EL pequeño Uriel (capitulo 2: leche antes de dormir)
Su cabeza estaba echada hacia atrás con los ojos cerrados concentrándose en no llenar las entrañas del niño .
Pasaba de las 9 de la noche el pequeño Uriel apenas si podía mantener sus ojos abiertos, el sueño lo estaba venciendo pero tenía que esperar a que viniese Andrés, el chofer de la casa, se lo había prometido. Le había prometido que le daría leche antes de irse a dormir.
El cuarto de niño estaba en total obscuridad salvo por una pequeña luz que penetraba desde la calle. Silenciosa y en penumbras eso más bien parecía la cueva de una bestia que estaba a punto de llegar para devorar a su presa anhelada.
De forma sigilosa y muy despacio se abrió la puerta de la habitación, tras de sí entro una figura gigante, oscura y siniestra que se movía como gato al asecho. El corazón de Uriel latía fuerte, tan fuerte que parecía que su pecho explotaría. Cuando la figura oscura se acercó lo suficiente y la luz de afuera lo golpeo el niño pudo contemplar que se trataba de su gran hombre.
-Creíste que no iba venir, mi amor?- pregunto Andrés al mismo tiempo que se metía a la cama la cual le quedaba pequeña para su enorme figura. Uriel rápidamente retira la colcha que cubre parte de su cuerpo y con una enorme sonrisa lo recibe.
-no, sabía que vendrías, me lo prometiste- le dijo el niño con su enorme y hermosa sonrisa de labios.
Andrés se acercó hasta esos labios pequeños y beso con dulzura y delicadeza.
–Si mi amor, te lo prometí. Pero te recuerdo que para darte tu leche debemos de estar desnudos los dos. Lo olvidaste?-
La cabeza del niño giro hacia los lados de forma rápida y con la sonrisa que le caracteriza le responde –no lo olvide, te estaba esperando- diciendo esto las enormes manos de Andrés retiran la única prenda de ropa que le acompañaba, un bóxer a cuadros azul de esos que se compran por paquete en cualquier tienda departamental. Uriel de un solo movimiento se quita el pantalón de su pijama junto con su calzoncito color blanco. Con la ayuda del chofer se quita la camisa quedando en total desnudez ambos.
Cual si se tratase de un muñeco de trapo Andrés tomo al niño y lo coloco frente a sí con las piernitas abiertas de tal forma que al sentarse sus nalgas quedaron justamente encima del pene excitado del chofer.
Besa frenéticamente al niño mientras lo abraza y acaricia su cabeza y espalda. El niño con sus pequeñas manos acaricia el pecho enorme de su hombre y juega con la pequeña capa de vello color castaño.
El chofer con una mano abre el culo de Uriel mientras que con la otra toma su pene excitado y con gotas de precum saliendo de él lo pasa por el culo del niño que para ese entonces ya comienza a respirar rápidamente. Entre rato y rato el chofer escupe en su mano y esa saliva la deposita en el culito de Uriel dando un masaje firme de forma circular. Con su dedo índice bastante lubricado comienza a explorar esa diminuta cueva la cual cedió sin ningún problema.
-Auuuuch- gimió el niño mientras sentía como un dedo se deslizaba dentro de él. –Te duele bebe? Pero si tú eres mi niño grande, el que aguanta todo- le decía el chofer al ir introduciendo un poco más su dedo hacia dentro de niño ayudándose de más saliva.
-Veamos si hiciste lo que te dije antes de meterte a la cama?-
En un rápido movimiento Andrés levanta al niño y él baja, teniendo que doblar sus rodillas para que sus pies no quedasen colgando de la cama pequeña. Tomando la cintura de Uriel le indico que se siente justamente sobre su rostro. El niño rápidamente se puso en cuclillas dejando al descubierto su muy masajeado culo. El chofer observa un instante ese pequeño culo y trata de grabar esa imagen en su cabeza y de forma casi hipnótica comienza a lamer en culito del niño.
-Si lo lave en la tina del baño como de dijiste después de hacer popo- le dice Uriel al sentir esa lengua dando círculos en su culo, experimentando un sinfín de sensaciones y emociones. El niño estaba muy excitado.
