El precio de la lujuria. Parte 5.
Sigue la historia del caso del matrimonio con algunas sorpresas. Conociendo más al negrito..
Dicho esto los dos salieron de la habitación. Pedro se dirigió al escritorio. No había nada salvo el ordenador y la impresora. Miró en la estantería, las carpetas estaban vacías y los paquetes de folios sin abrir. Se fue en busca de la cama y quitándose las zapatillas se tumbó. Le pareció comodísima. El cansancio hizo mella y se quedó dormido.
—————–
Lo despertó el sonido de la puerta al abrirse y la voz de Cris llamándolo muy bajito. Se sentó en la cama mientras se refregaba los ojos con las manos ante la iluminación que apareció en la habitación.
Cris.- Perdona que te moleste pero te traigo la cena. Te la dejo en la mesa.
Pedro.- Gracias Cris. Espera, no te vayas. Si has cenado ya me gustaría que te quedaras conmigo.
Cris.- si claro, yo ya he cenado. Y encantado te hago compañía.
Se levantó y ambos se sentaron para cenar. Pedro le preguntó qué era ese lugar.
Cris.- Lo siento, pero no estoy autorizado para decírtelo. Tu estas aquí por algún motivo que desconozco. Solo te aconsejo que te dejes llevar. Mike y Allen aunque parezcan rudos son buenas personas. Te ayudarán si tu les ayudas no dando problemas y hacer lo que se te pide. Además dentro de lo posible me gustaría que no me preguntaras más sobre este sitio ni por los motivos de las órdenes que te dan. Podría meterme en líos por hablar cosas que no debo. Estoy aquí como tu asistente, como has comprobado antes, tengo órdenes concretas, aunque lo he hecho con muchísimo gusto. Ahora cuéntame más de ti. A qué te dedicas.
Pedro le contó que desde hace 8 años trabaja para Don Ignacio, es un abogado que le hace trabajos de asesoría y finanzas, además que le ayuda en temas judiciales como consejero. Que antes era penalista pero en su último caso tuvo que dejar su profesión por meterse en algo polémico. Cris le pidió que se lo contara y Pedro le empezó a contar.
El chico alucinaba con la parte del encuentro con el matrimonio. Pedro siguió con la historia.
Durmieron poco, Pedro tenía muchas cosas que averiguar. Después de vestirse y rechazar la propuesta de la pareja de pasar la tarde y la noche con ellos se despidió diciéndole que les pasaría por mail sus emolumentos y el contrato que le autorizaba como su defensor.
Salió de allí en busca de Fernando, un detective privado que lo recibió con un fuerte abrazo. Ya en el despacho le comentó el caso y le pidió que averiguara todo sobre Brenda y la persona misteriosa que estaba ahora en su vida.
Llegó a su apartamento ya de noche. Estaba cansado y tenía sueño. Se dió una buena ducha y se fué a dormir cayendo en un sueño muy profundo.
Algo más de las 10 de la mañana era cuando una llamada lo despertó. Era Fernando que con una voz de preocupación le pidió reunirse con él lo más urgente posible. Quedaron en una hora en una cafetería. Cuando llegó ya estaba Fernando en la mesa esperándolo. Se saludaron y pidieron de desayunar.
Pedro.- Bueno, que has visto que te preocupa tanto?
Fernando.- lo que he visto no tiene buena pinta. Verás, la tal Brenda no vive en la ciudad. La he seguido esta mañana desde la que se supone que es su casa. Iba en silla de ruedas. La acompañaba una chica. Salieron de la ciudad en coche, un monovolumen gris, audi, conducía su acompañante. A 15 km por la nacional salieron hacia un área de servicio. Y ahí viene lo mejor, se baja del coche por si sola dirigiéndose a un BMW negro allí estacionado, se monta en el asiento del copiloto. La chica que la acompaña cambia unas maletas al otro coche, se vuelve al audi y emprende el camino de regreso sola. Unos 5 minutos después el BMW sale en dirección contraria. Tres salidas después abandonaron la autopista dirigiéndose hacia la sierra. Entraron en una propiedad vallada y con mucha seguridad. En este pendrive tienes todas las fotos y todo lo que he averiguado.
