EL PODER DE LOS DESEOS. (12).
Servicio completo a Tamara, el marido pierde casi todo y arrastra nuevamente a Agatha que, para mal, parece predestinada a cruzarse conmigo. La china del Súper tiene problemas y hay que atenderla, eso sí, con “yapa”. Con este problema me vuelvo implacable. Mi suegro me embarca en un lindo matete .
MÁS GANANCIAS – LA CHINA – SUEGRO PILLO. (12).
Me recibió expectante, deseosa y con un camisolín similar al de la vez anterior, pero ya no tenía puesta ninguna ropa interior y me tiró los brazos al cuello apenas traspuse la puerta de su departamento, sus besos, por cierto, agradables y de labios llenos, tenían visos de desesperación y tuve que pararla cuando amagó con saltar sobre mí para ponerme las piernas alrededor de mi cintura, por extraño que parezca porque mi verga estaba a reventar, pensé en mi ropa manchada y no la dejé, la hice girar y besé su cuello provocando un gemido cercano al orgasmo y apreté sus tetas que me calzaban justas en las palmas.
Le pedí que me mostrara el camino a la habitación y caminó delante de mí moviendo las nalgas con gracia, “pensé que no venías y ya me estaba trepando por las paredes, nunca me sentí tan necesitada y caliente, espero estar a la altura”, -me dijo mirándome por sobre el hombro-. Se sacó el camisolín apenas entramos al cuarto y admiré cada una de sus curvas, como mujer estaba mortal y el toque de adolescente de su rostro le daba un marco especial al morbo. Me saqué la ropa mirándola moverse sobre las sábanas oscuras y finalmente me paré desnudo en el borde de la cama, eso motivo que se acercara gateando por la enorme cama y tocara mi verga acercando su cara, “es enorme, me encantará tragarla, pero no sé si pasará por mi garganta”, -expresó absorbiendo media verga con su boca-. Sí, sí, no exageró hasta el sonido hizo de absorción, entonces me acosté en la cama poniéndome boca arriba con el mástil a pleno, enseguida se dio cuenta de cómo debería ser e invirtió su cuerpo para que el “69” comenzara a funcionar.
Su vagina chiquita y funcional destilaba jugos sin cesar y tragué lo que podía, besaba, lamía, martirizaba su clítoris mordiéndolo suavemente y mis pulgares jugaban con su orificio más chiquito que no escatimaba dilatación. Tamara gemía al borde del descontrol, pedía, “meteme dedos” y sin ningún tipo de ayuda su garganta alojaba mi verga totalmente, logrando con ello que su nariz tocara mis testículos acariciados por sus manos, pero no era solamente eso, la sacaba apretándola con sus labios y se la volvía a tragar, ella misma se cogía la boca espectacularmente. Me tenía al borde y tuve que esforzarme para que no me secara, para evitarlo salí de la posición dejándola que se acomodara y quedara con su culito parado y expectante, quedó arrodillada, apoyó los antebrazos en la sábana, la cara en la almohada y esperó. Me tomé mi tiempo para pincelar toda la zona con mi glande y escuché que alzaba la voz pidiendo que la cogiera, “¡metela, por Dios, metela, no me aguanto!”, -decía moviendo sus caderas y le hice caso.
Entré despacio sintiendo en el tronco todas las rugosidades del interior de su conducto vaginal, no me detuve y lo mejor fue escuchar sus quejidos porque era bastante estrecha y sintió la penetración, fue una mezcla de quejidos, gemidos y movimientos como para acomodar el ariete, pero terminó “comiéndosela” toda, calzó justo, aunque si empujaba unas milésimas más chocaría con su útero y, tras cartón, manejé el ritmo en un in crescendo que la enloqueció, gritaba, temblaba, tenía contracciones y empapó mis muslos con un squirting que no esperé. Se aflojó a punto de derrumbarse por el orgasmo experimentado, pero no la dejé, la mantuve pasando una mano por su estómago y acomodé el glande buscando su agujerito más chiquito, su asterisco estaba abierto como una boquita glotona y me mandé sin pedir permiso. Media verga entró relativamente despacio y su grito de dolor hizo temblar las paredes, apenas esperé un par de segundos, la mantuve de la cintura y el caderazo ayudó a la estocada que me hizo rebotar en sus nalgas.
A Tamara parecía que la estaban acuchillando como a los cerdos porque el chillido fue impresionante, quería verga y tenía verga, por ende, no hice más pausas y el bombeo se hizo casi violento. No sé cuándo tiempo estuve allí, dándole bombazo tras bombazo incentivado por el morbo que me transmitían sus gritos y pedidos para que se la sacara, los sollozos eran nítidos y, balbuceando, alcanzó a decir: “Me lo rompiste, yo sabía que me lo ibas a romper, por la cola me gusta a mí y les gusta a todos, pero lo tuyo es tremendo”. Ni bola que le di, lo único que buscaba era terminar por llenarle las tripas con mi leche y ese culito era especial para mi cometido, finalmente, no aguanté y la rebalsé, entonces se dejó caer de bruces y la acompañé enterrándole la verga todo lo que pude.
Se quedó quieta como con miedo a moverse y, aunque trataba, no podía manejar sus músculos para apretarme, estaba saturada de “carne en barra” y sollozaba quedamente, claro que tuve que esperar un rato hasta que mi verga se “desinflara” y pudiera salir de su conducto más que estrecho, ni con los chicos me pasaba igual pues entendí que si se la sacaba enseguida expondría sus tripas, como fuere, había sido una culeada espectacular y sí, algo se rajó allí en los bordes porque el tronco salió manchado de un color rosado, lo mismo que el semen con pintas rojas que asomaba.
