EL PODER DE LOS DESEOS. (21)
No daba para perder tiempo dentro de la clínica y me voy para dedicarme de lleno al tema de la demanda millonaria, claro que dejo algunos recuerdos antes de irme. Lograr salirme con la mía implicó varios “deseos” y alguien tiene que pagar las consecuencias. Un caso de divorcio me facilita otras co.
LA ENFERMERA CLARISA – DORA Y SUS GANAS – EL DIVORCIO. (21).
La cena había llegado cuando esas dos hicieron su aparición y había quedado a un costado, pero era fría y, cuando se fueron, me dediqué a devorarla, eso no fue comerla, tenía un hambre de lobo y me resultó poca e insustancial. La llamé a la Doctora para pedirle que me mandara otro tipo de comida, Agatha vino rápido, me escuchó y leyó la cartilla de mi historial y lo que vio pareció agradarle porque se le notó en la cara…
- Voy a hacer que te manden un plato de pollo frío, por lo que veo aquí, ya no tenés problemas estomacales, ni perjuicios por el veneno, los análisis están todos bien, si por mí fuera te irías mañana mismo.
- ¿A quién tengo que pedirle el alta?
- El que decide es el Director según nuestros informes, ¿a vos te duele algo o sentís algunas molestias?
- A mí no, ¿a vos te duele algo?, -le pregunté con cierto sarcasmo en la voz-.
- Callate tonto, me dejaste el culito que no me puedo ni sentar, pero me encantó, es lo que dije, lo lamento por mi marido, pero pasaré dos días con dolor de cabeza, jajaja.
- ¿Estaba todo tan mal en mi organismo?
- Mirá, a vos te lo puedo decir, te tendrías que haber muerto en tu casa o en la ambulancia, no sé qué te hicieron los Paramédicos, pero llegaste acá con bastante veneno, aunque estabilizado.
- Paramédicas, fueron dos mujeres y yo tampoco tengo idea, estaba en el limbo, jajaja, -le contesté, pero que hicieron, estaba seguro que “las tías” hicieron-.
- Bueno, lo importante es que hayas zafado, tendrás que tomar un digestivo apropiado y hacer una dieta sin salsas o picantes y poca sal, pero, para mí, está todo bien, yo después de esta Guardia salgo de franco, pero te dejé mi teléfono en tu celular, le puse Doctora Agatha, aunque si te jode cambiá el nombre.
- No, está bien, nadie lo revisa y yo no suelo dar explicaciones de mis amistades.
- Me encanta que sea tan varonil, aparte de otras cosas que usás de modo genial, ya sabés, me llamás y pretendo sufrir un rato con el mayor de los placeres.
Se fue contenta y casi le digo que se quedara porque el beso no tuvo desperdicio, pero el hambre no esperaba y me mandaría la comida, además, quedaba Adelina que seguramente andaría con los colmillos afuera, se lo comenté y me dijo: “Yo la voy a cubrir, vendrá a eso de las tres de la mañana para irse luego a la casa con el culito roto y satisfecho, jajaja”. Las dos juntas eran dinamita y se las notaba muy compinches, el horario me venía bien para descansar un poco, comí lo que me mandó y me dormí como a las once de la noche. Supe que eran alrededor de las tres de la mañana cuando sentí que una cavidad mojada y cálida absorbía mi miembro, tuvo que sacarlo rápido de la boca por la reacción rápida que tuvo al erectarse, abrí los ojos y me la encontré a la rubia tetona, desnuda y tratando de subirse a la cama para sentarse sobre mi miembro y desenchufar los chupetes de mi pecho, el suero ya me lo habían quitado y la bata no la tenía puesta, “hola mi cielo, vengo por el sacrificio placentero, ¿cómo querés que me ponga?…
Estando en cuatro ya la había gozado, mi verga se merecía cambiar el paisaje y la hice acostar boca arriba, me tiré encima de ella y la besé apretando sus tetas llenas con mis manos, Adelina, como algo natural abrió las piernas esperando un “misionero” clásico y gimió por las caricias. Me miró con los ojos llenos de picardías cuando le levanté las piernas y me acomodé para tener a sus dos huecos a disposición, su vagina me recibió y entré fácil, la sintió igual y se sonrió, “aparte de mi lubricación natural me empasté con el gel, en el culito también, está todo dormido, pero ya sé que vos lo vas a despertar, jajaja.
Después gozó moviéndose y gimiendo como una enloquecida desquiciada, las entradas y salidas en uno y otro lugar le encantaron y se deshizo con orgasmos que no podía contener, mucho menos gritar, ni por dolor ni por placer, la almohada sobre su cara y morderla fuerte sirvió para que todo se amortiguara, finalmente le llené las tripas y bajó las piernas estirándose, quedamos como para que nadie nos tocara y, luego de un pequeño rato, antes de levantarse para ir al baño me dijo: “Esta posición de la mujer con vos debería llamarse “la tortuga volcada”, quedamos con las patas, las manos y la cabeza moviéndose sin ton ni son mientras tenemos “el bate” adentro, jajaja”.
Me reí con ella y nos metimos ambos en el baño, allí no paraba de hablar… “Me dijo Agatha que tenés ganas de irte, recordá que mañana viene la petisa y, aunque se resista le tenés que hacer la cola a Clarisa antes de irte, así quedamos las tres perforadas y con el “traserito” a la miseria”, eso me hizo recordar que me lo había prometido a mí mismo y, como quería irme antes del mediodía, había que proceder entre las siete u ocho cuando viniera a controlar mis síntomas. Le pedí que me dejara el gel y por medio del “deseo” le corté la perorata pretendiendo que nos viéramos otro día y en algún hotel de categoría. De todos modos, se fue contenta y como tenía un par de horas para seguir durmiendo, las aproveché. Clarisa cayó casi a las siete de la mañana, me despertó mostrándome las tetas sueltas, me retó porque no tenía los chupetes puestos y no la dejé hacer nada con la aguja, el “deseo” la hizo actuar de inmediato y tras trabar la puerta, le pedí que se desnudara y se pusiera en cuatro en la cama, además de no proferir ningún grito o anteponer algún remilgo.
