EL PODER DE LOS DESEOS. (17)
Surgió una rotura de culos a nivel “familiar” y no la desaproveché, mi verga parecía exigir cada vez más, pero, hasta que aprendiera a dominarla, había que usarla. Edith junto con sus amigas, compañeras de estudio, necesitan un favor y ya buscaré el modo de resarcirme. Un accidente con suerte..
CULOS EN FAMILIA – EXAMEN – ACCIDENTE CON SUERTE. (17).
En el restaurant no hizo falta ningún collar ni ninguna correa, la forma en que se brindó conmigo y como me atendió no dejó lugar a dudas de quien era “su” hombre. Vi algunas miradas de otras mujeres, eran una mezcla de envidia y admiración y no faltaron las miradas hacia mí. Si un hombre provoca esa entrega manifiesta en la mujer hermosa que tiene a su lado, aparte de lo exterior, debe tener mucho en lo interior, fundamentalmente en lo íntimo y allí era cuando el tenor de las miradas femeninas cambiaba. El hombre es distinto, mira a la mujer, puede envidiar al tipo, pero, hasta ahí nomás, son muy pocos los que se le animan a una mujer con tanta personalidad y con las espaldas económicas que tenía Elena. Muchos conocen de sus limitaciones y otros no desean el ridículo. Como fuere, allí éramos atendido a cuerpo de rey, es cierto que el restaurant era parte de una cadena del Imperio, por lo tanto, nuestro, igualmente, el buen trato hacia el personal hacía más amena y servicial la atención.
Después del almuerzo dije que me iba a casa a estudiar un poco y, lógicamente, mi novia no puso ningún inconveniente, ella regresaría a la empresa, nos despedimos en la puerta de sus oficinas y me volví silbando bajito hacia mí casa. Ya habíamos mandado veinte camas nuevas, diez superpuestas y diez individuales para los chicos y cuatro camas de plaza y media para las monjas, además de colchones para un buen descanso y ropa de cama. Elena había elegido una heladera industrial, lo mismo que una cocina de seis hornallas grandes, además había autorizado el envío de una camioneta con mercaderías imperecedera. Todo lo demás se enviaría a medida que estuvieran listas las refacciones, el Arquitecto ya tenía sus órdenes para hacer los pedidos a medida que necesitara elementos, lo mismo fue con el cheque de subsidios para gastos que manejaría Sor Gabriela. Pensamos en mandarles una camioneta chica de las que tenía una de las empresas, pero después se cambiaría por alguna más grande que “donaría” alguna de las empresas del sector automotriz, estaba seguro que no se negarían al “deseo” para hacer una buena obra.
Llegué a casa pensando en que no estaba siendo constante con mi práctica de dos o tres horas de estudio y sabía que, de no proceder así, me resultaba todo más difícil, aunque sabía también que ya era todo más complicado. En la Administración de las empresas de Graciela no metía mano muy profundamente, me había limitado a “desear” un buen trabajo de los Encargados de cada empresa y, de acuerdo a mi agenda, activaba los “deseos” para que siguieran cumpliendo con eficiencia y resultaba, por lo menos, no aparecían problemas y tampoco quería ahondar buscándole la quinta pata al gato. Algo similar pasaba en el Estudio, nada se hacía sin mi anuencia y el que no lo entendía así dejaba de pertenecer al staff, pero, como no había Juicios que se perdieran ni arreglos extrajudiciales que nos perjudicaran, nadie quería dejar de pertenecer por rebeldías. Yo me enteraba de todos los pormenores sobre los Casos y cuando alguno de ellos se ponía “difícil”, tomaba intervención y Abogados litigantes, Fiscales o Jueces acababan por atender mis “deseos” para que todo saliera bien, como me había dicho la Bruja-Madre, yo tenía el Poder y debía utilizarlo en mi beneficio sin enloquecerme y eso hacía.
Salí de mi privado para desentumecerme y calentar el agua para tomarme otros mates y me di cuenta que ya estaba oscureciendo, entre estudio, pensamientos y “deseos” para aplicar en tales o cuales se me había ido la tarde, para mejor, mi verga estaba erecta, parecía estar atenta a que apareciera algún pensamiento relacionado con el “Poder” para reaccionar, pero, para peor, no tenía a nadie cerca para “aliviar” un poco a esa “depredadora de culitos”. Me reía pensando en ir al supermercado chino que es lo que tenía más cerca y vibró el celular, era Haydee y atendí enseguida…
- Hola belleza, que rara la hora, ¿algún problema?
- Por favor Gustavo, no te enojes conmigo, es mi madre que me insiste para hablar contigo, está insoportable, quiere agradecerte personalmente.
- Jajaja, no hay problemas, dame con ella.
- Hola Doctor, disculpe la impertinencia, lo que usted ha hecho por nosotras y por mi hermana aun sin conocernos, excede cualquier agradecimiento y yo quería pedirle personalmente que me acepte una invitación a cenar en casa.
- Ya le dije a Haydee que no necesito agradecimientos, además ella es una excelente empleada y me gratifica constantemente con su lealtad, respecto a la cena, no me gusta ponerla a usted en el compromiso de cocinar para mí, yo le propuse ir a cenar todos juntos a un restaurant.
- Es que así nosotros no estaríamos dándole las gracias a usted, por favor Doctor acepte mi invitación es mi mejor deseo.
