh~! —Era todo lo que podía salir de mi boquita repleta con todo lo que cabía de aquella gigantesca y deliciosa verga paternal.

La hombría de mi progenitor estaba tan hinchada y jugosa, que yo la podía sentir bien metida por toda mi angosta garganta; estoy seguro de que tenía más de la mitad de su miembro dentro de mi esófago, que como antes me estaba sofocando. Papá me aprisionaba con sus dos pesadas manos, yo ya tenía los ojitos otra vez nublados con lágrimas y me faltaba el aire.

P: ¡Oh…sí…! ¡Sigue así, hijo…! ¡Ooohhh…ya casi viene la leche de papi! — Mis jadeos eran cada vez más profundos y rápidos, lo que hacía sentir en la barbilla de mi hijo como mis enormes bolas se elevaban cargadas y listas para liberar a presión todo el contenido seminal que llevaba guardando- ¡Oh…no puedo más! ¡¡AAAHHH!! 

Finalmente, mi papá se corrió dándome la leche que tanto había anhelado probar. Los primeros chorros entraron directo a mi estómago y luego continuaron saliendo más sin parar, que no pude contenerlos y como él me había liberado, cuando me la saqué de la boca la explosión de semen fue tal, que me bañó la carita y hasta el cabello, él se manchó el ese macizo pecho duro y la tremenda tableta de músculos del abdomen.

Entonces yo se la agarré con ambas manitos por la base y traté de recibir el resto de los disparos que seguían brotándole por el ojete de su inflado glande. Varios cremosos y calientes chorros del esperma de mi padre entraron en mi ansiosa boquita, que los pude saborear, como tenían un gusto peculiar pero agradable, me puse a la tarea de lamer el resto del semen que ahora le escurría como parte final de su bestial y cuantiosa corrida.

F: ¡Slurp~! ¡Mmmm…cuanta lechita rica tienes papi…! ¡Mmmm…Slurp~!… Yo seguía saboreando esa enorme vergota que me dio la vida, al igual de seguir comiendo a mis hermanitos jijijij.

P: ¿Te gusta, hijo? —Le pregunte sonriendo, ya que al ver su reacción y lo que hacía, yo sabía muy bien la respuesta; pues él no paraba de juntar el esperma con su lengua y labios, absorbiendo cada viscoso borbotón por toda mi verga, desde los huevos hasta la punta, hasta me lamia los restos de semen pegados en sus vellos púbicos y por todo mi duro torso.

Cuando Fer termino, estaba hincadito sobre la cama y en medio de los abiertos muslos, su papá lo veía con una sonrisa dibujada en su atractivo rostro, ahora satisfecho.

P: Hijo…eres un niño muy travieso además de ser muy putito y goloso.

F: ¿Está mal que me coma tu lechita, papi? —Inquirí relamiéndome el último resto.

P: No, si a ti te gusta… El que me preguntara con esa inocencia después de haberse comido mi leche, me hacia sentir muy caliente y con pensamientos depravados. Le sonreí de felicidad y perversión.

F: ¡Claro, me encanta! —Y le devolví la sonrisa con genuina felicidad– Oye papi… ¿Y es cierto que con esa leche haces bebés?

P: Sí, así es, hijo. La leche de hombre es para hacer bebés dentro de las mujeres.

F: ¿O sea que me comí a mis hermanitos de leche?

Con eso mi padre se echó a reír; viendo como aún después de lo que hicimos, la inocencia de su pequeñito de 9 años todavía perduraba. Y en eso noté que había algo más que permanecía igual que antes. La vergota de papá seguía estando muy grande, gruesa, dura y venosa, recostada sobre su abdomen encima de todos eso duros montículos de su tableta, estaba tan sólida e inmensa como al inicio.

F: Todavía estas muy duro papi…

P: Así parece, hijo. No sé por qué aún no se me baja. —Yo le señale a su ingle, por lo que el bajo su mirada y vio que el también seguía erecto- Tú también lo estás. ¿Por qué no te quitas toda la ropa y te quedas desnudo como papá?

Y así lo hice. Con cierta vergüenza me removí el bóxer; dejando expuesto mi verguita con mis huevitos. Mis bolas eran lisas, sin un pelito, y mi verguita pequeña pero bien firme.

P: ¡Qué lindo eres hijo! Ven y déjame tocarte. Yo estaba perdido por la vista que tenia de mi hijo sin ropa y además que ahora habíamos roto esa delgada línea entre padre e hijo y verlo ahora, me imaginaba todo lo que podría hacerle de ahora en adelante.

