EL PODER DE LOS DESEOS. (14).
Los detenidos comienzan a sucederse y yo vivo caliente y con ganas de ponerla a cada rato y con quien fuera y quien fuera se llamaba Julito, quien se convertía a gusto en un putito calentón. Surgen problemas por actitud de Elena..
DETENCIONES – JULITO – DESAVENIENCIAS. (14).
Luego del almuerzo me dijo de irnos un rato a su casa porque estaba sola y no lo pensé demasiado, desde allí habló a la oficina diciendo que no regresaría y luego de cortar la comunicación me pidió que le preparara una copa mientras se ponía cómoda. Me quedé en el living esperándola con las bebidas y escuché que me decía que había comprado un hermoso conjunto que quería estrenar conmigo, mi verga reaccionó al instante imaginando como aparecería, pero, me sorprendió y no pude hacer más que reírme. El conjunto de color fucsia estaba compuesto por un camisón cortito y transparente, lo mismo que el pequeño sostén y la tanga haciendo juego, todo adornado con sutiles volados de un color apenas más oscuro, la sorpresa tenía que ver con que lo llevaba en la mano dejando a la vista su tersa, suave y hermosa piel, “tuve miedo que me lo rompieras cuando me lo vieras puesto”, -dijo con vocecita de nena pescada in fraganti-. Después de eso y de las risas y besos, la tarde de cama se estiró por casi cuatro horas, hasta que, lo reconozco, tuve que pedir tregua.
Recién habíamos terminado de bañarnos cuando vibró mi celular, era el Fiscal el que llamaba para avisarme que ya se habían puesto de acuerdo con el Juez y no querían perder tiempo con las primeras detenciones, por eso mismo, esa misma noche se harían las detenciones en las casas de los implicados, le dije que me parecía bien, pero que hiciera extensiva las detenciones a todo mayor de edad que se encontrara en esos domicilios, que luego sabríamos que grado de participación tenían en la maniobra dolosa. De inmediato me puse a preparar una serie de preguntas para hacerles a los principales imputados y otras para cómplices o conocedores de la misma. Yo me haría presente en el lugar de detención y, previa charla con los detenidos y sus Abogados, ninguno de ellos podría negarse a relatar los hechos con veracidad, los Abogados aconsejarían no hablar, pero respetarían la decisión de sus clientes, más legal imposible, esto, por un lado, nos permitiría saber que tan involucrados estaban y por el otro, si no sabían nada, serían dejados en libertad, aunque seguirían inmersos en la Causa.
El Fiscal y el Juez en persona harían los interrogatorios, alegando la importancia de la Causa en sí, claro que con testigos detrás de un vidrio espejado, con grabaciones y filmación de todo lo actuado, se haría todo como en una película yanqui. El Comandante estaría en comunicación con las Fuerzas de Seguridad a su orden que tenían actuación en la Provincia norteña y con el Fiscal del lugar que dependía de la Fiscalía general, esto porque que cada nombre que apareciera en el interrogatorio sería trasladado a su respectiva orden de detención y se procedería igual, era toda una operación a gran escala.
Cené algo de lo que me había preparado Elena mientras yo volcaba las preguntas en la computadora y las hacía imprimir y le conté lo que se estaba llevando a cabo, ante algunas de sus preguntas le dije que yo “deseaba” que no se involucrara en eso, sólo lo haría a posteriori de todo para salir al frente y anunciar que la empresa, luego de los estudios pertinentes, aunque había salido liberada e inimputable en la maniobra, en forma paulatina, procedería a la devolución del dinero a los damnificados por la estafa y el “falso impuesto” sería inmediatamente borrado de las facturas venideras. Luego de eso y de algunos mimos y del consabido “cuídate”, me fui para la Fiscalía pues allí llevarían a los acusados. Al llegar me quedé charlando un rato con el Juez que, al igual que yo esperaba a los detenidos y nos pusimos de acuerdo en hacer que esperaran hasta que llegaran los Abogados, yo hablaría con ellos como Abogado de la empresa y después podrían comenzar con los interrogatorios.
Como no podría ser de otra manera, estuvo muy de acuerdo con esto y allí tomé consciencia cabal que lo mismo tendría que hacer con los detenidos en la Provincia norteña, lo cual me generaba un inconveniente que no había previsto. Esto lo hablé también con el Juez, claro que siempre con mi papel de Abogado de la empresa damnificada y él mismo me solucionó el problema, “no se haga ningún problema por esto Doctor, yo puedo ordenar que se proceda al traslado de los detenidos, incluso hasta de sus propios Abogados, esta Causa es Nacional y tuvo origen en mi Juzgado, nadie podrá negarse a ello so pena de quedar involucrado en las Actuaciones”.
Unos cuarenta minutos después llegaron los efectivos con el Fiscal trayendo a los detenidos principales, a sus esposas, a dos hijos de uno de ellos y a una hija y a su yerno del otro, el Fiscal nos dijo que en una de las casas había quedado una joven que oficiaba de personal de servicio para avisar a los Abogados y para cuidar a dos menores, a ella le habían dejado la dirección de la Fiscalía y sería la encargada de avisar a los Abogados defensores. Esta persona, junto con otro vecino, había firmado el acta de lo secuestrado en el allanamiento, que no era poco, pues en la caja fuerte tenía más de un millón de dólares y dos armas de fuego junto a extractos bancarios de un Banco africano por una cuenta a nombre de la mujer, allí se acusaba un depósito de casi tres millones de dólares, importes estos que jamás habría podido obtener con su trabajo en la empresa. El mismo procedimiento se realizó en la otra casa, esta vez fueron dos los vecinos que tuvieron que salir de testigos y también se secuestró dinero cercano al medio millón, pero de Euros y aquí no se había encontrado documentación que los pudiera comprometer. En ambas casas habían quedado apostados dos efectivos de custodia con órdenes de impedir el ingreso de cualquier persona a las propiedades.