- Me agarró justo en el horario del hambre, vamos a partir las diferencias, ustedes ponen la casa y la atención, yo llevo la comida y pasamos un buen momento, además “deseo” que se le despierten todas las ganas de coger conmigo gran parte de la noche, será nuestro secreto y buscaremos el modo, ¿qué me dice?, -se la tiré porque la “veterana” estaba para romperla y de seguro aceptaría, mi verga estaba pronta para cumplir-.
- Absoluta y totalmente de acuerdo Doctor, no le fallaré, ¿le parece bien en una hora?
- Deme un poquito más de tiempo…
- Dora, me llamo Dora, tómese el tiempo Doctor, todavía es temprano, ¿necesita algún vino en especial?
- No, yo llevó todo, tengo ganas de pastas y carne, ustedes pongan la mesa, los platos y los cubiertos, luego nos ocuparemos de gozar nosotros dos y te quiero con todas las ganas.
Se notó que se contuvo para exhalar un suspiro de satisfacción y yo me sentí con muchos ímpetus, Haydee tomó el teléfono y me preguntó que le había dicho porque se demostraba como “activada” …
- Le dije que compro la comida y voy para tu casa, cenaremos y si nos queda tiempo te “hago la cola”, ¿te va?…
- ¡Por Dios Gustavo, me muero de placer!, ¿eso le dijiste?
- No mujer, eso te lo digo solo a vos, no sé cómo, pero buscaremos la manera.
- Esperá, esperá un poco, -dijo y se notó que pasó a otra habitación-, yo duermo sola, podemos usar mi habitación, ¡Cristo santo, estoy toda mojada!, pienso en tu verga y me pongo loca.
- Está bien, luego te veo.
Me fui a dar una regia ducha y me descubrí hablándole a mi verga, “si hago las cosas bien te vas a comer a tres culitos familiares, el putito Julio que no quiere ser putito también merece sentirte en sus tripas”. Me pareció que me entendía y se puso morcillona esperando su oportunidad, yo lancé una carcajada que hizo vibrar las mamparas de la ducha, lo único que faltaba es que tuviera la oportunidad de hacerla reaccionar a mi gusto, (¿habría cosas que las “tías-brujas” no me habían contado?). El caso es que me sequé me perfumé, me vestí y me fui a comprar agñolottis con crema y jamón adobados con una salsa con carne, elegí un buen vino y gaseosa para el nene y me dirigí a tratar de cenar y pasar una noche “en familia”. Lo expectante se notaba en la mirada de las dos mujeres cuando me abrieron la puerta y ambas estaban como para babearse de gusto…
- Bienvenido Doctor, pase, pase usted y póngase cómodo, -lo hice saludándolas y dándole los paquetes a Haydee-.
- A la belleza de Haydee ya estoy acostumbrado, pero noto con agrado que usted está más que espectacular, -le dije mirándola de arriba abajo, el vestido se adhería a formas que no había notado, pero el cabello suelto y el rostro con un maquillaje tenue me sorprendió, estaba tan bien o mejor que la hija-.
- Mi hija me insistió y fui a ponerme mejor, me estaba abandonando, pero no estoy tan vieja, ¿no?
- Eso jamás, estás excitante y vas a pasar una noche de lo más placentera.
- Doctor, me hace sentir una quinceañera, estoy ardiendo, jajaja, -expresó apretándome el brazo con ganas-.
- Julito, vos también estás muy bien, no te pongas celoso y acompañame a buscar las botellas al auto.
- Mejor entre el auto Doctor y nos quedamos más tranquilos todos, -dijo Dora señalándome el lugar dónde podía dejar el auto al costado de la casa-.
- Ponete mucho gel en el culito porque “deseo” que me lo entregues con muchas ganas, -le dije a Julio al caminar hacia el auto mientras lo llevaba del hombro-.
- Sí Gustavo, yo quiero tenerte en mi culito y no voy a gritar, pero, ¿cómo vamos a hacer?
- Ya veremos más tarde, -le dije subiéndonos al auto para meterlo al costado de la casa-.
- ¿Te la chupo un poquito ahora?, -preguntó volando de calentura-.
- No, después vas a tener tiempo, “deseo” que te vayas a dormir después de cenar y luego yo te iré a despertar.
- Bueno, cuando me vaya a acostar me pongo el gel, aunque me gustaría que me cojas ya, -acotó guardando el pomito en el bolsillo-.
Ingresamos nuevamente a la casa y ya las dos mujeres estaban terminando de ordenar la mesa, Dora insistió en que me sentara en la cabecera de la mesa y se deshizo en agradecimientos por el tema de la casa, que era algo que nunca hubiese esperado, que tenían miedo de quedarse en la calle y etc., etc. “Eso fue porque su hija fue muy leal, me contó el problema y yo no podía mirar para otro lado, ella es muy importante en el Estudio”, -le dije mirándola a Haydee que se ruborizaba y se movía en la silla demostrando su excitación.
La pasamos muy bien y yo disfrutaba de la turbación que demostraban la abuela, la hija y el nieto, todos estaban a la espera de mi verga y me era imposible levantarme de la mesa porque no podría disimular el bulto. Dora contó algo de la enfermedad de la hermana, pero fue muy somero, también contó de lo mal que se había comportado su sobrino, aunque cortó rápido porque se dio cuenta que a mí no me interesaba demasiado. Había llevado también un postre helado que comimos con gusto y Haydee dijo de preparar el café, me ofrecí a ayudarla porque era el momento de comenzar a preparar las “roturas” y fui con ella a la cocina.