Fer se sentó sobre su vientre, con sus rodillas contra cada uno de sus costados, por lo que su gran rabo erecto quedó justo entre sus nalgas, por todo su terso perineo y huevitos tiernos. Ahí su papá pasó sus ásperas manos por toda su suave y lampiña piel; bordeando su angosta cinturita y caderas más anchas, como en reloj de arena, casi como una niña. También le acarició el culito redondo y firme que siempre había querido tener sus manos; para después subir y sobar su pechito, apretando suavemente sus pezones, lo que provocó que su veguita se sacudiera sola y yo soltara un gemido:

F: ¡Ahh~! ¡Papi, sigue así esto me esta gustando mucho! ¡No pares sigue así, cógeme por favor Papito!

P: ¡¿Qué dices, hijo?! ¡¿Quieres que te coja?! — Me hice el sorprendido por esa abrupta confesión- ¿De dónde sacas esas ideas? ¿Qué más te dijo ese compañerito?… Solo necesitaba una excusa para poder cogerme a mi hijo y ahora el me lo había dado sin la necesidad de pedírselo. Me había sacado la lotería sin tener que buscarlo muy lejos.

F: Pues que… Que los hombres cogen metiendo la verga y yo…

P: ¿Y por qué quieres que te la meta, hijo?… Tenia que verme convincente en mi actuación para que mi hijo no supiera que me lo coger también así que estaba usando la excusa de donde lo sabia o quien se lo había dicho.

Fer se encogió de hombros, en señal de que no tenía respuesta. Y esa era la verdad, él no sabía porque deseaba tener un verga en su culito, tal vez por querer demostrar que él también podía hacerlo con su papá como lo había hecho Matías, sin embargo, el no comprendía por completo lo que todo esto implicaba; el sólo sabía que desde niño admiraba y deseaba a su padre como hombre, quería que lo hiciera suyo como se supone él hacía con mi mamá y como lo hizo con Matías.

P: Hijo…pero estás muy pequeño para eso. —Fue la contestación que le di, con una expresión de total desconcierto, luchando entre las dudas y el implacable morbo que me generaba.

F: ¡No me importa, papi! —Y sin que nadie me dijera como, de manera natural, me levanté un poco para alcanzar su vergota con una de mis manos y la elevé para que ésta apuntara contra mi delicado y virginal anito de 9 años.

Yo estaba desesperado por poder sentir la verga de mi padre dentro de mí; que emboqué su verga contra mi esfínter, sintiendo lo cálido y mojado de su gran glande contra mi piel.

P: ¡Espera, hijo! —Lo detuve con preocupación con mi mirada le preguntaba- ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? ¿En verdad quieres meterte la verga de papá?… Para ese momento me estaba conteniendo lo más que podía y no verme desesperado por querer meter mi verga ese culito precioso.

F: ¡Sí papi, mucho! Lo he venido deseando desde hace mucho… ¡Por favor papi, déjame!… Mi dulce súplica funcionó; siempre lo hacía, ya sea si yo quería que él me comprara algo o simplemente salirme con la mía con algún otro capricho.

P: Está bien, pero espera. Necesito asegurarme de que no puedas lastimarte. Como ves, papá tiene la verga demasiado grande y gruesas, y tú aún estás muy pequeñito.

Entonces él abrió la gaveta de mi mesita de noche y tomó la pomada que mamá me había comprado para aplicarme después de ir al baño (fui un niño algo estreñido). De esta manera mi padre abrió el tubito y exprimiéndolo me untó bastante de la pomada por todo mi anito. El sentir el roce de sus dedos por mi esfínter y como me hurgaba dentro con uno de ellos, introduciendo más pomada en mi pequeño y ardiente recto; que me hacían gemir mucho más, él pudo ver que me gustaba. Así que él sujetó su macizo miembro masculino por la base y me ayudó a sentarme despacio. Yo hacía fuerza para descender y lograr introducirme el glande dentro; pero éste era tan ancho y yo por supuesto era virgen.

P: Despacio, hijo. Ten cuidado por favor… No te vayas a lastimar. —Le decía con auténtica preocupación paternal, esperando que no se hiciera daño, pero a su vez deseando tener toda mi verga dentro de ese culito virginal al que le di la vida.

