El primo de mi padre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy un hombre mayor y a partir de la experiencia que contaré me di cuenta de que soy capaz de disfrutar el sexo con un hombre tanto como lo disfruto con una mujer, todo ocurrió cuando visitó mi casa un primo de mi padre, un hombre mayor de unos 45 años, separado hace poco de esposa y que debía hacer unos trámites en mi ciudad, yo un adolescente de 14 años, aún sin desarrollarme físicamente, no tenía vello púbico, delgado, de piel blanca y de nalgas muy bien formadas, ganoso del sexo, veía siempre revistas de mujeres desnudas, es sólo lo que había en aquel entonces, el primo de mi padre alojó en mi dormitorio y estuvo ahí tres días, habitualmente cuando él llegaba dormir yo ya estaba durmiendo, pues me levantaba temprano a clases, por ende, cuando yo me levantaba él estaba durmiendo.
La última noche que se quedó en casa se acostó más temprano, pues debía viajar a primera hora al día siguiente, fue en ese instante en que ocurrió todo, yo hojeaba una de mis revistas cuando él entró de pronto a la pieza, no alcancé a guardar la revista y me la pidió, yo ya estaba acostado, él me dijo que llevaba mucho tiempo de no tener sexo, llevaba tiempo separado y ver esa revista lo motivaba mucho, la tomó, la dejo sobre la cama y comenzó a desvestirse para acostarse, fue ahí cuando dejo ver su pene, era mi primera vez que veía el pene de un adulto, había solo visto los de mis compañeros de colegio en las duchas después de hacer deporte, me llamó la atención, me gustó la forma de su glande, me quedé pegado mirándolo, él se dio cuenta y me preguntó si me gustaba, asentí con la cabeza, estaba aún flácido pero no del todo, se acercó a mi y me pidió que se la tocara, que no tuviera miedo, así lo hice, lo comencé a masturbar suavemente, con cierta timidez y con mi vista pegada a ese miembro que ya deseaba mamar, no aguanté mucho y sin que me lo pidiera me lo puse en la boca, comencé a mamarlo, sentía su suavidad en mi lengua, un sabor algo salado y un olor a macho, era mucha la excitación, me destapó, vio mi desnudez, comenzó a acariciar mis nalgas, le llamó la atención que fuera lampiño aún, me mamó el pene también, luego besó mis nalgas, metió la lengua en mi ano, recorría todo mi entrepiernas con su lengua
estaba vuelto loco, se notaba su falta de sexo, puso la cabeza de su pene en mi culo, yo solo me dejaba, sentía placer de entregarme, habría mis piernas, intentaba facilitarle todo, me tomaba de las caderas, me levantaba para acomodarse, comenzó a penetrarme, el dolor era fuerte, mordía mi almohada, pero quería que me penetrara, de a poco comenzó a moverse, dejó caer su cuerpo sobre el mío, sentía todo su peso, sentí como entro todo, se meneaba, gozaba, su respiración agitada en mi oído, a ratos paraba para no eyacular, quería seguir gozándome, golpeaba mis nalgas con sus muslos en cada estocada, lo sacaba todo y volvía a metérmelo entero, jugo con eso un rato, hasta que no pudo mas, eyaculo en mi culo, yo nunca había tenido sexo, nunca había visto semen, todo era nuevo para mi, me levanté y le besé el pene otra vez para saborear su semen, lo disfruté, se acostó en mi cama, dormimos y en la mañana antes de irse me volvió a penetrar, claro que fue mas corto, solo lo metió, me lo hizo rápido, eyaculó, se levantó y se fue, no lo volví a ver nunca mas, pero me dejo un gran recuerdo que cada vez que vuelve a mi mente es producto de gran excitación.
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