EL PODER DE LOS DESEOS. (23)
Placeres que no son tales, pero todo tiene solución. La Conductora de T.V. y su hija. Regresa el marido de Antonella y se activa la “trampa”. Vuelvo por un rato al pueblo y me desato..
INSATISFACCIONES – GRETA – AZUL – TRAMPA. (23).
Me fui para mi casa, allí estaría solo y eso me vendría bien, quería descansar, tomarme una regia copa, disfrutar de mi propia soledad y, de paso, controlar la agenda que la tenía un tanto desatendida, probablemente dormiría una siesta a deshora como ya estaba acostumbrado y antes de cenar la llamaría a Elena para hacerlo juntos, ese era un placer que no debía ni quería negarme, pero, por si las moscas, apagué el celular.
Cuando me desperté me encontraba excitado, pero como si me estuviera faltando algo, lo sucedido en casa de Antonella con ella y sus hijos no me venía a la mente como algo placentero que pudiera ayudarme al recordarlo. Tenía tres llamadas, de Edith, de Haydee y de Adelina, la enfermera, ninguna de ellas tenía encima el “deseo” de olvidarme y me imaginé para que querían comunicarse conmigo, sin embargo, no me urgía contactarlas, me encontraba algo así como “saturado” de sexo y, en más de un modo, insatisfecho.
Era ilógico que algo así me pasara, tan sólo un mes atrás creo que las hubiera juntado a las tres y habría resultado un festín sexual pleno de morbo por ello, pero, en ese momento, no tenía ganas ni de cambiarme ni de escucharlas, aun cuando la verga seguía “firme como rulo de estatua”. No lo dudé, se me había metido en la cabeza que también tenía que ver con el uso de los “deseos” y tomé el celular para llamarla a la “bruja-madre”. Atendió el teléfono dejando oír una risa estridente que me molestó porque sabía que se estaba riendo de mí.
- No te enfades cariño, los “deseos” te tienen mal, cuando no es que andas todo el día con la verga dura, pero luego de tener sexo te ponés a pensar que no estás satisfecho y eso también te jode, se te junta todo, jajaja, se te está complicando la cama.
- Me doy cuenta que no hay forma de decirlo con mis palabras y, por lo que decís, ya sabías que esto podría suceder.
- Sí, lo sabía, en realidad hubo, antes que vos, uno solo que pudo resistir está especie de dicotomía, uno fue el padre de Elena y el otro serás tú, pero siempre y cuando entiendas bien cómo es esto.
- Entender por las mías no puedo, me vendría bien una aclaración.
- Tenés la ventaja enorme de que lo experimentás y tratas de buscarle soluciones, otros se han consumido porque buscaban y buscaban y jamás se tomaron el tiempo para preguntar, claro que eran otros tiempos, la mentalidad y la Educación no eran las mismas.
- ¿Entonces…?
- El secreto es la mujer que amás, ella es, como lo fue tu finada suegra para tu suegro, el cable a tierra para todas tus insatisfacciones, eso es por los sentimientos que fluyen y no se pueden disimular, algo similar ocurre con tu madre, además, hay otras cosas más que es menester que aprendas y al preguntarme se te allanan todos los caminos.
- ¿Quiere decir que Elena tendrá que ser la única en mi cama?, yo no tengo problemas, pero…
- No es eso, corazón, tenés una ventaja que muchos no tuvieron pues, a pesar de tener el Poder no eres de aquellos que “se las saben todas” y consultás cuando tenés dudas, eso nos predispone mejor hacia tu persona.
- Jajaja, es la lógica, ustedes son las “maestras”, a más, me lo recalcaron, “cuando tengas dudas no dudes en consultar”, dijeron.
- Es correcto y en respuesta a tu consulta… Podrás meterla dónde quieras y gustes y, si tenés que romper, rompé sin hacerte demasiados problemas, los demás son “agujeros para tu descarga” y así deben ser tomados, te hacés muchos problemas por lo que piensen y sientan y eso te afecta la psiquis.
- ¿Ustedes pretenden que yo sea o me convierta en el “hijo de puta de la película”?
- En la cama llega un momento en que no se descubre nada, podrás buscar eso de causar el placer en los demás, pero lo tuyo llega hasta el momento de tu “descarga”, aquel que recibió el “deseo” siente una satisfacción extra por cumplirlo, lo que implica un enorme placer en sus propias “descargas”.
- A ustedes les parece sencillo…
- Es que es sencillo, lo que sucede es que te hacés demasiados problemas, si tenés ganas usá a quien quieras y si no tenés ganas no hagas nada, que no te importe lo que el otro piense, lo mismo sucede cuando pedís algún “deseo” que no tenga que ver con lo sexual, lo pedís y punto, el otro lo cumplirá y quedará contento aun cuando deba “trasponer el umbral” por esto. No te hagas “historias” donde no existen, yo que vos me iría a casa de Elena y trataría de pasarlo bien con ella, hasta acá mi solución, lo demás en cuanto a equilibrio tendrás que buscarlo vos o pedir que te complazcan.
- ¿Cómo es eso?, no lo entiendo bien.
- ¿Tan difícil es?, ¿no me sé explicar?… Si en la cama alguno no es lo que pensás, “desea” que lo sea, vos querés que reacciones y actúen como pensás, pero nadie es adivino, si es fría pide que sea apasionada, si está endurecida, que se afloje, ¿se entiende?, lo mismo que hacés cuando no querés que griten o hagan escándalos, es igual si querés que tengan orgasmos, que sean “a pedido” y a “tu” gusto, ¿estás tonto o no comprendés?…
- Sí, sí, ahora te entiendo, trataré de no molestarte por alguna otra pavada.
- No es molestia mi cielo, pero si tengo que demostrártelo “in situ” o explicártelo nuevamente no te será muy agradable, además no puedo. Desde ahora en más, si está muy “abierto” que se cierre, si está muy “cerrado” que se abra, si no tiene orgasmos que los tenga, si está fría que se caliente, ¿quién carajo tiene el Poder de decisión?