Pero Fer a pesar del dolor que sentía, estaba extrañamente decidido a seguir; que estrujando la carita se dejó ir con más fuerza y finalmente el gran glande de su padre entró en su culito. El solté un alarido como era de esperarse; pero al ver que su papá se asustaba y estaba por pedir que pararamos; Fer se bajó más, empujándose aún más su enorme verga dentro del recto y mucho más profundo.

F: ¡¡AGH!! No pasa nada, papi. Estoy bien… —Le mentí tratando de esbozar una sonrisa en mi carita, que seguramente estaba muy roja; pues la sentía caliente y sudada, como el resto de mi cuerpecito por ese ardor que nacía en mi culo y se propagaba por todo el resto de mi ser.

P: ¡Oh…hijo! ¡Qué apretadito estás! ¡Papi siente muy rico! ¡Ooohhh…! —Yo jadeaba, mientras lo ayudaba a sostenerse y que él ahora se empalara con la mitad de mi gruesa y dura verga.

F: ¡Agh~! ¡Ay papi sí que es enorme! ¡Agh~!

P: ¡¿Te duele mucho, hijo?!

F: No…no me duele, papi… —Volví a mentir; pues estaba empezando a sentir un dolorcito rico.

P: ¿Quieres detenerte?… Le pregunte al ver su carita, aunque rogaba que dijera que no, yo me sentía en cielo al tener ese culito en mi verga y esperaba que estuviera toda por completo de él.

A lo que yo contesté con una efusiva negación de mi cabeza; ya que en verdad quería tener todo ese pedazote de carne viril dentro de mí. Por lo que luego, casi temblando por el dolor que sentía en mi estirado anito y ensanchado recto a causa de la invasiva hombría de mi semental padre, me dejé sentar del todo en él; hasta poder sentir los vellos púbicos de papá que estaban recortados y la misma verga que me había procreado ahora me penetraba absolutamente.

 

En lo que a mí concierne, en ese momento yo creía que aquel sólido y venosa verga me había llegado hasta el estómago; pero a pesar de la sensación incómoda de tener ese enorme y dura verga se sentía extraño dentro de mis entrañas, el dolorcito placentero era cada vez más marcado, yo sudaba más y gemía de gusto. Papá me sostenía por la cinturita con ambas manos y yo me aferraba con las mías a sus anchos y duros pectorales.

P: ¿Seguro que estás bien, hijo? Te advertí que era demasiado para ti pequeño. —Recuerdo haberle dicho, lo curioso es que ya había podido meter toda mi verga; algo que aún me sorprende que haya logrado en su primera vez a sus 9 añitos.

F: Sí papi, en verdad estoy bien. ¡Me gusta mucho! ¿A ti no te gusta? —Le respondí quitecito.

P: Claro que me encanta, hijo. Papi siente tu culito delicioso… ¡Estás tan tibio y apretadito!… Ya estaba perdido en este mar de lujuria por mi hijo que ahora ya no importaba nada solo tenerlo clavado a mi verga y disfrutarlo.

Y terminando de confesarme eso, él empezó a mover su pelvis; despacio y suave, haciendo que su verga apenas entrara y saliera de mí; de manera que yo me acostumbrara a ese ritmo. Instintivamente yo también comencé a mover mis caderas y culito, adelante hacia atrás y de arriba hacia abajo, cada vez logrando sacarme y meterme más del rabo de mi padre sin dolor.

Estoy seguro de que papá estaba muy orgulloso de mí, lo podía ver en su mirada; no sólo yo había logrado soportar toda su vergota dentro de mi culito, sino que ahora lo estaba cabalgando cada vez más rápido y fuerte; siguiendo sus instrucciones sin que él las hablara, simplemente imitando y respondiendo de manera orgánica a sus movimientos.

P: ¡Oh…hijo! ¡Papi siente riquísimo cogerte el culito! ¡Ooohhh…!… Lo único que podía decirle a mi hijito estaba ya perdido ese culito y la sensación de lo apretadito que estaba.

F: ¡Agh~! Yo también siento bien rico por dentro, papi… ¡Me gusta mucho que me cojas! ¡Ahh~!

Imagino que mi padre tampoco podía creer que aquello estuviera sucediendo después de lo sucedido con Matías creo que pensaba ya no volver a estar con un putito que lo hiciera feliz, pero que ahora su propio hijo pequeño lo estuviera montando así o mejor que su amigo; para ese entonces yo lograba sacarme más de la mitad de su mazo de carne y luego de golpe me lo ensartaba, yo estaba gimiendo mucho, él también estaba jadeando y traspirando tanto que veía como su frente y su torso estaban mojados, haciendo que sus músculos brillaran mucho más esto hacia verlos más duros y grandes.