- Estoy muy caliente, creo que estoy a punto de tener un orgasmo con sólo notar que estás parado detrás de mí, -dijo moviendo el culo calzado en su jeans elastizado-.
- Bueno, pero escuchame bien, “deseo” que apenas terminemos el café te vayas a dormir, lo harás profundamente hasta que yo te vaya a despertar y esperame completamente desnuda.
- Lo haré tal como vos lo deseas, pero quiero que me des con todo, quiero que me quede la sensación que durante toda la semana la tengo adentro.
- Estás muy putita, te voy a regalar unas bolas chinas para que andes por la oficina con el culito ocupado, jajaja. –Salimos de la cocina riendo y con el café listo, allí vimos que Julito daba cabezazos en la mesa-.
- Yo estoy igual que mi hijo, creo que después del café me iré a dormir, todas las sensaciones de estos días nos están pasando facturas, -expresó Haydee-.
- ¡Nena, ¿cómo te vas a ir a dormir?!, -acotó Dora sorprendida-.
- Sí es por mí no hay problemas, prefiero que esté descansada en la oficina, nosotros nos quedaremos charlando un rato más y luego también me iré, suelo madrugar, -aclaré y nadie dijo nada más-.
Sucedió tal como lo había previsto, Haydee comenzó a caerse del sueño, me saludó y lo ayudó a Julio acompañándolo a su habitación, yo me puse a ayudarla a Dora a llevar las cosas usadas en la cena hasta la cocina. “Mejor que se hayan ido a dormir, me da la oportunidad de besarte, acariciarte y cogerte a gusto según mis deseos”, -le dije a la “veterana” abrazándola desde atrás y apoderándome de sus tetas bastante duras-. “Sí, por Dios, no sabía cómo podíamos hacer y esto nos viene genial, hace mucho que no tengo sexo, pero quiero que no me perdones nada, no creo haberme olvidado y soy muy caliente”, -dije apretando sus nalgas a mi bulto-. Tras cartón giró su cuerpo y me “comió” la boca denotando algo de desesperación, ella misma llevó mis manos, una a sus tetas duras y otra a sus nalgas. “¿Me parece a mí o tenés un bulto como para hacerme ver las estrellas?”, -preguntó con cierta picardía y evidentes ganas de sentirlo-. “No sé, habría que probar”, -le contesté sabiendo que la sentiría-.
Me tomó de la mano para llevarme a la habitación, pero antes se fijó si la hija o el nieto dormían, “están “muertos”, ni que hubieran tomado algún somnífero”, -dijo apurándose para meterme en su cuarto, allí se paró frente a mí y dejó caer su vestido dejando notar que no tenía ropa interior, las flojedades eran mínimas y mostró un cuerpo tremendo, “soy toda tuya, pero primero dejame que te saque la ropa”, -pidió sentándose en la cama para maniobrar con mi pantalón-. “¡Cristo santo, qué pedazo de verga!”, -exclamó cuando bajó el bóxer, pero su expresión fue de admiración-.
Tuve que pisar mi pantalón y mi bóxer para sacármelo de los tobillos, Dora se había aferrado a mis nalgas con sus dos manos y trataba de tragarse el miembro. Hubo un par de toses y una que otra arcada, pero la cualidad familiar se hizo presente y no se detuvo hasta que su nariz se estrelló en mi pubis. “Es hermosa, toda la vida esperé por una verga así”, -decía sacándola toda y volviendo a tragar sin que hubiera impedimentos-. “Te diría que me des la leche, pero quiero sentirla en todos lados”, -afirmó subiendo a la cama para exhibir sus nalgas poniéndose en cuatro-.
Tardé apenas un parpadeo en arrodillarme detrás de esas nalgas que, por la posición, aparte de redondas y firmes, se mostraban tersas y plenas. “Metela, aunque duela, trataré de aguantar”, -me dijo mirando hacia atrás-. Con la saliva que me había dejado y su abundante lubricación era suficiente y no me entretuve en “chiches”, apunté el glande en su vagina y, no sin cierta dificultad, comencé a entrar, era evidente, se notaba que hacía rato que ese conducto no se usaba. Dora se quejaba, pero también gemía y mordía la almohada tirando sus nalgas hacia atrás buscando más profundidad.
- La puta madre, la estoy sintiendo como si fuera un parto, toda, toda, ayyy, Cristo, me voyyyy, -dijo comenzando a temblar como epiléptica-.
- Aparte de estrecha, es verdad que estás muy caliente, -le dije chocando mi verga en su interior al sentir su orgasmo-.
- No te miento, desde que enfermó mi marido, me arreglé a dedos, pero esto es tremendo, siento que tu verga me abrió toda como si fuera una nena virgen, dale con ganas, -expresó y me gustaba escucharla-
Tomé un buen ritmo de entradas y salidas, le estaba dando una cogida de antología y Dora comenzó con una cadena de orgasmos que le aflojaban las rodillas, la tuve que mantener varias veces en la misma posición para que no se dejara caer de bruces en la cama. Como fuere, se recuperaba enseguida y pedía más…
- Quiero tu culo, no me voy a ir sin “hacerte la cola”, le dije arrimando mi boca a su oído-.
- Sí hombre, tomá mi culo cuando quieras, me encanta, me van a doler hasta las pestañas, pero la quiero en mis tripas, -expresó como exigiendo-.