- Comprendo, es algo así como no dar más por el pito que lo que el pito vale.
- Ya entendiste, no me preguntes más por esto, ahora te dejo, van a venir a verme tres muchachitos negros y me los pienso “pasar por la piedra” a los tres, van a quedar secos y sin ganas de sexo por lo menos por un mes, jajaja. Chau amore, besos.
Corté la comunicación y, aun a pesar de la “cagada a pedos”, siempre terminaba retándome o poniendo límites claros, me quedé mucho más tranquilo, todo era por mis desconocimientos, mi mal proceder o mi “machismo” mal encausado. Tenía razón, yo pretendía generar tales o cuales reacciones y me sentía insatisfecho porque no lo lograba en la medida de lo que pretendía, aunque alguna cosa podía lograr, no terminaba de comprender que yo podía “desear” que la persona que estaba conmigo hiciera todo lo que yo quería. Como fuere, ya me sentía mejor, guardé algo de ropa en una maleta de viaje y me fui para la casa de Elena.
Hacía unos días que Elena se había mudado a la casa grande que había sido del padre, eso también entró en el “paquete” que le legó y no le pareció lógico dejarla deshabitada, algo que, por otro lado, le venía genial, no es lo mismo estar viviendo en un semi piso rodeada de cemento y bullicio a disfrutar de la tranquilidad de un parque, árboles y aire libre. Tenía a un matrimonio de Caseros que vivían en una casa chica a metros de la casa principal, ella se ocupaba del interior de la casa y su mantenimiento y él de todo lo que se refería a la jardinería, de la cocina quería ocuparse Elena misma.
A pesar de mi insistencia al respecto, tampoco tenía custodia en la propiedad, el barrio era muy selecto y ofrecía ciertas garantías y con eso se conformaba. No tenía que ver con poder pagarlos o no, a ella no le gustaba estar rodeada de gente a la que no conocía bien o que pudiera inmiscuirse en su intimidad. Entré directo por el portón abierto y avancé con el auto hasta el frente de la casa, no bien estacioné no me dio tiempo a bajar del auto, salió corriendo de la casa y me abrió la puerta para tirarse encima de mi cuerpo.
La alegría por mi presencia se le notaba en todo el cuerpo y, aun con la posición incómoda en que se había colocado, me acariciaba y me besaba alegre y feliz por mi llegada. No preguntó nada, se puso a hacer una cena rápida y luego me ayudó a acomodar mi ropa en el vestidor anexo al dormitorio, tomamos una copa hablando de diversos temas y después… mejor ni contar, casi no vamos a trabajar al día siguiente, quedamos los dos para el arrastre y … tenía razón la “bruja-madre”, me sentí pleno por lo brindado y lo recibido.
Me pasé seis días en casa de mi novia, la única que sabía dónde estaba parando era Haydee, con ella tuve un par de “tiroteos amistosos” en la oficina, una vez con una mamada profunda y otra vez cuando se sentó sobre mi entrepierna prestándome un rato su agujerito más chiquito pues le encantaba sentir ese dolor, en cualquiera de los casos se ahogó, aguantó sus gritos y tuvo orgasmos espectaculares que gocé casi tanto como ella. En un momento preguntó cuándo iba a ir a cenar a la casa con la madre y le contesté que yo lo decidiría cuando me fuera conveniente, “santo remedio”, no insistió más y eso era lo que yo quería, yo decidía y nadie me jodía pidiéndome explicaciones. Con Elena nunca nos habíamos cuidado y ya no era por lo que pudiera desear el padre para ser abuelo, lo nuestro pasaba por nosotros mismos, estábamos bien y un hijo sería recibido con felicidad, esa semana fue casi decisiva, gritó, mordió la almohada y gozó como enloquecida, pero no recibió ni una gota de leche en la boca y en el culito, todo tuvo destino paterno-maternal.
Pasamos una noche maravillosa en la víspera de mi regreso a mi casa y luego de desayunar y verla caminar desnuda mientras me servía, me fui contento para el Estudio, habíamos quedado que, en cuanto volviera a esa casa sería para quedarme definitivamente y creo que a Elena le faltó aplaudir con las orejas. Nos despedimos como las mañanas anteriores, ella subió a su auto para ir a la empresa y yo en el mío para mi encaminarme a la oficina, los dos sabíamos que había decisiones que flotaban en el aire.
Saludé a Haydee al entrar al Estudio y vi a una mujer sentada y con las piernas cruzadas, me resultó conocida, era una presentadora y conductora de un programa televisivo de temas actuales, de esos que se hacen con varios panelistas que comentan y opinan sobre diversos temas. A su lado estaba sentada una jovencita de unos catorce o quince años, vestían muy parecidas, era casi tan alta como la mujer y parecían hermanas, el cabello era castaño y con un corte similar, ambas tenían minifaldas que dejaban apreciar sus piernas largas y bien formadas, sus sandalias eran de taco medio y las camperas de cuero no me dejaban apreciar más.
La mujer de nombre Greta, no llegaba a tener cuarenta años y se paró presentándose apenas me acerqué con Haydee que dijo conocerla de antes y me explicó que quería tener una consulta de tipo Legal. Me presentó a la hija de nombre Azul y les pedí que pasaran a mi oficina para que me contara su problema. La mujer estaba ansiosa por contarme y le pedí que aguardara a que viniera Haydee con los cafés, no bien lo hizo se retiró y en ese interín me había fijado en la madre y la hija, la nena bajaba la vista con timidez cuando me miraba, pero la madre estaba de lo más verborrágica y demostraba una cierta coquetería.
Se habían sacado las camperas y noté que la mujer tenía tetas como para exhibir, aunque se notaban la cirugía plástica en ella, esa forma de bol no la suelen tener las tetas normales, en cambio la nena tenía un hermoso par de tetitas que se notaban que estaban en pleno crecimiento. Le hubiese dado unos quince o dieciséis años, pero la madre me dijo que tenía trece, aunque parecía más grande porque la preparaba para el modelaje. A mi criterio, la estaba enseñando para “entregarla”, era vox populi que en ese ambiente era muy difícil llegar a descollar a menos que… Lo que la madre me contaba respecto a que estaba divorciada, que vivían los dos solas y al futuro de su hija, unido a que sacaba pecho, se sonreía seductoramente y no evitaba mostrar las piernas largas y cruzadas, (en realidad no lo hacía ninguna de las dos), logró que me calentara y pensé que no me costaría nada que madre e hija me dieran una regia mamada.