Yo en cambio me sentía tan lleno, tan pleno de su formidable hombría, que me había vuelto más enérgico en mis sentones; haciendo que mi verguita se sacudiera de arriba abajo y hasta sentir su duro abdomen debajo de mi era una sensación deliciosa sentir toda esa tableta y duros músculos de mi papi. Mi padre sólo resoplaba de placer y me veía con deseo bestial, supongo que sorprendido de descubrir que su único hijo fuera capaz de hacerle eso a esa edad.

F: ¡Ahh~! ¡Ay papi siento demasiado rico…! ¡Aaahhh…! —Y sin darme cuenta alcancé un intenso orgasmo, soltando de mi verguita un hilito seminal que cayó sobre el pecho de mi padre; pero seguido, aún sin dejar de montarlo y él de clavármela hacia arriba con su pelvis, involuntariamente solté un par de chorritos de orina que lo alcanzaron a mojar.

P: ¡¿Pero ¡¿qué diablos?! —Exclame al ver que me había meado sin querer.

F: Pe…perdón papi… —Y en eso vi su rostro, traía la barba mojada y goteando mi orina.

El semblante de mi padre era muy serio, que me asusté un poco por haberlo hecho enfadar. Quise volver a disculparme, pero en eso él me lanzó hacia el pie de la cama, acostándome boca arriba y sacándome su vergota; que de inmediato sentí el gran vacío en mi recto y mi anito súper abierto, tanto que el aire de mi alcoba podía circular por mis entrañas.

F: ¡Papi perdón! ¡No te enojes! ¡No fue mi intención…!

Pero papá no respondió; él sólo empujó hacia adelante mis rodillas, las que pegaron contra mis hombros, elevando bien mi culito y de ahí me ensartó dos dedos (pero podíamos decir que hasta los dedos de mi padre eran gruesos y duros debido al ejercicio) por mi sensible esfínter. Yo estrujé las sábanas y mordí mis labios, sintiendo como mi padre me hurgaba todo por dentro.

P: Hmmm… Se nota que este dulce culito virgen quiere más verga… Lo puedo sentir pidiendo más y mucho más duro. —Hable para mí mismo; en lo que deslizaba un tercer dedo mío, para luego sacar los tres y llevarlos hacia su boca. Yo supe de inmediato lo que él quería, así que los chupé para su deleite morboso– ¿Verdad que quieres más, hijo?

F: ¡Mmmm…Slurp~! ¡Sí papi, dame más! ¡Mmmm…Slurp~! —Y se los limpié.

P: Ahora si vas a saber lo que es que tu papá te coja realmente. —Le dije con el rostro lleno de lascivia maliciosa y sin aviso se la ensartó con una única y letal arremetida. Estaba hecho una bestia salvaje de la lujuria para este instante.

F: ¡¡AY!! ¡Papi despacio! ¡Por favor! —Le supliqué al mismo tiempo que él ahora estaba sobre mí, agarrándome de los tobillos y abriéndome tanto de las piernas que pensé que me partiría por la mitad; y así, mi padre otra vez me había penetrado totalmente mis jóvenes intestinos.

P: Relájate, hijo. Si te entra entera a la perfección, eres todo un putito puede ver que tu culito esta hecho solo para mí, además yo te di la vida así que solo yo puedo estar dentro de mí, ahora eres solo mío bebé. — podía sentir como mis vellos púbicos rozaban con su perineo; por lo que supe sin ninguna duda que me lo había empalado hasta el tope de su ingle.

Papá tenía razón, aquello fue casi como si mis pequeñas entrañas se expandían y acomodaban a la perfección para albergar toda su magnífica y maciza vergota. De alguna forma el rabo de mi padre se sentía más inmenso y duro que antes; tan inyectado en sangre que cuando él me lo metía y sacaba con fuerza, yo podía sentir cada una de sus brotadas venas frotarse contra las paredes interiores de mi culito virginal. Mi macho progenitor ahora me estaba cogiendo como una auténtica bestia sexual, que mi camita se estremecía y yo pensaba que ésta se rompería en cualquier momento; meciéndose con nosotros arriba y cada vez que mi papá me bombeaba viciosamente mi culito infantil.

P: Ahora si sabes lo que es que un hombre como yo te coja de verdad. —Le dije casi bramando esta fuera de sí, en este momento ya no pensaba bien solo quería cogerme a mi hijo y dejarlo preñado como el semental y bestia que era en este momento sacar todas las ganas que tenía ese culito virgen que yo había creado.

