EL PODER DE UNA MIRADA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, mi nombre es Tobías y soy de Venezuela. Les confieso que siempre he querido contar muchas cosas que me han pasado desde los 17 años que comencé en la vida gay y creo que por fin lo voy a hacer porque éste me parece el sitio indicado.
Bien, soy de piel color arequipe de 26 años, de 1.72, con el rostro, mmmm, no bello, pero sí considerable, corte militar, cuerpo algo definido, con buenos brazos, espalda, nalgas y piernas, gracias a que una vez fui pelotero y bueno como cuento con el gen de hombre negro, un buen miembro modestia aparte XD!
Desde que comencé la pubertad, por practicar beisbol, fui desarrollando muy buena figura y debido a mi prematura relación con la pornografía, siempre he sufrido de exceso de lascivia en el cerebro lo que me ha llevado a tener relaciones sexuales con muchas chamas y hasta me pegaron varios sustos por algunos embarazos que gracias a Dios no se dieron, jejejeje. En fin, hasta los 17 años fui un adolescente común y corriente como todo chamo venezolano, atorándose ante todo.
Mi hermano Tomás tenía un compañero de clases de la universidad, llamado Richard, de aproximadamente 28 años, de rasgos de gente árabe con penetrantes ojos ámbar, cuerpo de gimnasio y un culo fenomenal; hijo de un señor que era dueño de una conocida cadena de tiendas conocidas como “Sanes”.
La primera vez que lo vi, fue aquella en la que llegué una vez de practicar todo sudado y sucio por la arena del estadio a mi casa, al estar frente a la puerta me percaté que estaban dentro mi hermano Tomás con varios de sus compañeros hablando, entre ellos Richard, que al escucharlo me percaté su forma algo amanerada de hablar y deduje “Éste debe ser el pana de mi hermano que es gay” ya que en varias conversaciones entre mis hermanas y mi mamá oía hablar de él, pero nunca lo había visto. Terminé de entrar y al mirarlo, noté que me observaba de una forma demasiado penetrante. Mi hermano me presentó ante todos y en el momento que me tocó darle la mano a él, me dijo algo como “Tremendo placer conocerte, que lindo eres”, eso se prestó para que todos se burlaran, pero extrañamente no me importó y no dejé de verlo directo a sus hermosos ojos ámbar sin pestañar porque él también me miraba de la misma forma, desde que le di la mano hasta que lo solté; Coño e’ su madre, me impactó.
Después de eso no dejaba de pensar en lo que había pasado con el pana, su forma de mirar tenía algo que me hizo olvidar que yo supuestamente era straight y que no entendía por qué ese carajo me inspiraba una lujuria terrible. Bien, luego de esa vez las visitas fueron concurrentes, yo llegaba y él estaba ahí, nuestras miradas se cruzaban evidentemente, y el mantenía en sus ojos el tremendo poder que me atraía sólo con verme, despertándome cada vez más las ganas de estar con él, pero la situación era ladilla, porque ambos nos deseábamos pero ni él me decía una sola palabra, ni yo tampoco le decía algo a él, sólo nos limitábamos a mirarnos y nada más.
Bien así fueron pasando los días, hasta que llegó esa esperada vez que sucedió lo que tenía que suceder: llegué a mi casa y todos estaban ahí como de costumbre, los saludé y como siempre, fui a ducharme, cuando salgo y me dirijo a la habitación, mientras me vestía escuchaba que hablaban acerca de celebrar algo ya que mi mamá ni mis hermanas estaban y pese a las tremendas ganas que tenía de acompañarlos me quedé en la habitación en la cual dormíamos mi hermano y yo, porque no me habían invitado.
Estaban divirtiéndose bebiendo cerveza y escuchando música y yo con ganas de acercarme y así poder hablar con Richard y expresarle las tremendas ganas que le tenía a su culote aparte que también quería comprobar eso que decían muchos panas de que los gays eran tremendos mamadores de güevo y que daban el culo para que los demás se lo disfruten.