El culo de la enfermera petisa era el mejor de los tres, duro, de nalgas paradas y más que apetecible, lástima que sería una especie de “rapidito”, su agujerito estaba fruncido y le dejé ir casi todo lo que quedaba del tubo del gel, luego desparramé todo con el dedo medio. Clarisa sentía molestias con el dedo y la sonrisa de sádico me afloró, en un rato no serían solo molestias, aunque había que lograr que disfrutara. Gemía, se quejaba y se movía cuando entré por su vagina, la aguantó bien, aunque se notaba su estrechez o que no estaba acostumbrada a mi calibre, pero enseguida comenzó con una cadena de orgasmos repetitivos, la petisa era multiorgásmica y eso a mí me encantaba, mientras tanto mis dos pulgares seguían dilatando su culito notando que eso también le provocaba placer. No era para demasiada espera, la saqué del hueco “natural” y acomodé el glande en el asterisco, la petisa se frunció, estaba impedida de decir nada o anteponer pruritos, pero cierta negativa existía.
Estaba ahí para romper y sacarme las ganas, aunque, de ningún modo sería un desaforado, algo dilatado estaba y moví el glande con la mano para que fuera ubicando el recto y penetrando, hizo un movimiento como para parar las nalgas y lo interpreté como las ganas de que siguiera, por ese me mandé con media verga, efectivamente no gritó, pero giró la cabeza y me miró con los ojos desorbitados y llenos de lágrimas, eso me llevó a aguantar un poco y esperar, hasta que me pareció prudente y comencé a moverme. Veía como su culito cerrado se abría ante el paso del ariete y escuchaba sus quejidos, pero esta vez no me detuve hasta chocar las pieles, “dos segundos, dame dos segundos”, -acotó con una voz débil y no fueron por reloj, pero casi, casi-. Estaba completamente ensartada con mi verga de respetable grosor e hizo lo que yo esperaba, ella sola se movió como para que comenzara el vaivén y fui incrementando el ritmo, pronto pasó de los quejidos a los gemidos y su placer se notó en el orgasmo tremendo que la llevó a temblar y a moverse como si fuera una víbora a la que le pisan la cola.
Claro que esto trajo aparejado un apretón inusitado con sus músculos y no pude contener mi propio placer, el culo de Clarisa me había calentado sobremanera y le traspasé todo lo que guardaban en mis testículos a sus tripas, además, quedé insertado en ella, pues siguió con sus apretones y recién pude comenzar a sacarla cuando perdí paulatinamente mi vigor. “Quedate un rato más, yo no quería por una mala experiencia, al principio me dolió y pensé que sería igual, pero durante y al final el placer fue fantástico, estoy que no me puedo mover”, -expresó apoyándose con todo el cuerpo sobre la cama-.
No había pasado más de media hora y yo no estaba para disquisiciones, sólo le contesté que me alegraba de que se sintiera bien y la ayudé a ir al baño porque le costaba caminar, el agua fría del bidet la ayudó y luego, ya vestidos, le pedí que le avisara al Director que yo me quería ir y necesitaba que me diera el alta. Se despidió con un beso y al rato estaba el “susodicho” en la habitación, no lo dejé ni hablar, mi “deseo” estaba relacionado con que me diera el alta y la firmó de inmediato, luego llamé a Elena para que viniera a buscarme y abonara la cuenta por los servicios y la estadía, le dejé un mensaje porque entró el contestador.
Mi novia pasó por la administración antes de ir a verme y luego se mostró conmigo con una nena con juguete nuevo, me besaba, me apretaba y reía, “estaba en una reunión de Directivos cuando me entró tu mensaje, fue escucharlo y postergar la reunión para dentro de dos horas, casi lo mando a la mierda a uno de los Contadores cuando me dijo que no me podía ir, sólo lo miré y el Jefe de Contadores lo tomó del brazo, no sé si no lo habrá despedido, el amor de mi vida no puede esperar”, -expresó con toda la alegría en su rostro y por poco no me quedo un rato más en esa cama-.
Como siempre, la “bruja-hija” tenía razón, la recuperación me llevó muy poco tiempo, pero no daba para eso y yo quería llegar a mi casa, bañarme, cambiarme y aparecer por el Estudio, quería solucionar rápido el tema de la demanda al restaurant porque, seguramente seguiría cerrado. Elena me dejó en casa y volvió a la empresa, fue un placer enorme bañarme en mi baño y ponerme la ropa que quería, perfumado y renovado me fui para el Estudio. Al llegar allí, varios me saludaron alegrándose de que estuviera bien y Haydee tuvo que contenerse para no saltarme al cuello con los brazos extendidos.
Igualmente, aun estando solos en la oficina, se dio cuenta que yo estaba en otra cosa, le pedí todos los antecedentes de la demanda y le pregunté si seguían los del laboratorio de Bromatología jodiendo en el restaurant, me lo confirmó y agregó: “La están llevando para largas, seguramente querrán pedir alguna “moneda” para apurar todo”, su razonamiento era casi lógico, debido a la corrupción imperante en todos los ámbitos del Gobierno, aprovechaban cualquier ocasión que se les presentara para aumentar sus ingresos particulares, aunque fuera de manera nada santa. Lo primero que hice fue llamar al Policía “veterano” que me había visitado en la clínica, me atendió de modo brusco y cuando me presenté cambió radicalmente su trato, no hice mención a nada y le pregunté si habían averiguado algo en la distribuidora de alimentos…
- Nos dio una pista de lo más acertada, eran dos empleados que son cuñados, uno fue despedido sin que lo indemnizaran y el otro que quedó en la empresa envenenó toda una línea de producción con un veneno químico, eso no alcanzaba, pero mezclado con otros productos que usan resultó en una mezcla fatal, no sé los pormenores sobre qué fue lo que envenenó todo, eso está en el informe de los profesionales químicos que actuaron y pararon toda la venta, podría haber sido un desastre.