Treinta y cinco minutos después de que llegaran todos estos, arribaron dos Abogados, uno por cada una de las familias y les solicité estar presente con ellos y sus clientes para decirles la posición de la empresa, según les dije, retirarme después y dejarlos solos y que ellos escucharan y elaboraran las defensas de sus clientes. Lo aceptaron con el compromiso de no intervenir ni preguntar nada de lo concerniente al motivo de las detenciones, pero a mí eso era lo que menos me importaba. El “deseo que” funcionó con todo el grupo, todos dirían la verdad más absoluta contestando las preguntas y no les darían bola al “negarse a declarar” que le pedirían los Abogados. Mientras yo hablaba con ellos se preparó la habitación para interrogarlos y se programó que fueran pasando primero los matrimonios y después los hijos. El Fiscal y el Juez ya tenían las preguntas relacionadas con la Causa, para ellos dos esto había sido elaborado por el Juez y el Fiscal no pondría “peros” ante las preguntas que se harían, tampoco anexaría nuevas. Yo me fui con el Comandante y los testigos a observar todo desde la habitación adjunta y comenzó la función con el Comandante anotando todos los nombres que los implicados dejaban salir de sus bocas.
Una hora y media después se retiraban ofuscados los dos Abogados porque no habían podido lograr que sus defendidos pararan de hablar, claro que no insistieron demasiado con eso, apenas si fue una formalidad. Los dos matrimonios quedaron detenidos junto con el yerno de uno de ellos quien sabía de dónde provenía el dinero que el suegro le había prestado para poner una distribuidora que usufructuaba como único dueño. Los hijos fueron liberados porque no sabían de las maniobras de sus padres y entendían que ellos ganaban muy bien con sus trabajos en la empresa y por eso el buen vivir de que gozaban.
Cada uno de ellos fueron conducidos a la casa con una camioneta de la repartición y se les informó que nadie podía ingresar a la vivienda, a menos que fuera por orden del Juez que entendía en la Causa o que éste lo autorizara, demás está decir que los jóvenes estaban destruidos, pero es lo que siempre sucede con los que viven al margen de la Ley, cuando les toca pagar nunca tienen en cuenta todo lo malo que generan para el entorno que ignora la mala procedencia de los ingresos, de hecho, todo su capital en efectivo y en propiedades quedaba incautado, los amigos o parientes podrían llegar a verlos como sidosos, salvo que alguno se apiadara, pero eso era algo que a mí no me quitaba el sueño. Regresé para mi casa con una tremenda erección que no me permitía estar cómodo ni sentado en el anatómico asiento del auto, como fuere, me convencí de llegar para darme un regio baño y tratar de descansar porque al día siguiente todavía tendría para más baile.
En la mañana llegué a la oficina bastante temprano y me encontré con que Haydee ya estaba allí, le di los buenos días y le pregunté si había solucionado el problema con el hijo. “No, pero hoy me pidió quedarse solo en casa y le di la derecha, estoy segura que se va a portar bien y no lo tengo por acá dando vueltas”, -afirmó y eso me convenía, además de volver a calentarme porque era evidente que el nene quería verga-. Atendí las novedades de todas las mañanas, tomé un par de cortados que me sirvió Haydee y de paso aproveché para fijarme bien en todo su físico, verdaderamente la morocha estaba muy bien y no me molestaría hacer uso y casi abuso de sus oquedades, se me hacía que sería una mujer muy caliente, pero, por lo pronto, esa mañana, el que se “comería” toda mi verga sería su hijo, a éste, era evidente que, de alguna manera, lo había obligado a hacer esto, pero siempre andaba el sexo rondando en sus cabecitas y si no era yo…
Dejé el auto en un estacionamiento lindante a dos cuadras del hermoso chalet en que habitaba mi secretaria con su hijo y me fui caminando, llegué y toqué el timbre del portón, Julio me miró desde la ventana y me abrió desde el portero eléctrico, había unos cinco metros hasta la puerta principal y apenas llegué a ella, la abrió y me hizo pasar de forma rápida.
- Hola Gustavo, no sabía si ibas a venir, igual yo me lavé bien el culito y estaba practicando con un “coso” que tiene mi mamá que tiene forma de pito, bueno de verga como vos le decís, me costó, pero con crema entró bastante.
- Muy bien hecho, veo que sos obediente, andá a cerrar bien las puertas y las ventanas, después vení rápido que quiero saludarte con unos ricos besos.
- Sí, sí, eso me gusta mucho, -dijo y salió corriendo dejando sobre una mesita el consolador de la madre, no era muy grande, pero le miré el culito tapado por un bóxer ajustado y me imaginé entrando allí-.
- Venga mi putito, quiero comerte la boca, -le dije esperando que se arrojara a mis brazos y no tardó en hacerlo-.
- Esperá que me sacó la ropa y busco la crema porque quiero que me metas los dedos como ayer.
- Bueno, sacate la ropa, pero yo traje crema y es mejor, con ésta no te va a doler casi nada, -afirmé sacando el tubo del gel dilatador con Xilocaína-.
- Vos también sacate la ropa y después de los besos te la chupo toda, también me metí el “coso” de plástico en la boca.
- Dale, parate en el sofá y besame mientras me sacó la ropa, -dio un salto y quedó parado con su cuerpo desnudo y su pito erecto mientras me echaba los brazos al cuello y buscaba mi boca-.
