El pueblo del pecado (P01 C01)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Zekyasha.
Recuerdo cuando era pequeño, junto con mi madre salimos del pueblo a una gran ciudad, intentando salir de la pobreza en la que vivíamos.
Dormir en la calle y comer cuándo podíamos era nuestra vida diaria, pese a eso yo era muy feliz.
Yo ganaba algunas monedas haciendo maromas en la calle, mientras mi madre hacia quehaceres domésticos como sirvienta en diferentes casas.
Cuando cumplí 11 mi madre fue atropellada por un conductor borracho y la perdí.
Esa horrible sensación de saber que quedaste solo en el mundo es incomparable y también indescriptible.
Mis ganas de seguir viviendo se habían ido, mis lágrimas rodaban por mis mejillas en un torrente imposible de detener.
Aún así seguí viviendo.
Trabajaba en las centrales de abasto cargando mercancía, cuidando autos en algunas calles entre muchas cosas más, que me permitían tener algo que comer.
Dormía en las bodegas de la central de Abasto donde algunos locatarios me permitían quedarme.
Mi nombre es Juan y he tenido una vida miserable desde que recuerdo, pero todo cambio un día cuando tenía 15 años.
-Oye chico, ¿Que te parecería ganar una buena suma de dinero en poco tiempo?- decía Mauricio, un locatario de la central de abastos que me permitía quedarme a dormir en su local
-Usted dirá, ¿Que es lo que tengo que hacer?- conteste intrigado
-Cuando los demás locales cierren te explicaré detalladamente.
No te alejes- Me contestó mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro
La jornada laboral ese día había sido agotadora.
Varios negocios ya habían cerrado y otros estaban por hacerlo.
Para mi mala fortuna los baños públicos donde me echaba un regaderazo ya habían cerrado también.
En fin, debería esperar hasta mañana para asearme.
Fui directamente al local del señor Mauricio, el distribuía frutas y legumbres, y justo atrás del local habían unas bodegas donde Mauricio guardaba si mercancía.
-¿Ya cenaste Juan?- Decía Mauricio cuando estaba cerca de la cortina del local
–Aun no- contesté
-Entra, ayúdame a cerrar y cenamos- me contestó
Al entrar cerramos la cortina.
Pusimos unos candados por dentro y el apagó luces.
Después nos dirigimos a la parte trasera, la bodega.
Había comprado un pollo asado el cual comimos.
-Hueles mal muchacho- me decía.
-Ya no pude bañarme, cerraron los baños- contesté
-Tranquilo, puedes darte un regaderazo en mi baño, hay jabón y todo- me contestó
-¿En serio? Gracias-
En la parte de atrás de la bodega había un pequeño baño con una regadera.
Era muy pequeña pero era lo que menos importaba.
Me quité mi ropa y me metí a ducharme.
Yo ignoraba que en ese momento Mauricio tomó toda mi ropa y la llevó cerca de su nariz para aspirarla, para posteriormente esconderla.
Al salir del baño no tenía nada con que cambiarme.
-¿Y mi ropa?- preguntaba mientras trataba de ocultar mi pene con mis manos
-Estaba muy sucia y apestosa así que la tiré- dijo Mauricio
-No te preocupes, igual estás bien así, ¿Recuerdas lo que te dije en la tarde- agregó
-Dejese de bromas señor- decís mientras me cubría y una sensación de vergüenza me inundaba
-No es ninguna broma muchacho, sabes, ¿Que te parecería ganar 2000 pesos diarios por una semana?- decia mientras su rostro se tornaba en una mueca de satisfacción
Nunca en mi vida había ganado tanto dinero en un día, me parecía una fortuna.
No sabía que era lo que quería pero me resultaba muy interesante la idea de ganar esa cantidad de dinero.
-¿Que es lo que tendría que hacer?- dije interesado de alguna manera.
Acercándose a mi, Mauricio puso sus manos sobre las mías, obligando a quitarlas del lugar donde estaban, exponiendo mis huevos y mi pene a su vista.
-Solo debes hacer todo lo que te diga por toda una semana y ya.
Puede que hasta te pague un poco más- agregó
En ese momento solo hice un movimiento con mi cabeza, asintiendo.
En ese momento Mauricio se arrodilló frente a mi, y le dió un beso a la punta de mi pene para posteriormente darle unas lamiditas, haciendo que este reaccionara y se pusiera erecto y duro como una roca.
Cuando terminó sus preparaciones y de un bocado se tragó todo mi falo hasta la base.
Esa sensación cálida y húmeda de la boca de Mauricio me llevaba al éxtasis, solo acerté en tomar la cabeza de Mauricio con mis manos, y el al sentir esto empezó a mamarla muy rápido.
un par de minutos bastaron hasta que vacíe el contenido de mis huevos en su boca, el cual tragó sin vacilar.