Le pregunté sobre si había detenciones y me lo confirmó, “están los dos detenidos, el caso está cerrado y ya se elevaron los informes a la Fiscalía”, le pregunté si habían juntado pruebas que ameritaran las detenciones contestó de forma afirmativa, “hay pruebas para empapelar la oficina Doctor, los dos se declararon culpables y en la casa de uno de ellos se encontró una botella con el contenido del químico que usaron, hasta la mujer sabía lo que harían y habló hasta por los codos, todo fue muy legal”. Saber eso me presentaba otro problema y tenía que ver con el Fiscal del caso y el Abogado litigante de la demanda.
Yo no era ningún dechado de virtudes, lo reconocía para mí mismo, jamás se lo reconocería a alguien más y, en absoluto era un “trigo limpio”, pero lo que tuviera que ver con la corrupción me sublevada sobremanera. No lo hacía porque sería como una bola de nieve, pero más de una vez pensé en “desear” que cada corrupto que se me ponía enfrente apareciera muerto por su propia mano y no me quedaría ningún cargo de consciencia por ello. En este caso la demanda era de cinco millones de dólares y se podría dejar a un tipo en la lona y recolectando comida de los tachos de basura sólo por hacerse de unos “verdes”, de los cuales, a los deudos le quedarían “chauchas”.
Bastaba con “cajonear” los informes que hablaban de los verdaderos autores cuyas causas o motivos no tenían nada que ver con el dueño del restaurant. Cualquiera de los dos Abogados, el Fiscal y el Litigante ya debían saber que mi Estudio había tomado la defensa del Gastronómico y que no les sería fácil, pero, escondiendo pruebas y poniendo escollos los ilusos debían creer que podrían salirse con la suya y se llevarían la mayor parte, claro que los infelices no sabían de mi Poder. Se me ocurrió una jugada similar a la que había efectuado con Don Cosme y la madre de su hijo ilegitimo y, como había sucedido esa vez, yo dejaría a los Abogados sin un cobre.
De todos modos, no había que apurarse, tenía bastante tiempo para proceder, en ese momento lo que más me interesaba era librar al Restaurant del asedio de la Dirección de Bromatología y decidido a cortar por lo sano, me dirigí a ese Organismo. Cuando me apersoné allí me anuncié con la Secretaria del Director, estaba visto que no me la harían fácil porque, al saber que era el Abogado del dueño del Restaurant, surgieron varias reuniones “programadas” que hacían difícil que me pudiera atender, tuve que repartir “deseos” a varios para poder llegar finalmente al Director en cuestión, lo enganché justo cuando se escapaba, literalmente, por una puerta exterior. No lo dejé ni hablar, muchos menos le aceptaría excusas, el “deseo” para regresar a su oficina, que dictara una Resolución dejando sin efecto el trabajo de los Inspectores en el Restaurant y la llamada telefónica a estos para avisarles lo decidido, rindió sus frutos, además me llevé una copia de esta Resolución y las copias de los informes profesionales sobre lo actuado, obvio que no se había encontrado nada anormal en otras mercaderías.
Me retiraba con todo y lo volví a mirar al tipo que estaba enmudecido, entonces se me ocurrió otra más, lo hice redactar una renuncia indeclinable al puesto explicando varios de los procedimientos que había realizado en otras Causas y su arrepentimiento por las coimas que había pedido en cada caso. El pedido de renuncia, prácticamente una declaración auto incriminatoria, fue enviado a la Presidencia de La Nación y a varios medios de Prensa, además, en las declaraciones posteriores se encargaría él de dar los nombres de los que cumplían sus órdenes y “cobraban por los servicios espurios”. ¡Mierda que se iba a librar!, me había hecho esperar y tuve que transpirar para ubicarlo al buscarlo por varias dependencias y se lo iba a hacer pagar con creces, lógicamente sin aparecer yo en ninguna de las decisiones. Salí del Organismo en cuestión contento y complacido, me había pasado una hora y media “arreglando” ese asunto y, aparte de llevarme los papeles que habilitaban al Restaurant a seguir operando como tal y abrir al público, había hecho una “limpieza” de corruptos, comenzando por el propio Director, el cual se llevaría a varios con él cuando los Periodistas comenzaran a interrogarlo y/o a requerir sus comentarios.
Ni siquiera supe el nombre completo del susodicho “coimero”, pero no me importaba, mi cliente estaría satisfecho, quedaba averiguar los datos de los deudos del Demandante y eso figuraba escrito en la Demanda. Como sea, en ese momento tenía otro problema encima, había usado los “deseos” y mi erección era tremenda, habiéndola acomodado y todo, mi verga me provocaba molestias hasta cuando usaba mis pies accionando los pedales del auto. No daba para “paja” y se me cruzaron en la cabeza varias que podían servirme para descarga.
Elena quedaba descartada, ella no era merecedora de una simple descarga, con Haydee haría un escándalo en el Estudio, Julito estaba a esa hora en el colegio, mi madre y las monjas estaban muy apartadas, Ni sabía la dirección de Edith. Tuve que estacionarme junto al cordón de la vereda para tratar de calmarme, estaba un tanto “sacado”, incluso había mirado a algunas mujeres y a chicos que caminaban por la calle, pero no era cuestión. Me di cuenta que transpiraba con gotas sudor sobre mi frente y me fui calmando de a poco, el tema fue que cuando estaba por arrancar el auto, me acordé de Dora, la mamá de Haydee y la llamé.
- Hola Doctor, gusto en escucharlo…
- Hora Dora, te llamaba porque “deseo” tener sexo contigo ahora, ¿podrá ser?
- Sí, Gustavo, me encantaría y justo ahora estoy sola, te estaré esperando preparada, -el “deseo” se notó enseguida en el cambio de trato-.
