El profesor I
Mario Ortiz es un profesor que guarda muchos morbos, los cuales, hace realidad con uno de sus mejores alumnos .
Cuando dio la una y media de la tarde, el timbre de la escuela se hizo escuchar, por lo que, Mario Ortiz, profesor de secundaria y de la materia de Historia les dijo a su grupo la obvia noticia; ya todos podían retirarse a sus casas y que no se olvidaran de hacer su tarea, siendo la respuesta afirmativa de algunos estudiantes, ya que la mayoría sentía la necesidad de irse del salón hasta que el salón de clases quedo en total vació, siendo Mario el único que faltaba por retirarse
Mario era un joven maestro de treinta y cinco años, podría tratarse de un simple maestro, pero lo que hacía que destacara era su impresionante físico, era un hombre alto, por sus brazos y glúteos se daba a entender que hacía ejercicio con bastante regularidad, se vestía casi de traje casi ajustados, lo que provocaba que sus bíceps y glúteos se notaran aún más, sin que nadie lo viera, tenía el pecho decorado con algunos tatuajes y su pelo y ojos eran de color oscuro
Cuando Mario estaba terminando de guardar sus cosas en su mochila, se escucho como su celular vibraba, indicando que le había llegado un mensaje, por lo que encendió su celular y vio que se trataba del mensaje que ya esperaba recibir
«estoy en el mismo lugar papi. Te espero aquí»
El mensaje venía con una selfie de un jovencito con el uniforme de la escuela y mostrando una sonrisa tierna y seductora, por lo que, cuando Mario vio esa foto no pudo evitar sonreír lujuriosamente así que le mando un mensaje donde le decía que estaba por salir y que ya iba para allá, acto seguido, salió del salón presurosamente para llegar a su auto y dirigirse al mismo lugar de siempre
El trayecto no fue largo, ya que el lugar donde se veían era una especie de callejón, casi siempre solo, que estaba a cuatro cuadras de distancia y cuando Mario llego, vio a su pequeñín recargado en la pared, se trataba de un jovencito de trece años, su tez era blanca casi como la nieve, su pelo era castaño claro rizado, era delgado y por cuestiones de la naturaleza o de la genética, tenía unas nalgas bien formadas que podría ser la envidia de cualquier colegiala de la escuela, su nombre era Pablo y se trataba de un excelente alumno de Mario, aunque introvertido con todos sus compañeros y cuando este se dio cuenta que su profesor ya había llegado, no tardo en entrar al auto de este y apenas entro, ambos se enfundaron en un beso pasional en el instante que Mario aprovechaba aquel acto para acariciar las piernas de Pablo, a pesar de tener puesto su pantalón de la escuela
-pensé que no llegarías, papi- le dijo Pablo mientras fingía una tierna mirada infantil de tristeza luego de haber besado en la boca a su profesor
-tranquilo, mi niño- le decía Mario mientras acariciaba la mejilla de Pablo y con su pulgar paseaba sobre los labios del jovencito -¿listo para irnos?
Pablo respondió afirmativamente con su cabeza, por lo que Mario puso nuevamente en marcha su auto para ya irse de allí, durante el trayecto, Mario aprovechaba para escuchar y acariciarle las piernas a Pablo, mientras que este hacía un esfuerzo en mantenerse tranquilo, el profesor tambien le dijo que no era necesario que hiciera la tarea, pero Pablo se negó ya que dijo que eso haría que sus compañeros sospecharan
Tras el trayecto, los dos llegaron a la casa de Mario, la cual era una bonita casa de color blanco, tenía una cochera, por lo que no había problema de que alguien viera a los dos amantes, así que tras meter el coche, los dos salieron de allí y se metieron a la casa del profesor, la cual, estaba muy ordenada y limpia, así como con las cortinas cubriendo las ventanas y apenas estuvieron solos, los dos amantes volvieron a besar que lujuria y pasión, así que mientras Pablo besaba a su amante y le tocaba sus pechos sobre la camisa, Mario hacía lo mismo pero con las nalgas del jovencito
-te espero en mi cuarto, en el baño esta lo que escogí para ti- le dijo Mario al jovencito luego de que ambos dejaran de besarse
-si, papi- le respondió Pablo y este fue el primero en subir para ser seguido por Mario, quien, tras ver como Pablo se encerraba en el baño se dirigió a su cuarto