Se movía con ganas, entrechocaba mi lengua y dejaba que la mía recorriera todo el interior de su boca ávida, me apuré a sacarme la ropa porque mis manos querían descender con sus dedos por su espalda y acariciar sus nalgas, lo que más me costó fue el bóxer, pero cuando zafé de esta prenda todo cayó a mis pies y Julito, más rápido que un bombero, tomó mi verga con sus dos manos, “porfi Gustavo, dejame chuparla”, -pidió con la voz suave y enronquecida-. Le dije que se sentara y lo hiciera, pero que debería tragarla toda y sin quejarse ni toser, no creí que pudiera hacerlo y me sorprendí con su voluntad, la tos se la aguantó un par de veces, los ojos se le llenaron de lágrimas, se la sacaba de la boca unos instantes, me miraba y volvía a intentar. Algunas raspaduras sentí en el proceso, hasta que la tuvo adentro de su garganta y su nariz chocó con mi pelvis, ni siquiera había tenido que forzarlo y comencé a entrar y salir, después supe que había operado de amigdalitis y eso facilitó mucho la penetración inusitada.
Yo venía con muchas ganas y la mamada me estaba encantando, entonces decidí que su perseverancia debía ser premiada y sujetando su cabeza, le llené la garganta de leche, eso es lo que quería y tragó todo sin dejar que nada escapara, luego se dedicó a limpiarme con sus lamidas y se giró arrodillándose para apoyarse en el respaldo, “poneme la cremita y cogeme, si me duele te juro que no voy a gritar”, -expresó esperanzado pues para eso me había esperado-, como fuere yo tenía ganas de otra cosa y mi verga había descendido en tamaño, por lo tanto, mi lengua se ocupó de su culito.
Su gemido y estremecimiento fue profundo cuando abrí sus nalgas con mis dos manos y mi lengua ensalivada actuó como un estilete en su culito algo dilatado con anterioridad, más saliva, más lengua y Julito se puso a llorar de la desesperación, sus temblores no cesaban, fruncía el upite por sus contracciones y me pedía que se la metiera, un pequeño chirlo lo calmó, “si vas a ser mi putito completo tendrás que saber que yo soy el que decido cuando te la voy a meter, seguí gozando y no hables más”, -le dije con autoridad que aceptó rápido-.
Cuando lo noté vencido y un tanto desencajado luego de un par de cosquillas, me dediqué a meterle el gel y a darle dedos en el proceso, todavía seguí bastante dilatado, índice evidente que había usado con creces el consolador de la madre, esto lo reafirmé cuando tres de mis dedos entraron sin mayores inconvenientes y los hice girar para tratar de dilatarlo un poco más. Él decía que no iba a gritar, estaba condicionado para eso, pero el consolador no tenía ni punto de comparación con el tamaño de mi verga y rápidamente pensé en la madre, si estaba acostumbrada a ese consolador, con mi verga en sus entrañas gritaría a gusto del que consumía.
Cuando estimé que estaba a punto y Julito se esmeraba tirando sus nalgas hacia atrás, arrimé mi glande a ese asterisco ya no tan cerrado y calcé la cabeza para comenzar a penetrarlo, fue evidente que ni la dilatación del consolador ni mis dedos dando vueltas en su recto fueron suficiente para que mi verga entrara cómoda, su culito virginal debería irse dilatando a fuerza de ariete y yo estaba para eso. Entré despacio, pero no me detuve, me encantaba mirar cómo se abría su culito mientras mi verga lo penetraba y me gustaba notar como se quejaba quedamente, emitía quejidos apenas audibles y apretaba el sofá con sus manos, a la vez que mordía el respaldo, le dolía y mucho, aunque no trataba de eludir el vergazo que se estaba por comer por completo, algo que logré tomándolo de las caderas y forzando los últimos centímetros de la carne en barra que lo perforaba.
Ahogó un grito de dolor, me quedé quieto apoyando mi piel en la de sus nalgas y acaricié su espalda transpirada pidiéndole que aguantara y se tocara el pitito mientras yo comenzaba a cogerlo, “sí, sí, dale, me duele mucho, pero me gusta, con vos no me da miedo que me cojas”, -dijo moviendo sus nalgas para seguir el ritmo lento que le imprimí a las entradas y salidas, salía casi por completo y volvía a entrar hasta el fondo nuevamente, sin dudas que estaba gozando, pero a la vez se quejaba y no era para menos, sin embargo, como me había pasado con los anteriores, comenzó a recibir mi verga pasando a dar gemidos de placer.
Ya había terminado una vez en su garganta y me resultaba más fácil aguantar antes de eyacular nuevamente, pero la posición de parado no le hacía bien a los muslos y gemelos, los músculos de mis piernas parecían latir con pinchazos y me obligué a salir de ese culito apretado, el espectáculo de ese agujerito dilatado, como siempre me pasaba, me agradó, pero Julito no sabía lo que pasaba y giró su cara para preguntar preocupado si no me había gustado, le dije que sí, aunque necesitaba una cama, “vení, vení, vamos a la de mi mamá que es más grande”, -acotó tomándome de la mano para llevarme al dormitorio-. Era grande, cómoda y no le dejé correr el cubrecama, además, hice que pusiera una toalla debajo de nuestros cuerpos, lo que menos quería era ensuciar la cama con semen porque estaba seguro que lo iba a rebalsar. Lo hice acostar de espaldas y de inmediato le levanté las piernas para dejar expuesto su culito, apreté sus tetillas y sólo apoyé el glande en el agujerito recién cogido, esto hizo que el nene tratara de penetrarse moviendo sus caderas y se desesperara pidiendo verga, “metémela toda y cogeme hasta el fondo, me gusta mucho sentirte adentro”.