- Antes de comenzar con el tema legal, “deseo” que las dos me den una regia mamada, Greta enseñale bien a tu hija como es que se hace, también “deseo” que tengan muchas ganas de entregarme sus culitos y no me mentirán en nada de lo que les preguntaré, Azul, por favor, andá a trabar la puerta, -les dije notando que sus ganas se desataban-.
En lo que la hija fue hasta la puerta y regresó a nuestro lado y la madre se acuclillaba, me bajé los pantalones junto con el bóxer, “es enorme, nunca tuve una tan grande”, -acotó Greta-. “Yo conozco sólo la del primo Abel, pero tiene doce y es muy chiquita”, -afirmó Azul-. Mi verga estaba a reventar, incentivada además por los “deseos” recién pedidos y goteaba esperando por sus lenguas. Greta hizo punta, tomó firme el tronco con una mano y el lengüetazo abarcó todo el glande limpiando sus líquidos transparentes y pegajosos, “sin manos y tráguenla toda”, -ordené mirándolas a las dos agachadas ante mi entrepierna-. Me recosté en el respaldo del sillón mirando la competencia que se había instalado, a la vez que Greta le explicaba a la hija como debía hacer, después de habérselo demostrado engullendo mi verga como si fuera un maní.
- Despacio Azul, abrí grande la boca y no lo roces con los dientes, te tiene que entrar en la garganta, -le decía acariciándole la espalda-.
- No puedo mami, es muy gruesa, -se excusaba la pendeja que tenía los ojos llorosos-.
- Vamos, vamos, si yo pude, vos vas a poder, -le exigía mirando cómo se tragaba ¾ partes de mi verga-.
- La vas a tener que ayudar, yo “deseo” que mi verga esté en su garganta, -le dije sin preocuparme del posible ahogo de la chica-.
- Eso hija, así, así, respirá por la nariz, -le dijo empujando su cabeza para que la nariz de la nena chocara en mi pelvis y sin que le importaran sus ahogos, ni sus arcadas-.
Repitió varias veces la misma maniobra diciéndole a la hija que era una linda putita mejor que la mami, a la par que le acariciaba la espalda, la hija asimiló bastante bien la verga, ya no se ahogaba con su propia saliva y le imprimió a las entradas y salidas un cierto ritmo que la misma madre se ocupó de interrumpir, “vamos las dos juntas”, -le dijo y ambas se ocuparon del tronco y del glande ya a punto de explotar-. De vez en cuando sus lenguas y sus labios se encontraban, pero no hubo intenciones de besarse, esto hasta que a mí se me ocurrió. “No aguanto más, Greta “deseo” que recibas la lechada en tu boca y se la des enseguida a tu hija para que la trague”, -alcancé a decir antes de vaciar mis testículos en la boca de la mujer-. Pareció sincronizado, se metió mi verga hasta la mitad y recibió el líquido caliente que rápidamente trasladó a la boca de la hija comiéndole la boca para esto, las dos tragaron y se notó que se soltaban, el beso se alargó más de lo debido, los gemidos se hicieron notar, la lengua de la mujer se movía dentro de la cavidad bucal de la nena y yo aproveché.
Para besar a la hija Greta tuvo que pasar por sobre mi cuerpo y le mandé mi mano por sus muslos metiéndola por debajo de la minifalda. Había firmeza allí, tanto en los muslos como en las nalgas y apreté con ganas notando el calor de su entrepierna, mis dedos, sin hacer caso de la tirita de la tanga se impregnaron de sus jugos y el medio y el índice se perdieron en su culo, evidentemente, acostumbrado a recibir, lo mismo hice con el pulgar que se metió en su vagina, pero moví más los que tenía en su asterisco usado. “Deseo” que tengas un orgasmo espectacular”, -le deslicé en su oído-. No había terminado de decirlo cuando comenzó a temblar como poseída y lo siguió haciendo cuando se tiró sobre mi cuerpo temblando y con contracciones, la mantuve con la mano libre y entonces le dije a Azul que me dejara la verga limpia y que gozara con ello. Fue más “eléctrica” que la madre y no alcanzó a gritar porque se lo impedí dándole la orden a tiempo. Apenas terminaron de recuperarse quise averiguar algunas cosas…
- Parece que te gusta el anal, ¿verdad Greta?
- Me encanta, no estoy completa si no me hacen la cola, sentir que entran por mi culito me encanta y me desquicia, -dijo moviendo sus caderas-.
- Sos una MILF muy puta, ¿te acostaste con muchos?
- No sé cuántos son muchos, pero hasta cuando estoy con alguna mujer necesito que me metan algo en la cola.
- Y vos Azul, ¿te gusta que te hagan la cola?
- Sí, me gusta, pero allí no entró nunca nada como lo tuyo, nunca estuve con un hombre, sólo me metí el consolador chiquito de mami y una vez le chupé el pitito a mi primo.
- Tan putita como la madre, “deseo” que ahora vayan al baño a lavarse y se olviden de lo que pasó recién, lo que no se olvidarán será de las ganas de sentirse penetradas por mi verga y hasta que esto se dé pueden “jugar” entre ustedes, nada de buscar en otros hombres y cuidame el virgo de la nena, ese es mío, -dije dirigiéndome a Greta-.
- Si mi Doctor, haremos todo, menos penetrar la conchita de Azul y quedamos a la espera, -acotó Greta con los ojos brillantes de deseo-.