Pedro.- Perfecto. Así que solo se trata de una especie de estafa hacia mis clientes. Fácil de resolver.
Fernando.- Uuff, ojalá fuera eso amigo. Pero sea lo que sea yo me retiro. Lo siento Pedro, no puedo seguir. Me perjudica muchísimo ya lo veras. Esto no te lo cobro porque no quiero que haya facturas mías. El pendrive está limpio, es decir que no consta la fuente desde donde viene. Para un juicio no te va a valer, pero si para orientarte por donde investigar.
Por petición de Fernando cambiaron de tema, hablaron de cosas livianas y al rato se despidieron. Pedro voló para su casa. Se fue a su despacho y encendió el ordenador para ver lo que había en el pendrive.
La casa de la Sierra estaba a nombre de una empresa, pero no había más información. El BMW estaba a nombre de Felipe G. M., el audi estaba a nombre de Clara C. B.
Las fotos y los videos eran reveladores. Tenía a Brenda cazada y bien cazada. Había documentación de los vehículos y de sus propietarios. Y ahí fue donde echándose mano a la cabeza se vió venir el marrón que tenía encima.
Por temor a que algo grave ocurriera tenía que actuar rápido pero con mucha precaución. Llamó a Mario, su cliente, para quedar de inmediato en el despacho de su empresa. Le dijo que partiera para allá que lo esperaba allí.
Se dirigió directamente a las oficinas. Al entrar se topó con un mostrador grande, allí le recibió una amplia sonrisa. Una rubia con carita redonda y ojos azules. Se dieron las buenas tardes y le comentó que tenía cita con don Mario. La preciosa voz que le sedujo días atrás por teléfono le dijo que le estaban esperando.
Pedro.- uuumm. Por fin le pongo rostro a ese sonido angelical. Ni en mis mejores sueños hubiera comparado esa voz con una hermosura tan alucinante. Me llamo Pedro y estaría encantado de invitarte a cenar para no parar de mirarte y escucharte porque siento que me da vida.
Clara.- yo me llamo Clara, y estoy encantada de conocerte y por supuesto que acepto la invitación. Nada más termine con unos documentos que tengo para archivar me tienes a tu entera disposición.
Pedro.- pues no se hable más. Acabo rápido con el jefe y nos vamos a dar una vuelta por ahí los dos. ¿Hace?
Clara.- deseando estoy, y más con lo que Don Mario me ha contado hoy. Ya estoy hecha un flan.
Pedro.- vaya, no acaba uno de sorprenderse últimamente. Dentro de un rato me paso por ti.
Se despidieron con unas sonrisas y se dirigió al despacho. Mario lo recibió con un apretón de manos. Pedro con un dedo en la boca le ordenó que no hablará más. Sacó un folio de una de las carpetas y se lo entregó.
«Mario, no hables nada y lee atentamente, puede que nos escuchen, sospecho que hay micrófonos. Quiero que sin decirle nada a nadie tú y tu mujer os vayáis de viaje por una semana a un lugar desconocido. Nadie debe saber vuestro paradero. Los acontecimientos que se van a desarrollar en unos días puede poneros en peligro. Quizás esté exagerando pero más vale prevenir. No tengan miedo pero sí precaución. En el reverso hay una dirección de una agencia de viaje propiedad de una amiga. Ella es de confianza y sabe que irás. Con tu mujer solo habla del viaje por escrito. Enséñale esta carta. Nos vemos dentro de 8 días aquí.
Dale mañana libre a tu secretaria. Dile que he sido muy pesado y muy insistente.