No esperé más y en mitad de uno de sus orgasmos cambié de hueco, ya había jugado con mis pulgares y estaba algo dilatado, pero mi glande no era joda y Dora ahogó un grito en la almohada cuando traspuse su esfínter. Desde luego que no me detuve, ese culo de “calentona” merecía una toma de posesión en toda regla y empujé metiendo toda mi verga hasta que reboté en sus nalgas. Movía las piernas, golpeaba la almohada y dejó escapar algún sollozo, pero tardó poco en comenzar a mover sus glúteos queriendo más. “¡Me lo rompiste!, me cuesta hasta hablar, pero no importa, ese fue un verdadero pijazo, dame con ganas, haceme muy puta”, -decía con la voz un tanto balbuceante-. Lógicamente, no la hice desear y comencé a darle ritmo a mis entradas y salidas, en un momento era sacarla casi por completo y volverla a meter sin escalas, algo que a Dora le encantaba, le dolía y se quejaba, pero no aflojaba y se acoplaba a mi ritmo. Su conducto me apretaba el tronco y sus dos orgasmos casi seguidos fueron más violentos, lo que hizo que no pudiera seguir aguantando y, apretando sus tetas con mis manos, la llené.
“Sí, sí, en un rato me muero, pero tu leche caliente me está enloqueciendo”, -dijo temblando y antes de tener un estremecimiento tremendo que la obligó a dejarse caer en la cama-. Quedó con la boca abierta y los ojos dados vuelta, “no puedo más, no salgas, quedate en mi culo”, -pidió con un hilo de voz-… “Tengo que irme, “deseo” que te duermas un par de horas y luego te vayas a lavar, recordarás este “polvo” como la cogida de tu vida, pero no me busques, si quiero tu culo nuevamente te avisaré”. Me dijo que estaba bien y se durmió casi en el acto.
Me fui a lavar, me enjabonaba la verga recordando el culo y lo caliente que se había comportado Dora y me puse en condiciones enseguida, me había encantado la predisposición de la mamá de Haydee y tocaba ir a la habitación de Julito, aunque éste sería sólo por cumplir, lo que más me interesaba era romperle el culo a mi Secretaria, estaba seguro que al otro día le costaría sentarse y yo me calentaría recordando y viendo su incomodidad, ella lo tendría que tener muy presente.
Julito estaba destapado y con el culito al descubierto, me acerqué a acariciarle las nalgas y a tocar su agujerito que se notaba lubricado. “Te estaba esperando, ¿me vas a hacer putito de nuevo?”, -preguntó somnoliento, pero parando sus nalgas para ponerse en cuatro. Hice que se estirara sobre la cama y me puse encima de su cuerpo, en esa posición posiblemente la sentiría más, pero yo iba a romper y a no tener contemplaciones, él mismo se abrió las nalgas con las manos y se tensó un poco cuando apoyé el glande en su agujerito dilatado y lubricado. Tenía resto y entré despacio, pero sin detenerme, “me duele, me duele Gustavo, estás muy grande”, -decía ahogando sus palabras en la almohada, pero no pedía que me detuviera y se la mandé toda sin hacer caso de sus quejidos. Mi cuerpo lo cubría por completo y me moví entrando y saliendo sin brusquedad, el “no putito” pronto estuvo gimiendo y pidiendo más verga, “entrá hasta el fondo, la siento en la panza y tengo el pito durísimo”, -pedía moviendo su culito pedigüeño-.
Le di hasta que me anunció que tenía las cosquillas y se hacía pis, sus músculos anales me apretaron la verga y me mantuve quieto esperando que dejara de temblar., después la saqué más o menos rápido y escuché su quejido con el “plop” característico, pero no me quería privar de mirar su culito abierto y vaya que lo estaba. De seguido me limpió con la boca, no estaba sucio y ya había cumplido con Julito, pero en este caso desee que se olvidara de la cogida y de que habíamos estado en la cama, no hubo besos ni caricias y le pedí que siguiera durmiendo a “pata suelta”. Ni siquiera había tenido ganas de terminar con el culito del nene, pero mi verga parecía latir cuando caminaba hacia la habitación de Haydee, tenía que darle para que tuviera y guardara y mi verga parecía saberlo porque latía manteniéndose erecta. Me había traído el tubito del gel que Julito tenía en su cuarto, estaba seguro que me iba a hacer falta, me senté en la cama acariciando el culo de Haydee, encendí el velador para mirarla y abrió los ojos antes de tirarme los brazos al cuello.
El beso denotaba urgencias, los pezones estaban durísimos y se los chupé con ganas escuchando sus gemidos, ella me apretaba el tronco pidiéndome que la dejara chupármelo y no la quise hacer desear. Mi madre y Elena eran las únicas que me daban unas mamadas mortíferas, aunque tenía que reconocer que Haydee era de elite, ninguna podía mover la lengua por el tronco mientras tenía el glande incrustado en su garganta y eso que me hacía Haydee me hacía trepar a las paredes. Me vi obligado a pedirle que lo dejara porque me secaría con su boca y mi objetivo era su ojete con poco uso.
- Quiero tu culo, -le dije levantando su cara de mi entrepierna-.
- Sí mi macho, lo que gustes, ¿cómo querés que me ponga?, -contestó rápido-.