Me sentía bien, volvía por mis fueros y, estaba satisfecho, aunque no plenamente porque los “deseos” habían sido varios, la mamada había sido muy buena, me había descargado y mi morbo se incentivaba pensando en lo que harían esa madre y su hija hasta que yo las tuviera con el culito al aire y a mi disposición. Me limpié con una de las toallitas húmedas notando que aún seguía con ganas, igual me aguanté pues siempre quedaba la alternativa de Haydee. No bien regresaron del baño se ubicaron sentadas frente a mí y Greta comenzó a contarme sobre el problema que la traía a la consulta, estaba enojadísima con eso.
- Yo conducía un programa televisivo con panelistas, tratábamos distintos temas y el rating no era malo, pero el Productor, de manera intempestiva, hizo levantar el programa, me sacó del aire y me despidió.
- Me va a tener que acercar el contrato que la ligaba a este señor, tendremos que buscar alguna falla en lo pactado, pero, además…
- Yo le traje una copia del contrato y allí no dice nada, salvo lo estipulado si el rating no era el esperado y eso no es así, las mediciones están a mi favor, también le traje el telegrama de despido.
- Azul, ¿por qué no te vas a charlar con mi Secretaria?, tengo que hablar algunas cosas con tu madre sobre su problema, -le dije a la nena que salió presurosa-. Ahora hablemos a calzón quitado, el tipo se habrá agarrado del contrato, aunque creo que acá hay algo más y yo no puedo ni debo ignorarlo, -acoté sabiendo que no me mentiría-.
- Es que el gordo baboso quiere que yo me encame con la lesbiana asquerosa de la mujer y participar él en un trío, yo no soy ninguna santa, pero esos dos son vomitivos y, lógicamente, me negué de plano, no pensé jamás que me saldría con algo así.
- ¿Nunca hubo algún tipo de acercamiento o de acoso?
- No, pero él me dijo que me había visto en el camarín con una de las maquilladoras y se calentó mucho al ver que nos besábamos. Y sí, de vez en cuando nos encontramos con esa chica, aunque eso no le da motivos para acosarme ni para despedirme, yo soy libre de salir con quien quiera.
En definitiva, quedé en que iba a estudiar el contrato y al día siguiente hablaría con ella para ponernos de acuerdo con el asunto del acoso, pero, como para hacerle saber a la otra parte que no le sería tan sencillo, redacté una Carta Documento de intimación para que se reviera la medida tomada en primera instancia y la mandé a Greta con Haydee para ser enviada con urgencia por el Correo Oficial, no había otra forma, era un trámite de carácter personal con presentación de documentos de identidad y yo esperaba tener que quedarme solo por un rato con la adolescente.
El pequeño “deseo” para que Azul se quedara conmigo a esperar el regreso de las dos mujeres sirvió como “endurecedor de verga” y no bien salieron nos metimos a la oficina y trabé la puerta. Los labios carnosos de la pendeja se abrieron gustosos para recibir a los míos y mi lengua se hizo un festín en su boca enfebrecida. No la quise desnudar, aunque se sacó la tanga y mis manos se multiplicaron para aferrar sus nalgas duras y sus tetitas y pezones que parecían convertidos en piedra, iban de un lado al otro mientras escuchaba los gemidos y lograba que se retorciera como víbora por el placer que experimentaba.
Pronto la tuve arrodillada sobre el sofá con su cara, pecho y brazos apoyados sobre el respaldo, me deleité al levantarle la pollerita y tener frente a mis ojos los cantos de su culo que parecían de mármol, no pensaba perder el tiempo y el dedo medio embadurnado de lubricante anal se perdió de inmediato en el interior de su asterisco que no estaba tan fruncido como esperaba. “¿Quién anduvo en este culito?”, -le pregunté acercando mi cara a su oído y hundiendo el dedo en su interior-. “El consolador chiquito de mami y ya no me causa dolor”, -contestó segura-.
Casi sin darme cuenta me percaté de que en mi cara había aparecido una sonrisa de sádico, mi verga no era un consolador y no era “chiquito”, no quería ni podía perder tiempo y el “deseo” volvió a surgir nuevamente para pedirle que no gritara, que se aguantara y que le dije que tendría un par de orgasmos mientras mi verga taladraba su esfínter juvenil. Ubiqué el recto “manejando” el glande con la mano y comencé a entrar, al sentir un cuarto de mi verga en su interior se tensó y el chirlo en una de sus nalgas hizo que se aflojara, “me duele mucho Gustavo, es enorme, no la voy a aguantar toda”, -decía con voz sollozante-.
“Si tenés que romper, rompé”, -me había dicho la “bruja-madre” y ganas no me faltaban-, el culito de la nena era demasiado tentador y le pedí que tuviera un buen orgasmo, en medio de sus temblores y cuando más estaba gozando moví la cadera empujando el ariete hasta que las pieles de nalgas y pelvis se encontraron. No gritó, pero dio vuelta la cara y me miró con los ojos impregnados en lágrimas que pugnaban por derramarse y su boca se abrió en un grito mudo. Apenas si esperé y el vaivén de las entradas y salidas se instaló, su conducto estrecho me apretaba tanto para entrar como para salir, pero ya no había ningún impedimento para hacer ese culito a mi gusto y placer. Acariciaba sus nalgas sintiendo su tersura y me tiré hacia adelante para alcanzar con mis manos a sus tetitas aún tapadas por la remera, “apretame las puntitas”, -alcanzó a decir Azul-, eso bastó para que, a la par, sus caderas se movieran tratando de acoplarse a mi ritmo cansino y tranquilo, todavía me quedaba tiempo para disfrutarla y era de tonto apurarme.
Los amagos de sollozos pronto se desvanecieron y la nena comenzó a gemir debido a la hermosa cogida que estaba recibiendo, dejé sus tetitas y me extasié mirando como el tronco de mi verga entraba y salía de su culito, siempre me había llamado la atención ese desafío a la física y la dilatación de los esfínteres que podían albergar ese grosor, se notaba que un par de hilos rojos se adherían a mi verga, pero no me hice mayor problema, algo se había roto allí adentro y sentía un cierto regocijo por el desvirgue anal.
