El que me hizo ver la gloria
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, ¿cómo están? Mi nombre es Julián tengo 18 años y vengo a contarles mi historia. Primeramente me describo un poco físicamente: soy alto 1,85 de tez blanca, pelo corto, cuerpo definido y con un miembro no despreciable de 18 cm. Soy algo tímido y de poco hablar con gente con quienes no me relaciono, pero esto fue algo diferente. Todo empezó un día sábado en la mañana cuando me disponía a sacar a pasear a mi perro, se llama Max y es la luz de mis ojos Jajaja. No eran más de las 7:15 am cuando salí. Yo vivo en un barrio bien, donde hay algunos edificios cerca de mi casa, en uno de esos fue donde me dispuse a llevar a Max, ya que frente a la construcción había un muro donde podía sentarme mientras deja a él perro jugar un poco sobre una hierba que ahí había. En la parte baja del edificio de la parte de afuera había toda clase de locales, tienda, variedades, café Internet y otros, así que las personas que vivían allí no tenían que preocuparse de ir muy lejos a comprar sus cosas. Estaba yo mirando a Max como se revolcaba en la tierra y solo podía pensar en que tendría que bañarlo, cuando de repente se me da por voltear, veo que del edificio va saliendo un muchacho muy lindo, que cautivo mi atención por completo. Siempre había sido gay y lo sabía, pero era algo que solo yo sabía, sentía algo de vergüenza y siempre intentaba ocultarlo, pero en ese momento al ver ese muchacho creo que no pude disimular mucho mi interés. Calculo que tenía unos 16 o 17 años, venía con un uniforme de un equipo de futbol de color blanco, era una pantaloneta muy cortita que dejaba ver sus piernas torneadas y con algo de vello que les daba un toque espectacular, un trasero hermoso, grande y redondo que me hizo babear y un bulto nada despreciable. El suéter le quedaba pegado y se podía apreciar que estaba en buen estado físico, no el mejor pero si muy bueno. A distancia no logre apreciar muy bien su rostro, solo se veía su cabello oscuro y algo despeinado que era exacto con su tono de piel canela, canela pasión Jajaja. Él se dirigía a la tienda permitiéndome así apreciar mucho mejor su trasero tan perfecto, aunque no era necesario ya que esa pantaloneta realmente revelaba mucho. No había más de 3 o 4 personas cerca y a cada una de ella él las saludo dándoles los buenos días y dándoles una sonrisa encantara que aun estando de lejos me cautivo, eso me hizo dar cuenta de que era un muchacho muy sociable por la amabilidad con la que saludaba. El chico entro a la tienda y yo sentí la necesidad de acercarme a él a pesar de ser tan tímido. Llame a Max lo tome por la correa y me dirigí a la tienda, compraría cualquier cosa con tal de acercarme un poco más a aquel muchacho, cuando yo iba a entrar ya él iba a salir con una bolsa en las manos, ahí lo pude ver de frente y definitivamente fue amor a primera vista, tenía una mirada profunda que hacía que fuese difícil mirarlo fijamente, unos ojos oscuros que a simple vista se veían negros, pero que al brillo del sol se tornaban de un café que deslumbraba, una nariz perfecta muy fileña y para rematar unos labios carnosos que se veían tan jugosos que era imposible no mirarlos dos veces. En ese momento perdido yo en sus labios, vi cómo se movían y pude escuchar que dijo: – Que lindo tu perro, ¿cómo se llama? – Seguido de una encantadora sonrisa en la que me perdí- – Se… se llama Max – balbucee yo- Seguido de eso se agacho y empezó a acariciarlo, cabe aclarar que a pesar de que Max era muy juguetón no sé dejaba tocar de cualquiera y menos de alguien que no conocía, por lo que me quede perplejo al ver la reacción del perro que se veía muy contento al recibir la atención de aquel chico, solo pude pensar ¡Pero que rayos tiene! Lo veía muy contento juguetear con Max mientras le hablaba con si fuera un bebé con esa voz extraña, un poco grave y ronca que en algunos momentos se tornaba algo aguda diciendo: – ¿Quién es el perro más lindo? ¿Quién? ¿Quién? – Seguido de que lo acariciaba- Pasado un momento jugueteando con el perro se levantó y me dijo: – Mucho gusto, me llamo Raúl – Y me lanzo una sonrisa que nuevamente me dejo loco- – Mu… mucho gusto, me llamo Julián – Le dije algo sonrojado- – ¿Vives aquí en el edificio? Nunca te había visto por acá – Me preguntó sonriendo nuevamente y yo que me derretía por dentro- – Ehhh… no, no vivo aquí, pero vivo cerca, soló vine a pasear a Max pero ya me voy – Le dije intentado sonreír- – Entiendo, entonces fue un placer conocerte Julián y también a ti Maxi – Y nuevamente lo acarició- Me dio la mano y una palmada en la espalda seguido de lo que sentí como una corriente que pasaba por todo mi cuerpo y me hacía sentir algo que nunca había sentido. Seguido de ese acto me dio la espalda dejándome apreciar de nuevo ese jugoso trasero que si no es por la ternura que ese chico me genero estoy seguro que hubiese tenido una gran erección al ver como sus dos glúteos se tambaleaban de un lado a otro. Él entro al edificio y unos segundos más tarde, Max se me soltó de las manos