El Piso del Placer Capítulo 2
Continúan las perversiones en aquel piso..
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*NOTA*
El siguiente relato es una obra de ficción. Ninguno de los personajes, lugares ni situaciones son reales.
Disfruten…
Sobre una cama dentro de una habitación del famoso piso del placer, yacía tendido un nene de rasgos asiáticos, todo exhausto y bañado de un blanco líquido viscoso. Su cara, pecho, estómago y piernas escurrían aquel líquido, incluso del abierto anito del nene brotaba gran cantidad de este. De pie frente a la cama se encontraban tres hombres musculosos de piel azabache totalmente desnudos, con sus grandes barras de carne bien erectas y brillosas, orgullosos y felices de haber disfrutado aquel rico manjar.
Unas horas antes, dentro de una gran habitación, tres hermanitos se encontraban platicando muy entretenidos. Éstos no hablaban en el mismo idioma que los demás nenes a su alrededor, por eso es por lo que no tenían amigos más que ellos mismos. Sus nombres eran Roy, Tim y Jack, de 9, 11 y 13 años respectivamente.
Se encontraban muy divertidos cuando, de pronto la puerta del lugar se abrió de par en par y un joven portando una camisa floreada entró, con su mirada buscaba entre los cerca de treinta niños, hasta que encontró al que estaba buscando.
– ¡Tim! – gritó.
Inmediatamente, el nene de 11 años se levantó y caminó hacia la entrada, donde lo esperaba aquel joven de cabellera negra. Ambos salieron de la habitación y recorrieron en silencio un largo pasillo hasta llegar a otra puerta que, al pasar por ella, llegaron a un lobby donde una señora sonriente los esperaba junto con tres hombres altos y musculosos de raza africana.
– Bien señores, que disfruten la noche. – dijo la mujer mientras contaba una gran cantidad de billetes dentro de un sobre blanco.
Uno de los hombres tomó la mano del niño y lo jalo dirigiéndose por un pasillo, hasta llegar a la entrada de su habitación, mientras se escuchaban algunos gemidos y chillidos de placer. Abrieron la puerta con la lleva que habían recibido hace un par de minutos y se adentraron a los que serían sus aposentos aquella noche. Ya estando dentro, uno de los hombres tomó al nene de los cabellos y lo jaló hacia él.
– Está noche nos vaciaremos en ti, puta. – dijo uno de los hombres a la vez que empujaba al niño hacia la cama King size.
– Es hora de iniciar la función. – dijo otro.
En menos de dos minutos ya se encontraban todos desnudos. El nene estaba sentado en el borde de la cama, mientras los tres machos estaban apuntando sus enormes vergas a su carita. El chiquillo comprendió y tomó una de ellas, la más corta, de 21 centímetros, comenzando a lamerla, luego tomó otra, la mediana de 23 centímetros, para pajearla, y dejó al final al monstruo disfrazado de verga, una barra de carne de 27 centímetros, la cual lamió con algo de miedo, anticipando un doloroso momento.
Los tres hombres disfrutaban de las caricias que les daba el menor. Era un experto mamador, que hacía que se retorcieran con cada lamida que les daba. Una a una fue metiendo en su boquita, tratando de devorar lo más que podía. Tenía adentro la verga de 21 centímetros, cuando el hombre de los 23 cm hizo que el chico se acostara en la cama, mientras mamaba las vergas de los otros dos, levantó sus piernitas y le hizo sujetarlas de sus muslos, mientras se dirigió a un buró del cual sacaría un frasco de vaselina y un consolador rosa.
Mientras el niño degustaba las deliciosas vergas venosas, aquel sujeto vertió un poco del contenido del frasco en aquel tierno culito, al igual que un poco sobre sus dedos. Inmediatamente comenzó el ataque sobre la entrada del nene, el cual dio un brinquito al sentir los gruesos dedos hurgando en su culito.
– Mmmhhhmm – gimió con una de las vergas dentro de su boca mientras sentía como un dedo lograba profanar su huequito, avanzando sin parar hacia lo más profundo de sus entrañas.
No tardó mucho en tener dos dedos dentro de su culito, siendo ese momento cuando aquel hombre comenzó un movimiento de meter y sacar a un ritmo lento pero continuo.
– Mmffmmm, mmmfffmmm – gemía el nene con la verga de 21 golpeando su garganta.
– Eso putita. Goza rico. – decía el hombre con sus dedos entrando y saliendo de la cuevita del pequeño de 11 añitos.
El nene intercambiaba vergas, disfrutando del sabor de éstas mientras disfrutaba de los dedos del sujeto. Se sentía ardiendo, lo que al principio de su estancia en aquel lugar era dolor y sufrimiento, ahora era pasión y lujuria. Aprendió a disfrutar de una buena verga tanto por su boca como por su anito. Su verguita de 9 cm se encontraba erecta y lubricando por tanto placer que sentía.
Al ver el miembro del niño, el hombre lo tomó con su mano libre, la derecha, y comenzó a pajear al nene, haciendo que el placer aumentara considerablemente. Un par de minutos más tarde lengüeteaba aquella rica verguita. De pronto, el nene tensó su cuerpo y un chorrito de orina salió disparado de su verguita, mientras un gemido ahogado por una gruesa barra de carne salía de su boquita.