Cuidaros»
Pasó un rato anonadado con el folio en la mano y la mirada perdida. Miró a Pedro y le dio las gracias. Se dirigió al teléfono y le dijo a la secretaria que por petición de Don Pedro se podía coger mañana el día libre. Que visto la insistencia de él no se podía negar y que además estaba encantado que los dos se conocieran a ver si no se les escapaba el abogado, «tú me entiendes».
En eso quedaron y se despidieron deseándole suerte. Se dirigió a la secretaria que le dijo que ella ya había acabado. Con un poco de nerviosismo ambos salieron de la oficina rumbo al coche de Pedro.
Pedro.- Deja tu coche aquí si quieres. No vamos a ir moviendo los dos. Por cierto, ¿por qué un monovolumen? Es un coche demasiado grande no?
Clara.- bueno, si que lo es. Pero para lo que yo lo necesito me viene bien.
Pedro.- ah vale. ¿Clara que te apetece hacer?
Clara.- Necesito ir a casa, darme una ducha y cambiarme para la ocasión. ¿Me llevas?
Pedro.- por supuesto.
Clara le fué indicando el camino. Para su sorpresa le hizo estacionar justo enfrente de la casa de Brenda. Una casa pequeña con dos habitaciones, un baño, cocina y un acogedor salón comedor. Fuera un pequeño jardín rodeado de rosales rojos.
Pedro.- bonita casa, muy acogedora. Es tuya o es de alquiler.
Clara.- Ni una cosa ni otra, jajaja, es de una amistad que me deja usarla. Ponte cómodo, en la nevera hay vino por si quieres una copa. No tardo nada.
La vió dirigirse a su habitación y después de un rato hacia el baño.
En la nevera encontró una botella de vino blanco, un frizzante bastante suave. Se sentó en uno de los sofás del salón. En la segunda copa oyó abrirse la puerta del baño. Clara apareció envuelta en una toalla blanca. Con cara de pícara se acercó y estando enfrente de él deshizo el nudo de la toalla y la dejó caer al suelo.
Clara.- Mario me ha contado sobre tus gustos. Estoy caliente desde esta mañana que me lo contó todo, sí, también participo en la vida sexual de mis jefes. Me encanta el sexo y me encantas tu. ¿Qué dices tú?
No dijo nada, le cogió la mano y la acercó a él sentándola en sus piernas, le pasó las manos por la espalda y acariciandola la jaló buscando sus labios.
El beso fué muy pasional. Pronto las lenguas se anudaron. Las manos de él pasaron a su trasero para masajearlo y hacer que moviera las caderas y provocar el roce de su verga ya erecta sobre su rasurado coño.
Al notar la dureza bajo la tela el movimiento fue lento pero dejando caer su peso sobre el. Abandonó los labios para darle pequeños besos en el cuello y susurrarle al oído.
Clara.- ummm, uuufff, que rica que se nota. ¿Sabes cuáles son mis gustos? Te los voy a decir. Me gusta comer una buena polla, que me llene la boca, saborearla y hacerla correrse llenándome la boca. Me gusta que me follen el culo, a saco, ese dolor me hace correrme como una vulgar zorra. Vamos a mi cama. Me tienes muy caliente.
Apretó las manos sobre sus glúteos y se puso de pie. Ella se aferró a su cuello y entrelazo sus piernas. Así se encaminó a su habitación. Cuando llegó a la cama la dejó muy suavemente y empezó a desvestirse. Ella lo esperaba masajeando sus pezones y su conchita rosada con la otra mano.
Se subió a la cama poniéndose entre sus piernas abiertas tumbandose casi por completo sobre ella, buscó de nuevo su boca para besarla. Mientras lo hacía rozaba la punta de su capullo sobre su rasurado coñito haciéndola gemir y apretar sus brazos sobre su cuello.