“Mi culito siempre llamó la atención y cuando mi marido me daba pelota, comenzaba o terminaba por ahí, me llegó a gustar, pero esto fue un desmadre”, -dijo sin moverse, sólo moviendo la cara-. Le pregunté entonces si no le había gustado y me dijo que yo debía estar loco, “me encantó, pero te juro que aún la siento adentro, jajaja, en cuanto me recupere quiero más, pero no hoy, jajaja, ayyy, me duele hasta cuando me rio”. La ayudé para irnos al baño y la tuve que bañar, allí se desarmó y me di cuenta de su gran necesidad, mucha fama, luminarias y fans, pero de amor, cariños y besos, poco y nada. Almorzamos un poco de comida fría que preparó rápido y le pregunté como quería encarar las cosas con el marido…
- Pensé que se podrían arreglar las cosas porque, en mi ambiente, una infidelidad más o menos no cambia mucho, pero si me robó no se lo puedo soportar, es más tengo ganas de destruirlo.
- Es muy difícil probar que te robó, ningún Juez va a dudar cuando él diga que todo lo que tiene se lo regalaste vos, será la palabra de uno contra la del otro.
- No importa, de última, que todo lo que me sacó le sirva para remedios, lo que quiero es que me firme el divorcio sin derecho a reclamos y que se vaya a vivir a Venezuela, Cuba o Nicaragua, porque se llena la boca con las ideas socialistas y vive como un rey a costilla de mi dinero.
- De esos parece que hay muchos en al ambiente de la farándula.
- Sí, demasiados “famosos” que pregonan una cosa y veranean en Miami o en la Costa Azul, también están los de medio pelo que enarbolan el mismo discurso para ver si manotean algún “sobre” en el revoleo, a veces me dan ganas de irme a vivir a Europa, pero ya estuve viendo que en España también sobran los de esta misma calaña, parecen que fueran plaga y no son solamente los de la farándula.
- Bueno, dejame ver como lo encaro al tema, estuve tratando de hablar con él, pero no lo puedo ubicar, hay que tratar de llegar a una conciliación.
- Porfa Gustavo, tratá de lograr algo para que no me perjudique y me convierto en condicional, jajaja, aunque después de lo de hace un rato, ya estoy “re muerta” contigo.
Si por ella fuera me tendría que haber quedado hasta la hora de la cena o a dormir, pero yo no estaba para escuchar dramas existenciales de quienes me interesaban poco y alegué una reunión de la que no podía zafar. Iba a regresar para mi casa y, a medio camino me arrepentí y me fui para la oficina del esposo-representante, muy bien que hice porque tuve suerte y me encontré con una sorpresa extra, no sé si era por designio de “las tías”, pero mi presencia resultaba ser un karma para los que no me habían tratado bien.
La Secretaria me dijo que quien yo buscaba recién había llegado y me pidió que esperara a que se desocupara mientras le comunicaba por el intercomunicador que el Abogado de su “ex esposa” lo estaba esperando, era evidente que el tipo ya se daba por ex marido de mi representada o porque, como estaba con la “noviecita”, la Secretaria le seguía el juego. El hecho es que salió con cara de ofendido dispuesto a encararme feo y seguido de una rubia cañón de minifalda y botas de caña alta que resultó ser muy conocida mía.
- ¿Cómo es que tiene la cara tan dura para venir a mi oficina?, diríjase a mi Abogado, yo no tengo nada que hablar con usted, -afirmó enojado mientras la rubia me miraba asombrada-.
- No lo tome así hombre, yo sólo “deseo que” podamos tener una charla en privado y no me importa que esté Agatha presente.
- Sí, bueno, está bien, pero, ¿usted conoce a mi novia?
- Algo, en un tiempo fue mi jefa y me tenía cortito, “deseo que” recuerde todo el tiempo en que trabajamos juntos.
- Hola Gustavo, ¿cómo estás?, -me dijo mordiéndose los labios y adoptando esa mirada de pantera que yo le conocía bien-.
Por un tema de ego estuve tentado de preguntarle si la de él la sentía igual que a la mía, pero pusiera la mirada que pusiera, con ella no había, no quedaba ni habría quorum, sólo me quedó demostrarme como todo un profesional y hasta me convidaron un rico café. Tenía todos los papeles guardados en mi maletín y eso me vino de perlas. Cuando salí de la oficina del esposo-representante de Tamara, éste había aceptado el divorcio renunciado a cualquier tipo de reclamos posteriores y a los servicios del Abogado que lo atendía, parte del saldo de su cuenta corriente había sido transferido a la cuenta de mi representada, se marcharía en un plazo de dos días a vivir en Venezuela o Nicaragua (no me decidí en cual país), Agatha se iría con él, indemnizaría a la Secretaria y además, el departamento del barrio residencial que, ¡oh casualidad! ocupaba Agatha, había cambiado de dueño. ¡Tremendo karma el de esta chica con las viviendas!…
Regresé satisfecho a mi casa y me puse a estudiar algunas materias relacionadas con el Master que quería cursar, tenía que retomar el ritmo de estudio de dos horas diarias, pero me resultaba difícil por todas las cosas de las cuales debía ocuparme, sin olvidar, claro está, los “tiroteos amistosos”. De todos modos, la tranquilidad y el silencio que reinaba me producía un relajo que estaba necesitando, después me fui a dormir temprano. Me resultó raro encontrarme con Haydee cumpliendo las funciones de Elena en la oficina, pero no demostré nada, me pasó las novedades y no me privé de mirarla bien, la morocha estaba para “tirar cohetes”, pero, trataría de portarme bien. Luego la llamé por teléfono a mi novia, estaba de lo más entusiasmada y me pasó el teléfono porque el padre quería hablar conmigo.