Ellos continuaban en lo suyo, al rato, llega Tomás con cara de complicidad pidiéndome que los acompañe porque alguien quiere compartir conmigo, yo inexplicablemente asustado, acepté. Cuando me integré a la reunión noté que el pana ya no estaba por lo que inmediatamente le pregunté a mi hermano qué había pasado con él y Tomás riéndose maliciosamente me dice “¿Qué pasó? ¿Le quieres echar bola? Tranquilo vale, ya viene” Yo caí en la cuestión e inmediatamente pensé “Verga se me nota demasiado” pero me hice el loco. Asi pues, después de haber bebido varias cervezas, me cansé de esperar y me fui a dormir. Como a ciertas horas de la avanzada noche me despierto porque alguien había encendido la luz. Era Tomás con Richard que había regresado y me dijo “Marico él pana va a dormir aquí” Porque ellos iban a continuar la fiesta en otra parte y el chamo “Se sentía mal” y como era “muy tarde” no podía regresar a su casa.
Chamos el corazón me latía impresionantemente rápido, nunca había tenido ese pana tan cerca, mucho menos durmiendo en mi cuarto y de paso solos, ¡Chamos! Por mi obsceno cerebro pasaban muchas cosas, tanto que mi miembro se estaba poniendo en marcha. Pero pude medio alcanzar el control y me hice el indiferente, mientras sentía como él se acercaba algo mareado para acostarse en la cama de mi hermano, al tiempo que éste se despedía. Después que Tomás cerró la puerta, todo quedó en silencio por varios minutos, el nervio había cesado un poco, hasta que de pronto encienden la luz nuevamente, me volteo para ver ahora quien es y para mi sorpresa era él, y aunque por lo bebido su mirada no era la misma que con la que me miraba siempre, igual yo tragaba de lo nervioso que estaba, sin explicarme, por qué él me causaba esa sensación tan placenteramente incómoda, tan sólo con mirarme.
Se dirige hasta la puerta preguntándome: “¿Oye puedo bañarme? No soporto mi olor”
“Bueno sí, si quieres” – le contesté.
“¿Me prestas una toalla?” – Me preguntó él nuevamente.
Yo me levanté de la cama para buscar la toalla y dársela, me hubiese gustado tocarlo pero noté estaba demasiado pasado de tragos cosa que me dejó algo desconcertado, sin más, le entregué la toalla y le indiqué donde quedaba el baño. El se metió y cerró la puerta. Les juro que pensé “Verga, como que no hay chance con éste pana” porque en realidad quería demostrarle las casi incontrolables ganas que le tenía.
Bien me volví a acostar pero sin dormirme, ya resignado a que ya no podría hacer nada con el pana. Después de un rato, entra el pana con la toalla en la mano totalmente desnudo, evidentemente mareado o al menos eso pensé yo.
Me levanté de la cama y lo sujeté porque casi se caía cuando trató de cerrar la puerto, mientras lo tengo sujetado, me toma por la barbilla y me dice “Chamín que lindo eres” y me ha estampado un beso en la boca; yo pensé que lo iba a detener, pero juro que sin entender, en vez que zafarme del beso lo abracé más fuerte y le correspondí. Maldita sea, me sentía algo mal por lo gay que estaba siendo, pero la fuerza de tirarme a aquel carajo era extrema y pudo más que eso.
No podía dejar de besarlo y en medio de la situación, lo toqué desesperadamente como que si de un “ahora o nunca” se tratara, mientras que el también hacía lo mismo completamente desnudo para mí, nos besábamos por todas partes. Estábamos fuera de control pero no me importaba, siempre había querido experimentar sexualmente con otro hombre, más que todo con él y sus nalgas que vergaaaaaa…. Eran demasiado bonitas, paraditas, pompositas y lampiñitas, yo se las tocaba inescrupulosamente como señal de que siempre se las había querido saborear, él captó e inmediatamente empezó a tantearme el penco, estando yo a mil. Sin más que esperar me quité la franelilla que cargaba puesta, el short y me bajé el bóxer, mostrándole el güevo en su máximo nivel, el me masturbaba diciéndome cosas como “Estas rico chamito” “Quiero que me cojas”… cosa que me ponía más morboso, lo tomé por el cuello sujeté su cabeza y dirigiéndosela hacia abajo cerca de mi penco.