Poco a poco, comenzando por su cuello, fué bajando con sus besos. Llegó a sus pechos, pequeños pero firmes, con pezones chiquititos y una aureola rosita. El roce de su lengua sobre ellos la hacía estremecerse. Después de un rato deleitándose con la suavidad de su piel fué bajando sus lamidas hasta llegar a su pubis. Le alzó las piernas sacando la lengua y, mirándola a los ojos, se la pasó desde su rugoso anito, subiendo lentamente por su raja, hasta llegar a su clítoris donde con movimientos circulares la hizo gritar de placer. Las lamidas eran suaves, succionaba los labios vaginales pasando la lengua por la raja, metía la lengua y la sacaba con movimientos rápidos para volver al botoncito y succionarlo. Los gemidos eran bajitos, las manos agarraban las sábanas y las caderas se movían cada vez con más ritmo. Viendo el movimiento aumentó las lamidas y secciones. Cuando notó que venía su orgasmo se agarró a los cabellos de él y apretandolo hacia ella comenzó a convulsionar y soltar flujos que empaparon la cara de su amante.
Clara.- diiioooossss, siiii, que ricoooo. Ufff. Que maravilla, dios, estaba muy caliente. Jajaja, vaya que corrida. Uufff. Que bien lo haces joder, como das lengua, mejor que una tía, jajaja, me toca, quiero comerme esa tranca, la quiero en mi boca.
Hizo que se tumbara y se tiró encima de él. Buscó sus labios para besarlo intensamente, mirándole a los ojos y con cara de viciosa le recorrió todo el cuerpo con sus manos bajando hasta su ansiado deseo. Colocada entre sus piernas centró su mirada en el miembro tieso que agarró con una mano y lamió desde la base hasta el majestuoso glande. El precum no dejó de salir recogiéndolo en cada lamida. Acumulando un buena cantidad de saliva la engulló hasta topar con su garganta cerrando fuertemente los labios e ir sacándola lentamente haciendo maravillas con su lengua. Empezó una mamada lenta, degustando la carne y haciéndole gemir. La sacaba y lamía el tronco ensalivandolo bien, se la pasaba por la cara y volvía a meterla en la boca continuando con la faena que cada vez le imprimía más ritmo. La mano de Pedro en el cabello la incitó más, ahí fué cuando le quiso demostrar lo buena mamona que era. La chupaba a un ritmo trepidante acompañándolo con su mano que no paraba de masturbar, con toda la polla llena de saliva se escuchaba el chapoteo conforme subía y bajaba la cabeza. Así estuvo un tiempo hasta que empezó a dolerme la mandíbula, pero como era muy cabezota no quería desistir hasta conseguir su ración de leche. Ya al rato fué disminuyendo el ritmo.
Clara.- ufff, que rica polla tienes, aguantas mucho, nunca me había pasado, ningún otro ha resistido a mis mamadas. Jajaja, ahora la quiero en otro sitio.
Se arrastró sobre su cuerpo gateando en la cama buscando su boca. Mientras se volvían a comer la boca acomodó una pierna en cada costado y con movimientos de caderas rozaba toda su concha a lo largo del nabo. Los gemidos ahogados por el beso les excitaba más. Parando el beso flexionó una pierna y agarrando el mástil colocó la punta en la húmeda entrada, se fué sentando lentamente mientras el capullo iba abriéndose paso. Para que entrara toda la pierna flexionada volvió a caer de rodilla hasta notar que su clítoris rozaba con el pubis de su amante.
El gemido pareció más un alarido. Sonó hueco en la habitación. Una carcajada se le escapó y mirándole a los ojos dejó caer un poco su cuerpo para posar sus manos en el pecho. Con movimientos lentos de adelante y atrás iba metiendo y sacando la durísima polla que parecía un hierro ardiendo de lo caliente que estaba.
Lo apretado de su coño le oprimía la polla dándole mucho placer. La agarró de la cintura y comenzó a acariciarle todo el cuerpo. Ella fué aumentando el ritmo de las metidas, el roce con el pubis la estaba llevando poco a poco al clímax.