No pensaba hacerlo desear, tiré mi cuerpo hacia adelante para besarlo en la boca y me mandé abriendo el conducto que ya comenzaba a contraerse, el recto respondió bien y el grito de Julio no pudo salir al aire porque mi boca lo absorbió, sus ojos se abrían desmesuradamente y las lágrimas asomaban por los costados de su cara, pero no podía hacer nada más que aguantar, lo pesado de mi cuerpo no le permitía más y mis embestidas se acrecentaron. Ante el ritmo profundo y sostenido que mantuve dejó de quejarse y comenzó a gemir y a pedir:
- Sí, sí, dame más, cogeme fuerte, soy tu putito y me gusta, ahh, la siento en la panza, -decía casi descontrolado-.
- Tu culito es todo mío y te voy a coger cuando y cuantas veces quiera.
- Sí, siempre vas a ser el único, metela más adentro, -pedía, pero era algo ilógico, ya había pasado por cualquier resistencia anterior y mi pelvis se soldaba a sus bolitas-.
Con las últimas estocadas se quejó un poco más, pero no me importó, a esa altura lo único que quería era llenarle las tripas de leche y eso fue lo que hice, “me dieron un montón de cosquillas y me llenaste el culito de leche muy calentita”, -dijo moviéndose con placer a pesar del dolor que, evidentemente, seguía sintiendo. Esperé un poco para sacarla sin tratar de producirle dolor y noté algunas manchas rojas en mi verga, era evidente que lo había roto y eso me hizo sentir mejor. Nos fuimos a bañar y él se envolvió con la toalla para evitar manchas y diciéndome que le dolía mucho el culito y le ardía, “eso es porque te desvirgué y salió algo de sangre, pero pronto pasará, igual te voy a dejar la crema para que te pongas”, -expresé acariciándole las nalgas-.
Desalojó todo de su interior sentándose en el inodoro y dijo sentir como una quemazón, pero luego, ya en la bañadera se le pasó todo, no sólo se lavó bien, sino que me enjabonó y me enjuagó la verga, luego comenzó una mamada prodigiosa hasta que logró que me erectara nuevamente, “cogeme de nuevo, si me duele no importa, quiero que me hagas la colita todas las veces que quieras”. Me tenté de verlo tan caliente, pero ya lo había roto y no tenía sentido hacerlo sufrir, de todos modos, su garganta perforada pudo con lo que me quedaba y él, contento de la vida.
Luego de las recomendaciones para el olvido de esa mañana y de arreglar la cama de la madre junto con el lavado del consolador me despedí de Julio y me fui a almorzar al restaurant en el que ya me trataban como dueño. Habiendo recuperado fuerza y tomándome un tiempo prudencial de descanso, me fui para la Fiscalía, allí era un desparramo de Periodistas y noteros, enseguida pensé en Gimena, no me costaría nada llamarla para que tuviera la exclusiva, hasta tenía el lugar para pasar una linda tarde en una cama con la rubia tetona mientras desgranábamos la preguntas que me podría hacer ante cámaras.
Lo del lugar era porque había recordado el departamento que ocupaba Agatha cuando andaba con el finado marido de Graciela, pero primero debía pasar nuevamente por allí para ver cómo estaba todo. Pude zafar de la presencia de los Periodistas e ingresé a las oficinas del Fiscal, estaba con el Comandante viendo la temática de las preguntas que les harían a los detenidos en la provincia y que recién habían arribado del viaje. Enseguida me pusieron al tanto de quienes eran, resultaron ser tres Funcionarios de segundo orden y dos de las esposas porque uno de ellos era soltero.
Junto a los detenidos arribaron también los Abogados, pero eso no me importó demasiado y procedí al interrogatorio tratando de que me dijeran sus verdades. Allí supe que uno de ellos se había fugado y que toda la operación y el fraude se llevaba a cabo únicamente por los detenidos y no había otros Funcionarios más importantes involucrados. Eso me jodió porque esperaba que cayera alguno “grosso” en las detenciones, aunque las posibilidades siempre estaban vigentes, corrupción sobraba por todos lados.
Luego de mi “conversación” se los entregué al Fiscal y me di cuenta que, salvo las declaraciones de Elena aclarando el tema de la devolución del dinero, mi participación llegaba hasta allí y así se lo hice saber al Fiscal y al Comandante, aunque, claro está, seguiría muy de cerca las actuaciones para que no hubiera posibilidad de que nadie se torciera. Lo de Gimena y la posibilidad del programa también tendría que limitarse, a lo sumo, si quería alguna exclusiva que lo viera con Elena, lógicamente, sin sexo de por medio pues, por el momento, yo no estaba interesado
Luego de avisarle a Elena y charlar un rato con ella le dije que volvería para mi casa porque todo el trajín de las detenciones y los interrogatorios me habían cansado bastante y necesitaba estar a solas, lógicamente, no me puso ningún impedimento, sólo me avisó que elegiría a los reemplazos en la empresa y luego me los mandaría al Estudio porque el padre le había dicho que yo tendría la última palabra respecto de la aceptación. Mi suegro, aunque se sintiera un poco dejado de lado, sabía bien que, a mí, nadie podría engañarme ni “venderme ningún paquete”.
Mientras conducía iba pensando en que no debería entrar en la variante de andar averiguando lo que sucedía con las personas que circunstancialmente me rodeaban porque eso sería complicarme la vida, quien más, quien menos tenía sus “muertos en el placard” y yo podía “buscarle las cosquillas” a quien fuere, pero, eso sería una estupidez que me haría estar pendiente de la vida de los demás. Todo era experiencia y, tal como me lo había dicho la «bruja-madre», iba aprendiendo sobre la marcha, lo que no podía “manejar” muy bien era el tema de las calenturas que me agarraba cuando hacía uso de los “deseos”.