“El dolor casi se me fue, pero me arde mucho”, -acotó Azul, aunque el sonido de su voz sonó distinto-, ya hacía un rato que colaboraba con la cogida y le pedí otro orgasmo más fuerte, ¡me cago en la nena!, tuve que tomarla fuerte de las caderas para mantenerla quieta porque se desencajó completamente con sus temblores y su esfínter me apretó haciéndose sentir, casi como que me aspiró la leche con sus tripas y la llené con gusto. “Tu leche está muy caliente y me encanta”, -afirmó con una sonrisa desde su cara ladeada-. Saqué mi verga haciendo un poco de fuerza y la sintió, el “plop” me encantó y a ella la hizo emitir un quejido, pero ese agujerito redondeado y abierto me complacía. Me fui al baño rápido y ella me siguió incorporándose ágilmente, me urgía lavarme porque Azul no estaba preparada para el sexo anal, a mí no me importaba tanto, pero quedaría un olor desagradable en la oficina, me lavé bien mientras ella evacuaba y luego se lavaba en el bidet, la crema que tenía en el botiquín ayudó para calmar su ardor y regresamos a la oficina ya recompuestos.
Perfumé el ambiente y abrí las ventanas mientras Azul me miraba con ganas de seguir, pero se ponía y acomodaba la tanga, casi, casi que la “emboco” de nuevo, me encantaba ver a las mujeres desnudándose tanto como me gustaba verlas al vestirse, además, como algo innato, me miraba con toda la sensualidad dibujada en su cara. “Me gustó mucho que me hicieras la cola, pensé que no aguantaría tu “coso”, pero ahora le voy a pedir a mi mamá que me meta el que tiene más grueso”. No le contesté, pero pensé que a la madre le costaría aguantarle el ritmo a la pendeja, le pedí que me guardara su virgo y me prometió, “todo mi cuerpo será sólo tuyo, bueno y de mi mamá, ¿le puedo contar a mi prima que me hicieron la cola y que me gustó?”, -preguntó impaciente-. Allí me contó que también “jugaba” con la prima, vivían en departamentos conjuntos y muchas veces quedaban solas para “practicar” con el consolador chiquito de la madre. Acepté que le contara sin hacer nombres, pero le dije que tendría que “atender” el culito de la prima, se rio por esto y cortamos porque ingresó Haydee a la oficina seguida de Greta.
El trámite había sido relativamente sencillo y le expliqué a Greta que había que esperar una respuesta del Productor para ver como debíamos seguir. Ella me contestó que no quería resarcimientos económicos, quería volver a tener su programa o uno mejor y con un mejor ingreso, la miré diciéndole que íbamos a tratar de complacerla y para mí pensé que el uso de los “deseos” para que el Productor accediera a eso les costaría el culito a varias féminas de su familia, incluidas, por supuesto, ella y la nena.
Después de que se fueron atendí varios casos más a los que derivé, le hice unos mimos a Haydee que no pasaron a mayores a pesar de las ganas que ella tenía y me regresé para mi casa. Al llegar bajé la valija casi vacía porque mucha ropa había dejado en la casa de Elena y me di un regio baño, luego de eso me preparé unos ricos mates y me puse a ver la agenda, me di cuenta que necesitaba “refrescar” algunos “deseos” en varias personas que trabajaban para mí en la administración de los bienes de Graciela y me cambié para ir a verlos.
Esto no me llevó mucho tiempo y como era casi cantado, me fui de las oficinas de la administración con una erección de aquellas, ni siquiera valía el intento de efectuar algún tipo de “descarga” con las mujeres de ese lugar porque no cumplían ninguna de mis expectativas ni me generaban ningún morbo, así que me volví a la casa a pasarla solo, era viernes, lo que implicaba pasar un fin de semana sin acción, a menos que yo la buscara. No acababa de entrar cuando vibró mi celular, atendí enseguida porque era Rodolfo…
- Hola Jefe, estamos de suerte, anoche hice contacto con el “fulano” en cuestión.
- ¿Cómo es que fue eso?, -le pregunté pensando en que Antonella no me había llamado para avisarme que el marido había regresado-.
- Fue pura casualidad, estaba en la barra de una de las confiterías “especiales”, yo charlaba con uno de los mulatos y él se puso a hablar con los dos, lo reconocí enseguida y le dimos charla y tragos.
- Imagino que se le habrá aflojado la lengua.
- Sí, resultó que no andaba buscando ningún “levante” o “ligue”, estaba mal porque la mujer no le dejaría ver a los hijos y debido a que había sido engañado por uno de los chicos que fue con él a la Costa.
- “A cada chancho le llega su San Martín”, ¿qué le pasó?
- Contó que una noche salieron dos, uno de los chicos dijo que no iría porque se sentía mal y lo dejaron, como a la media hora regresaron para acompañarlo y lo encontraron con uno de los Porteros del edificio aledaño, ya se imaginará lo que pasó, hubo histerismo, gritos, algún que otro golpe, luego los echó y se volvió, parece que está parando en un departamento que tiene para sus cosas.
- Ahora entiendo porque la mujer no me avisó de su llegada, ¿activaste algo?
- Quédese tranquilo jefe, mi amigo se lo llevó a la casa y ya sabe lo que tiene que hacer, cuando conozca al otro mulato se va a enamorar de los dos, jajaja.
Luego de algunos otros pormenores dejé la conversación con Rodolfo, le pedí que trataran de hacer una buena compaginación con lo filmado y que, si había resultado bien, lo veríamos el lunes. Le dije así porque mientras hablaba con él se me ocurrió irme para el pueblo, una hora de viaje no sería nada, mi padre dormiría como un bendito y mi madre se mordería para no gritar cuando le estuviera ensartando el culito, lo mismo pasaría con mi hermana, si es que estaba porque ya me la veía casi conviviendo con su novio. Tardé un poco más de una hora en llegar, mis padres se aprestaban a cenar y hubo abrazos y besos, mi hermana, tal como lo preveía, no estaba, una sola sería la que gritaría y gozaría con mi verga, pero eso no me molestaba, la presencia de mi madre bastaba, con verla me sentía bien. Lógicamente, para el momento del café deslicé el “deseo” preparado para mi padre y nos dejó solos después de vaciar su pocillo. Mi madre tenía puesta una bata a media pierna, pero debajo de ésta tenía un camisón semi transparente y una tanga negra.