Después de eso, acomodó en el piso varios costales vacíos, y acostándome sobre ellos boca arriba, empezó a desvestirse.
Al acabar, se colocó encima de mi, y con su mano tomó mi miembro, apuntándolo a su trasero.
Lentamente descendió haciendo que mi miembro entrará lentamente dentro de su culo.
Me dolió un poco pues era la primera vez que hacía algo así, y el hoyo de Mauricio estaba muy apretado.
Poco a poco, milímetro a milímetro fui invadiendo el recto caliente y apretado de Mau, hasta que sentí sus nalgas chocar con mi pubis.
Mauricio solo estiró la cabeza hacia atrás gimiendo deliciosamente.
Nos quedamos así un par de minutos hasta que el mismo empezó a moverse.
Saltaba de arriba a abajo con tal fuerza que con cada embestida sentía que mi pene ardía, pero era una sensación placentera.
Los sonidos de nuestras pieles chocando se oían en toda la bodega, tras un rato así mi leche se desbordó en el interior de Mauricio, que al sentir esos chorros tibios detuvo su movimiento y simplemente quedó sentado mientras sentía el palpitar de mi verga mientras lo llenaba de mi semen.
Después de un par de minutos mi pene empezó a ponerse flácido y salió de Mauricio, dejando rastros de mi leche saliendo de su culo.
– Me has hecho disfrutar mucho, creo que es mi turno de hacerte disfrutar ahora- dijo
En ese momento me pidió ponerme boca abajo, lo cual obedecí.
Puso su cara entre mis nalgas y empezó a lamer mi culo.
Era una sensación muy extraña pero me gustaba mucho.
Cerraba los ojos para sentir la lengua de Mauricio recorrer todos los poros de mi culo.
De repente dejo de lamer pero sentía aún algo entre mis nalgas, ese algo lentamente empezó a abrirse camino.
Cuando reaccioné Mauricio ya estaba metiendo su pene dentro de mi.
Presionó algo fuerte haciendo que su cabeza entrará dentro del esfínter, arrancándome un grito de dolor, mientras me retorcía en el suelo.
-Tranquilo muchacho, verás como dentro de poco empezará a gustarte- decía
Empujando sus caderas hizo que lentamente su pene fuera entrando en mi.
Intenté separarme pero el me tomó de las caderas presionandolas al piso, evitando que pudiera moverme, mientras metía más y más de su pene en mi.
Con una estocada violenta metió todo lo que restaba de su virilidad, haciéndome gritar y derramar unas lágrimas de dolor, para después quedarse quieto.
-Pronto te acostumbraras, relajate- me decía mientras presionaba su cuerpo contra el mio sin moverse aún
Sentía ese pedazo de carne caliente expandiendo mi ano, como amoldandolo a su forma.
Después de un breve instante sin movimiento, empezó un lento vaivén que me incomodaba, pero ya no me dolía como en el principio.
Poco a poco la intensidad y la velocidad de esos movimientos fueron aumentando, haciéndome gritar de dolor y provocando un ardor intenso en mi trasero.
Las embestidas se volvieron bestiales, el sonido de las caderas de Mauricio chocando con mis nalgas retumbaban en la bodega, al igual que mis gemidos y sollozos.
Un breve tiempo después sentía como un tibio liquido era inyectado en mi interior mientras los movimientos de Mauricio disminuían drásticamente hasta quedar prácticamente detenido, dejando todo su miembro en mi interior mientras toda su carga era vaciada.
Sacó su pene todavía erecto de mi, dándome una sensación de alivio, sentía como mi culo palpitaba mientras algunos sonidos con atenuaciones liquidas emanaban de el.
Tallando su falo entre mis nalgas me besaba el cuello, hombros, orejas y espalda mientras ambos recuperabamos el aliento.
-Tu culo es maravilloso muchacho- decia en mi oreja susurrando
Mauricio se recostó a mi lado, mientras tocaba todo mi cuerpo, sentía como parte de su semen salía de mi interior mientras un ardor empezaba a hacer eco en mi trasero.
Mientras el dolor me afectaba, Mauricio me besaba en los labios y me abrazaba.
Ese momento si me gustó.
Tras un par de minutos de acurrucarnos yo estando boca arriba, se puso sobre de mi, abrió mis piernas y nuevamente me penetró, esta vez de manera más agresiva que la primera, pero aunque sus movimientos eran más fuertes el dolor era menos intenso, y así sucesivamente las tres veces más que me cogió.
Acabamos exhaustos, tanto que no supe en qué momento quede dormido.
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