El cuarto estaba ordenado, la cama estaba bien tendida y había un televisor enfrente, apenas llego, Mario encendió el aire, haciendo que el ambiente se volviera un fresco, para después, quitarse su zapatos, quedando descalzo y desabrocharse los botones de su camisa, dejando ver su trabajado abdomen para después sentarse en un sillón que estaba a un lado de la cama y tras varios minutos, vio salir del cuarto de aseo una imagen que, a pesar de que se repitiera, haría que Mario se excitara siempre
Pablo salio gateando del baño, como una perrita, llevaba puesto una lencería femenina de color rosa, el color favorito de Pablo y tras gatear con una sonrisa traviesa que le dedicaba a su profesor, llego hasta sus piernas, siendo lo primero que hizo fue besar los pies de su maestro para después verlo de forma traviesa
-gracias papi, ¿como sabías que el rosa me gusta mucho, papi?- decía Pablo mientras Mario le acariciaba su mejilla y sus labios con su dedo pulgar
-simple intuición mi niño- le dijo Mario mientras este hacía que Pablo chupara de su dedo -este es una parte de un regalito que te has ganado por ser un buen niño y un buen estudiante, espero te haya gustado
-me encanta papi- dijo Pablo luego de que el profesor sacara su dedo de su boca y después, el estudiante empezó a acariciar la entrepierna de su maestro -mmmm, veo que esta duro tu juguetito, papi
-¿lo quieres?- le pregunto Mario y el joven asintió, por lo que el hombre se puso de pie, se desabrocho y se quito su pantalón para dejar ver un miembro viril grueso y moreno, lo que hizo que Pablo se maravilla y sin previo permiso de Mario empezara a chupar ese pene
Pablo chupaba el pene de su profesor de una forma que excitaba a este, era como si ese jovencito hubiese nacido para ser un putito y ya supiera como chupar un pene, pero no solo le gustaba la forma que se lo chupaba, también le gustaba como se dejaba ahogar por su verga y, lejos de asustarse, a Pablo le gustaba y se comportaba mucho más sumiso y esa era la razón por la que Pablo era el favorito de su maestro; se comportaba bien femenino, era obediente y sumiso, al mismo tiempo que era muy caliente y travieso con su profesor
Tras chupar y ahogar a Pablo con su verga y de quitarse su camisa hasta quedar completamente desnudo, Mario detuvo a su estudiante y le dijo que se sentara en su piernas, orden que fue acatada de inmediato por el jovencito y apenas ambos, adulto y adolescente estuvieron frente a frente, empezaron a besarse mientras que el profesor acariciaba el cuerpo suave y blanco de su amante, le pellizcaba suavemente sus pezones rosados, tocaba y sentía con sus yemas la tela suave del encaje que usaba su estudiante y terminaba con introducirle dos de sus dedos por su culito a Pablo, a este, lejos de dolerle, le excitaba demasiado y hacía que gimiera de placer cada vez que su profesor aumentaba la velocidad de sus dedos
-¿te gusta?- le pregunto Mario mientras metía sus dos dedos por el culito de su amante y le chupaba sus pezones
-ah…si papi…sigue papi…no pares…ufff- decía Pablo entre gemidos
Luego de aquello, ambos se levantaron del asiento y Pablo se acomodo en posición de perrito mientras Mario sacaba su celular para grabar el acto sexual que haría
Pablo sabía muy bien que a su profesor le gustaba grabarlo y más cuando se lo follaba, así que él le dio el permiso de grabarlo y hasta le dejaba grabar su carita de placer cuando sentía el pene de su maestro dentro de él, cuando lo preñaba o cuando se venía sobre su rostro
Mario empezó a grabar, primero estuvo enfocando el culito de su jovencito para después mostrar la carita traviesa de Pablo, después, empezó haciéndole un oral a Pablo en su culito, esto con el fin de lubricarlo y mientras grababa se escuchaba los gemidos del jovencito y de como pedía más y que ya quería sentir la verga de su hombre, por lo que, tras unos segundos, y de lubricar bien su pene, Mario empezó a meter su pene por el culito de Pablo y empezando suavemente con la punta
Pablo gimió de placer mientras el celular grababa como el pene de Mario entraba por el culito de su amado jovencito hasta que logró entrar todo y el profesor empezaba a aumentar las embestidas, lo que provoco que Pablo gimiera con mas fuerza bajo el ritmo de las bolas de Mario chocando el culo del jovencito