- Estaba extrañando estas tetas, -le dije parándome y sobando sus tetas desde atrás-.
- Eso lo decís sin imaginar las ganas que tenía de que vinieras, no hagas ruido porque tu padre tiene el sueño liviano.
- ¿Me parece a mí o estabas preparada para pasar una noche “caliente” con el viejo?
- Estaba, siempre lo estoy, me basta con recordarte y me enciendo, lo voy a gastar al pobre, aunque reconozco que con vos me mojo con sólo verte, hasta mi garganta parece que se dilatara.
- ¡Qué putita que estás hecha!, ¿tenés ganas de mamar una buena verga?
- Claro que tengo ganas, la última vez que viniste me dejaste con ganas de más.
- ¿No hay onda con Fina o con las monjas?
- Sí, pero sólo un par de veces, no siempre se puede, además, no es lo mismo un tubo de plástico a tu carne caliente, -me decía apoyando su torso en la mesa y refregando su culo en mi bulto-.
- ¡Querés que te coja sobre la mesa o vamos a la habitación?
- Ayy nene, me vas a hacer acabar sólo con hablarme, anda a tu cuarto, yo voy a fijarme si tu padre duerme, a lavarme y enseguida estoy contigo.
Me fui para el cuarto que yo usaba y me desnudé para esperarla, ni problemas que me hice por mi padre dormido, sabía que lo haría hasta el momento de levantarse para desayunar y no escucharía ruidos extraños, por mi parte, deseaba recibir una buena mamada de mi madre y luego la cogiera hasta por las orejas, mi calentura daba para eso y mucho más, ya me lo habían dicho y era muy cierto con ella y con Elena la cosa era distinta, tenía otro nivel y los sentimientos magnificaban todo. Al rato entró y se sacó el camisón, ya no traía ropa interior, se le iluminaron los ojos cuando vio mi verga erecta y se arrojó sobre mí para devorarla, “está totalmente dormido”, -agregó antes de tragarse más de medio tronco-.
La mamada profunda manteniendo el ariete en el fondo de su garganta y su mirada cuando se la sacaba de la boca me transportaban, mis manos se aferraban a las sábanas y me mordía para no gemir. No quiso hacer un “69” porque me dijo que se había lubricado y la dejé que su oral me parara hasta los pelos de la nuca. La sacaba toda, la lamía, la besaba como con adoración, me miraba con toda la sensualidad reflejada en su mirada, en sus gestos y la volvía a tragar hasta pegar su nariz a mi pelvis. Sus sonidos parecían gárgaras motivadas por su propia y abundante saliva mientras tanto, yo miraba su espalda y sus nalgas duras que se movían como si estuviera realizando el movimiento de un coito.
Noté que había tenido un orgasmo porque se tensó toda y mantuvo su verga en lo profundo de su boca al temblar y luego siguió un rato más hasta que mi verga comenzó a latir anunciando mi descarga. Los dos primeros espasmos y el líquido fue recibido en su garganta, luego se retiró un poco para degustar todo lo demás y lo fue tragando despacio mientras me miraba al hacerlo, el siguiente paso fue limpiarme con su lengua y esto hizo que el ariete no perdiera casi nada de rigidez.
La felicidad se le notaba cuando se acomodó poniéndose en cuatro y sus hermosas nalgas quedaron a mi total disposición, claro que no sólo fueron sus nalgas, estar arrodillado detrás de ella me permitía ver su vagina y su ano brillantes, uno por el gel lubricante y otra por la combinación del gel y sus propios jugos. Hice que el glande rozara su clítoris duro y excitado y sus gemidos se hicieron reiterativos, “metela, por favor hijo, no puedo aguantar tus caricias y si grito se va a despertar tu padre, cogétela a tu puta mami, sé bueno”, -pidió casi rogando-.
Entrar despacio en su vagina dejando que el tronco asimilara todos sus pliegues interiores fue maravilloso, me encantó también que comenzara con su orgasmo cuando tenía media verga en su interior y a su estrechez natural se le sumaron las contracciones, claro que esto llevó a que la penetrara totalmente y de un sólo caderazo, la sintió, vaya que la sintió, su grito se apagó sobre la almohada, pero, como siempre me sucedía con ella, comenzó a moverse como desaforada tratando de acoplar sus movimientos a mi cogida.
Mis ritmos cambiaban, a veces era suave y profundo y otras veces las penetraciones eran rudas y más violentas, pero nada la amilanaba, recibía todo con gemidos de satisfacción y un par de orgasmos se hicieron notar. Mi verga estaba completamente lubricada con la abundancia de sus jugos y cambié de lugar, ella esperaba el pijazo acorde a mí se me ocurriera y yo quería perforarla, ya ubicado el recto y con el glande en su interior bastó un caderazo para que el ariete se perdiera en sus tripas.
“Sí, mi vida, sí, rompele el culo a mami, dámela fuerte”, -pidió con la voz entrecortada por aguantar el dolor-. El entrar-salir y los golpes contra sus nalgas se unificó con sus gemidos de placer. “Así, así, hijo de mi alma, dale verga a mami, cambiá abrime toda”, -pedía en una especie de paroxismo y no me pareció mala idea-. La alternancia entre uno y otro hueco me ayudó a que aguantara mis ganas de llenarla de leche, pero sólo fueron unos cuantos minutos más, ver que mi verga entraba en su agujero más estrecho me podía.
Sentir en mi verga la estrechez y los apretones de sus músculos anales me llevaron al no retorno y gemí alto cuando mi verga escupió todo mi semen en el fondo de sus tripas. La abracé con mis manos en sus caderas porque sabía lo que pasaría, su orgasmo fue bestial y se le aflojaron las piernas lo que la hizo derrumbarse y yo detrás pegado a su culo como “abotonado” cual si fuera un macho canino. Algo más me moví sintiéndola temblar y gemir hasta que se quedó laxa y la consciencia se fue un rato de paseo.