- Hola Gustavo, tengo que darte las gracias por haberla dejado a Elena que se viniera conmigo, yo sé que la jugué “por izquierda”, pero creo que me podés entender, necesito dejarle todo a ella y yo sé que vos la vas a apuntalar…
- Quédese tranquilo, ella está junto a usted y no deja de ser importante para los tres, pero…
- Ya sé, no me digas nada, lo tengo claro, siempre estarás primero.
Dejamos la charla y me fui para el Juzgado a presentar los papeles de Tamara, eso saldría con celeridad porque pedí hablar con el Juez que atendería la Causa y “deseo” mediante, la sentencia saldría casi en el acto y sin respetar los tiempos judiciales. De regreso al Estudio mandé a una de las pasantes a llevarle los papeles a la actriz-cantante, tenía muy en claro que, insistir con la misma “monta” no era aconsejable y si iba yo, cedería a la tentación. El resto de la mañana fue de lo más normal y sabía que Elena no la pasaría conmigo esa noche, aunque tampoco tenía muchas ganas. Estando ya en casa, saludé a Yessica y a la abuela, todo fue normal, luego de esto, Gloria me contó que la china dueña del Supermercado le había hablado para que la conectara conmigo porque tenía un problema enorme y no sabía cómo proceder acorde a las Leyes de este país.
Le pregunté si sabía de qué se trataba, pero no supo informarme, lo primero que se me pasó por la cabeza fue decirle que la mandara a la mañana a verme al Estudio, pero recordé que la “veterana” estaba muy bien, tan buena de tetas como la sobrina, aunque sus nalgas eran más rellenas y paradas, además, tenía una mirada de picardía que sería bueno ver si conservaba cuando mi verga estuviera entrando en su culito tentador. Le fue a avisar para que viniera a verme en un rato, lo hizo antes de irse para la otra casa, la chica venezolana que venía a la casa a hacer las tareas de limpieza venía sólo a la mañana y me quedé solo con Yessica que jugaba con su tablet desparramada en el sofá del living, estaba boca abajo, vestía un shorcito ajustado y le miré con ganas las nalgas que sabía que no dudaría en entregarme, pero vencí la tentación y le pedí que se fuera a una habitación porque vendría una clienta.
Tuve que ir yo a abrirle la puerta a la china, se la veía muy elegante de camisa, pollera a media pierna y sandalias de taco, cuando la saludé invitándola a pasar, me dijo toda ruborizada que le disculpara el atrevimiento por la consulta a deshora y que tampoco había querido dejar solo a su sobrino porque era muy travieso e inquieto. Recién allí me di cuenta que detrás de ella se encontraba un nene, indudablemente chino, tenía un corte con flequillo, era gordito, de cara redondita, bajito y se me hizo que no tendría más de ocho años. Me pareció que el nene me había mirado con cierto brillo de admiración en sus ojos, pero descarté enseguida esa idea pues ya parecía un obsesivo con los culitos infantiles, la tía me dijo que se llamaba Gao y lo saludé revolviéndole el cabello fino y lacio, ella se presentó como Yun y no bien ingresaron a la casa mi “deseo” estuvo relacionado con atenderme, obedecerme, no mentirme en nada de lo que preguntara y excitarse sexualmente pensando en mi cuerpo, lo dije como algo natural dirigiéndome a Yun, pero no me percaté que el chinito había escuchado.
La llamé a Yessica, le presenté a Gao y le dije que se fueran a jugar a la habitación sin hacer líos, antes de irse el chinito fijó la vista en mi bulto o eso es lo que me pareció, decididamente ya me estaba enfermando con eso, lo dejé pasar y me dediqué a la tía que esperaba expectante y sumisa bajando los ojos. La hice pasar a mi privado y le pedí que se pusiera cómoda y me contara cual era el problema que tenía, la china se mostraba cohibida y eso se me ocurrió solucionarlo deseando que se mostrara desenvuelta, coqueta y, ya que estaba, que se quedara vestida sólo con ropa interior. “Sí señor Doctor Gustavo”, repetía y se sacaba la ropa con movimientos lentos y mirándome con una sonrisa de picardía en sus labios y ojos semi cerrados.
Casi desnuda y mirándome de esa manera su cuerpo ganaba en muchos enteros respecto a los movimientos cotidianos e imagen de seriedad. Sus tetas resaltaban dentro de su sostén de media copa y su culotte semi transparente dejaba entrever una pequeña mata de pelos en su pubis. Me senté frente a ella en el sillón individual y le dije que la escuchaba. Me contó que su negocio no respondía a ninguna mafia china de ningún orden y todo el personal eran parientes en primeras o segundas líneas, además, vivían en la casa situada en los fondos del supermercado. Ella cumplía las funciones de jefa del clan, el único varón era el esposo de la hermana (era el que yo había visto alguna vez oficiando de custodio y eran los padres de Gao). Resultó que el hombre no andaba bien de salud y el matrimonio había regresado a China, debido a eso, desde antes de que se fueran, habían contratado a un muchacho para que cumpliera esas funciones.
Ella había descubierto que se llevaba mercaderías sin pagar, que presumiblemente inducía a su sobrina a consumir drogas y/o se las proveía, para eso ella sacaba dinero de la caja y, aunque no estaba segura, “toqueteaba” a su sobrinito, pero que el nene no decía ninguna palabra al respecto. Me contó que ya había discutido fuerte con él y la había zamarreado diciéndole que ella también sería su hembra y que, aunque lo denunciara nadie la tomaría en cuenta porque eran chinos y él se ocuparía luego de destruir el negocio con varios de sus amigos.