Cuando el ritmo era ya frenético, Pedro la agarró de la cintura y flexionando las rodillas la alzó un poco para comenzar a darle polla con movimientos de caderas intensos. La bombeaba frenéticamente haciéndola gritar de gusto. Poco tardó Clara en tensionar su cuerpo dando un alarido para decir que se corría. Llegó al orgasmo entre convulsiones dejándose caer rendida sobre su pecho.
Pedro no dejó de darle verga, él seguía bombeando a full, ella con un orgasmo interminable se corrió dos veces más pidiendo clemencia. «Para por favor, me estas matando de gusto. Para por dios»
Paró en seco, la tenía encima de él con todo su cuerpo muerto. La empujó hacia un lado para zafarse de ella, se puso de rodillas en la cama y la volteó boca abajo. Antes ya vió que tenía un bote de lubricante preparado en la mesita de noche, ella fué precavida. Lo alcanzó con la mano. La agarró por las caderas y jalandola la colocó en cuatro. Ella con su cara y su pecho apoyados en la cama solo podía respirar. Estaba muy cansada, pero él hecho de recibir más carne y está vez por el culo la hizo ponerse de nuevo caliente. Se lo demostró alzando más el pompis y meneandolo como contoneándose.
El ya estaba fuera de sí, solo quería romperla. Con un buen chorro de crema en el culo se la untó con un dedo. Presionó en la entrada y lo tragó como si nada. Se dió cuenta que ese culo estaba más que preparado, por ahí había pasado de todo. Tres dedos del tirón le colocó y se los tragó, le gustó la manera tan fácil con la que dilata. No le dió mucha más chanza. Sacó los dedo y echando un buen chorro en la punta de su polla hizo presión en el esfínter y comenzó a meter lentamente cada centímetro de carne. Alucinó con la facilidad que le entró toda hasta topar su vientre en los cachetes. Y más al ver ese culo no tan grande abierto por su polla. Se aferró a las caderas y comenzó la enculada sacándola lentamente y metiendo un empujón hasta escuchar el choque de cuerpos. Ella pedí más, moviendo las caderas pedía más ritmo. Pedro cogiendo una buena mata de su cabello la jaló hacia él comenzando a dar polla como un descosido. «Plas, plas plas», ese sonido con los gemidos de ellas inundaba la habitación.
Llegó un momento en que, por el aguante de Pedro, Clara ya no podía más. Se dejó caer en la cama a todo lo largo y el encima de ella sin parar de bombear polla. Ya la tenía donde a él le gustaba. Así de caliente le pone ese momento que no tardó entonces en que se le tensionara todo el cuerpo y vaciarse dentro del maltrecho culo de la muchacha.
Una vez recuperaron el aliento salió de ella y tumbandose a su lado le dijo que era el mejor culo que se había follado.
Ella quería ir a la ducha pero decía que no podía con las piernas. El salió de la cama y cogiéndola en brazos la acompañó al servicio. Mientras se enjabonaban no faltaron los besos y las caricias. Una vez que salieron del baño el hambre les atrapó. Decidieron llamar para que les trajeran unas pizzas. Lo de la cena romántica lo dejaron para otro momento.
A Cris la historia de las folladas con el matrimonio y con Clara lo había puesto a full.
Cris.- joder tío, que vida de lujuria más intensa no? Mira como estoy. Me has puesto super caliente.
Pedro.- jajaja, ya lo veo. Está tarde no te corristes en la ducha no?
Cris.- algo si, cuando me rozabas la próstata se me escapó varias veces. Pero correrme no me he corrido.
Pedro.- Bueno, entonces, si quieres podemos echar un ratito. Así descargas.
Cris.- me parece buena idea, pero ahora por el culo no me apetece. Todavía siento el roce de tu polla en las paredes. Jajaja.
Pedro.- ah vale, entonces tu culo lo dejamos descansar. Pero verás, me gustas mucho y quiero comerme tu cuerpo entero. ¿Vamos a la cama? Es donde te quiero tener.
Cris.- claro. Estaremos más cómodos.
————
Para sugerencias mi mail.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!