Mi muy puta madre estaba sumida en su propio limbo y literalmente ida, aunque no estaba desmayada pues sus caderas hacían un movimiento muy sutil cuando salí de ella y vi sus huecos completamente dilatados. Luego de un rato la ayudé a ir al baño y después de “comerme” la boca en un beso interminable, se fue para su dormitorio, “mi culito tiene ganas de que sigas allí adentro”, -me dijo al irse moviendo sus nalgas. Me dormí, no sé cuánto tiempo pasó, estaba profundamente metido en eso cuando sentí que me masajeaban las bolas.
“Tu padre está aún en su séptimo sueño, rompele el culito de nuevo a tu putita mami”, -pidió antes de meterse mi tronco flácido en la boca-. Mi verga y mis ganas respondieron enseguida y la dejé que se sentara metiéndose el ariete en el hueco complaciente, pero, aunque aún estaba dilatado, en ese momento no había gel lubricante y la sintió más, sus muecas de dolor no me preocupaban, es más incentivaban mi morbo y un par de movimientos de mis caderas ayudaron a que sentara sobre mi pelvis escondiendo todo mi miembro como si fuera magia. Movía sus caderas sutilmente y emitía sonidos de alivio y de placer con todo el “aparato” instalado en el fondo de sus tripas, al poco se movió haciéndolo entrar y salir, “me hacés ver las estrellas, pero me encanta que me cojas, chupame las tetas”, -acotó acercando sus pechos a mi boca y deliró con esto. A esa altura podía aguantar hasta lo indecible y la dejé que se moviera con sutilezas o que se perforara hasta lo más profundo, lo suyo era genial y el goce compartido lo hacía mejor.
Tuvo un par de orgasmos con abundante flujo que me mojó la pelvis, pero me tocaba a mí ejercer mi rol de macho dominante y se la saqué para hacerla girar y acostarla boca arriba. Le brillaron los ojos cuando le levanté las piernas y mi glande buscó el hueco dilatado, aunque ya no le sería tan cómodo, comencé a embestirla profundo, ella sólo atinaba a mirarme asombrada y dejar que sus ojos se les llenaran de lágrimas pues el ariete martillaba con ganas, parecía que la verga me había crecido y cuando le acaricié el clítoris con el pulgar estalló llevándome con ella.
Nos recuperamos sin movernos, ella sólo bajó sus piernas, media verga quedó en su interior y el contacto de nuestros pechos transpirados hizo más morbosa la escena. “Hoy estabas desatado, creo que llegaste adónde nunca, la sentí como jamás antes”, -me dijo acariciándome la cara y acomodándome el cabello-. “Sos vos, tu culo, tu cuerpo, tu cara, descubrí que hay sólo dos mujeres con las cuales me siento totalmente realizado y puedo ser yo, las amo, el tema no es sólo cogerlas”, -acoté sincerándome-. “Ya lo sé y vaya que lo demostrás, Elena debe ser tan feliz como yo en tu cama y eso me pone muy bien”.
No hizo falta aclarar quién era la otra, en las mujeres existen instintos que los hombres jamás conoceremos. Luego de eso se levantó para darse una ducha rápida y volvió a su dormitorio, yo me dormí un rato más y me levanté después de las nueve de la mañana. Mi madre me esperaba con las cosas del mate preparadas, me saludó fogosamente y desayuné con ella viendo que se movía por la cocina en ropa interior, el sostén de media copa y el culotte la hacían más excitante.
- Tu padre se fue temprano, me dijo que había dormido como nunca y que me preparara para esta noche, jajaja, estoy en carne viva, pero no lo voy a defraudar.
- Estás hecha una terrible putita, pero eso no me disgusta, mucho menos si eso te hace sentir bien.
- Tu putita y bueno, la de él, Fina y las monjas no cuentan, son como un “escape”, jajaja.
- En un rato me voy para el convento y pasaré la noche allí, después me vuelvo directamente para casa, yo me encargo de saludar a papá de pasada. ¿Cómo anda Clarisa con el novio?
- Bien, ahora está mejor, más “desatada”, tenía mucho miedo de lo que pudieras opinar, los culitos de esta casa te son fieles, jajaja, creo que en cualquier momento se nos casa la nena.
- Bueno, que avise con tiempo para la fiesta, aunque no la veo con ceremonias religiosas o con papeles legales de por medio.
- Tu padre y yo en eso no nos metemos, ella tendrá que decidir su vida junto a la persona que eligió, eso sí, en poco tiempo vas a tener que volver para estar con ella, ya me dijo que con el novio está muy bien, pero necesita, de vez en cuando, una noche con vos. Tu verga crea adicción, jajaja.
- Ya veremos, me van a terminar por secar ustedes tres, ya me estoy yendo, luego paso a saludar a papá, pero antes, dejame tocarte el culito, me encanta que estés vestida sólo con ropa interior.
- Una son tus órdenes y me complace cumplirlas, otra, no me toques demasiado porque me caliento y me duelen hasta las pestañas, anoche fue tremendo, glorioso, pero tremendo, jajaja.
Nos despedimos con una “comida” de boca memorable y si, se quejó cuando le apreté las nalgas, la había cogido como nunca y eso se hacía sentir. Pasé un rato por la Ferretería para saludar a mi padre y me fui para el convento, allí me recibieron bien, pero, ya habían pasado quince días y el trato amable fue para el Benefactor del lugar, claro que no tardé en “refrescar” los “deseos” para que recordaran y el trato con Sor Gabriela y Sor Ángeles cambió sustancialmente, sus ojos brillaron con deseos acumulados…
- ¡Por Dios!, te veo y me mojo toda, -expresó Ángeles tomándome del brazo-.
- Yo estoy igual, me imagino que almorzarás con nosotras y luego harás una siesta, -acotó Gabriela con cara de sátira y ganas de violarme-.