Lógicamente, no quería recurrir a ninguna ayuda “extra” de los chinos porque eso la colocaría en una situación de dependencia con cierto grupo que “manejaba” a varios supermercados, pero tampoco sabía cómo actuar acorde a las Leyes del país. Para mí era indudable que el tipo sabía, por intermedio de la “chinita estudiante” que nadie los amparaba y se jugó con eso usufructuando la sumisión natural de los orientales y, salvo por la ayuda que me estaba pidiendo la dueña del negocio, hasta el momento le estaba saliendo bien. Esa clase de tipos me sublevaban, no por el hecho de hacérselo a los chinos, ellos eran lo que menos me importaban en esto, me jodían porque encontraban una veta y la explotaban pisando a quienes fueran los que se le pusieran en el camino, aunque, como siempre pasa, nunca falta el que pisa más fuerte que ellos.
- Legalmente es todo muy difícil, el dinero o la mercadería que se puede llevar la puede justificar diciendo que eran regalos de tu sobrina y con que ella lo acepte una vez es suficiente para desbaratar cualquier denuncia. Echarlo por echarlo te va a generar una demanda laboral que te insumirá un gasto enorme y meses de espera, además, está de por medio la amenaza de romper el local y eso normalmente no se hace a cara descubierta.
- ¿Entonces no se puede hacer nada?, ¿tampoco con lo de mi sobrinito?
- Con lo del nene hay que hacer una denuncia por abuso y eso se tiene que comprobar por medio de un estudio que deberán hacer con él para saber si es cierto o sólo una idea de los familiares, es todo muy traumático para la criatura, quedaría bastante expuesta, por otro lado, si fuera cierto, no sé cómo manejan ustedes el tema del honor o cómo será mirado el nene en su comunidad.
- Eso será muy difícil para los padres y para mí en particular porque está a mi cargo mientras los padres están en China, ni hablar del nene que sería bastante raleado.
- ¿Ustedes no admiten el sexo entre pares, es decir hombre-hombre, mujer-mujer?
- Socialmente no se admite, pero existir, existe, no somos tan distintos en nuestros deseos.
- Hablando de deseos, veo que estás muy bien, me gusta tu boca, tu cuerpo en general y te noto un tanto necesitada de hombre, tanto que deseo que te acerques arrodillada y me des una regia mamada, si lo hacés bien y me gusta, me vas a pedir que te la meta en el culito.
- Si mi señor Doctor Gustavo, todo lo que usted quiera yo hago sin quejarme, si quiere esclava, yo seré esclava.
- Esclava no sé, pero no quiero escuchar ninguna queja, dale, yo me saco el pantalón.
Me miraba estando arrodillada, su cara había cambiado, ya no era una china preocupada, en ese momento era una hembra deseosa de la verga que yo le iba a dar. Se acercó despacio cual gata en celo y los ojos se le pusieron redondos cuando vio la verga que debería comerse, dirigía la vista hacia mi rostro y volvía a posarla en el ariete erecto demostrando algo de temor, pero lo venció enseguida y comenzó con lamidas al tronco y al glande. Sus labios eran llenos, pero no creí que su boca pudiera abarcar todo mi “aparato”, no obstante, le pedí que se la tragara toda y se cogiera la boca sola. La china se desesperaba para tratar de tragarla, tosía, le daban arcadas y escupía sus babas, me miraba como desesperada cuando se la sacaba de la boca y volvía a insistir, recordé que quería ser mi esclava y que no se quejaría, así que se imponía perforarle la garganta y se preparó sola para eso cuando le tomé la cara con mis manos.
Se puso a resoplar dejando salir sus babas cuando aplasté su nariz en mi pelvis y aflojé sólo cuando su cara se puso roja por la falta de aire. Siguió intentando con ganas hasta que se la metió toda sin que yo la ayudara, ella misma regulaba su respiración y le dije que lo estaba haciendo bien y me gustaba mucho, esto fue como una campana de largada para lo que se venía y la sacó despacio de su boca, pero la dejó llena de saliva viscosa, se incorporó, se sacó el culotte, se giró y retrocedió pidiendo: “Métala en el culo mi señor Doctor Gustavo”. A mi juego me llamaban y ver ese culito chiquito y bien formado cuyo agujerito parecía latir, hizo que el lobo aflorara. Seguro que usaba su consolador por el culo porque el glande penetró sin mayor problema y su quejido fue bastante apagado, el problema fue aguantar el grosor. Yo miraba como el ariete penetraba estirando las paredes de su esfínter y, con media verga dentro de sus tripas, la tomé de sus caderas y la senté de golpe para que toda mi verga desapareciera tragada por su culito.
La china aguantó el grito, aunque no pudo evitar las lágrimas por el dolor, sollozaba quedamente y me quedé quieto manteniéndola apretada y harto perforada, luego moví mis manos para acariciar sus tetas y apretar sus pezones, cabían perfectas en mis manos y comenzó a mover sus caderas de forma sutil, esto fue algo que hizo sólo al principio, pero luego fue acelerando sus movimientos, se cogía sola de manera frenética hasta que el orgasmo la hizo temblar y contraerse de manera que me llevó con ella y la llené de leche, prácticamente hirviendo. “Mi señor Doctor, esto es maravilloso”, -dijo apretando sus músculos anales y exprimiéndome-. Seguí bombeando un rato más hasta que comencé a languidecer y le señalé el baño, claro que no pude ver el agujero abierto porque se tapó con la mano y salió disparada a lavarse, entré detrás de ella y me miró ruborizada mientras estaba sentada en el inodoro, le sonreí y me lavé en el lavatorio, luego giré para que me la besara y quiso seguir.