Yo sentía que tenía las rodillas coloradas, el roce contra las sábanas al entrar y salir de los culos anteriores, no me habían lastimado, pero tenía cierta irritación y le dije que se pusiera en el borde de la cama, lo hizo rápido y su culo blanco, expectante, similar, aunque más firme que el de Dora quedó a la altura de mi verga erecta. Me bastó dar un par de pinceladas con el glande por el hueco de su vagina empapada y por su asterisco cerrado, luego usé un poco de gel en mi glande y lo apoyé en el huequito tensionado. Ver como el glande y luego el tronco se iba perdiendo mientras abría las carnes metiéndose en ese asterisco oscuro y contraído, escuchar los quejidos de Haydee, verla que golpeaba con los puños sobre la cama como una forma de contener sus gritos, me puso a mil.
No llegué hasta el final y salí por completo, escuché su suspiro y luego su queja más ostensible cuando volví a meterme y esta vez hasta rebotar mi pelvis en sus nalgas, esto se repitió en una constante mientras me afirmaba con mis manos en derredor de su cintura, el pistoneo se hizo tremendo y los sollozos no se pudieron contener, “¿de quién es tu culo?”, -le pregunté dominando la escena y aun sabiendo la respuesta-. Tragando sus propios mocos me respondió que era de su único macho y aminoré el bombeo para tratar de que disfrutara. Yo estaba disfrutando, me sentía pleno al romperla sin nada que se opusiera o notando su sumisión, pero ella también merecía su parte y la cogida ya se hizo compartida, fue poco lo que tardó en colaborar con mi ritmo y comenzar con los temblores y las contracciones de su esfínter, el gemido se hizo sostenido cuando tuvo su orgasmo, éste fue violento y la dejó desmadejada, pero yo aún no estaba listo y seguí.
Moví su cuerpo para que se dejara caer y ya encima de su espalda y aferrado a sus tetas seguí bombeando, noté que tuvo otro orgasmo que la dejó laxa y me apuré para llenarle las tripas. Mi verga latía dentro del conducto mancillado y Haydee esbozó un, “me duele mucho” entrecortado con sollozos, igual trataba de mover sus nalgas hasta que me comencé a “desinflar” y salí de ella dejando una huella profunda y redonda en medio de sus nalgas.
- “Deseo” que duermas muy bien y no te olvidarás de esta rotura de culo, ¿cómo te sentís ahora?, ¿fue lo que esperabas?
- Creo que me lo volviste a romper, será difícil olvidar esto y me siento muy bien, fue mejor de lo que esperaba, sentir que mi macho me coge cómo y dónde quiere me hace estar algo así como “realizada”, -contestó sin moverse y continuando en la misma posición-. Vamos al baño, quiero bañarte y acariciarte.
- Ahora no mi cielo, descansá tranquila, yo me cambio y me voy para casa, mañana dormiré un rato más, esta noche me “gastaste”.
- Bueno, mi hombre, mejor así, apenas puedo moverme, nos vemos mañana.
Tuve que ir a recoger mi ropa en la habitación de Dora que aún dormía con el culo al aire, me vestí allí y no quise ni tocarla para que no se despertara, salí sin hacer ruido, salvo el que hice al sacar el auto y regresé a mi casa conduciendo tranquilo, la noche de cena y “agradecimiento” había sido, además de dotada de culitos “familiares”, muy placentera. Eran cerca de las tres de la mañana cuando me tiré en la cama para dormirme casi sin pestañear, lo último que pensé es que al día siguiente no tenía mayores problemas en el Estudio. Me desperté con música, el celular acusaba las nueve de la mañana, me imaginé que estaba Edith haciendo las cosas de la casa y me fui para la cocina a prepararme unos mates. Pensaba poner la pava eléctrica y meterme al baño, ni siquiera me di cuenta que estaba agachada detrás del sofá y dio un grito cuando me vio
- Perdón Doctor, no pensé que estaba en la casa.
- Está bien, no hay problemas, anoche tuve una cena bastante movida y me quedé dormido.
- Ya está despierto, ¿no?, porque parece que su “amigo” también lo está, -me dijo con picardía y buena onda señalando a mi entrepierna-.
- Ohh, si perdón, yo tampoco tuve en cuenta que estabas en la casa, -dije dándome cuenta que mi verga erecta asomaba el glande por el borde superior del bóxer de lycra ajustado-.
- Si es por mí, no se haga problemas, es lindo ver un hermoso espectáculo en las mañanas, jajaja.
- Mejor me voy a cambiar, tu bermuda ajustado no es bueno para mi “bobo”.
- Doctor, Doctor, antes de cambiarse, tengo que pedirle un favor.
- Primero cambia la dirección de tu mirada y ocultá los colmillos, luego vemos, si puedo, te hago el favor.
- Está bien, igual ya me quedó fijado en la retina, jajaja, sucede que esta noche tengo que dar un examen, luego repasaré, pero, ¿hay alguna posibilidad de que me pregunte algunas cosas y me evalúe?
- ¿Además tengo que hacer de Profesor?, creo que esto te va a costar caro, jajaja. ¿A qué hora y con quién tenés el examen?
Me dijo la hora en que comenzaba el examen y el nombre del Profesor, de entrada, era candidata a rebotar, fue uno de los que me bajó el promedio y no permitía dudas en el alumno o sabías y contestabas con seguridad y certeza o te mandaba a sentar, era peor con el alumno que quería especular, era uno de los Profesores Master en la Universidad y siempre hablaba con conocimiento de causa. Le pregunté si se había preparado bien porque sería un examen complicado.
- Yo sé, estudié profundamente la materia, pero ya la reboté una vez, el “Profe” me pone muy nerviosa y no te deja ni tartamudear, por eso quería que me preguntara.
