El perno y la tuerca
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Aldo, tengo 28 años y lo acontecimientos reales sucedieron hace más de 20 años cuando mi primo Byron tenía casi los 16 años.
Era tan unido a él que tenía mucha seguridad de contarle mis cosas y Byron guardaba en secreto mis travesuras que hacía en casa, por eso fue mi primo favorito. En ese entonces, me besaba y me abrazaba porque lo hacía con cariño especial y me dejaba no más, sin saber que sus caricias querian manifestarme algo más que no entendía.
En las charlas jocosas que sostenían los adultos de mi casa, dismulaban hablar de sexo diciendo el perno y la tuerca, miraban sus partes genitales, se las tocaban y decían "con este perno se apreta la tuerca", "con esta tuerca apreto al perno" mi primo mayor Byron me dijo que eso hacia el hombre y la mujer cuando "culiaban", no entendía esa palabra, Byron continuaba diciendo que el hombre metía su perno o pene en la vagina o en el culo que era la tuerca y ambos sentían rico meter y sacar, pero que tabien lo hacían entre hombres.
Me quedé en las dudas, Byron me abrazó sonriente ante mi ingenuidad e ignoracia de términos, me dijo que si deseaba aprender a culiar, a meter y a sacar el perno con la tuerca, yo sonreí deseoso de saber eso, subimos riéndonos al desván de mi casa, recuerdo que me besaba el cuello y el pelo, el lugar tenía polvo nos sentamos y me bajó el cierre del pantalón, con su mano me sacó mi pene mostrándole frente a frente si tenía la forma de perno, estaba aguado, con sus dedos al frotarme mi pene descubrí una sensación rica que de inmediato se me puso erecto.
Me acostó sobre el piso de tabla y me dijo: culea. No sabía qué hacer me quedé quieto esperando que él haga algo, dándome un beso en mi pecho me dijo: déjate culiar, nunca olvidaré esas palabras, tampoco cuando se quitó el pantalón mostrándome su pene parado y lleno de pelos pegarse al mio moviendose sobre mis huevitos, sentí el peso de su cuerpo sobre el mío y Byron me decía que le gustaba escuchar que yo pujara, alzó su pecho estirando sus brazos dejandome mostrar nuestros penes sobándose el uno al otro su pene era muy grande que cubría al mío, no puedo olvidar sus piernas sobando las mías y sus pies pegados a los míos culiando ritmicamente nuestros penes para arriba y para abajo.
Se acostó y sentó mi culo en su estómago por entre mis piernas abiertas salía el pene de Byron, me decía que su perno era más grande que el mío y que ahora me iba a enseñar a enroscar la tuerca que era mi culito, todavía en mi mente está presente el tamaño de la cabezota de su pene, no puedo olvidar el momento en que levantó mis caderas con sus manos poniendo mi culo a la altura de su pene, empezó a bajar mi culito y sentí cómo penetraba la cabecita del pene de Byron, me dijo con aliento de exitación que estaba apretando mi tuerca.
Sentí algo de placer y un tanto de dolor, me hizo poner las rodillas dobladas al piso igual mis brazos estirados con las manos apoyadas al suelo, apretó con sus manos las mías, su pecho estaba sobre mi espalda, con su mentón hizo que agache un poco la cabeza y me alzó la cadera, sus muslos se unieron a mis piernas, sentí su tibio pene sobar la entrada de mi culito, sus pelos los sentía en los cachetes de mi culo y también sus pelotas moviéndose para arriba y para abajo. El movimiento de su pene era acelerado, su pene cabía la raja de mi culo y sentía rico, se movia y se movía de pronto sentí en mi espalda un liquido blanco, me soltó para que me lo quitara le pregunté qué era y riendose me dijo que era la grasa del perno y que ahora la iba a poner en la tuerca, yo estab un poco extrañado pero sonriente.
Acomodó unas maletas (petacas) acostándome de pecho sobre ellas, sentí su olor de sudor de macho exitado en celo, su lengua recorria mi piel, introdujo su pene mojado de semen en mi culo, poquito a poquito sentía un dolor que se incrementaba y recorría mis piernas, me agitaba mucho sentir su pene entrar en mi culito, sacó su pene haciendo lambidas con su lengua en el exterior del hueco de mi culito, no resistí y me salió un ¡¡ahhh!! y me metió otra vez despacito su verga, metia y sacaba, en cada metida lo hacía más profundo, sentía la tibieza y la humedad de su pene dentro de mi culo, mordía mis labios, nuestros cuerpos sudaban en el acto, fue tan rapida su sacada y metida que la cabeza de su pene me lo mandó a guardar bien adentro, no aguanté más y grité de dolor.
Me sacó la verga y pude ver algo de sangre que corria por mis piernas, me asusté y lloré desconsoladamente, ese era el precio del juego sexual que había descubierto, de inmediato Byron buscó papel para limpiarme mi culo lleno de semen y leche, por unos minutos más seguía saliendo sangre de mi culo hasta que me paró. Algo asustado Byron se acostó en el piso de tabla, me dijo que me acostara junto a él, estuvimos abrazados desnudos boca arriba viendonos nuestros penes, Byron estiró su pene con una de sus manos y con la otra estiró mi pene, adolorido me dejaba hacerlo, sentí rico, aunque ya no era la misma expectativa por culiar que lo sucedido al principio.
Byron se levantó y abrió sus piernas sobre las mías que estaban unidas por sus manos, se dobló su cuerpo y su boca mamó mi pene y huevitos largo rato.
Al vestirnos me dijo que lo que hicimos era un secreto de nuestra tuerca y perno, acepté sus palabras y bajamos las escaleras rápidamente con el cuidado de que no nos vieran, al separanos me sobó el pelo y me invitó a seguir haciéndolo, lo cual hicimos hasta que tuve más de 10 años de edad y él se fue a trabajar lejos en las camaroneras.
Fue asi que descubri en el arte del sexo el juego del perno y la tuerca.
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