No había mucho más por decir y me fui a la casa de Haydee, la morocha “veterana” madre de mi secretaria estaba mortal y le encantaba recibir verga por donde fuere. Entré el auto dejándolo estacionado al costado de la casa y noté que la puerta de entrada estaba entreabierta, seguramente me había visto llegar y no quiso perder tiempo, de eso me di cuenta porque me la encontré con un camisón transparente calzada con unas sandalias de taco, sin ninguna ropa interior y parada en medio del living. Había bajado del auto con el saco en la mano pues me servía para tapar la erección que tenía y lo arrojé sobre el respaldo de una silla cuando se acercó a besarme. Nos “comimos” la boca al unísono y llevó mis manos hacia sus nalgas mientras se paraba en puntas de pie para que su pubis, ropa mediante, hiciera contacto con mi bulto.
- Vamos a mi habitación, quiero desnudarte, tengo mi entrepierna empapada y necesito que me la des por todos lados”, -expresó mientras sus gestos y sus miradas dejaban adivinar la calentura que tenía-.
- Vengo muy caliente y quiero tu cola primero, -le dije apretando su nalga-.
- Sí, mi vida, sí, tengo cremita para que entres rápido y hasta el fondo, pero dejame que te la chupe, muero por esa verga en mi boca, pidió totalmente entregada-.
La dejé que decidiera, estaba tan enfervorizado que la llenaría por todos lados. Lo primero que hizo fue sentarse en la cama y comenzó a sacarme el pantalón y el bóxer, tuve que pisarlos para sacarlos de mis pies y me despojé de mi camisa mientras Dora se tragaba mi verga por completo, casi como si me demostrara que era la “Hembra Alfa” comparándola con su hija y su nieto. No hubo ni amagues de toses o arcadas como pasaba con los otros dos y su nariz tocó enseguida mi pubis, no fue una vez, se cogió la boca con desesperación apretándola con sus labios al sacarla, usaba la lengua recorriendo el glande y se la volvía a tragar tratando de aguantar lo más que podía con su rostro pegado a mi cuerpo. Cuando podía la sacaba de su boca y, llena de babas, me miraba suplicante, yo la llevaba bastante bien con los gestos y las miradas de las mujeres con que me acostaba, pero Dora era un caso especial, destilaba sensualidad junto con su entrega y lo hacía notar.
No pude ni quise aguantar, mi verga comenzó a temblar anunciando la acabada y la metí profundo en su garganta, ella retrocedió un poco con su boca y recibió la lechada con media verga dentro de su cavidad bucal, tragó todo como si tomara de una bota vasca y luego me limpió concienzudamente con la lengua, “me encanta sentir tu leche en mi boca y tragarla “en cuotas”, jajaja”, acotó con sus ojos brillantes y su sonrisa a flor de labios-. Tal como esperaba siguió “jugando” con su boca y no dejó que el miembro decayera demasiado, después se puso en cuatro sobre la cama y dijo:
- Ahora sí, metela por dónde quieras, haceme delirar, si querés crema hay sobre la mesa de noche, -esto lo expresó mirándome de costado por su posición y me estiré para tomar el pote-.
- ¡Qué hermosa cola que tenés!, -le dije pasándole la lengua por el asterisco que parecía latir-.
- ¡Nooo, si me besás el culito me muero!, -expresó levantando la voz y temblando-.
- Me encantaría matarte de placer, -dije volviendo a meter la boca entre sus nalgas y se enloqueció-.
Jamás me había pasado con otra en esa intensidad, explotó en un orgasmo inesperado y se puso a temblar como desquiciada cuando mi lengua en punta trataba de entrar en su hueco. No movía las caderas como para sacarme de allí, pero sus piernas se aflojaron y se le escaparon algunos sollozos por el placer que experimentaba mientras el torso se movía y sus manos golpeaban la almohada pidiendo que le dejara la lengua la lengua en el culito por siempre. La reacción me puso a mil y la crema la usé sólo en el miembro, pero le dejé saliva en el hueco que abrí más presionando las nalgas con mis dos manos y apunté. No era una posición que me gustara mucho porque la verga no entraba totalmente, pero, por algo había que comenzar. Fue otro delirio cuando comencé a entrar y a moverme sin esperar ningún tipo de acostumbramiento, los quejidos de Dora se escuchaban en la habitación, pero el placer superaba ampliamente al dolor y la muy putita estaba disfrutándolo a pleno. “Dejame incorporarme y haceme el uno, dos”, -pidió con la voz enronquecida-. Entendí que quería que le diera por los dos huecos y fue lo que hice.
Noté que se había lavado bien cuando la saqué para que se acomodara y apenas se puso nuevamente en posición, se la mandé de una hasta el fondo de sus tripas, el “agggg” que profirió tuvo ciertos visos de alegría y se movió encantada con la cogida, luego fue sacarla de un lado y meterla en el otro, dos o tres bombeadas y cambiaba de lugar, siempre a fondo porque ella me incentivaba con sus gritos de placer y con sus modos de acercar su culo a mis embestidas. Ni idea de las veces que acabó como desorejada, pero me sentí genial cuando le dejé toda mi leche en el fondo de sus tripas. La morocha se desplomó sobre la cama porque sus piernas no la sostuvieron y salí de ella abruptamente, igual no me privé de ver su culo abierto y notar que ni fuerzas tenía para intentar cerrarlo. Al final de cuenta, lo que pretendía ser una “descarga” ante los “deseos” se convirtió en una cogida en toda regla y me sentí mejor aún.
- Estoy muerta, pensé que nunca más podría volver a ser cogida así, estoy con vos y se me despiertan todas mis ganas dormidas, sos afrodisíaco, desde que era jovencita que no me sentía así.
- No te puedo creer.