Al ingresar a casa me la encontré a Edith leyendo un libro de Jurisprudencias, dejó todo para atenderme y expresé que no era necesario, que siguiera con lo que estaba haciendo pues yo me prepararía unos mates y esos los tomaba solo. De paso la miré bien, vestía una bermuda de jeans y un suéter con escote en “V”, el cabello lo tenía recogido y atado con una cola de caballo y no sólo por sus formas sino también por su mirada se me hizo la idea que sería una mujer de sangre caliente, pero traté de controlarme, aunque recordé que no sabía nada de su vida sentimental.
- Doctor, ¿le puedo hacer una pregunta respecto a una materia que estoy cursando?, -me preguntó sacándome de mis pensamientos-.
- Dale, preguntá, pero te aviso que hacer de Profesor implica otra tarifa, jajaja, ¿qué duda tenés?
- Es respecto a una Jurisprudencia, el Profesor nos dijo que… -me explicó lo que le habían dicho-.
- Ese Profesor emplea siempre las mismas tácticas de enseñanza y tiene su “trampa”, no vas a poder encontrar lo que te dijo porque la Causa que dio origen a esa Jurisprudencia tiene la Carátula cambiada y más de uno la va a buscar sin llegar a nada.
- Ahh, pero eso es un engaño…
- Depende de cómo se mire, lo que está buscando es que ustedes puedan llegar a esa sentencia sin guiarse nada más que por la Carátula de la Causa, en la práctica, más de una vez te vas a encontrar con esos “supuestos” errores. Yo sé dónde está tu respuesta, pero no te la voy a decir, buscá por las palabras de la Carátula, aunque tengas que leerte más de diez de ellas que no tienen que ver con lo que buscas.
- Mire que había resultado un hombre malo usted, pero por lo menos ahora sé cómo buscar.
- Esa es la idea, para ser un buen Abogado hay que aprender a conocer ciertas “trampas”, te dejo la inquietud, yo me voy a descansar y no te preocupes si me quedo dormido, cerrá bien cuando salgas.
La calentura inicial que traía desde la calle se había ido atemperando y, aun a pesar de notar que los pezones de la venezolana se habían convertido en pitones endurecidos, consideré que no era necesario insistir con el culo parado de Edith, ya se presentaría alguna otra oportunidad, en ese momento lo único que quería era tirarme un rato a descansar, saber a ciencia cierta que podría obtener la aceptación y los favores sexuales de cualquiera hacía que no me dejara dominar por determinados ímpetus, eso también hacía a la experiencia.
La mañana en el Estudio no fue de lo mejor, la saludé a Haydee y, aunque la noté tan buena como siempre, en su rostro se le notaba todo un cúmulo de preocupación, el maquillaje no alcanzaba a disimular el problema o la suma de problemas que parecía embargarla. No le pregunté nada en ese momento, previendo que podrían aparecer los pedidos de los Periodistas porque había explotado en la Prensa todo el tema de la empresa de Energía, le pedí que no me pasara llamadas de nadie y que me llevara un café cortado a mi oficina.
- “Deseo” que dejes de lado lo que sea que estés haciendo, que te sientes frente a mí y me cuentes lo que te está pasando, -expresé cuando me acercó el cortado solicitado-.
- Como guste Doctor, sucede que la enfermedad de mi tía nos ha generado un problema mucho más grave de lo que se esperaba.
- ¿Qué es lo que sucedió?
- La enfermedad es terminal y no creen que pase de los seis meses, ahora está en la casa, pero los gastos del tratamiento serán enormes y mi primo no puede ni quiere costearlos.
- ¿Te pidieron ayuda?
- Es peor que eso, la casa donde vivo es de mi tía, mi primo no tiene trabajo y la mujer decidió que se pusiera en venta, ya hay una Inmobiliaria metida en el tema y cerrarán el trato mañana o pasado, esto me deja en la calle, por mi madre no me hago mayor problema porque se quedará cuidando a su hermana en la casa de ella, mi primo y su mujer no se van a dignar a cuidarla.
- No es tan dramático, dame los datos de la Inmobiliaria y voy a ver que se puede hacer, mientras tanto, “deseo que” me cuentes sobre tu vida amorosa y quiero notar que te calentás imaginando lo que podríamos hacer en una cama.
- No existe vida amorosa Doctor, alguna que otra vez he salido a tomar algo, pero, apenas un “pim, pam, pum” y a otra cosa, cuando creí que era algo serio, apareció Julito, ergo: “Lo serio” salió huyendo y me dejó con el “premio”, desde ahí en más… -hizo una pausa y me miró mordiéndose los labios, los ojos le brillaron y los pezones se le endurecieron de golpe, a la par que se acomodaba en la silla-.
Me había vuelto a pasar, había utilizado los “deseos” y las ganas de “ponerla” se hacían notar enseguida, aun así, no me daba por tener relaciones con Haydee en mi oficina, con ella la haría completa y con tiempo en una cama, no obstante, yo sólo no me quedaría caliente y la mandé a trabar la puerta. Lo hizo rápido y le pedí que se volviera a sentar, pero ahora me paré detrás de ella, solicité o deseé que sus ganas se hicieran extremas y que gozara al acariciarla pidiendo verga por donde fuera. Tiró su cabeza hacia atrás y exhaló un gemido profundo cuando mis labios se apoyaron en su cuello y mis manos se hicieron dueñas de sus tetas firmes, no quise desnudarla, pero las amasé y apreté sus pezones duros “por favor Doctor, cójame, deme verga por donde sea, lo necesito”, -afirmó con un hilo de su voz enronquecida-. Yo seguí con la sobada de sus tetas y le pedí que se levantara y se apoyara en el escritorio, le levanté la pollera y me encontré con un culo espectacular tapado sólo por la tirita de la tanga, la corrí y tomando mi verga con la mano pincelé el glande por sus orificios.