Le dije que ya no había tiempo porque quería hablar con el sobrino y noté su mirada de desilusión, luego el deseo tuvo que ver con que olvidaría todo al salir de mi casa, pero que estuviera dispuesta a darme placer apenas se lo pidiera. Le dije que iría a verlo a su sobrino y que ella me esperaría en la cocina preparándose un té. Salí del baño y me fui para la habitación de Yessica, antes de entrar escuché risas de los dos y me los encontré a ambos en ropa interior y mirando porno en la computadora, al entrar la cara de Yessica fue de absoluto terror y el chinito se puso pálido.
- ¿Qué está pasando acá?
- No hicimos nada Gustavo, te juro que no hicimos nada, nos sacamos la ropa porque hacía calor, primero jugamos a un juego con el joystick y después Gao me mostró unas películas de coger, no te enojes, tengo miedo, no te enojes, -me dijo sollozando y sin hacer alusión a que ella sabía de todo eso, aunque ignoraba que lo sabía y vaya que sabía-.
- Cambiate y anda a la cocina con la tía de Gao, ni una palabra de esto, decile que yo me quedé hablando con el sobrino, pero andá preparándote para un castigo, -se lo dije por decir y para preocuparla porque si tenía que hacer otra descarga sería con el chinito-. A ver Gao, sentate en el borde de la cama.
- Sí señor, lo que usted diga señor, -dijo, pero mirándome con ojos de “ganas” y allí tomé conciencia que había estado cuando le dije mis “deseos” a la tía-.
- Me vas a tener que contar que edad tenés y que cosas hiciste con “fulano de tal”.
- Voy a cumplir diez años y él señor ese me enseña como tengo que hacer para crecer más y me hace tomar la leche de su pito después de meterlo completo en mi boca mientras me mete los dedos en mi culito, pero todo esto es un secreto porque si lo cuento me voy a quedar más chiquito de lo que soy y me voy a convertir en un bebé.
- ¿Nunca te metió el pito en el culito?, -le pregunté notando que la verga se me endurecía aun sin yo quererlo-.
- ¿Usted dice como en los videos de coger? No, no entra y me duele mucho, una vez me metió un poquito, yo grité y él se asustó porque estábamos en el depósito, entonces me dijo que usara una crema y me metiera una banana hasta acostumbrarme, pero no me animo porque en mi casa nunca puedo estar solo.
- Bueno, escuchá bien, “deseo que” desde ahora en más no comentes esto con nadie y no le vas a dirigir la palabra ni acercarte a él, además vas a hacer conmigo lo mismo que hacías con él, vas a gozar mucho y me vas a pedir que te meta la verga en el culito, nada de pitito o pilín, la vas a llamar verga.
- Yessica me dijo que se llama verga, dice que soñó que le metían una bien grandota en el culito y le gustaba, ella me contó que no veía la cara del señor, sólo era una verga muy grande, igual yo no voy a decir nada a nadie.
Sin quererlo acababa de descubrir que Yessica tomaba sus roturas de culito como si hubiera sido un sueño y se me ocurrió que así debían actuar las ganas “adormecidas” que quedaban flotando en las mentes acorde a los deseos, como fuere, no daba para pensar demasiado porque el chinito se sacaba los shorcitos dejándome ver su culito gordito y tentador y me explicaba cómo se tenía que poner para que yo le tocara las nalgas con mi mano. La posición era conocida por mí pues, no bien me saqué los pantalones, él se acomodó de costado acercando su cara al miembro erecto.
- ¡Ufff, es mucho más grande que la del señor que custodia el negocio, me gusta más, pero, no sé si me va a entrar en mi boquita, -dijo mirando preocupado y tocando el tronco con las dos manos-.
- Vas a poder, yo te aseguro que vas a poder y te va a gustar mucho, -afirmé decidido-.
No perdió demasiado tiempo, me demostró enseguida que era un becerro desesperado de hambre, no perdió tiempo con besitos y salivando el glande se lo metió en la boca, se esmeraba por tragar y ponía más empeño que la tía. Yo le acariciaba las nalgas duritas y mullidas y comencé a buscar su agujerito con dos dedos suficientemente salivados, moviéndolos despacio no me resultó difícil meter los dos dedos a la vez, escuché un quejido que se normalizó enseguida y el movimiento de sus nalgas me dio a entender que lo gozaba. Por momentos parecía temblar y su ano se contraía apretándome los dedos, gemía y se notaba que gozaba de los dos dedos enterrados en todo su largo y del meter-sacar que le imprimía a mi mano. Le revolvía los dedos buscando más dilatación y él busco mi otra mano para ponerla sobre su cabeza, el gesto fue más que elocuente, le mandé un tercer dedo y el caderazo completó la historia, me hubiese gustado ver la cara del chinito cuando su nariz se aplastó en mi pierna, pero me sorprendió cuando no acusó ahogos y comenzó a mover su cabeza sacando y metiendo la verga.
Su culito se había dilatado lo suficiente, pero la succión bucal pudo más y le llené la garganta de leche, su nariz se “soldó” a mi muslo mientras tragaba y sus nalgas se levantaban pidiendo dedos. Estaba claro que el chinito era ya un putito consumado, además, apenas después de tragar se la sacó de la boca dejándola toda baboseada y se puso en cuatro en el borde de la cama, clavó su cabeza en las sábanas, abrió sus nalgas con ambas manos y, ladeando la cara, me pidió que se la metiera en el culito. Las nalgas gorditas eran chiquitas, pero soberbias y no acusaban ninguna nacionalidad, entonces apoyé el glande en su hueco semi dilatado.