-más papi…dame más…ah…ufff…asi papi- decía entre gemidos sonoros Pablo y haciendo todo lo posible para que se viera su carita roja
-¿te gusta mi niño? ¿te gusta la verga de papá?- preguntaba Mario mientras embestía el culito de su niño y lo grababa
-me encanta…ufff…papi
Ambos siguieron follando a través de varias posiciones, siendo la favorita de los dos, en donde Pablo subía sus piernas en los hombros de Mario y este lo follaba sin piedad y esa posición le gustaba mucho ya que le permitía a Mario grabar las expresiones de placer que tenía Pablo mientras era follado, al mismo tiempo que Mario aprovechaba para poner su mano libre en el cuello del estudiante y después le daba unas leves bofetadas que hacían que Pablo se excitara aún más y pidiera más
Tras varios minutos de estar follando, Mario le dijo que se vendría en su carita, por lo que saco su pene, enfoco primero el culito blanco y abierto de Pablo, para después, poner su pene sobre la cara de este su pene y masturbarse mientras que Pablo le chupaba sus bolas, acelerando el placer del profesor hasta que, tras anunciar que ya estaba por venirse, Pablo abrió su boca y Mario grabo como su semen caía en la boquita y en el rostro de su amante, al mismo tiempo que el jovencito sonreía a la camara y se despedía con la cara llena del semen
Apenas termino de grabar, un Mario casi sumido en sudor y jadeando, se acostó a un lado de Pablo y le empezó a pellizcar sus pezones a Pablo, este, mientras gemía de placer y jadeaba, se masturbaba, hasta que un liquido casi transparente salio del penecito de Pablo y ambos volvían a besarse
Luego de besarse y de recuperarse de la excitación que ambos tenían, Mario se levantó de la cama y de su pantalón saco su billetera y de allí le entrego a Pablo dos mil pesos
-gracias papi, pero mejor quedatelo. Mi mayor recompensa es que estés satisfecho
-debo insistir. Eres mi niño así que quiero darte este dinero como regalo por darme mucho placer- le decía Mario al jovencito -comprate algo lindo que te guste mi niño
Pablo acepto el dinero y después ambos se volvieron a besar aunque de forma suave y tranquila
-si me ayudaras con la tarea que tengo, verdad papi- le pregunto Pablo quien seguía en la cama
-claro, pero ya sabes que conmigo ya estas aprobado- le dijo Mario y Pablo solo río por el comentario de su amante
Pablo no tenía ninguna prisa por irse, se la pasaba solo todos los días en casa sin nada que hacer y su mamá se la pasaba hasta en la noche, cuando ella terminaba de trabajar, así que se la pasaba todo el día en casa de su maestro
Pablo quiso estar con la lencería que traía puesta al mismo tiempo que Mario prefirió estar desnudo, por lo que ambos se quedaron así, solo Mario se puso un short cuando tuvo que recoger una pizza que ordeno para que los dos comieran, después hicieron la tarea, aunque se vio interrumpida cuando los dos tuvieron sexo en el comedor, haciendo que tiraran los cuadernos al suelo y Mario follara como un macho a su lindo estudiante hasta que el maestro le dejo su leche en el culito a Pablo, finalmente, los dos se dieron un baño y Pablo se puso su uniforme mientras que Mario algo más comodo y salieron para dejar al jovencito en su casa
-mañana otra vez, papi- le propuso Pablo a su maestro y este acepto por lo que ambos se despidieron con un beso en la boca que hizo que sus lenguas tuvieran contacto y Pablo se despidiera y bajara del coche, mientras que Mario veía a su pequeño y tierno estudiante que traía dentro de él una parte suya
Espero que les haya gustado este primer relato. Me gustaría que me apoyan votando y comentando este capítulo, al igual, me gustaría saber su opinión, así que pueden mandarme mensaje por telegram
Usuario: @Boydaddy18
Que Rico relato cuenta más
Sigue contando mas y buen relato amigo… 🙂 😉 🙂 😉
¡Ay que gusto! Como me gustaría tener un profesor así que me preñase todos los días, mmm, que envidia me da no estar en el lugar de Pablo.
Me quedé con ganas de que sigas la saga de inocencia perdida que los tengo entre mis favoritos
Estaría bien si no le hubieran puesto esa asquerosa ropa de mujer al niño