Haydee sollozaba pidiendo que se la metiera y le dije que no lo haría, yo mismo me estaba probando y casi aflojo cuando ella movió sus piernas y se estremeció sin poder contener el orgasmo, gimoteaba al borde del llanto cuando apoyé el glande lubricado en su culito e hice un poco de fuerza sin llegar a penetrarla, “hoy vas a aguantarte la calentura sin usar consoladores ni dedos y recién mañana iremos a otro lado para que te rompa por todos lados, espero que vengas limpita”, -le dije acercando mi boca a su oído-. “Sí Doctor, como guste, seré totalmente suya”, -contestó temblando por lo que imaginaba y la dejé para irme a lavar-.
Estaba sentada y temblaba cuando salí del baño y le avisé que tenía que salir, le pedí que no me llamara por nada y me fui de la oficina, iba a tratar de solucionar el problema de la casa y me dirigí de inmediato a la Inmobiliaria. El Rematador resultó ser un “buitre”, pero el pobre no sabía que ante mí no tendría ni la más mínima posibilidad, por medio de los “deseos” le hice preparar toda la documentación de la vivienda y luego fuimos a la casa de la tía de Haydee, allí se firmó todo lo necesario e incluso un compromiso para utilizar el dinero únicamente para la atención de la enfermedad de la vendedora.
Quedó todo a mi nombre y tampoco me costó hacer que la madre de Haydee se olvidara de mi cara y el Escribano que vi a posteriori no tuvo inconvenientes en certificar las firmas. La madre de Haydee me resultó una persona agradable y físicamente podía servir para un par de “tiroteos”, lo pensé, juro que lo pensé cuando mi entrepierna me dio un “tironcito” de los ya conocidos, pero, aun me sobraba tiempo para sacarme las ganas en otro lado. Sabía que en esos días Julito no iba al colegio y que Haydee se la jugaba dejándolo solo en la casa, esto sumado a que mi verga tenía ganas de un culito chiquito y complaciente, daba un resultado que me beneficiaría. Compré algo de comida hecha y me fui para la casa que recién había comprado, tal como había sucedido la primera vez, el nene me abrió la puerta desde adentro, aunque en ese momento el recibimiento no fue similar, era lógico porque no estaba condicionado para ser cogido como la vez anterior.
- Buen día Doctor, mi mamá no está, se fue esta mañana para el Estudio.
- Ya lo sé, andaba por la zona y compré comida para almorzar contigo, traje milanesas con huevos y jamón, ¿te gustan?
- Sí, me encantan, son más ricas que el pastel de papas que mi mamá me dejó preparado. ¿Usted necesitaba algo en especial?
- Vine porque “deseo que” te den muchas ganas de ser cogido y te conviertas nuevamente en mi putito, anda a cerrar todo y sacate la ropa.
- Sí, enseguida Gustavo, pero no me lavé el culito, -dijo yendo a trabar la puerta y moviendo las nalgas enfundadas en un short ajustado-. Ya está, ¿querés que te chupe la verga?, -preguntó sacándose la ropa-.
- Me la vas a chupar y te vas a aguantar toda la verga sin decir ni ay, vengo con muchas ganas de cogerte.
No me contestó nada, se acercó con una sonrisa de satisfacción y me ayudó a sacarme el pantalón. La idea no era perder demasiado tiempo, junté toda la ropa desparramada y lo levanté usando el brazo que tenía libre, Julito se reía mientras pasaba sus bracitos por mi cuello y pasaba sus piernas por mi cintura, sus nalgas parecieron asentarse en mi verga y me preguntó a qué habitación íbamos, opté por ir a la de él y, no bien llegamos lo deposité en la cama. El putito que no quería ser putito se arrodilló y se prendió enseguida a mi verga. Tragaba como desesperado atorándose y tosiendo, se baboseaba y tenía arcadas, pero no dejó de mamar mientras yo lo acomodaba para lubricar su culito que parecía latir. Su nariz chocaba con mi pelvis, se mantenía así un par de segundos y se la sacaba de la boca para recomenzar su cogida bucal.
Mis dedos ya se movían con ganas en el interior de su recto y le pedí que se acomodara en cuatro mientras yo me arrodillaba detrás de sus nalgas duritas. “No quiero escucharte gritar”, -le dije apoyando el glande en su orificio dilatado y empujé-. Esa era mi idea desde el principio, había ido con ganas de romperlo y no me importaba si lo hacía y/o le dolía, ese día sería su culito y al otro día sería el culo de la madre los que sintieran el rigor de mi verga incentivada por el tema de los “deseos”. El quejido fue tremendo cuando estampé mi pelvis en sus nalgas, pero no gritó, escuché sus sollozos, aunque eso no hizo más que incentivar mis ganas y comencé a entrar y salir, la sacaba toda y la volvía a enterrar con ímpetu gozando de la cogida.
Independiente del dolor que pudiera estar experimentando, Julito comenzó a mover sus nalgas, pero no le di mucho tiempo para que gozara, cargué mi cuerpo sobre él tomándolo de los hombros y empujé a fondo dejándome ir, sus piernas se vencieron y la verga entró hasta lo imposible cuando acompañé su desplomé, sus contracciones me apretaban el tronco y me retiré después de haber dejado sus tripas llenas de leche, el hueco quedó al aire, enrojecido y abierto, le llevaría un largo rato tratar de cerrarlo, “me dolió mucho”, -acotó girando la cara para mirarme-.
Le contesté que se lo tenía merecido porque no tenía el culito limpio y le dije de ir al baño a lavarnos y prepararnos para comer las milanesas. Sin ninguna duda que lo había cogido sin contemplaciones y contrario a lo que podía ser, Julito se mostró sumiso abrazándose a mi cintura, a la vez me comentó que no importaba, que a él le gustaba que lo cogiera así. Almorzamos con ganas y lo miré dándome cuenta que no daba para más, ya no me generaba ningún morbo, nos cambiamos, recogí los restos del almuerzo, los llevé conmigo para no dejar huellas y regresé directamente a casa sabiendo que el nene olvidaría mi presencia y la cogida acontecida.
