El primero
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Por ese entonces tenía 8 años, mis primos tenían la costumbre de visitar a mis padres y pasar los fines de semana de vacaciones de la escuela, salíamos a jugar al parque mi cuerpo era muy liviano y a Mateo se le hacía fácil levantarme por los aires, casi doblaba mi edad, me gustaba mucho eso de esconderme con Mateo en los tubos de laberintos, siempre en los codos de esos tubos me retenía haciéndome movimientos con su cuerpo para adelante y para atrás por ratitos me hacía acostar dentro del tubo se acostaba encima mio notaba el movimiento veloz de su bulto en mi traserito cachándome repetidamente, ya sabía eso que me estaba haciendo porque lo veía en tv pero me gustaba, después saliámos del tubo y cuando mis primos con los amiguitos de la urbanización se encontraban lejos de nosotros me tomaba delicadamente de la cintura y sin que los chiquillos lo notaran nos volvíamos a meter en los tubos haciéndome acostar y montándose sobre mi, Mateo apoyaba las manos en el tubo cerca de mi cara, miraba hacia adelante pero notaba que ese bulto se meneaba en mi infantil traserito, después hacia pasar sus labios húmedos por mis orejas haciéndome cosquillas, hacía pasar su nariz por mi cuello golpeando su aliento cerca de mis mejillas, esas acostadas en los tubos fueron las primeras culiadas que Mateo me hacía
En una ocasión les dijo a su hermana que se adelante a casa y llevara a Romel, ya casi oscurecía y solo estábamos los dos en el parque, me encaminó hacia los tubos me hizo meter en el más largo con codos, allí sin decirme nada hizo que me acueste estaba haciéndome lo de siempre me dejaba hacer eso de que su bulto meneara mi traserito alcancé a mirar que me corría el calentador trataba de cacaharme pero con dificultad por lo estrecho del tubo se levantó de mi, corri el calentador me hizo salir del tubo lo noté apresurado con respiración acelerada, acalorado y algo sudoroso en lo parado que estaba me arrimaba a la banca, se puso detras de mi inclinándose un poco sujetándome de brazos y rodillas meneando otra vez su bulto en mi traserito, me soltó miraba a ver a los lados el paso de uno que otro transeúnte hasta que sentimos la soledad del parque que estaba poco iluminado el lugar, caminamos aceleradamente detrás del parque por unos matorrales, me puso de espaldas delante suyo bajó mi calentador llegando a mis rodillas no llevaba puesto interior y eso me dio vergüenza dejarle mostrar por primera vez mi traserito blanco, quise darme la vuelta para mirarle pero no me dejó hizo que me acostara para empezar según él a jugar algo en secreto, sentí en mis glúteos su pedazo de carne caliente, traté de voltearme a ver que era eso pero Mateo con las manos me tomaba de la cara para que mirara enfrente, me decía que no me moviera, que espere, que pronto iba a terminar el jueguito pero este no terminaba en un instante sentí dolor porque esa cosa la sentía molestrame el ano, Mateo quería penetrarme volvi a sentir más dolor le pedi que se apartara de mi porque me dolia esa cosa que me estaba haciendo, ahora esa cosa caliente la sentía pasar por mi espalda al ratico sentí algo liquido caliente noté una exalación muy fuerte de Mateo agarró unas hojas secas y alguno que otro papel para pasármelo por la espalda, se molestaba consigo mismo al haber permitido que me chorreara ese liquido en mi espalda ya que me limpió bien nos fuimos a casa me hizo mentir diciéndoles a los adultos que nos quedamos al ver una pelea entre chicos de la cuadra.
Desde aquella vez se hacía más frecuente sus culiadas a mi me gustaba cada vez más aquello, me hacía guardar silencio a cambio de regalarme dulces, bebidas gaseosas o cualquier chuchería de juguete, cada vez que Mateo estaba solo iba en mi búsqueda me decía lo que me iba a regalar y lo seguía me culiaba en mi cuarto, en la terraza de la casa o en el parque, siempre me decía que antes de hacer el jueguito yo no debería contar a nadie de esto o caso contrario no había premio para mi, asentía aceptando sus reglas, cada vez lo hacía mejor ya me mostraba su pene peludo bien tieso al principio me llamó la atención ese glande gruesote pero me fui acostumbrando a la idea de tenerlo al paso de mi traserito, me había hecho suyo ya que con un gesto que me hacía simplemente me dejaba acostar sobre el piso o en la cama y él me pasaba el glande por mis glúteos haciéndolo girar después en la entrada de mi traserito, me hacía sentir un gustito agradable en mi piel con escalofrio me hacía preguntas como que si me gustaba eso que me estaba haciendo con su pene, yo asentía, me gustaba que el pelo de sus pelotas soben mis glúteos pero gemia en cada intento de penetración del glande de Mateo, mis dolores eran intensos le pedia que ya, así que me dejaba de hacerlo para solamente sobar el pene en mis glúteos los manchaba con el semen que botaba, una vez pegamos nuestros penes y vi como su semen salía chisporroteado sobre mi barriguita inundando el hoyito de mi ombligo.