El sujeto sintió el anito del nene contraerse, sonriendo en aquel instante, pues le gustaba sentir en sus dedos o en su verga cuando sus perritas se venían. Luego de esto, sacó los dedos del culito del niño, se incorporó y colocó la cabeza de su larga daga en el agujerito, logrando meterla por lo abierto que ya estaba. El nene gimió nuevamente al sentir que ya tenía la cabeza de una verga en su culito, lista para cogerlo.
– Llegó la hora.
Habiendo dicho esto, el hombre de un empujón logro clavar varios centímetros de su verga dentro del nene, el cal respingó violentamente al sentir una fuerte punzada, siendo sostenido por los tres hombres para que no se moviera tanto. Unos cuantos segundos después, el profanador volvió a empujar con violencia, haciendo que más de su verga entrara. Quince centímetros eran los que ya estaban dentro de Tim, quien se encontraba tenso después de sentir las dos fuerte punzadas en su ano.
Sentía un fuerte dolor en su culo, pero sabía que poco a poco iría desapareciendo. Dicho y hecho, al cabo de unos minutos, el hombre comenzó con el vaivén, suave al principio, pero violento conforme iba pasando el tiempo.
– ¡Oh, sí! – gritaba el hombre al sentir como apretaba aquel rico agujerito.
Tim se encontraba ya en el paraíso, pues mientras una verga lo taladraba, dos eran mamadas por él mismo.
– ¡Mmmmmhmmm!
– ¡Toma esto puta! – gritaba el hombre que lo cogía.
– ¡Eres bien mamoncita, perrita! – bufó el de 21 centímetros.
– Vale la pena cada centavo. – dijo el de la verga descomunal.
Luego de unos 15 minutos, el sujeto descargó gran cantidad de semen en el culito del nene. Sacó su verga y se sentó algo agitado. En ese momento el de la pija de 21 centímetro alineó su pene con la cuevita del nene y de un empujón logró clavarle 17 centímetros, todo gracias al semen caliente de su amigo. El nene volvió a retorcerse debido a la punzada que había sentido en ese instante, pero al mismo tiempo un toque de placer se hacía presente.
Este segundo sujeto comenzó el vaivén de manera muy violenta, pues estaba ansioso por vaciarse dentro del niño.
– ¡Toma, toma, toma! ¡Goza mi verga! – le gritaba con sumo placer.
– Mmmhhhmm. – gemía el nene con la gran verga de 27 centímetros en su boquita.
– ¡Aaaaahhh! ¡Qué rico culo!
¡PLAP! El rico sonido de una nalgada se escuchó. ¡PLAP! Seguido de otra y otra y varias más. ¡PLAP, PLAP, PLAP! Este macho disfrutaba el nalguear al pequeño, mientras lo taladraba ya sin piedad alguna.
– ¡Oh sí! ¡No creo aguantar más! ¡Es el culo más delicioso que he cogido! – decía gritando.
Y tal cómo dijo, diez minutos después se vació en las entrañas del nene.
El sujeto con la verga más grande sacó su verga de la boquita del pequeño Tim, regocijándose porque era su turno.
– Hazte a un lado. Ahora te mostraré como cogerte a un rico putito como el que tenemos aquí ante nosotros. – dijo con una gran sonrisa en su rostro.
Tomó al nene y lo acostó boca arriba, sujetó sus piernas y las levantó, colocándolas sobre el pecho del nene, acomodó la punta de su verga en la entrada del nene y de un solo golpe le metió 18 centímetros, todo gracias a la gran cantidad de semen que habían depositado anteriormente.
– ¡AAAAHHH! – gritó el nene del dolor, pues era una verga muy gruesa.
El sujeto sin piedad comenzó a taladrarlo, avanzando cada vez más, hasta tener 21 centímetros dentro del nene.
– ¡UUUUFFFF! ¡Este es un rico culooo! – gritaba el hombre poseído por placer.
La gran verga entraba y salía a gran velocidad, arrebatándole al niño gemidos y gritos de placer. Había tenido varias vergas en su culo, pero ninguna como la del negro afortunado. Sentía grandes olas de placer mezcladas con algo de dolor. Estaba en un viaje estelar como ningún otro.
Pero pronto salió de su trance al sentir que algo caliente lo punteaba en su mejilla derecha y pronto algo más en la izquierda. Eran las dos vergas de los otros dos sujetos, las cuales comenzó a devorar sin espera alguna, saboreándolas como a él le gustaba.
Los hombres gozaban a plenitud el cuerpo del pequeño, llegando al punto máximo del éxtasis, expulsando su semen sobre el frágil cuerpecillo del nene, mientras que su compañero seguía taladrando el tierno culito.
Treinta minutos después nuevamente embarraron de leche el cuerpo del pequeño a la vez que el otro llegaba por fin a su orgasmo.
– ¡OOOHH CIELOOOOS! – gritó mientras eyaculaba en el recto de Tim.
– ¡AAAHH! – gimió el niño al sentir varios disparos de semen caliente dentro de sus entrañas.
A pesar de esto, el negro no detuvo las embestidas, continuando por 15 minutos más hasta que nuevamente se vino dentro del niño.
Cuando terminó, saco su gran falo y orgulloso sonrío al ver el culo abierto de Tim, quien estaba casi desmayado y lleno de semen por todos lados.
Los tres hombres felices se preparaban para unos rounds más.
Continuará…
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Espero les haya gustado. Se aceptan críticas.
Próximamente la parte 3.
como sigue?