- Bueno, pero ya sabés que el Profesor se pone en Juez y actúa como si fuera un Juicio oral, no podés andar titubeando.
- Eso es lo que me pone mal y me hace dudar, si pasó un día malo deja el tendal.
Conocía muy bien de lo que hablaba, siempre opiné que, aparte de las evaluaciones por conocimiento, a los Profesores tendrían que hacerle una evaluación sobre sus modos de impartir la materia y de tomar los exámenes, muchos descargaban sus frustraciones o problemas personales en los alumnos. Admito que éstos estaban para aprender, pero, la “cara de perro” y no dar otras oportunidades no era algo que comulgara con mi forma de entender determinadas cosas. Le hice cuatro o cinco preguntas a Edith relacionadas con la materia y me las contestó sabiendo lo que decía, pero, las dudas eran evidentes y eso le jugaría en contra.
- Se nota que sabés y que estudiaste, pero, no podés dudar en las respuestas, en cuanto se dé cuenta que no sabés o que dudás, se empecinará en hacerte “morder el polvo”. Yo tengo una solución a eso, pero, no sé cómo saldrá.
- Dígame que hay que hacer Doctor y yo lo hago, esta materia me atrasaría en todo, a mí y a mis dos compañeras, las tres estudiamos como locas para esta ocasión.
- Se van a tener que acostar con el “viejo”.
- ¡Qué, ni locas!, yo ni borracha, además sé de algunas que lo intentaron y hace años que siguen sin aprobar la materia.
- Jajaja, era broma, ya sé cómo actúa el “espécimen”, a mí me conoce bien, me voy a dar una vuelta antes del examen y hablaré con él, siempre está la posibilidad de intercambiar favores, por lo menos te tiene que poner un “ocho”, a tus amigas no sé, pero, por las dudas dame sus nombres anotados en un papel, el tuyo también, jajaja.
- ¿De verdad haría eso por mí?, con un “cuatro” me conformo, es una de las materias para dejar atrás. Si eso resulta, no sé, no sé…
- Escondé los colmillos que me das miedo, jajaja, mejor me voy a cambiar, en el Estudio me deben estar esperando, anda tranquila, yo sé que te va a ir bien.
Me fui rápido para la habitación, al final no había disfrutado cómodo de los mates, además mi verga estuvo inquieta en todo momento, las miradas de Edith y los pezones empitonados que se le notaban debajo de su sostén y remera, hicieron que se me cruzaran los “ratones” en más de una oportunidad, de todos modos, no le pediría nada a cambio, no me quería apurar con los “deseos”, pero, si venía “al pie”, no le perdonaría ese excelente culo latino que ostentaba.
Me duché y me cambié rápido y salí para el Estudio, sabía que no había ningún problema, de lo contrario, Haydee ya me hubiese llamado, pero me dejó dormir tranquilo. Apenas me vio le brillaron los ojos y la boca con una sonrisa resplandeciente, creo que por lo que recordaba y quise alabar a mi ego, por eso le pedí que viniera a pasarme las novedades, de inmediato le pedí que se sentara y noté su incomodidad, “se me fue la mano anoche, ¿no?”, -le pregunté-. No dudó en responder, “para nada, apenas un poco dolorida, pero ya se va a acostumbrar, jajaja”.
- ¿Te puedo hacer una pregunta, digamos íntima?
- Poder podés, veremos si te contesto…
- ¿Anoche te cogiste a mi mamá?
- Justo lo que no debías preguntar, una porque de esas cosas no hablo, dos porque tendrías que preguntarle a ella y tres, ¿por qué me preguntás eso?
- Esta mañana fui a despertarla y estaba durmiendo boca abajo y toda desnuda, mucho no miré, pero juraría que tenía la cola muy abierta.
- A lo mejor hiciste un carácter transitivo, jajaja.
- ¡Sabés que no!, se levantó enseguida y se fue desnuda al baño, estaba como nunca, se bañó cantando, tuve que decirle que se pusiera ropa interior porque bajó a desayunar vestida sólo con un camisón cortito y transparente y no le importó que estuviera Julito.
- Jajaja, estaba contenta Dorita, me gustaría haberlo visto, de todos modos, tu madre está muy buena y aún en edad de merecer, ¿algún inconveniente si mi verga anduvo por su señor culo?
- En absoluto, a vos te acepto cualquier cosa, pero… no sé, me imaginé que dos morochas ampulosas en una cama te harían sentir mejor.
- ¿Ahora le tenés ganas a tu madre?, no te tenía en esa.
- No sé, no conozco de mujeres, pero si estás vos de por medio me animo a lo que sea y reconozco que mamá está muy bien.
- Además, es tan caliente como la hija y le encanta mi verga, más no te voy a decir, a ver qué novedades hay.
No dijo más nada, pero le brillaron los ojos de una manera distinta, a mí se me cruzó por la cabeza la performance de mi madre con mi hermana Clarisa, la de Fina con Mora y con mi madre y las dos monjitas, fe me tenía para atender a las dos morochas y no era ninguna mala idea. Como fuere, le hice un par de bromas a Haydee por su incomodidad para sentarse y me dediqué a mirar las novedades que había en el Estudio. No era de significancia y ya para el mediodía me fui para la empresa a verla a Elena. Como siempre estaba espectacular y no faltó el beso prolongado apretando sus nalgas, era infaltable cuando nos veíamos a solas y guay de que no lo tuviera en cuenta, ella hacía que no lo pasara por alto llevando mis manos a sus glúteos duros y, sobra decirlo, a mí me encantaba apretárselos. Fuimos a almorzar y la noté entusiasmada con el tema del convento, quería ir a darse una vuelta por el pueblo…
- Además de visitar a tus padres, conozco a la gente del convento, veo lo que se está haciendo y hablando con las monjas puede surgir alguna cosa más.