- Sí, créeme, cuando estaba por terminar el Secundario me metí con un Profesor, muy macho, muy “Alfa”, éste no sólo me cogía haciéndome delirar, sino que me hizo participar en “fiestas” con mujeres y chicos, me saturé de placer, luego se mudó a otro país y me volví “normal”, pero ahora quiero revivir eso.
- Jajaja, ¿vas a salir a buscar a lesbianas o meterte en alguna página con Pedofilia?
- No, ni loca, pero… tengo todo en casa, mi hija es una “calentona” de aquellas y mi nieto la va de seriecito, pero tiene el culo roto, no dice nada ni le pregunto, aunque a mí no me engaña, yo se lo vi abierto, algún adulto se lo está cogiendo y me dan ganas de probarlo, ¿no te animás?
- Animar me animo, pero creo que es muy chico para mi verga.
- Si ya lo cogieron se le estira, podríamos hacer una cama de cuatro, vos convencés a mi hija y yo lo extorsiono a mi nieto para que no se niegue.
La historia no me desagradaba, pero tenía ciertos resquemores porque Dora se estaba comportando como si no respondiera a los “deseos”. Sus ojos le brillaban y tenía toda su sexualidad a flote, lo tendría que consultar con “las tías” porque los “deseos” resultaban con ella y respondía, más, aparecía toda una carga de sensualidad y sexualidad que no existía cuando yo no estaba cerca deseando tener algo con ella. Le dije que me dejara pensarlo, aunque no era conveniente meter al chico con la madre, me contestó que no importaba, “con ella puede ser aparte”, -afirmó decidida, dando por descontado que con el chico si se podría-. Me fui a bañar y ella me acompañó, pero seguí pensando en la condición de Dora y como se le escapaban los “ratones” cuando yo “deseaba” estar con ella. Primero probaría de hacerla olvidar todo lo sucedido y luego vería como actuaba cuando quisiera cogérmela nuevamente. Me fui de allí haciéndole saber que olvidaría todo lo sucedido ese día y para probar la eficacia de esto me detuve a unas cinco cuadras y la llamé por el celular.
- Hola Doctor, ¿cómo está?, ¿pasó el susto por lo de su salud?, ¿no me diga que decidieron venir a cenar esta noche?, no compré nada, recién termino de bañarme y estoy esperando que regrese Julito.
- No, nada que ver, discúlpeme Dora, tengo un cliente de apellido Doña y me confundí al llamar por la agenda del teléfono.
- No hay problemas Doctor, a mí me ha pasado en alguna ocasión, recuerde que queda pendiente el tema de la cena.
- Sí, quédese tranquila, en cuanto me desocupe la hago cocinar.
- Será con todo gusto Doctor, me voy a esmerar.
Corté la comunicación pensando que era evidente que lo del “olvido” funcionaba perfectamente, no había dado ningún indicio de los “polvos” que nos habíamos echado hacía sólo unos momentos, de todos modos, ya averiguaría el porqué de sus recuerdos y su libido exacerbada al responder a mis “deseos”. Regresé al Estudio relajado y mucho más tranquilo, la “carga testicular” había sido eliminada, pero me quedó claro que con uno o dos de mis “deseos” vertidos podía “manejar” mi sobrecarga de libido, pero cuando eran más se me complicaba todo.
Allí me encontré con el dueño del Restaurant, había venido a verme y me esperaba sin saber que se había levantado la prohibición de su negocio, se puso más que contento y tomó su celular para hablar con la esposa que había estado atendiendo a los Inspectores. Se dio cuenta que lo tenía apagado y me pidió permiso para ponerlo a cargar mientras leía la resolución y conversaba sobre la demanda y las detenciones de la policía que lo liberaban de toda sospecha, al rato su celular comenzó a pitar, tenía un montón de llamadas y mensajes de su esposa que había tratado de contactarlo porque ella supo de las novedades in situ.
Arreglé con él para ofrecerle a los deudos un dinero que oscilaría en los trescientos mil dólares a cambio de que firmaran un documento deslindando al restaurant de cualquier responsabilidad. Tal como yo llevaba las cosas no era necesario este pago, pero yo había averiguado que el muchacho tenía un buen trabajo y ese día se había dado el gusto de concurrir con la novia a ese restaurant caro, aunque los padres eran de origen humilde y se quedaron pendientes sólo de su jubilación mínima, ayudarlos con algo no vendría mal.
Le “hice la cabeza” al Gastronómico respecto a que el juicio podría proseguir acusando al Restaurant de negligencia para con el control de los alimentos y resultaría bastante engorroso para él porque existía el peligro de nuevas revisiones de Bromatología y cierre obligado. El hombre aceptó encantado y ni siquiera tuve que utilizar los “deseos” con él. El “chiste” le saldría unos quinientos mil dólares porque los honorarios se fijaron sobre la demanda original, pero ya no tendría más problemas. Ahora había que visitar a los deudos.
Eso era algo que no haría ese día, tenía ganas de irme a casa a descansar tranquilo, la “descarga” obligada o no, me había dejado un cierto cansancio y no había nada mejor que mi lugar para recuperarme. Me despedí de Haydee con un piquito que recibió con agrado, casi se me van las manos hacia ella al recordar a su madre saturada de libido, pero me contuve y me fui tranquilo, en el estacionamiento la llamé a Elena para decirle que comprara comida y viniera a cenar conmigo, “para mí sin veneno, por favor, jajaja”, -le dije y me puse a reír, pero corté rápido para que no se hiciera “películas” de culpa-.
Se apareció con una fuente completa con asado al horno con papas y batatas, claro que antes, durante y después de la cena todo estuvo lleno de mimos y caricias junto con risas y chanzas por sus resquemores que fui destruyendo uno a uno. Nada de recoger los platos o lo utilizado en la cena, terminamos en la cama y esa noche fue completito, comencé con una cogida como de “toma de posesión”, hubo rudeza, chirlos en el culo, penetraciones variadas y gritos desaforados porque, además del dolor que experimentaba por ráfagas, a mi novia le encantaba que yo me demostrara como “su macho” y la poseyera.