Yo no paraba de gemir, aferrándome con mis bracitos de sus anchos hombros y entrelazando mis piernas sobre sus redondas y solidas nalgas. Mi padre traspiraba copiosamente, que su intoxicante aroma masculino me drogaba como antes; tanto que yo abría la boquita y sacaba mi lengua tratando de recibir las gotas de su sudor; las cuales caían sobre todo mi delgado cuerpecito, diminuto en comparación con el de él.

P: ¡Oh…Dios! ¡Nunca pensé que coger a mi propio hijito se sentiría tan increíble! ¡Ah…Sí…! Ver como mi hijo estaba sediento por toda mi esencia varonil y él podía notar seguramente que lo veía con un deseo puro y carnal; entonces lo siguiente que hice fue agacharme un poco, lo justo para alcanzar sus pequeños labios y besarle en la boca, esto era lo que falta para terminar de caer por mi hijito.

Para Fer ese fue su primer beso. Recuerdo que yo no supe muy bien que hacer, siendo obviamente inexperto en materia de besar a esa corta edad; pero aun así lo disfruté muchísimo. El roce del bigote y barba de mi padre contra mi tersa piel me provocaba escalofríos, en contraste con el calor invasivo que sentía en mi culito por su vergota dentro; además su lengua parecía jugar en el interior de mi boca, con mi campanilla hasta mi faringe. Y cuando me liberó, un espeso hilo de nuestra saliva mezclada unió nuestros labios por unos segundos antes de romperse.

P: ¿Te gusta que tu papi te rompa el culito, no es así?

F: ¡Ahh~! ¡Sí! ¡Sí, papi! ¡Me encanta! —Y luego de sonreírme me volvió a comer la boca junto con mi lengüita; mientras sus embestidas continuaban de una forma salvaje.

P: Así es hijito toma mi gran verga en tu culito, es todo tuyo desde ahora y solo para ti mi bebito… Estaba fuera de sí solo quería preñar y seguir cogiendo con mi hijo, esto que estaba pasando era lo mejor que había tenido en mi vida y no pensaba dejarlo desde ahora.

F:¡Ay papi, no puedo más…! ¡Aaahhh…! —Solté entre gemidos cuando nuevamente me dejó tomar aire; justo en lo que yo sentía múltiples orgasmos. Ahora sé que eso no es posible; pero en ese momento así lo sentí, una serie de placenteras sensaciones tan intensas que me hicieron enroscar los deditos de mis pies y arañar con mis manos toda la sudada espalda de papá. Y esa ocasión sí lancé chorros de auténtico semen; creo que esa puede contarse como mi primera eyaculación propiamente hablando, que mi plano vientre quedó decorado con dos o tres chorritos de blanquecina esperma fresca.

P: Veo que te volviste a correr hijo, pero tu culito todavía quiere más. Papi puedo sentirlo… Estaba fascinado porque había vuelto a hacer que mi hijo se corriera y también que se orinara eso es lo mejor para un semental, saber que podía hacer venir a mi niño sin tocarse.

Yo otra vez tenía lágrimas en mis ojos; pues el dolor y el placer combinado a causa de esas bestiales cogidas paternales, era demasiado para un pequeño de apenas 9 años. Yo me sentía débil y mareado, y no sabía si podría soportar todo eso por más tiempo sin colapsar.

F: Pa…papi… ¡Ahh~! ¡Ya…ya no más! ¡Ahh~! ¡No puedo más…por favor, papi…! —Le suplicaba entre suspiros y gemidos. No podía entender como mi padre podía seguir así, cogiéndome sin descanso casi por una hora. Su hinchada vergota me reventada por dentro y sus tremendas bolas golpeaban contra mí, como si él y sus enormes genitales fueran los de un toro o algún otro semental que se estaba saciando en un pequeño niñito.

P: Espera un poco, hijo… ¡Ooohhh! Papá ya casi… ¡Aaahhh…! ¡¡AAAHHH!!…. Y entonces vocifere un alarido gutural, casi un gruñido, avisando que finalmente había alcanzado el límite del placer y me estaba corriendo por segunda vez; pero en esa oportunidad dentro del culito, de su único y querido hijo. Sorprendentemente pude sentir como toda mi descarga seminal de macho se regaba por todas las entrañas de mi hijo, cumpliendo con la fantasía que yo había tenido semanas atrás.