Un sábado por la noche había una kermesse bailable en el pueblo los adultos se fueron al evento dejándolo a Mateo al cuidado de nosotros los pekes yo tenía ya más de 9 años, se nos ocurrió salir al living por el calor tortuoso de la noche, contamos cachos y cuentos se os ocurrió jugar naipes, Adela decidió ir a ver tv a las horas el pequeñin Romel a sus tres añitos ya cabeceaba de sueño lo entramos para acostarlo en el cuarto donde dormían mis tíos con Adela que estaba semidormida viendo tv, se le ocurrió a Mateo que juguemos a pierde prendas con los naipes, yo iba perdiendo más ropa y todo era risas, me tocó de quitarme el bóxer pero me dio recelo hacerlo porque podría aparecerse Adela, Mateo fue a su cuarto y regresó diciéndome que ya estaba dormida y que le había apagado la luz del cuarto, le permití a Mateo que me lo quitara me senté en la alfonbra totalmente desnudo a seguir jugando, me miraba fijamente mi pene y mis piernas que movían mis pies, graciosamente se pasaba la lengua por los labios sin dejar de reírse, de pronto se me acerca su piel era ruborizada por el deseo sexual lo podía ver en sus ojos, me sentó en el sillón se arrodilló delante mio pasó suavemente la yema de sus dedos por mi prepucio trató de correrlo en lo posible para que apareciera mi glande rojito virginal, le hizo sobadas delicadas hasta que se entiesó mi pene, lo llevó a su boca con las manos vi cómo la punta de su lengua se movia circularmente por mi glande hizo que apretara el tapizado del sillón con mis manos, era la primera vez que me mamaba el pene descubrí una sensación de gustito formidable más aún cuando vi que metió todo mi pene en su boca lo sacaba para ensalivarlo con la lengua, esas babas recorrían el canuto del pene hasta llegar a mis pelotitas, con un gesto me indicó que me diera vuelta ahora mi pene descansaba a filo del sillón, la lengua de Mateo acariciaba deliciosamente la raja de mi traserito y otra vez con mayor gusto sentí aquello indescriptible para mi por ser la primera vez me hallaba entre sorprendido y con más ganas de culiar, mi primo había aumentado a mis 9 añitos el deseo sexual, escupió saliva chorreando por el hueco de mi traserito, apenas vi que se quitaba la ropa para ponerme el glande en la entrada de mi hoyito, me hizo lo de siempre pero penetró un poqutin más mi culo gemí y grité del dolor que sentía esa era señal para que se detuviera, siguió culiando mis glúteos y me viró, al ratito botó el semen sobre mi pancita se agachó a ver cómo corría por mi piel recorriendo mi pene me miró sonriente por unos segundos cerró sus ojos y me dio un beso con lengua, yo también los cerré y estuvimos así besándonos por varios minutos.
Estaba en el baño duchándome limpiándome el semen cuando de pronto tocan la puerta era Mateo que deseaba entrar, lo hice pasar y de súbito me abrazó pegando nuestros penes arrimándome a la pared queríamos estar prevenidos para seguir culiándonos, salimos a ver si seguía dormida Adela y Romel efectivamente asi era, nos desnudamos en la ducha, el agua recorría nuestros cuerpos, me dobló en cuatro pasándome espuma jabón por mi traserito se sentía delicioso el pasar de su pene por mi cuerpo se enjabonó el glande y se lo mamé por un ratico me enseñó como hacerlo con delicadeza despacito posteriormente nos besamos quedando abarazados, me suplicó que no contara esto a los adultos de casa. Me llevó a la cama de mis padres a seguir culiándonos desnudos entre las sábanas, quedándonos abrazaditos haciendo frotar nuestros pies por alrededor de nuestras piernas, parte de esa noche la aprovechamos al máximo y para mi fue y seguirá siendo la más inolvidable de todas.
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