El chofer por su parte abre de par en par los glúteos del Uriel para que su lengua tiesa y firme pudiese entrar más y lubricar con más saliva la cuevita. Así estuvo varios minutos hasta que se hartó de comer ese culo –muy bien mi amor, es hora de darte tu leche para que crezcas tan fuerte como yo- mintió el chofer con una sonrisa marcada en sus labios.
Se acomoda de lado sobre su brazo izquierdo y lo extiende, acomoda al niño frente a sí sobre su lado izquierdo también pero teniéndolo más abajo de tal forma que su pequeño culo quedaba a la misma altura de su pene excitado. Levanta la pierna izquierda de Uriel y la apoya sobre su enorme pierna llena de vellos. Dándole pequeños besos al niño en la cabeza pues la diferencia de estaturas era más que notoria. Uriel apenas si llegaba al cuello de su chofer. Quien hubiese entrado en la habitación en ese momento solo habría visto a un adulto en una pequeña cama para niños con una piernita apoyada sobre su pierna.
-muy bien mi amor debes de ser mi niño grande, me escuchaste- pregunto Andrés al tiempo que acomodo el glande de su hinchado pene en la entrada del culo de Uriel quien asintió con la cabeza y mantenía sus ojos cerrados.
Con pequeños picones el glande de un adulto fue haciendo presión en un culo de lo más pequeño, que sin ningún problema fue cediendo. El niño apretó sus dientes, cerró sus ojos e hizo con sus manos dos pequeños puños al tiempo que sentía como algo enorme se abre paso en sus entrañas.
-SHHHHHH mi bebe, tu puedes aguantar más- lo decía mientras más empujaba con sus caderas para que su pene se fuera depositando más y más adentro.
-AAAAHHHH me duele- broto de la boca de Uriel que rápidamente fue callado con la mano de chofer quien sostenía a su pequeño amante de la cintura para afianzar más la penetración. –Mi niño grande es más grande que la última vez que estuve aquí- le dijo el chofer a Uriel y recordando que esa última vez habría sido hacia una semana atrás.
Con mano temblorosa Uriel palpo su culo y pudo sentir una parte del pene de Andrés fuera de él y su escroto ceñido de tanta excitación que el hombre tenía. –si entro más?- le pregunto a su amante mientas abría sus ojos y sus labios se marcaban con una sonrisa.
Pero el chofer no contesto nada. Su cabeza estaba echada hacia atrás con los ojos cerrados concentrándose en no llenar las entrañas del niño con su orgasmo lechoso y de apoco en poco comenzó un rítmico movimiento de atrás hacia adelante pero muy despacio para no lastimarlo.
-Puedes sentirme dentro de ti mi amor? Puedes sentir como te estoy llenando?- le dice Andrés mientras que con su mano libre ejerce presión sobre el abdomen bajo de su joven amante. –Auuuchhhh me duele- le contesto Uriel quien ese momento tiene sus dedos sobre la panza del niño y lo masajeaba para que este pudiese sentir su pene.
-quiero hacer pipí- le dijo Uriel a su chofer mientras este aceleraba sus embestidas.
-Quieres tu leche, quieres sentir tu leche dentro de ti?-
-Si Andrés, si quiero!- le contesto el pequeño Uriel con su mandíbula cerrada y apretando sus dientecitos.
En un grito ahogado Andrés deposito dentro de las entrañas de Uriel su leche. Uno, dos, tres, cuatro espasmos que Uriel pudo sentir al mismo tiempo que siente como el pene dentro de su culo creció un poco más.
Durante unos minutos ninguno de los dos se movió. El enorme pene fue perdiendo firmeza y tamaño hasta que salió de su cálida morada. Inmediatamente Andrés da un salto quedando sobre su pequeño amante, con sus enormes brazos levanta la cadera pequeña y la guía nuevamente hacia su rostro. Ese culo a un mantenía una pequeña abertura dejada por la recién faena sexual recibida –puja bebe, puja- le dice el chofer y Uriel siguiendo la indicación empuja sus entrañas y por su culito comienza a brotar una mezcla de saliva y semen. Al ver esto Andrés comienza a devorar el culito de su niño. Lo devora como si se tratase de maná caído del cielo. GLORIOSO!
Uff que rico relato, excelente como describes todo lo que pasa, espero que sigas subiendo más, saludos.
Excelente narración.
Hola un delicioso relato, ya quisiera que siguieras haciendo más capítulos de Uriel siendo cogidos por otros hombres amigos de Andrés