El profe de natación II: Descubriendo placeres.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
-¿Te gustó lo que hicimos?- Preguntó mi Papi mientras seguía manejando.
Yo sólo me atreví a asentir con la cabeza.
Unas pequeñas lágrimas se escaparon de mis ojos.
-¿Estás arrepentido de lo que hicimos?- Preguntó Papi al ver mis lágrimas.
-No Papi, estoy muy feliz por haber echo eso.
Te quiero mucho.
Llegamos a las puertas de mi barrio, unos altos muros que terminaban en alambre de púas se alzaban con el fin de separaban lo que es el barrio privado de "Las Flores" del resto del mundo.
Papi observaba sorprendido el tamaño y la imponencia del barrio.
Nos fuimos acercando hasta un enorme portón negro, el cual estaba custodiado por guardias y varios perros.
-Documentos tuyos, del vehículo, motivo de visita y nombre de la familia que lo invitó.
– Dijo Carlos, uno de los pocos guardias que conocía.
No es que me importara realmente el nombre de los guardias, me acordaba de él debido a las sientas de veces que pasé por aquel portón a lo largo de mi corta vida.
-Yo soy quien lo invita.
– Digo con frialdad mientras bajo la ventanilla del auto de mi lado.
-Perdón joven David.
No lo vimos.
Pasen nomas.
– Dijo mientras abrían a tods prisa el portón.
Lucas vió sorprendido aquel gesto de prepotencia.
-¿Qué fue eso?
-Fue el peso de mi nombre en este lugar.
Mi casa es la cuarta a la derecha, no excedas los 10km/h.
– Digo ya con mi tono normal de voz.
Lucas observaba sorprendido todas las casas que había en el lugar.
Muchos veian sorprendidos el auto de Papi, desentonaba un poco ver un Volkswagen Gol viejo en un lugar repleto de vehículos de gama.
Llegamos a mi casa.
Papi se volvió blanco al observar la gran casa blanca de 3 pisos donde vivía.
-Sabía que sos pudiente cuando vi tu dirección y tu IPhone.
Pero no sabía que lo eres tanto.
-Bueno, no importa realmente.
Muchísimas gracias por traerme ¿Estás ocupado? No quiero estar solito en casa.
– Digo mientras hago un puchero.
-No bebé, no tengo nada que hacer.
– Dijo mientras sonreía de forma pícara.
Estacionó su vehículo en el garage de mi familia, la agarró de la mano y entramos a casa.
La enorme sala de estar nos dió la bienvenida con un clima refrigerado a unos confortables 20 grados, lo cual es un alivio considerando el infernal calor que hace en los veranos chaqueños.
En eso aparece corriendo y gruñendo Jeff, mi perro.
Papi entra en pánico al ver a esa bestia de color negro corriendo hacia nuestra dirección.
-ALTO.
– Le grito a mi perro, el cual frena y se pone a oler a Papi.
Era un chiste ver la cara de Papi mientras era olido por un enorme Sharpei adulto.
-AL PATIO.
– Le grito devuelta al animal, obedece al instante.
-Está.
bien entrenado.
– Dijo mientras tomaba aire.
Nos sentamos en la sala, busqué algunos bocadillos y nos pusimos a ver unas películas juntos.
Al cabo de un tiempo, decidí pasar a mi pieza a ponerme algo más cómodo.
Una vez en el pasillo que daba camino a mi cuarto, siento un muy fuerte holor a marihuana, eso es señal de que el imbécil de mi hermano mayor está en casa.
Decido no hacer ruido e ir a mi pieza para ponerme un short blanco, una remera de Marilyn Manson (la cual era mi favorita) y decido no ponerme ropa interior; sonrío al ver como se me marcaba el pito y las nalgas en ese pantalón.
Regresé y me encontré que Papi seguía viendo una película.
Me acurruqué en su pecho para después dormitar un poco sobre él, me encantaba ese aroma a hombre que desprendía, él jugaba con mi cabello mientras veía una película en Netflix.
-Bebé.
– Dijo mientras me abrazaba y me daba un tierno beso en la frente.
Seguimos así por un tiempo, hasta que a Papi le dió ganas de ir al baño.
Le indiqué donde queda y él de dirigió hasta ahí.
Después de estar 10 minutos en el baño, decide llamarme.
-Bebé, necesito mostrarte algo.
Pasé al baño, me lo encontré parado y con el pene erecto, me di cuenta que tenía unas marcas en el tronco.
-Estas marquitas me las hiciste vos con tus dientitos y me dolieron mucho.
No te dije nada en ese momento porque te veías muy lindo comiéndome el pipi.
Procura no usar tus dientes para la próxima, bebé.
-Bueno, Papi, perdón.
– Digo mientras bajo hasta su pene y le doy unos besos ahí para pedirle perdón.
-No hay problema bebé ¿Me ayudas a bajarme la erección? Porque a Papi le dolerán los huevos si su pipi no baja.
-Bueno, Papi.
– Digo para acto seguido comerme devuelta ese hermoso falo, tuve mucho cuidado con mis dientes.
Como la vez anterior, tampoco supe como tragarlo completo, apenas llegaba a la mitad de ese hermoso pene.
Me excitaba mucho ver a mi papi gozar así, agarró mi cabello y me empezó a coger por la boca, a ese punto me dejé hacer lo que él quisiera.
Sentía como me ahogaba cuando me la metía hasta la garganta y las arcadas cuando tocaba mi campanilla, me concentraba en chupar y tener cuidado con los dientes.
Empezó a bufar y a aumentar la profundidad y velocidad de sus embestidas, su pene estaba hirviendo dentro de mi boca.
Después de un rato, me enterró el pene en la garganta y eyaculó fuertemente.
Después me alza y me da un profundo beso, yo lo correspondí y lo abracé con todas mis fuerzas.
-Bebé, Papi quiere que te desnudes, te acuestes boca arriba y pongas tu culito en pompa.
Te juro que no te voy a hacer daño.
– Yo sólo obedecí con total confianza.
Se agachó hadta tenerlo a la altura de su cara; sentí como mordía y besaba mis duras nalgas.
Por acto reflejo apreté las nalgas.
-Relájate un poco, bebé.
Empecé a sentir como besaba, lamía y escupía en mi, en ese entonces, virgen ano.
El placer era enloquecedor, ya para ese punto consiguió penetrarme con su lengua y lograba darme uno de los mayores placeres de mi vida.
No tardé mucho en llegar al orgasmo, el orgasmo, mi primer orgasmo anal, el más fuerte que tuve hasta ese entonces; fue tan fuerte que caí rendido en ese lugar.
Lo siguiente que me acuerdo es despertar desnudo dentro de mi cama y tener una notificación en mi teléfono que decía "Gracias por todo, Bebito lindo.
Atte: tu papi"
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