La verga no perdió su dureza, pero yo sabía que no daba como para mantener una buena “empernada” y metí sólo el glande en su interior, se quejó, se movió y llorisqueó, pero, tal como yo lo había deseado, se dispuso a aguantar el resto. Su esfínter me apretaba, mi verga parecía latir y tuve que hacer un esfuerzo para no continuar, estaba seguro que sin lubricante lo rajaría y mi sadismo no llegaba a tanto. “Métala más adentro señor”, -pedía empujando con sus caderas, pero se la saqué diciéndole que lo dejaríamos para otro momento-. Mientras nos lavábamos me dijo que le había gustado mucho y afloró el “deseo” para que olvidara todo al trasponer la puerta de casa, además hablaría con la tía para que lo dejara venir a jugar con Yessica y estando solos en casa aprovecharía para romper su culito a gusto, estaba seguro que los ojos se le pondrían redondos cuando la tuviera toda adentro. Me reí solo con estos pensamientos y, ya cambiados, nos fuimos a verla a la tía y a Yessica que continuaban esperándonos con su té.
Yun me miró esperando una respuesta ante el problema que me había planteado, entonces le comenté que la acompañaría al supermercado porque quería hablar personalmente con el custodio para buscar el modo de convencerlo. En realidad, yo ya tenía una idea formada al respecto, en la mente me rondaba la idea de “muerto el perro se termina la rabia” y no daba para tener demasiadas contemplaciones, el único tema a plantear era el modo de lograr esto y como llevarlo a cabo.
No bien entramos al supermercado el tipo, morocho y como de unos treinta años, me miró con mala cara, Yun le dijo que yo era su Abogado y no le gustó para nada conocerme, lo dejé que rumiara solo y luego de un rato me acerqué a él, no se me había ocurrido nada para hacerlo actuar y que se fuera por su propia voluntad, pero quería terminar rápido con ese problema, en definitiva, él hizo que me decidiera a actuar…
- ¿Puedo hablar unos segundos contigo?, -le pregunté amistosamente-.
- Mira tío, te lo voy a dejar claro de entrada, me importa tres carajos que seas Abogado y lo que tengas para decirme, sólo de verte me dan ganas de romperte la trompa, ya sé que esa china putarraca quiere que yo me vaya porque está caliente conmigo y yo ando con la pendeja, por mí que haga la denuncia que quiera, pero va a terminar por aflojar.
- Es que esa forma de actuar te puede perjudicar mucho, ¿no sería mejor llegar a un arreglo?
- Acá no hay arreglo que valga, yo ya estuve preso, tengo amigos y si me joden, aparte de cogerme a todas me voy a quedar con el supermercado, estos chinos son una mierda y muy cagones.
- Bueno, yo “deseo” que seas respetuoso, que me escuches y me contestes sólo con la verdad, ¿tenés familia?, ¿vivís cerca?, ¿tenés algún arma encima?
- No tengo familia, vivo solo en una pensión que está en el otro barrio y sí, siempre ando con un 38’ que no está registrado, -me dijo mostrándome la culata del revolver que tenía en la cintura-.
- ¿Qué hay de tus amigos, saben dónde trabajás?
- No tengo amigos, hace cuatro meses que salí de la cárcel y conseguí después este trabajo, estoy bien, las chinas tienen ganas de verga, ya me cogí a dos y hasta el chinito me chupa la verga como el mejor, me falta la dueña y pasaré a vivir como un rey.
- ¿A cuáles te cogiste?
- A la sobrina que se la da de “sabelotodo”, le consigo “blanca” y le hago el verso de que soy el novio, a la mamá del nene que ahora se fue a China, putísimas las dos porque le gustan las vergas occidentales y ahora está el chinito que en cualquier momento le rompo el culito, está criado con mujeres y salió bien putito.
- Sos todo un semental, jajaja. No importa, yo “deseo” que le pidas permiso a la dueña, te vayas rápido para tu casa, te encierres en tu pieza y pruebes de meterte el caño del revolver en la boca y gatilles para saber si sale el disparo, probá un par de veces y regresá para contarme como resultó todo.
- Está bien, espere a que regrese, -dijo sin agregar nada más-.
Enseguida fue a pedirle permiso a la dueña, la cual me miró y afirmé con la cabeza para que lo dejara irse. Lógicamente esperaba que no tuviera que repetir y que se volara los sesos al primer intento, regresar sólo lo haría si fuera un fantasma y yo no creía mucho en fantasmas. Yun me preguntó qué había pasado y le dije que había hablado con él y le había explicado de las consecuencias de su proceder, que se había puesto muy mal y que trataría de no molestarlas más…
- Ya no creo que regrese porque lo convencí de no hacerlo, pero este hombre estuvo en la cárcel y si en algún momento viene la policía a verte por algo relacionado con él, sólo tenés que decir que con él estaba todo bien y que te pidió permiso para irse y se lo diste, después no sabés nada más.
- Me lo recomendó mi sobrina y yo no sabía que había estado preso.
- Si alguien te pregunta, tampoco sabés y vas a tener que hacer algo con tu sobrina o mandarla a China o a otra comunidad porque anda en drogas y coge con quien se le cuadre, la madre de Gao también cogió con él, pero ella ya se fue a China.
- Al final son todas putas acá, ¿con Gao pasó algo?
- Algo pasó, pero “deseo” que al nene no le digas nada y lo dejes tranquilo, además vas a tener que dejarlo ir algunos días a casa para que juegue con Yessica.
- Está bien, ¿cuánto debo de honorarios señor Doctor Gustavo?