- Podemos hacerlo, mis padres y mi hermana estarán felices de verte.
- Gustavo, ¿a esos chicos no se los tiene en cuenta para las adopciones?
- No sé, no lo pregunté, pero debe ser complicado, no olvides que son chicos abusados, nadie busca a estos chicos que pueden ser para problemas, no olvides que, además de lo que arrastran psíquicamente, la mayoría tiene a sus padres o madres vivos.
- Sí, comprendo, pero ellos también tienen derecho a una solución mejor y con cariños, aunque sean de padres secundarios.
- Lo que se debería hacer, por lo menos, es que a los dieciocho salgan de allí con un buen Secundario completo y conseguirles o asegurarles trabajo en alguna de las empresas.
La idea prendió y ya buscaríamos el modo de plasmarla, igual que la fecha para hacernos una escapada. Elena tenía que concurrir a un par de reuniones, me preguntó si quería acompañarla, pero yo tenía otra cosa en mente, quería desenchufarme de toda la vorágine de tetas, culos y culitos y, como el día estaba hermoso, se me ocurrió ir a dar una vuelta por el Tigre. Una buena “picada” a media tarde, observar el movimiento de lanchas y ver el interminable discurrir de las aguas del río había actuado siempre como un remanso para mi cabeza y no lo dudé más.
El centro de la Localidad de Tigre estaba poblado con un constante devenir de gente y tránsito, un parque de diversiones enorme ahora casi en desuso, la terminal del pintoresco Tren de la Costa, el hermoso Casino abierto las veinticuatro horas, la enorme cantidad de comercios y la Terminal de las lanchas de pasajeros que te comunicaban con recreos o casas particulares en los distintos ramales del río Luján o el Paraná y adyacentes, sin embargo, aun a pesar del bullicio que se hacía notar, me bastaba sentarme a la orilla del río para lograr que todo quedara a mis espaldas sin influir en mi paz momentánea.
Dejé el auto en un estacionamiento, me saqué el saco y la corbata y salí a caminar en mangas de camisa, los días comenzaban a ser más templados y no se sentía el fresco, busqué una confitería de las muchas que había instaladas con mesas colocadas acerca de la orilla del río, no tenía hambre pues el almuerzo había sido hacía poco tiempo, pero un buen café cortado no me vendría mal y llamé al camarero para solicitarlo. Mientras esperaba miré en derredor a la gente que ocupaba las otras mesas o se sentaba a la orilla del río mirando pasar a las embarcaciones.
Vi a una pareja que tenía visos de “trampa”, el tipo tenía más de cuarenta y la chica andaría en los veinte, se ruborizaba por lo que él le decía y ella miraba a sus costados como si los demás escucharan, no tardaron en irse caminando hasta el coche que estaba estacionado cerca. Me sonreí imaginando que el “veterano” se comería un lindo bombón, de pronto vi venir una pelota hacía mi lugar y la atajé antes de que golpeara en la mesa y me volcara el café, era de un nene gordito, cortito y rubiecito que jugaba solo, no acusaba más de nueve o diez años y me pidió disculpas con algo de vergüenza.
Le sonreí, alcé el pulgar y le alcancé la pelota, busqué a los padres con la mirada, en realidad madre, la pelirroja treintañera, quizás un poco más, de cabello corto y buenas tetas que dejaba notar su perfil, hablaba por el celular y se notaba que tenía una discusión con su interlocutor, algo le dijo al nene y ni cuenta se dio del incidente ocurrido conmigo, es más, le prestaba poca atención a todo lo del hijo. Los ojos se me fueron solos cuando me di cuenta que el mocoso tenía puesto un slip que no podía mantener sus nalgas, tenía zapatillas nuevas de marca y una remera ajustada en que destacaban pequeños senos de gordito.
Me quedé mirándolo y noté que mis colmillos podrían asomar en cualquier momento, esos culitos eran mi obsesión, pero me hice a la idea de no pensar en mi verga entrando entre esas nalgas gorditas, pero… Quizás sea por la edad, o por la poca bola que le daban, el caso es que el gordito era bastante inquieto y salió disparado detrás de la pelota que se iba hacía la orilla del río, en el lugar había pasto bien cortado y un muro que dejaba ver su borde, luego el río, no existía ninguna clase de parapeto y el gordito no pudo detener su carrera, patinó en el pasto, fue a parar al agua, una mujer gritó fuerte y yo me paré tirando la mesa para correr hacia el agua. Estaba bastante crecido, el agua corría con fuerza y no se veían rastros del cuerpo del nene, unos pocos metros más adelante vi por sobre el agua marrón los pelitos rubios del gordito, todo su cuerpo estaba totalmente sumergido y corrí hacía el lugar escuchando el ¡Dani, Dani! que gritaba la madre parada en el borde dónde había caído su hijo.