Luego del baño, regresamos a la cama y fue el momento de “hacerle el amor”, besos, lamidas, ternura, caricias en todo el cuerpo, diálogos, penetraciones suaves junto a vaivenes armoniosos y compartidos. Sin duda que esto nos llevaba más tiempo, nuestros cuerpos eran recorridos por bocas, lenguas y manos deseosas de dar y recibir, transpiraciones que se amalgamaban y, con evidente felicidad manifiesta, destrucción total, nos dormimos abrazados y fui el primero en despertar para meterme en la ducha, Elena seguía dormida y bajé a prepararle el café express que le gustaba tomar en las mañanas y el mate que me gustaba a mí.
Me iba a la habitación con todo lo preparado y entró Edith en la casa, yo vestía un bóxer de lycra, la venezolana me miró y le noté un brillo de aceptación en la mirada, la saludé con un beso en la mejilla y no hizo ninguna acotación a las “deudas” que habían quedado pendiente de pago con su amiga Maira, ya le haría recordar en su momento. “Buen día jefe, ¿café y mate?, seguro debe estar acompañado y me alegro de que esté bien de salud”. Le agradecí, le comenté que mi novia se había quedado en la noche y que en un rato nos íbamos.
Cuando entré en la habitación Elena ya se había bañado y estaba en bata hablando por teléfono con su Secretaria, alcancé a escuchar que decía que llegaría más tarde y que cualquier novedad la pasara por ese medio. “Hola mi cielo, buen día, estaba avisando que llegaría más tarde”, -dijo besándome, aunque sin apartar el teléfono, luego se despidió de su empleada-. “Busqué algo de ropa para llevarme directamente desde aquí, pero no hay nada que me guste, tendré que pasar por casa para cambiarme y vaciar este guardarropa”, me agradeció el café, tomó un sorbo y se quedó mirándome cuando me vestía.
- Anoche estuvo increíble y me encantó despertarme en tu cama, tenemos que repetirlo.
- ¿En qué momento desde que salimos juntos no lo estuvo?, jajaja, lo que tendríamos que hacer es vivir juntos y formalizar, ¿te gustaría?
- Nunca, siempre fue glorioso y, y… ¡Claro que me gustaría!, es mi mayor sueño, -expresó con los ojos repentinamente llenos de lágrimas-.
- Ya pondremos fecha, te lo prometo, ahora vestite porque ya llegó la empleada y no me gusta que vean desnuda a mi futura esposa.
- Jajaja, celoso, jamás haría algo que te hiciera sentir mal, -dijo besándome tras echarme los brazos al cuello-.
La saludó a Edith cuando bajó vestida y se quedaron las dos conversando de pavadas cuando yo salí para el Estudio, la venezolana estaba admirada de lo hermosa que era mi novia y se lo hizo saber con su particular verborragia. Elena había, prácticamente, borrado su pasado y no me daba ni me daría motivos para que yo estuviera celoso, sabía lo que tenía para perder, además, ya me lo había anticipado una de “las brujas”, lo suyo conmigo era incondicional y regido por el destino, aunque, si tuviera que darse un trío, la que tenía todos los números era Haydee.
Llegué al Estudio y la besé a Haydee apretándoles las nalgas desnudas por debajo de su vestido, pero, a pesar de las ganas que parecían brotarle, le pedí los datos de los deudos del chico envenenado y me fui a verlos. A las dos horas regresé al Estudio y le entregué a mi Secretaria el Convenio firmado con los padres del chico y la renuncia expresa respecto de hacerle juicio al Restaurant, además, claro está, la renuncia y la negativa a seguir siendo representados por el Abogado litigante, esto lo dejaba sin negocio a él y al Fiscal, pero eso era algo que no me movía un pelo, también había pasado por el Juzgado y le había dejado al Juez de la Causa lo decidido por los ahora ex demandantes.
Las ganas surgidas por el uso de los “deseos” fueron canalizadas por el hermoso culo de Haydee, entré a la oficina, me saqué el saco y los pantalones con el bóxer, luego me senté en el sofá exhibiendo mi verga erecta, después la llamé a la morocha, no hubo que explicarle nada, trabó la puerta, se puso entre mis piernas, dándome la espalda y levantando su pollera. Mi miembro latía y mis ojos disfrutaron de las nalgas de Haydee viendo como su asterisco lubricado se “tragaba” glande y tronco, no lo hizo apurada y se detuvo un par de veces aguantando el dolor de la penetración, pero al rato ya se movía entrando, saliendo y apretándome con sus músculos.
A la par de su auto logrado sexo anal y sus movimientos, me prendí con mis dos manos de las tetas liberadas de su camisa y masajeé y apreté sus pezones endurecidos, sabía que eso la desquiciaba y logré lo que quería, Haydee estalló en un orgasmo tremendo que no pudo contener y yo me dejé ir, llenándola. Estaba limpia y se giró para limpiarme la verga metiéndosela en la boca, fueron dos o tres minutos, no sé si llegó a durar ese tiempo, pero me la dejó impoluta, una de sus manos tapaba su hueco usado mientras me mamaba y así se dirigió al baño, salió vestida y radiante, me dio un piquito y volvió a su oficina, no hacía falta más.
Sintiéndome más “liviano”, atendí ciertas novedades de los otros Abogados y conversé con un par de clientes que habían pedido hablar especialmente conmigo, entre ellas una espectacular rubia natural de cabello suelto, ojos celeste muy claros, labios llenos sin Botox y con más curvas que un autódromo. Me impresionó la altura, con tacos medios quedaba casi a mí misma altura y, seguramente, con zapatos de noche me pasaría por media cabeza, al verla actué con cautela, casi como “pisando huevos”, ya me había “pisado la cola” un par de veces con “las tías”.
- Usted dirá señora… Antonella, ¿la puedo llamar así?