- Nada, no me debés nada, pero no me cobres las mercaderías, estate siempre atenta para cuando quiera llamarte y cualquier problema andá por casa siempre por las tardes.
Regresé para casa notando que no tenía ningún cargo de consciencia por el “deseo” que había tenido con el fulano en cuestión, no me decidía a actuar drásticamente con él, pero esa amenaza de “romperte la trompa” y el destrato que tuvo para conmigo y su actitud de “amo” ante la pasividad de las chinas me decidieron, él solito se había clavado los clavos de su ataúd y me importaba tres carajos lo que pasara con él, a esa altura, “suicidado”.
Ya en casa me di cuenta que había regresado Gloria, me pasó las novedades de lo que había hablado con las mujeres de la ex casa de Graciela y le presté atención mirando, de vez en cuando, la cara de asustada de Yessica. No le dije nada y me fui a recostar un rato porque toda la situación más las dos “acabadas” que había tenido me habían dejado “planchado”, al despertarme ya no había nadie en la casa, sonaba el timbre de la entrada e imaginé que sería la china. Estaba asustada porque había aparecido la policía a preguntar si sabían algo del fulano y, como declaró tal cual le dije, se fueron y no la molestaron más, pero se había enterado de lo sucedido. Me costó un rato hacerle entender que ya no las jodería más y que, seguramente, se había sentido muy mal con las amenazas de denunciarlo y mandarlo preso que yo había proferido en contra de él. La abracé para que se calmara y debí contenerme, no tenía ganas de coger por coger y la mandé para la casa, aun con la contraria que me llevaba mi verga que parecía tener pensamientos propios.
El jueves fue de lo más normal, Haydee se desempeñaba con capacidad y sabiendo lo que hacía en la oficina, en la tarde estuve solo en casa y, aparte de atender algunos temas relacionados con la administración de las empresas de Graciela, me dediqué a los libros y estudié bastante, fui adelantando para los exámenes que tenía que rendir. El viernes también fue, digamos, apático, aun con Gloria y Yessica en casa me dediqué a estudiar con ganas y no les pasé mucha bola, tampoco les dije de ir a buscarlo a Gao, tenía la cabeza en otra cosa y, por otro lado, Elena, desde ese mismo viernes, estaría conmigo todo el fin de semana.
Mi novia se apareció a media tarde, estaba radiante y sexi, tanto que, de sólo verla, me brotaron los colmillos, pero, había que comportarse, se saludaron con Gloria y con Yessica y noté que existía una buena relación entre ellas, todo estuvo bien, merendamos juntos mientras me contaba sobre la marcha de la empresa o empresas y, aunque pretendía no demostrarlo, se la notaba acelerada e inquieta, como si algo la molestara y no se animaba a plantearlo o no encontraba el momento. Yo había estudiado bastante sobre ellas, nuestro Estudio se hacía cargo de la empresa principal, por llamarla de algún modo, pero delineaba el proceder del propio grupo de Abogados de las subsidiarias.
Estuve obligado a interiorizarme de todo porque esa empresa era, prácticamente, el “leitmotiv” de la existencia del Estudio Jurídico y la llamaba “El Octópodo” pues era un gran cuerpo central que manejaba todo y ocho subsidiarias enormes que abarcaban diversos campos muy variados entre sí, Gráfica, Comunicaciones, Moda, Alimentación, Finanzas, Energía, Transporte y Construcciones. Armar todo ese “monstruo” no hubiese sido fácil para una persona “normal”, mucho menos para alguien que no tenía socios o inversionistas externos, además, una vez armado todo esto había que “estar en la misa y en la procesión” o buscar a las personas idóneas para llevar adelante los posibles proyectos, algo por demás difícil si se pretendía lealtad, discreción y entrega de las capacidades para beneficio absoluto de lo que emprendía, máxime cuando existían cantidades enormes de dinero en el juego.
No me cabía ninguna duda de que mi suegro había sabido utilizar El Poder de los Deseos otorgado por “las tías”, aplicando su propia capacidad visionaria para los negocios y la experiencia que lograba sumando y sumando para conformar su imperio. Claro que tampoco me cabían dudas que para eso también habría tenido que usar esa “capacidad extra” para cerrar tratos o sacarse de encima a los que le podrían jugar en contra o no le eran leales, me sonreí para mí pensando en la cantidad de “suicidados o destruidos que debería tener en su placard”, aunque tampoco era algo que me quitara el sueño.
Abriendo un poquito el ángulo de mi propia información o experiencia en marcha, me di cuenta que, aun habiendo renunciado a su Poder, el agradecimiento de “las tías” era enorme, no lo dejaban de lado en ningún momento y le brindaban la posibilidad de un retiro honroso, lujoso y cómodo para que pudiera disfrutar de sus últimos años como un rey en un exilio elegido. Mi elucubración pasaba por pensar que, con todo su imperio en marcha, le debió resultar más complicado llevar todo adelante sin recurrir al Poder de los Deseos y que sólo lo había podido lograr en base a la experiencia acumulada y a haber preparado bien a su gente de confianza.
Después de que nos conocimos mutuamente en nuestro “secreto” y desde que Elena me había dicho que el padre le había pasado el control de la empresa “madre” y un par de subsidiarias para dedicarse a vivir una vida de confort, se me dio por pensar mucho en eso que había decidido. No me cupo ningún tipo de dudas que los hilos de nuestras vidas no eran “manejados” precisamente por nosotros mismos, ese “yo sé que la vas a apuntalar” que me dijo en nuestra última charla, me dio la pauta que me faltaba, allí supe que, para que todo marchara como era entonces, tendría que hacer lugar en mi propio placard.