Me sentí bien en la soledad de la casa, me preparé unos mates y me puse a ver algo en la tele, todos los noticieros hacían referencia a las detenciones y a la estafa ocurrida a los usuarios del servicio eléctrico. En un momento dado apareció Elena haciendo declaraciones, hacía hincapié en que la empresa no sabía que esa estafa se estaba llevando a cabo, pero que ya se había ordenado un detalle de lo cobrado de más para proceder con la devolución de estos importes. Ante la pregunta de los Periodistas respecto a si la devolución se haría en forma paulatina, respondió que era la manera pues la empresa no se había quedado originalmente con ese dinero. Elena había declarado bien, estaba claro que se movía con suficiencia poniéndose como la cara visible de la empresa y del problema que se había presentado, pero a mí me surgía un inconveniente que no esperaba y eso no me ponía de buen humor. Si bien es cierto que la utilización de los “deseos” me provocaba una excitación que se me hacía difícil dejar de lado y que las ganas me las sacaba con el culo que se me antojara, no era algo que me dejara totalmente satisfecho y estando solo eso se hacía notar en mi cabeza.
El culito de Julito había sido una especie de “tentempié”, incluso con un cierto grado de sadismo y tenía a la madre esperando para “usarla” a voluntad, es más, se me cruzaba por la cabeza que no me importaría tener a la morocha como una especie de esclava y sin dudas que iba a romperle el culo sin contemplaciones, pero muy en mi interior sabía que necesitaba el cuerpo y la entrega de Elena, no me alcanzaba con llamarla para que viniera a estar conmigo, ella tenía que estar a disposición apenas abriera las puertas de la casa, sin embargo, su nueva posición laboral y las horas que esto le insumía me jugaba en contra. En lugar de seguir haciéndome la cabeza me puse a estudiar, no había pasado una hora y me sentí inquieto, nada de lo que leía me quedaba fijado y el sonido del celular la terminó de completar, era Elena. De entrada, la atendí de mala gana y para peor escuché conversaciones a su alrededor, índice evidente de que no estaba sola…
- ¿En dónde estás?, es evidente que no estás en tu casa, -pregunté notándome con cierto malestar-.
- Es verdad cielo, estoy cenando con mi padre y un par de parejas conocidas de él, necesitábamos cerrar el trato de un negocio y me dijo que era conveniente que nos reuniéramos.
- Ahh, ya entiendo y tu padre y vos decidieron que yo no debería estar presente, me parece que te olvidaste rápido que sos mi novia y que no me gusta quedar al margen de tus decisiones. Creo que vas a tener que elegir entre tu padre y tu novio porque no soy hombre de tolerar este tipo de actitudes.
- No mi vida, nada que ver, de hecho, yo no quería concurrir sola y él mismo me dijo que te avisara.
- Yo no necesito escuchar que tu padre te diga lo que debés hacer mientras yo estoy de por medio, entiendo que fui bastante claro con él y contigo, con esto queda visto que no debo ser el hombre que necesitás a tu lado.
- Nooo, ¿qué estás diciendo?, te juro que no hay nada raro en esto, vos sos el hombre de mi vida, por favor Gustavo, fue un mal entendido, ya me estoy volviendo para casa.
- El tema no es que ahora te vuelvas a tu casa, jamás deberías haber dejado que tu padre decidiera por sobre mí, él ni siquiera debería haberte propuesto nada sin que yo estuviera presente, lo peor es que él lo sabía porque se lo dejé claro, pero está demasiado acostumbrado a hacer lo que quiere y a vos parece que se te subieron los cargos a la cabeza.
- No me digas así, por favor, esto me duele mucho, ya estoy yendo para tu casa, sólo me importa estar bien contigo, -decía sin que le importara quien pudiera estar escuchando-.
- Para la tuya querrás decir, no te preocupes, mañana mismo te la dejo libre y prefiero que no vengas, estoy muy desilusionado, mejor nos reunimos al mediodía para saber qué haremos con el tema del Estudio.
Escuché un sollozo del otro lado antes de cortar la comunicación y apagar el celular. En realidad, no me sentía mal con Elena, entendía que la sangre no llegaría al río, además, ese tipo de situaciones podrían darse, mucho más desde el momento en que no vivíamos juntos, pero estaba muy cabreado con el padre, él sabía que yo no toleraría ese tipo de cosas y parecía que lo hacía a propósito, como si me estuviera probando. Estaba seguro que mi novia vendría al pie y enarbolaría miles de excusas y pedidos de perdones, pero lo que más me interesaba era saber que actitud tomarían “las tías” ya que, a mi entender, él tomaba con ellas una actitud de rebeldía y los resultados podrían llegar a ser caóticos para mi suegro. Por lo pronto, sabiendo que Elena tenía llaves de la casa, opté por guardar algo de ropa en una valija de viaje y me fui a pasar la noche en una habitación de hotel, que se hiciera ella la cabeza que quisiera, un “apriete de ovarios” no le vendría nada mal.
Me tomé mi tiempo para desayunar en la confitería del hotel y controlé las llamadas perdidas de mi celular, sólo tres y un mensaje de voz, todas eran de Elena y no eran necesarias más, inundar el celular de llamadas no solucionaba nada y demostraba una mediocridad y una falta de ubicación total. El mensaje de voz decía que estaba esperándome en casa y dispuesta a recibir el castigo que a mí se me antojara y que el padre se había ido de la reunión acompañado de dos señoras. No había mucho que pensar y me fui para el Estudio.