- No hay problemas, ese es mi nombre, pero yo lo voy a llamar Gustavo, -me contestó con un dejo de acento extranjero que individualicé como italiano-.
Resultó efectivamente ser italiana de nacimiento y estaba casada con un Empresario metalúrgico de bastante renombre, el asunto era la presentación de una demanda de divorcio y por lo que me explicaba, lo quería dejar en la vía y sin un cobre. Una discusión con voces de chicos vino desde la oficina de Haydee y dejé de hablar con la mujer que se agarró la cabeza, “me tienen loca, pero ellos también están mal”, -acotó-, le pregunté si eran los hijos y, ante su respuesta afirmativa, les pedí que los hiciera pasar…
- De última, hablaremos después de otros pormenores, -le dije para tranquilizarla, pero sabiendo que, si me jodían mucho, usaría los “deseos” con ellos y se quedarían quietos-.
- Ella es Matilde y él es Bruno, -dijo al entrar tomándolos de las orejas, me di cuenta que eran, sino gemelos, por lo menos, mellizos, de unos diez o doce años-.
- Es Bruno mamá, no me deja ver que está mirando en el celular, seguro que son mujeres.
- No es cierto mamá, estaba con un jueguito y ella me interrumpía.
- Paren, paren un poco chicos, yo soy el Doctor Gustavo y “deseo” que se callen y se porten bien porque estoy hablando de cosas importantes con su mama.
Santo remedio, paciencia no me sobraba y usé enseguida mi “arma secreta”, resultado: enmudecieron y fueron a sentarse, el nene siguió con su celular y la nena, muy parecida a la madre y con tendencia a ser igual, me miró como si se interesara en el hombre que tenía enfrente. La madre me dijo que eran mellizos y que estaban por cumplir once años, volví a mirarlos a ambos chicos y la nena me sorprendió nuevamente porque me sonrió y se mordió los labios, era una evidente señal de seducción que no esperé.
Me di cuenta que la mujer era dueña de una bronca contenida, pero no podía hablar libremente de algo que la atragantaba y con la presencia de los hijos se le dificultaba más, “bien, escúchenme los tres, “deseo” que se sometan a mi entera voluntad y me responderán sólo con la verdad a lo que les pregunte”. Los chicos ya no molestaban y, “tironcitos” de mi entrepierna al margen, era la única manera de no andar dando vueltas y de que la mujer se soltara para contarme pues no se podía tomar un caso de divorcio, con lo que implicaría ese, sin detalles y pruebas.
- Yo tengo treinta y tres años, me casé con él en Italia hace trece años cuando él trabajaba para una empresa automotriz, los primeros tres años, casi cuatro anduvo todo más o menos bien y en ese tiempo quedé embarazada de los mellizos, engordé, se me dificultó todo y él comenzó a alejarse.
- ¿Vive usted con su marido?, le pregunté tratando de imaginarla, embarazada y gorda-.
- Sí, vivimos en la misma casa, pero no convivimos, él adoptó otros gustos y me dejó de lado, aun atendiendo a los chicos y amamantando, traté de ponerme bien, adelgacé, fui al gimnasio y quise ser deseable nuevamente, igual no sirvió de nada, él ya había, ¿cómo es que le dicen ustedes?, “abierto el armario” o algo así, ¿no?
- Si le entiendo e imagino la desilusión, pero, ¿tiene usted alguna prueba de eso?
- Ahora se fue una semana a Italia luego de una pelea que tuvimos en casa porque lo encontré en un trío con dos chicos jóvenes, verlo ensartado por delante y por detrás sobre nuestra cama hizo que se me cayera el mundo a los pies, no los maté porque no tenía con qué, pero, en respuesta a su pregunta no tengo nada para corroborar lo que digo, eso sí le dije que iba a iniciar los trámites de divorcio y se rio en mi cara.
- Acorde a lo que usted me cuenta, tiene motivos para pedir el divorcio, aunque será difícil probarlo en un juicio contencioso, mucho más difícil será tratar de sacarle un Peso, dígame, ¿ustedes asentaron o validaron su casamiento en nuestro país?
- No, nunca lo hicimos, ninguno lo tuvo en cuenta o lo creyó necesario.
- Eso hace todo más difícil, pero la convivencia y la paternidad se pueden atestiguar, aunque él puede zafar otorgándole una pensión a usted y a los chicos, en ese caso olvídese de sacarle más.
- Vine acá porque yo me veía antes con Graciela, nos hicimos muy amigas en el club al que íbamos, la llamé hace un par de días porque sabía del Estudio Jurídico y me mandó a verlo a usted, ella dice que puede sacarles sangre a las piedras, se nota que lo adora, me dijo que está viviendo en el Caribe, ¿es cierto?
- Sí, es cierto, también es cierto que me tiene mucha confianza, en cuanto a “sacarles sangre a las piedras”, lo que podemos hacer es intentarlo y buscar pruebas que lo comprometan y luego cruzar los dedos para que algún Juez le falle en contra.
- Por favor Doctor, no tengo mucho dinero ahorrado, pero creo que será suficiente para sus honorarios.
- Mis honorarios se fijan acorde a un porcentaje sobre lo que le corresponda de la demanda original, ¿qué hay de sus hijos?, ¿cómo tomaron esto?…
Se lo pregunté con ganas de averiguar más porque la nena volvió a mirarme con ganas de comerme y eso era inusitado, a menos que hubiese habido algún conocimiento previo en lo sexual por parte del padre o de cualquier otro adulto, pues para pensar mal en este aspecto me bastaba solo. Expresó que, aunque no lo aparentaban, no estaban bien, “el padre me ignoraba, pero les dedicaba mucho tiempo a ellos, preocupada por recuperar a mi marido los desatendí mucho tiempo y me obedecen, aunque jamás me cuenta nada de lo de ellos”, -me lo dijo como si así estuviera establecido-. Pensé que era todo un hermoso “caldo de cultivo” y tendría que “desear” que ellos me contaran.
