el pibe rubio
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Un día yo regresaba a casa después del colegio. Serían poco más de las dos de la tarde, y poco antes de llegar al portal estalló una tormenta de todos los demonios, con relámpagos, truenos y un copioso aguacero. Terminé corriendo los 50 metros escasos que me separaban del portal y nada más entrar, llegó a toda prisa un vecino del octavo piso (yo vivo en el décimo). Es un muchacho de unos dieciocho años, delgado, rubio y ojos azules. Es un chico poco hablador, pero se le ve buena persona. Le conozco desde hace meses, pero justamente ahora, al verlo entrar al portal corriendo y chorreando agua me fijé en él. Viste un niki crema y pantalón corto, ya que estamos en pleno verano.
-Pasa, que estás empapado.
-Gracias, contesta ¡cómo llueve!
Llamamos al ascensor y el oprime el botón de su piso. Subimos en silencio. Procuro no mirarle, pues me parece que va a notar que de repente me he puesto muy nervioso, y sin poderlo evitar dirijo un par de veces la vista hacia su bragueta. Estamos llegando al sexto piso cuando se escucha un trueno especialmente fuerte, se va la luz y el ascensor se para. En pocos segundos nos ilumina el acumulador de emergencia, que yo sé tiene una autonomía de dos horas escasas. Bueno, suficiente para que vuelva el fluido eléctrico y podamos salir.
-Vaya faena. Ahora sí que estamos pringados, me dice, pero al mirarle me doy cuenta de que me estaba mirando. Inútil, pues no funciona. Vuelve su mirada hacia mí y me dice que no me ponga nervioso que este tranquilo. Eso yo ya lo sabia,piensa que por ser yo un niño ya iba a echarme a llorar, es cosa de la tormenta, pero no creo que la compañía eléctrica demore mucho la reparación..
-Bueno..asi nos conocemos mejor.-Le digo un poco nervioso.
-Si..
-Te pasa algo?-Me pregunta al ver que tirito.
-Esque en parte tengo miedo..-Le digo mientras miro al suelo.
-Oye, ¡tranquilo! Esto no se va a caer así que no te pongas nervioso, me dice, mientras doy un paso hacia él.
-Chico, estás empapado. Vas a pillar una pulmonía. Es mejor que te quites la camiseta y te secare con una toalla que traigo.
Me pongo aun mas nervioso y encima me empece a empalmar, esto me era ya muy incomodo, pensaría que soy un niñato gay.
Me quito la camiseta y empieza a secarme el cuerpecito con la toalla, la verdad es que me empieza a gustar mucho esta situación.
-Estás muy tenso. Ponte comodo, si quieres te puedo dar un masaje.
No muy convencido, no es que acepte, es que como yo estaba empalmado, me temia lo peor, opto por no oponer resistencia y me dejo hacer.
-Tienes la piel muy suave, de adolescente.-Y su masaje se extiende por los brazos y el pecho, llegando a acariciar de pasada mis pezones, que están duros. Yo miro hacia el suelo y no digo nada, mientras poco a poco llega al estómago.
-Date la vuelta, me dice.
Me giro cara a la pared e inicia el masaje de su espalda. Nunca me habían hecho un masaje, pero creo que fue genial, porque me relaje mucho. En esa posición, note que me miraba y tocaba mas de la cuenta.
-Estupendo, esto funciona, le dije, lo haces muy bien.
-Quieres que te de ahora en los pies?.
-No ha ce falta enserio..
Y sin más, se agacho ante mi y comenzo a frotarme los gemelos. Dedicaba una mano a cada pierna y el masaje fue concienzudo, hasta que noté como sus manos subían hacia mi entrepierna. Sus manos continuaron hacia arriba lentamente, sabiendo que en cualquier momento rozaría con la punta de los dedos mi slip, y eso era sumamente peligroso, pues se daría cuenta de que yo estaba empalmado.
Acerco su boca a mi bragueta, no se que pretendía hacer pero yo ya estaba que iba a explotar, tenia delante de mi a un chico de unos 18 años rubio, guapo y ojos azules masajeando mi cuerpo. En ese momento mi mano derecha se apoyo en su cabeza y forcé un poco a que siguiera acercándose.
A todo esto, mi mano izquierda se orientó hacia su culito, llegando a rozar el elástico inferior de su slip. Con lo que mis dos manos rozaban levemente el slip. Mis caricias se fueron alargando y ya no abandonaba la tela de su ropa interior, sino que me adentraba en ella poco a poco y en un momento sentí el bulto que su polla hacía. Acaricié su contorno con delicadeza, mientras la mano izquierda ya cubría completamente una nalga de mi lindo muchachito y la oprimía suavemente.
Él seguía quieto y con los ojos cerrados, pero la cosa le gustaba y para prueba la erección que tenía, pues ahora yo estaba acariciando su polla por completo, y no la tenía pequeña por cierto, y la notaba durísima. En un momento dado se la oprimí y dio un respingo, pero siguió quieto, así que comencé a masajeársela por encima del slip, mientras la mano derecha era ya completamente dueña de su culito, recorriéndolo en todos los sentidos y notando su dureza.