El caso es que, apenas su fueron Gloria y Yessica, Elena se sacó la ropa para andar por la casa y se vino a sentar en mis rodillas convertida ya en la pantera que se ocuparía de mí, aunque no precisamente con garras y dentelladas. Me paré, la besé notando su entrega y como se aflojaba necesitando de mis mimos, “esto amerita cama”, -le dije escuchando sus risas cuando la levanté y la cargué en mi hombro para irme al dormitorio-, fueron relativamente pocos metros, pero llegó a la cama gimiendo y retorciéndose por el placer que le provocaban mis manos en sus nalgas. Después de casi una hora en que no se salvó ninguno de sus huecos y que me absorbió secándome, quedamos los dos tratando de recuperar todo el aire posible y mirando el techo, pero, además, sabiendo que teníamos todo el fin de semana por delante, el baño nos hizo bien a ambos y mientras enjabonaba su espalda le pregunté:
- ¿Me vas a contar lo que te anda rondando por la cabeza y te preocupa?
- Sí, tiene que ver con la facturación de una empresa distribuidora de Energía en el norte del país.
- ¿Hay que aumentar las tarifas?
- No, bueno sí, sucede que la inflación es enorme, el Gobierno aumenta los sueldos del personal para que tengan dinero en el bolsillo, los insumos aumentan una barbaridad porque tienen precios en dólares, nosotros hemos puesto el capital y asumimos o dejamos de lado algunas ganancias, pero ellos pretenden excelente atención en todo el servicio y mantenimiento con tarifas estancadas y así no hay capital que aguante.
- Eso en una empresa que es parte de un Imperio, imaginá lo que pasa en las empresas medianas o chicas, se funden cierran, se van y pierde el país porque no recauda impuestos, pierde la gente porque se queda sin trabajo y sin fuente de ingresos. No hay inversiones, la gente se empobrece viviendo de limosnas que les sacan a los pocos que quedan trabajando, es una Política nefasta poblada de restas, pero, eso no es lo que me querías decir.
- No, pero por desgracia todo eso pasa. Mi papá me dijo que me fijara en esa facturación porque él no ve las cosas claras y tenía razón, en la facturación figura un cobro de un impuesto del 2%, el dinero ingresa por el pago de facturas, sale de la empresa por medio de un cheque por el total, pero no ingresa en ningún organismo de Gobierno, ni provincial ni nacional.
- Tu padre es un zorro viejo, seguro que él ya sabía de esto y te lo dio para que lo comprobaras, es evidente que ese importe se pierde en manos de Funcionarios y Ejecutivos de la empresa, debe ser toda una organización mafiosa porque allí se debe mover mucho dinero que va a parar a bolsillos nada santos. ¿Qué te pidió tu padre que hagas?
- Yo dije de recabar la mayor cantidad posible de pruebas y hacer la denuncia pertinente, pero me dijo dos cosas que me dejaron un tanto perpleja. Una es que eso es una estafa millonaria y un robo a los bolsillos de los usuarios del servicio y si se da a publicidad sin las suficientes pruebas, la que pierde credibilidad será la empresa, a la que se la acusarán de todos los males, eso lo tengo claro, pero, lo otro que me dijo me desconcertó.
- A ver, contame bien, -le pedí sentándome en la cama porque ya habíamos salido del baño, tenía la idea que mi suegro me utilizaría a mí, aunque, claro está, a Elena no le dije nada-.
- Me pidió que antes de hacer alguna denuncia lo hablara con vos, que vos sabrías actuar para que ese problema se terminara rápido y yo no lo veo así, vos sos Abogado, no sos policía y esto amerita una buena investigación.
- Seguramente se refería a que conozco gente que puede hacer el trabajo de investigación mucho más rápido que la policía y es gente que no se vende al mejor postor. Mejor vamos a comer algo y me mostrás todo lo que tenés de ese problema.
Me puse a ver la información que tenía Elena del robo que se estaba llevando a cabo en la facturación del servicio eléctrico de la provincia norteña, pensando a la vez que el muy hijo de su madre de mi suegro me endosaba el “muerto” a mí a sabiendas de que me bastaba con preguntar con “deseos” para que me contaran de pe a pa y con pitos y señales toda la operación y quienes eran los que estaban metidos en eso. Eso era algo que él habría hecho cuando tenía el Poder de los Deseos, el problema mayor no sería ese, el problema era buscarle las soluciones y sacar del juego a esos corruptos y ladrones. Por otro lado, me sentía “usado” y no me gustaba que nadie lo hiciera, se me cruzó por la cabeza que tendría que consultarlo con “las tías”, pero, a la vez, me hacía a la idea de que estarían a favor de él por aquello de “una mano lava la otra y las dos, la cara”.
Me afirmaba en la idea que me indicaba que ellas dos no lo dejarían jamás en la estocada como tampoco en su momento lo haría conmigo, aunque no se metieran de lleno en solucionar los problemas de “humanos”. Eso me dejaba una sola alternativa, buscar la manera de solucionar todo sin hacer que mi “placard” rebalsara de “suicidados”, precisamente porque eso sería muy sospechoso y perjudicial para la empresa. Me jodía que no hubiese venido de frente a planteármelo y la utilizara a Elena, pero, luego de meditarlo llegué a la conclusión de que ella, como responsable o dueña no podía estar al margen, aunque, lógicamente, jamás podría saber lo que hubiera hecho el padre o lo que podría hacer yo en beneficio de la empresa. Desde afuera se podía ver un tanto complicado, más, poco a poco entendí que sería bastante sencillo de resolver.
GUILLEOS1 – Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.
Más capítulos? Me encanta esta historia, I need more!!!!