Le pedí a la madre que me dejara hablar con ellos a solas y puse para ello una excusa “X”, aunque, no bien terminé de darla me di cuenta de mi estupidez, yo no necesitaba excusas, ella no podría negarse a lo que le pidiera y la mandé con Haydee hasta que la llamara. No bien salió de la oficina le dije a los chicos que iba a preguntarles algunas cosas y que me tendrían que decir toda la verdad, ninguno de los dos, tal como debía ser, puso el más mínimo “pero”. La nena, más de “armas tomar” me pidió sentarse sobre mí para ver la computadora, me sonó a excusa, pero el hermano saltó diciendo que después le tocaba a él. Matilde ni le contestó, los dos eran bastante altos para su edad y en ella comenzaban a despuntar las tetitas a las que se las notaba duritas y con forma de cono, el culito era mullido y de nalgas agradables, tal que pensé que si se llegaban a parecer a las de su madre se convertirían en espectaculares. Ella sola se acomodó y movió las nalgas para que se apoyaran en mi bulto, eso me dio la pauta que sabía bien de que se trataba el tema.
- Bruno, el Doctor tiene un bulto más grande que el de papi, después te dejo para que lo sientas, -le dijo al hermano como si hablaran de mariposas de colores-.
- ¿En serio?, -preguntó interesado, luego se dirigió a mí-. Doctor, ¿podemos tocarlo?
- Sí, pero después de contestarme algunas preguntas, por lo pronto “deseo” que tengas muchas ganas de ser cogidos por mi verga y que me la mamen completa.
- Mi papá nunca nos cogió, pero, ¿puedo empezar yo?, a él se la chupaba y me la metía toda en la boca, -expresó Matilde y a mí el miembro se me puso durísimo-.
- Conmigo sí van a coger y van a gozar mucho cuando la tengas adentro, pero antes me van a contar que hacían con su papá, -les dije notando como la nena movía su culito tratando de calzar el bulto entre sus nalgas-.
- Él, luego de que la chica que nos cuidaba se iba, nos bañaba a los dos juntos porque mamá no estaba nunca en casa, nos enjabonaba, nos tocaba los agujeritos y “el coso” se le paraba mucho, teníamos como seis años porque recién empezábamos la escuela y después nos pidió que le diéramos besitos, así empezamos, -contó Bruno-.
- ¿Por qué dicen que nunca los cogió?, -pregunté incentivándolos a contar-.
- Porque mi papá decía que para eso había que meter toda “el coso” en los agujeritos y decía que nos lastimaría, igual nos chupaba todo y nos metía la lengua y los dedos, a mí un día me metió los dedos y me salió sangre y me dio mucho dolor, -explicó Matilde-.
- A mí sí que me quiso meter el pito en el culito, primero me metió hasta dos dedos, me decía que aguantara y luego intentó con “lo otro”, pero sólo entró la cabeza, yo lloré mucho por el dolor y después siempre se conformó con chuparnos y hacer que lo chupáramos, -explicó Bruno–.
- Está bien, pero a lo que llaman “el coso” o pito es la verga y la mía van a desearla con ganas. ¿Por qué no le decían nada a tu madre?, -les pregunté a los dos-.
- Porque es un secreto que tenemos con papi, con vos es distinto y yo ya la deseo, ¿querés que te la chupemos o vas a meterla?, -preguntó Bruno-.
- No, ahora no, vamos a buscar la manera de estar juntos.
- Pero, pero, papi se fue a otro lado porque tiene un novio y no vendrá más por casa, ahora vas a tener que ayudarnos vos o uno de los “amigos” de mamá que vienen a buscarla, -acotó Matilde parándose frente a mí y tocando mi bulto-.
- Bueno, sacala y vamos a ver que tanto saben, igual ninguno de ustedes va a tratar con otro hombre más que yo. Bruno, contame cuantos “amigos” tiene tu mamá.
- Cuantos no sé, pero vienen a buscarla y se va con ellos a cualquier hora, -esto me complicaba la cosa porque si la itálica era una puta desorejada, había poco que achacarle al marido, mientras tanto la nena se sorprendía con lo que tenía ya en las manos-.
- ¡Mirá Bruno, es enorme!, no nos va a entrar en la boca, -dijo dirigiéndose al hermano-.
- Sí, va a entrar, acordate que papá nos dijo que hay que relajarse, -expresó demostrando que estaban bien encaminados en sus enseñanzas-.
Matilde se arrodilló entre mis piernas y comenzó su labor, besando y lamiendo el tronco hasta que la empezó a tragar por etapas, no pudo con toda mi verga y se la sacó de la boca tosiendo y con arcadas, “no puedo Bruno, es muy grande y me duele la boca”, -le dijo al hermano que decidido se arrodilló al lado de ella y se tragó la verga-. Ante mi sorpresa, esto fue literal, se la tragó y pegó su nariz a mi pubis, eso sí, salió enseguida y también tosió largando babas que amenazaron con ensuciarme todo el pantalón. “Así no puedo chicos, pónganse de acuerdo y uno me acompaña al baño y se toma toda la leche”, les pareció aflorar el espíritu competitivo por esto que dije e hicieron un “piedra, papel y tijera” que ganó Bruno. Fuimos al baño y se sacó el shorcito que traía puesto, lo miré por esto y me dijo muy suelto de cuerpo: “Primero te la chupo y después intentás meterla, te juro que no grito y me aguanto”.
Explicarle que no se podía mientras me daba una mamada magistral me costó bastante y, a la par que le llenaba la boca de leche que tragó sin hesitar, pensé que tenía para saciar mis bajos instintos en los dos nenes y ¿por qué no? en la madre, habida cuenta que, ya se había instalado en mi imaginación que la “tana” sería una mujer muy caliente.
GUILLEOS1 – Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.
Riko….. más capítulos por favor, que esta historia nunca acabe y haya aún más milfs y culitos penetrables, eso jamas cansa xd