Para mí la situación ya era difícil de aguantar y decidí pasar a la acción en serio, es decir, meterle mano bajo la ropa interior. Las dos manos a la vez, cada uno en su terreno, se introdujeron bajo su slip sin encontrar resistencia. Agarré su polla y la apreté con fuerza. Estaba caliente y muy dura. Con mi dedo pulgar le acaricié el capullo, sintiendo que daba un respingo. A la vez, le oprimía con fuerza el culo y un dedito comenzaba a explorar lentamente su raja, camino del agujero posterior.
En ese momento me empezó a estorbar su ropa.
-Quítate el pantalón, le dije, y como no se movió se lo repetí en tono más serio. Ahora sí, aflojó el botón y bajó la cremallera. El pantalón cayó hasta sus tobillos y yo entonces le bajé delicadamente el slip, dejando ante mi vista lo que mis manos ya conocían. Una bonita polla de buen tamaño, pero no exagerada, unos huevos redondos y duros, y el culo que lo vería inmediatamente.
Orienté su polla hacia mi boca y empecé a lamer suavemente su capullo, para a continuación metérmela en la boca y darle una suave mamada, a la vez que le masturbaba. Su cuerpo reaccionó y ya no estaba quieto.
Se agitaba levemente y gemía de vez en cuando. Tuve que parar muy deprisa, si no se me hubiese corrido ya mismo. Le di la vuelta y su culito quedó a la altura de mis ojos. Y qué culo. Redondo, blanco, sin pelos. El culito soñado de un quinceañero. Dediqué mis dos manos a tocarlo por entero, dándole también algún mordisco suave y varios azotes. Lo fui abriendo poco a poco, hasta dejar a la vista su maravilloso agujerito. Lo toqué y se contrajo como una flor. Abriéndole bien las nalgas con mis manos, dediqué mi lengua a hacerle conocer las delicias del beso negro.
Recorrí a fondo las inmediaciones y luego pasé al agujero. Lo ensalivé bien, lentamente y con la punta de la lengua comencé a, casi, follarlo. Su agujerito se relajó y se abrió un poco, con lo que mi saliva entró más aún, lubricándolo lo mejor que pude. Me moría de ganas de meterle la polla hasta dentro, así que le hice doblarse hacia delante, apoyado en la pared con sus manos, y le metí lentamente el dedo índice, con cuidado y previamente ensalivado, que aunque con alguna dificultad fue entrando, notando su calor y su tierno y mullido interior.
Al final entró hasta el nudillo y comencé a moverlo dentro, con un sentido de rotación y de mete y saca que le debía gustar muchísimo, ya que ahora no paraba de gemir, mientras se había agarrado la polla con una mano y se la meneaba suavemente. Yo también hice lo mismo pues no podía aguantar sin tocármela.
Entonces me levanté sin sacar mi dedo de su culo y giré para colocarme de frente a él, intentó ponerse recto pero no le dejé. Cogí su mano y la puse en mi polla, que empezó a menear torpemente, pero no importaba, para mí era delicioso. A todo esto mi dedo no estaba quieto dentro de su culito, lo saqué y con su jugo y mi saliva, lubriqué otro dedo y le metí los dos. Suspiró de gusto y estuvimos un buen rato en esa posición, el meneándomela y yo follándole con dos dedos inquietos, hasta que ya no pude más y le dije que se volviese de nuevo cara a la pared.
-Venga chaval, que te voy a dar por culo. No se lo hizo repetir y rápidamente me presentó su precioso culito, separando incluso sus cachetes con las manos. Yo, ante su agujerito ofrecido difícilmente me pude contener y por poco lo follo a lo bestia. Por suerte, uno está civilizado. Coloqué mi capullo en su agujero y lo moví poco a poco, apretando suavemente. Entró un poco y me detuve. Luego un poco más. Atrás y adelante, y así hasta que tuve dentro todo el capullo y parte de mi polla.
Entonces sin poderme contener, empujé y en dos o tres viajes se la introduje hasta los huevos. Ahí me quedé quieto, observando como él gemía un poco, de dolor y de placer. Era maravilloso sentir sus blancas nalgas contra mis caderas y su cálida opresión en mi verga. Comencé a bombear lentamente y poco a poco fui acelerando el ritmo, a la vez que con una mano le masturbaba con fuerza.
Él no aguantó mucho y se corrió a lo bestia, gritando y todo, que tuve que taparle la boca, y poniendo perdido el suelo del ascensor. Con la corrida se agitó lo indecible, y sus movimientos de culo llegaron a volverme loco, alcanzando yo también el orgasmo, un orgasmo como hacía tiempo no experimentaba. Me corrí íntegro dentro de él llenándole de leche para después acabar apoyado contra su espalda con la polla dentro. Estuvimos así un rato y al sentir que se movía para sacársela y notar mi polla esos movimientos, se puso en pié de guerra nuevamente y no le dejé irse, sino que nuevamente comenzó por mi parte el vaivén, acompañado esta vez por unos cuantos azotes a su culo.Tan excitantes que rápidamente me corrí otra vez, quedando de verdad esta vez exhausto por completo.
Poco después vino la luz y salimos de allí, estábamos muy callados la verdad, nunca imagine cojerme a alguien mas grande que yo y que el se dejara coger por un crio como yo pero fue genial, después me dirigi a mi casaya que mi mama estaría preocupada pero esta parte de la historia creo que ya no es interesante.
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