- Almuerzo con ustedes y me quedó en la noche, mañana me voy al mediodía. Primero me ocuparé de enterarme de todas las novedades y en la noche veremos, pero ni Cristo va a salvar sus culitos, jajaja.
- A vos te salva Sor Alicia que allí viene, no la vas a reconocer, comenzó un régimen y está haciendo ejercicios todas las mañanas, anda que ni que hubiera conocido hombre, jajaja. Nos mandaron una novicia nueva y está fija la Asistente Social, por lo demás, falta muy poco para terminar con los detalles de los arreglos del Convento y, según nos dijeron las autoridades que nos visitaron, está precioso.
- (Si supiera como mueve el culo la gorda), -pensé- Ya lo noté, con los parches tapados y la cara lavada con pintura quedó sensacional, adentro también se ven los arreglos. Hola Sor Alicia, ¿cómo está?, -me dirigí a la monja cocinera a la que se veían rozagante-.
- Hola Doctor Gustavo, gusto en verlo, si se queda a almorzar le preparo una comida especial, ya no penamos más por la comida, jajaja.
- Está bien Sor Alicia, me voy a quedar, pero comeré lo que todos, le decía a Sor Gabriela y a Sor Ángeles que “deseo” que me recuerden de la vez anterior, incluso para el tema de la comida es igual, -expresé notando como las mejillas de la cocinera se encendían, posiblemente por recordar todo lo que sintió con mi verga en sus huecos-.
- Como guste, yo estoy a disposición para lo que usted desee, -acotó y el brillo de su mirada me dio a entender a qué se refería con él “lo que usted desee”-.
Saludé a la nueva novicia que me pareció una “ratita”, menuda, chiquita y “escondida” dentro del hábito y a la Asistente Social, una rubia alta que rondaba los treinta años, muy amable y dada, pero insulsa. Ya en el comedor saludé a Elvira y a todos los demás chicos notando que no estaba Raulito, “veo que hay chicos nuevos y algunos que ya no están”. Gabriela me dijo que habían entrado ocho chicos nuevos e intentaban con el tema de las adopciones, ese era en realidad el trabajo de la Asistente Social, Raúl y otros dos chicos tenían hogares sustitutos. No insistí más con el tema, sólo dije que me parecía bien, tampoco quise hacerles recordar nada a los chicos ya conocidos, si se me ocurría algo ya se vería, pero, por el momento los culos preciosos de Ángeles y Gabriela tenían prioridad.
Como un pantallazo, levanté la vista y la vi a Sor Alicia, estaba sacando la olla de la hornalla y se agachó para recoger algo que se le había caído, sus nalgas grandes y macizas quedaron apuntándome desde atrás de su hábito y se le notó el elástico de una bombachita chiquita y otro culo se me metió en la cabeza, enseguida pensé que con el ejercicio estaría más duro que de costumbre y aproveché a acercarme a ella para ayudarla con la comida que tendría que llevar a las mesas.
- Alicia, después de almorzar “deseo” tenerte nuevamente, no trabes la puerta de tu cuarto.
- Sí Doctor, estos minutos se me van a hacer eternos, el problema es que a la hora de la siesta también viene Sor Fátima, pues compartimos habitación.
- ¿Tenés algo con ella?, ¿querés que la compartamos?
- Tener no tengo nada, pero no me disgustaría chuparla toda a la chiquita, tiene tetas pequeñas, pero está toda depilada y las nalgas son duritas y paradas, ahh, yo también me depilé toda.
- Hecho, te propongo algo, yo te rompo el ojete con ganas y vos la chupás toda, eso para comenzar luego vemos.
- Ayyy Doctor, estoy toda mojada, soñé un montón de veces con su verga.
Fue todo rápido, a las apuradas, pero no hacía falta decir más, Sor Alicia se prendió enseguida a la cogida que imaginaba recibir y su culo parecía tener movimientos propios al caminar. Es extraña la mente humana y cómo funciona la libido y el morbo, en líneas generales y adoptando una supuesta normalidad, jamás se me hubiera ocurrido tener algo con una mujer tan grandota y de culo tan ampuloso, había sido algo extraordinario la primera vez y como para no repetir, pero imaginar sus nalgas debajo del hábito, saber que había cambiado su ropa interior y que, a ciencia cierta, era una monja, se quiera o no, actuaba como “acelerador” para el morbo y mi verga no era de razonar demasiado.
Acercarme a Sor Fátima que se mantenía callada y atendía las mesas de los chicos fue algo de lo más normal, comencé preguntándole como se encontraba allí con esas tareas y le costaba contestar debido a su timidez, le miré la boca y estuve seguro que no podría tragarse mi verga, pero había algo en ella que me calentaba, no esperé más, el “deseo” tuvo que ver con que, luego de almorzar, se retirara con Sor Alicia a su habitación e hiciera lo que ella hacía, lógicamente, supo que sería cogida por todos sus huecos y me pareció que tembló por su propia excitación, pensé que ya sabía del metier.
Después del almuerzo, en que también hablé un rato con los chicos y me contaron de lo bien que se encontraba en el lugar, pedí un “deseo” en voz alta, luego de los postres, todos se irían a dormir la siesta por dos horas, salvo, claro está, Sor Alicia y Sor Fátima, aunque a ellas tuve que aclarárselos aparte. Nadie tuvo la menor duda en acatar lo que les pedía y pronto el comedor quedó vacío, yo quedé sentado porque la erección no me permitía moverme cómodo y les avisé a las dos monjas que se prepararan porque en un rato iba para su cuarto. Me tenía fe, aunque tenía claro que la tarde de siesta estaría movida y no precisamente por dormir.
GUILLEOS1 – Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.
Más, más, más, más MAS! MAS! MAS!!!, que esta serie jamás termine, es como si ya se hubiera vuelto parte de mi vida buscar en la mañana nuevos capítulos y mínimo 1 vez cada 2 días leer alguno de mis favoritos.
Lo lei otra vez, me gustan mucho las nuevas historias, pero esta es mi favorita , es que joder es cine 🚬