El cuerpito del nene se desplazaba, esto en segundos, pero me parecían una eternidad, vi una canoa apoyada en el muro y salté adentro metiendo la mano en el agua, me volvió el alma al cuerpo cuando me encontré con la cabeza de la criatura y lo levanté prácticamente de los pelos. Estaba duro, me ayudaron a subirlo y se puso a llorar por la pelota perdida y por las zapatillas mojadas, una señora decía que, por el susto, el miedo y el shock se le habían bloqueado todos los conductos y no había tragado nada de agua. No sé si sería cierto, salí de dentro de la canoa ayudado por un camarero y la madre me abrazaba a mí junto con el chico, lloraba a lágrima viva y no coordinaba lo que decía o por lo menos yo le entendía, “padre”, “desalmado”, “pelea”, “celular”, “no me di cuenta”. Yo tenía la camisa empapada y mi pantalón, además de mojado, tenía manchas de aceite o vaya a saber de qué, el camarero le dio a la pelirroja un toallón, los hice sentar y le dije que deseaba que lo desnudara y lo secara todo.
- Tranquilo, fiera, ya pasó, nos dimos un susto bárbaro, yo después te compro otra pelota.
- ¿En serio?, gracias señor, era la única que tenía y las zapatillas me las mandó mi papá.
- Si no hubiera estado discutiendo con ese hijo de su madre, esto no hubiera pasado, -dijo la madre que ya había desnudado al nene y, temblando de miedo y rabia, trataba de secarlo-.
- Déjeme a mí señora, siéntese aquí y tomemos algo caliente, -le pedí al camarero un chocolate caliente para el nene con alguna torta y café cortado para los adultos, mientras lo secaba al gordito.
Su culito duro era tentador, lo mismo que sus piernas, pero llegado allí le dije a la madre que lo hiciera y se puso a la tarea sin parar de sollozar. “Yo me llamo Dani y vos me salvaste de que me ahogara, ¿vos cómo te llamás?”, -me dijo sonriendo y mostrando su boca de labios gordezuelos y tentadores-.
- Yo soy Gustavo, menos mal que estaba cerca y te vi caer, -le dije mirándola feo a la madre-, igual fue sólo un susto, ya pasó.
- Nunca me podré perdonar esto, ni pagarle lo que hizo, -expresó la pelirroja-, su ropa quedó a la miseria, ¿por qué no nos acompaña a nuestra casa y trato de lavarle esa camisa?
- Voy a rechazar su oferta porque se me está haciendo tarde, los llevo hasta su casa porque la ropa está muy mojada, pero antes hay que comprarle una pelota a Dani.
- No se preocupe por eso, ya hizo bastante, tiene mi agradecimiento de por vida.
- Promesas son promesas, -la llamé al camarero, le pagué y le dije que me esperaran a que trajera el auto-.
Fui a buscar el auto y la madre miró impresionada al Audi, lo cargué al nene en brazos y lo llevé arropado con el toallón que la madre tendría que ir a devolver a la confitería. Risas van, risas vienen, le toqué y le apreté el culito a gusto, al gordito no le disgusto y apoyó la cabeza en mi hombre emitiendo una especie de gemido que sólo yo percibí, luego quedó desnudo dentro del auto y la madre fue a devolver el toallón y a comprar un par de porciones de torta porque a Dani le había gustado, entonces fue cuando aproveché.
- Dani, “deseo” que me digas toda la verdad y que tengas muchas ganas de chuparme el pito y de que te lo meta por el culito, pero no debés decirle a nadie. ¿Te gustó que recién te tocara el culito?
- Sí, yo voy a tercero y los chicos de sexto me lo tocan en el recreo y dicen que me van a coger el culito porque es gordito y duro, otros quieren que se los chupe, pero yo no quiero, con vos si me gustaría y recién me gustó que me tocaras.
- ¿Nunca hiciste nada de eso?
- No nunca, una vez sola lo toqué a mi papá cuando nos bañábamos, pero nada más, ¿ahora querés que me la meta en la boca o me la vas a meter en el agujerito?
- No, ahora no, ya buscaremos la oportunidad, andá al asiento trasero que ahí viene tu mamá.
Compré una linda pelota de cuero y no fuimos a la casa que no quedaba a más de veinte cuadras, era un lindo chalecito, lo interesante estuvo en el trayecto, Analía acababa de separarse, en realidad, el marido se había mandado a mudar “con una puta”, según ella y se había ido a una Provincia aledaña, le había mandado las zapatillas al nene y ni un sólo Peso para ayudarla, eso discutía cuando el nene cayó al agua. Le pregunté si trabajaba y me dijo que lo hacía como empleada administrativa en un supermercado, pero que hoy había tenido un franco rotativo.
- ¿Cómo hacés con el nene cuando tenés que trabajar?
- Se queda en casa solo, en el barrio no me doy con nadie y hay muy malas juntas, parientes no tengo, por eso, viene del colegio y se encierra en casa, -sin joda, había demasiados casos así-.
- Bueno, te voy a dejar unos Pesos, espero que no lo tomes a mal y si me necesitás para alguna otra cosa te dejo mi tarjeta, allí está mi número personal, llamame y vemos.
Casi se me arroja en los brazos cuando le dejé cien dólares, no sabía cómo agradecerme y ni pensé en lo que le había dicho al gordito, los saludé y, lo único que me interesaba era salir disparado para casa, bañarme, cambiarme e irme a la Universidad para tratar de no fallarle a Edith.
GUILLEOS1 – Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.
Ya estoy deseando le abras el culo a la pelirroja. Hasta te pediría una foto de ese culo coloradito..jajajaja
Los nenes son lo mejor de la historia xd