Fer estaba extasiado. ¿Qué más puedo decir? No hay palabras para tratar de expresar lo que es sentir la preciada y misma leche masculina que te ha dado la vida, ahora fecundando tu interior; después de que tu semental progenitor te ha desvirgado y cogido de una manera maravillosa.

P: Oh…Hijo… Esto fue increíble, gracias. —Le dije con una sonrisa de felicidad todavía sobre él y sin intensiones de sacarlo de su culito virgen- Creo que para el final fui un poquito brusco, espero estés bien. ¿No te lastime o sí hijito?

F: No, papi… Estoy bien… —Y le esbocé una leve sonrisa, pues no tenía energías ni para eso. Se me cerraban los ojitos.

– Te amo, hijo.

– Y…yo…tam..bién…pa..pi…

Desperté con el chirrido de los pajaritos afuera de mi ventana. Mi habitación estaba iluminada por la luz de la mañana siguiente y yo me encontraba recostado sobre el musculoso pecho de papá Fercho, abrazado a todo su recio y desnudo cuerpo bajo mis sábanas. Y en ese preciso instante entró a mi habitación mi madre, que había regresado temprano de su trabajo, gritando:

M: ¡¿Juan?! ¡¿Julián?! —La escuché preguntar por nosotros y cuando nos vio dormidos en mi cama (yo había cerrado los ojos), continuó diciendo en voz alta- ¡Oh, vaya! Se quedaron dormidos juntos, que tierno.

Y mamá simplemente se marchó cerrando la puerta detrás de ella, dejándonos dormir más.

P: Buenos días, hijo.

F: ¡¿Papi, estabas despierto?!

P: Sí y tú también. —Yo comencé a estirar mis musculosos brazos, expidiendo de mis axilas un fuerte olor a macho debido al buen ejercicio de anoche con mi hijo, y por lo que pude descubrir ese olor le encantaba a mi hijo- ¿Dormiste bien, hijo?

F: ¿Papi, crees que mamá diga algo porque nos vio así? —Le pregunté a medio levantar.

P: Tranquilo, claro que no. No tiene nada de malo que un padre duerma con su hijo, ¿o sí? —Yo le acaricie tiernamente una de mis mejillas y luego, llevando mi ruda mano a su nuca, me acerque a él para darle un beso en la boca.

Fer otra vez se sentía en el paraíso, que instintivamente llevo su manita hacia su entrepierna de su papá, sujetando entre sus dedos su verga; la cual estaba enorme y dura con una erección matutina.

P: Además, lo que hagamos los dos de ahora en adelante será nuestro secreto. —Le dijo guiñándole un ojo- ¿Qué dices si nos damos juntos un baño antes de desayunar, eh, hijo?

F: Claro que si papi, espero poder mamártelo de nuevo mientras nos bañamos, además mamá estaba abajo tenemos mucho tiempo.

Y así fue como terminó mi primer encuentro sexual con mi propio padre.

A partir de ese momento me convertí en el amante y putito de mi papá aún lo seguimos haciendo, el aún está casado con mi mamá, pero yo soy su hembra en su cama, tenemos sesiones de sexo intensos como la primera vez y yo me volví únicamente solo para mi papa.

 

Fin……………………………

 

Por favor siganme en mis cuentas y manden sus relatos para que los adapte o que fantasias tienen los espero les estare contestando a la brevedad.

5723 Lecturas/20 noviembre, 2023/5 Comentarios/por Ichigo94
Etiquetas: amigos, baño, hijo, madre, mayor, padre, papa, sexo
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5 comentarios
  1. Cassiel Dice:
    20 noviembre, 2023 en 3:55 pm

    No tiene continuacion?

    Accede para responder
  2. Zero Dice:
    20 noviembre, 2023 en 3:58 pm

    No me digas que aqui acaba? espero que no por que tus relatos me dan la vida.

    Accede para responder
  3. alexpingui12 Dice:
    21 noviembre, 2023 en 8:47 pm

    Vamos sigue contando mas tus relatos son muy buenos y me encantan saludos…. 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉

    Accede para responder
  4. Jc3po Dice:
    29 noviembre, 2023 en 5:59 pm

    Una lastima que lo hayas finalizado… Ya que tenía mucho potencial. Aun así fur un placer leer tu relato

    Accede para responder
  5. Albertozamora2511 Dice:
    15 marzo, 2024 en 8:29 pm

    No habra alguna parte de Matias y su padre Leandro?

    Accede para responder

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