La cara de deseo con que me miró Haydee fue indudable, pero además de eso, señaló hacia mi oficina diciendo que me esperaban. Ingresé sabiendo que debía ser Elena y por el rabillo del ojo noté que ingresaban al Estudio dos monjas altas e investidas de la oscuridad de su hábito, me sonreí pensando en que “las tías” querían darme algún tipo de sorpresa y me apuré para sacarme de encima lo que supondría el drama que me traía mi novia. Elena lucía desencajada, me abrazó llorando, pidiéndome perdón y asegurando que no se volvería a repetir algo semejante.
- ¿Te dejaron tus obligaciones y tu padre para que te dignaras a venir a ver a tu novio?, -pregunté parándome frente a ella, aunque sin saludarla ni besarla-.
- Por favor Gustavo, voy a renunciar a las empresas porque no quiero ser nada más que tu mujer, castigame, usame, pero no me dejes, no puedo vivir sin vos.
- No quiero que renuncies a nada, lo único que necesito es que no vuelvas a cortarte sola y hagas cosas sin que yo te las autorice. ¿Dónde se metió tu padre?
- No, no, te juro que nunca más haré nada sin que lo sepas, respecto a mi padre, no sé dónde está, ayer se fue de la reunión con dos mujeres que se acercaron a hablar con él y esta mañana me llamó para decirme que había firmado unos papeles y se iba al Caribe, no sé qué habrá hecho ni me importa, yo sólo quiero ser tu mujer, tu novia, tu amante, tu esclava, pasé mucho miedo pensando en que me dejarías.
- Está bien, te voy a dar otra oportunidad y ahora “deseo que” te vayas a tu casa y esperes allí, mañana o pasado decidiré que hacer contigo, ya veré si te vuelvo a besar, aunque te aclaro que tu culo va a pedir por la madre, ahora andate porque tengo que atender algunos temas.
Elena se arregló un poco y se fue sin decir nada más, me quedé pensando que el “tirón de ovarios” había sido suficiente y que, de vez en cuando, no venía nada mal. Le avisé a Haydee que hiciera pasar a las dos monjas, estaba seguro de que “las tías” venían “mimetizadas” para contarme lo que había sucedido con el desubicado de mi suegro, lo que si estaba “cantado” es que lo habían sacado del juego y lo habían apartado para que no jodiera más. Las monjas, una de unos cincuenta años y la otra de unos treinta ingresaron a la oficina y me sonreí al mirarlas y decirles que tomaran asiento, lo hicieron intercambiando unas miradas entre ellas e imaginé que me harían el centro de sus bromas, por eso me apuré a hablar antes de que dijeran nada…
- Tengo que aceptar que viven sorprendiéndome, jamás imaginé que vinieran disfrazadas de monjas, ¿es para incentivar algún tipo de fantasía?
- Disculpeme Doctor, estos no son disfraces, es la ropa que usamos normalmente, -expresó con seriedad la de mayor edad- Yo soy Sor Gabriela y mi hermana es Sor Ángeles.
- Si claro y ahora se van a sacar el hábito y me van a mostrar la ropa interior, jajaja, son de lo que no hay… Está bien, les voy a seguir el juego, ya veré que “película” me hago con las dos, ¿qué pasó con mi suegro?, estoy seguro que se deben haber enojado bastante con él, -les pregunté estirándome en el sillón de mi escritorio-.
- Doctor… ¡¿Qué está diciendo?!, yo soy la Madre Superiora y Sor Ángeles cumple las funciones de Secretaria, pertenecemos al convento de “La Buena Esperanza”, venimos de parte de la señora Fina y me parece que usted nos está confundiendo, le aseguro que no es nada agradable lo que nos está diciendo, -dijo la monja parándose y mirándome con cara de pocos amigos, era evidente que me había mandado una “cagada de órdago”-.
- Por favor, “deseo que” olviden todo lo hablado hasta el momento y me cuenten el motivo de su visita, -dije reaccionando rápido al darme cuenta que no eran precisamente “las tías”, yo estaba “meando totalmente afuera del tarro” y me temblaban las piernas.
Menos mal que había reaccionado rápido y la posibilidad del “deseo” jugaba inmediatamente a mi favor. Comenzamos todo nuevamente como si recién hubiesen entrado a la oficina y me fui calmando, el error había sido puesto de manifiesto debido al hecho de creer que estaba un paso delante de todo, tremenda idiotez que pude zanjar, pero que me servía para aprender a caminar con cuidado y como “pisando huevos” para tratar de evitar errores a futuro, de haber estado las “brujas” tendría que aguantar demasiadas chanzas por mi incompetencia.
Resultó que Fina, la esposa de don Cosme y amiga de mi madre, otrora dueña del culo que había incentivado mis fantasías de adolescente, ayudaba a las monjas del convento situado en el pueblo vecino. Según me contaron, pasaba un par de días a la semana ayudando en la organización de eventos y recaudaciones varias para el mantenimiento del comedor que les daba de comer y educación a unos quince chicos que llegaban allí enviados por los distintos Juzgados de Menores. El convento estaba situado en tierras que pertenecían a un benefactor vecino del pueblo, pero nunca se había hecho ningún papel donando esas tierras. El problema que se les presentaba estaba dado porque el benefactor había fallecido y el hijo pretendía vender todo sin que le importara la función social que el convento cumplía. La demanda estaba en marcha y Fina había hecho mención a que tenía un Abogado conocido que podría inmiscuirse en el tema, por eso estaban sentadas ante mí.
Enseguida me di cuenta que no podría sacar ningún tipo de beneficio pecuniario ante mi intervención, pero el “deseo” ya había comenzado a funcionar, la entrepierna me daba unos pequeños tironcitos y la presencia de las monjas, que no parecían ser adefesios, por lo menos sus caras no eran feas, incentivaba el morbo que siempre se hacía presente ante el misterio de lo oculto debajo de los hábitos de una monja.
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