El desgraciao me maltrataba porque sólo me lo tocaba con sus labios y no se lo metía a la boca, cosa que me excitaba demasiado, lo tomaba con sus manos y se lo pasaba por toda la cara una y otra vez. Se lo ponía en la boca y sólo lo besaba, y así por varios minutos hasta que se decidió y por fin comenzó a mamar, panas demasiado bueno, pero era tanta mi excitación que casi acabo en los primeros movimientos, tuve que detenerlo, medio contuve y seguimos. Chamos me habían mamado el güevo pero verga así como lo hacía Richard, nunca lo había hecho alguien, llegaba momentos en los que pasaba la lengua por en medio de la cabeza cosa que me tumbaba de placer, seguía mamando locamente hasta que fue demasiada excitación y acabé en su boca bastante cantidad de semen que él se tragó, yo quedé casi con las piernas temblando.
Me senté en la cama exhausto, pero después de breves minutos él se acercó mirándome de la forma poderosa que me hipnotiza, esa mirada de lujuria y erotismo que no todos pueden tener, que siempre me conquista, cuestión que me subió la temperatura de una forma descomunal poniéndoseme en frente volteándose para modelarme su voluptuoso culote, chamos no hay cosa más bella que ese culo de hombre grande, sin vellos y pidiendo comida. El primer culo masculino que me gozaría después de haberlo deseado tanto, por lo que el güevo se me activo enseguida mientras él se lubricaba frente a mí, metiéndose uno, dos y hasta tres dedos los cuales pusieron ese huequito listo para llevar güevo, verga panas demasiado buena la imagen de cuando se puso en cuatro en la otra cama y paró su culote, chamos en vez de reaccionar levantándome, agarrarme el penco y cogérmelo sin compasión, me quedé como un gafo viendo como tan delicioso culo, se me exponía majestuosamente ayudando a que mi lascivia cerebral me dijera “Marico… ahí tienes… cógetelo… que eso es lo que quiere”.
El seguía con su cabeza recostada a la almohada, esperando a que yo actuara, yo me le acerqué, y le acaricié sus hermosas nalgas se las abría y se las cerraba, le tocaba las bolas y el güevo, el solo sonreía cuando de repente me dice “¿Papi, qué haces tú tocando ahí?” Y yo le contesté “No sé… Pero me gusta” el se levantó y me besó apasionadamente, pasándome un preservativo, se volvió a poner en cuatro diciéndome “Cógeme”… Me puse el condón, le recosté el penco por un ratico, apunté y lo empecé a penetrar suavecito como en las pornos (porque para algo sirven) y después fui moviéndome poco a poco… escuchando: “Dale papi, disfrútate este culo que es tuyo”, gemíamos como perros en éxtasis y comenzó a moverse más rápido de lo que lo hacía yo, verga panas, ver como mi güevo entraba y salía de ese paraíso, me ponía atónito, chamos tremendo placer, era tremenda experiencia… Duramos varios minutos en esa posición, le daba fuerte y después suavecito… luego se puso de frente “Métemelo” fue lo que escuché cuando lo penetré inmediatamente, él se movía demasiado rico masturbándose, mientras lo cogía como siempre me lo había querido coger, sin compasión… Que vaina tan rica, luego en medio de tanta excitación comencé a masturbarlo, cogiéndomelo… me imagino que debido al alcohol en él y como yo estaba en el segundo polvo, durábamos tanto…
Luego me acosté en mi cama boca arriba esperando ver como ese culote venía hasta mi para sentárseme encima, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii panas, sus suaves gemidos y ese culote llevando güevo parejo con un ritmo tan delicioso que me olvidé de mi heterosexualidad por completo, que carajo tan arrecho, se movía tan espectacular que no aguanté más y acabé dentro de él de una forma arrasadora.
Luego él se siguió masturbando, lo ayudé un poco con mis manos y también acabó, que rico, se veía rico alcanzando el placer.
Verga panas, fue lo mejor de mi vida, lo que no me había percatado era que mi hermano había llegado y nos estaba viendo durante un largo rato.
Quieren saber qué pasó después…¿?
Porque sin dudas se los podré contar…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!