y se metió en aquella edificación. No lo podía creer, ¿qué tenía ese muchacho que hasta mi perro lo perseguía? Sin más, salí a correr atrás de él y entre al edificio, el guardia se dio cuenta de que Max se me había soltado y que previamente había hablado con Raúl, por lo que me dejo pasar sin ningún problema. Entre y mire hacía ambos lados, hacia la derecha había una especie de cabaña que imagino sería para que los residentes del edificio realizaran eventos o cualquier tipo de cosas. Procedí a ir hacía allá y me asombre de lo que vi. Estaba Raúl sentado en una banqueta que había ahí, sobando la cabeza de Max que estaba acostado sobre él. Quería matar a ese perro, pero el hecho de poder ver otra vez a aquel chicho me hizo más bien adorar más a Max. Me acerque hacía la banca y él me dijo: – Travieso el perrito ¿no? – Seguido de una risa un poco satírica, pero realmente me hizo gracia- – Pues si Jajaja – Respondí a su comentario- – ¿Hace esto muy seguidamente? – Me preguntó mientras seguía acariciando al perro- – No, nunca, realmente estoy algo impresionado ya que ni siquiera se deja tocar de personas ajenas a mí – Respondí con algo de desconcierto- – Pues ya ves, soy un encantador de perros – Seguido de una risa tan linda que no pude evitar reír me también- -Bueno, ya me tengo que ir, son casi las 8 am – Y tome a Max por su correa- – Espera – Me dijo sonriendo- No quieres quedarte un poco más, me gustaría que charláramos, me caíste bien- Me sentí en el cielo, pero se me había hecho tarde y él me dijo que vivía en el piso 6 y pues tenía a Max conmigo, así que le contesté: – Me encantaría pero no puedo, ya se me hizo tarde y debo regresar- Le dije sonrojado- – Esta bien, pero ¿por qué no vienes en la tarde? Yo estoy solo en mi casa, mis padres están de viaje así que no tienes que conocer a más nadie por el día de hoy – Y sonrió- Como decirle que no a este bombón –Pensé- – Bueno, no acostumbro a visitar a personas que acabo de conocer, pero también me caíste bien, regreso a eso de la una, ¿ésta bien? – Si, si ésta bien – Seguido de eso me dio un abrazo que me dejo helado y me fui- El camino regreso a mi casa, fue mágico, no pude dejar de pensar en él, me sentía feliz, era algo que no había sentido nunca con nadie, además las cosas se me habían dado de una forma que ni mandadas a hacer, aunque algo me agobiaba y era la duda de si el también sentía por mi algo parecido a lo que yo sentía por él o si simplemente era el inicio de una buena amistad. Llegue a mi casa, bañé a Max y me acosté un rato, esperando con ansias que llegara la hora para ver nuevamente a Raúl. Ya eran las 12:30 pm por lo que le dije a mi madre que iba a salir y me fui. El edificio no estaba a más de 3 minutos de mi casa, pero quería ser puntual. Llegue, pregunte en portería por él y me dejaron pasar, ya que él había dejado dicho que me dejaran entrar, subí hasta el sexto piso y había dos apartamentos, no sabía cuál era pero decidí tocar el que estaba a mi derecha. Escuche una voz que decía: – ¡Un momento! – Y ahí supe que ese era el apartamento- Abrieron la puerta y mi sorpresa muy grande, estaba él soló en toalla, dándome como regalo de bienvenida esa hermosa vista de su cuerpo al aire. – Disculpa las fachas amigo, se me hizo un poco tarde para bañarme Jajaja- Se rio con entusiasmo- – Nn… no te preocupes –Sonreí sonrojado- – Pero pasa, no te quedes ahí – Me dijo sonriendo- Entre y me senté, era un apartamento muy bonito pero no lo aprecie como debía, mi pensamiento solo estaba en como pude ver el bulto de su pene que se marcaba en la toalla y sus pectorales sin un solo vello. Finalmente lo logro, tuve una erección, afortunadamente estaba sentado, y pude disimular. – Espera mientras me cambio ¿ok? – Y me dio la espalda nuevamente dejándome apreciar su trasero tan perfecto- – Aquí espero – Respondí con voz algo cortada- Estando ahí solo intente pensar en cualquier otra cosa para bajar esa erección, no quería pasar ninguna vergüenza, lo acababa de conocer, pero lo que había visto no dejaba de fascinarme, no podía dejar de pensar que me había ganado el cielo. Al rato salió el, se había puesto un Jean que le quedaba algo ajustado y se le veía espectacular y un suéter blanco, sin nada en los pies. Tenía una forma de vestir muy fresca y le quedaba muy bien la ropa que utilizaba. Se sentó a mi lado y no pude evitar mirar sus labios una y otra vez, se veían más jugosos que en la mañana, quería morderlos y no despegarme de ellos nunca, pero debía aguantar. – Y cuéntame Julián ¿Cuántos años tienes? – Me pregunto sonriente- – 18 – Respondí rápidamente- Y tú? – 17 así que debo respetarte Jajaja – Era muy risueño, lo que me agradaba mucho de el- – ¿Y tienes novia Julián? – Me pregunto con una picardía que me intimido – – Ehhh… Este… Mmm… Pues no, no tengo novia – Conteste yo muy nervioso, realmente demasiado nervioso y él se dio cuenta- – ¿Y por qué te pones así de nervioso? – Me preguntó acercándose a mí- ¿Eres gay verdad? – Quede atónito con lo que me dijo – Emmm QUÉ! – Respondí levantando algo la voz – No, como vas a decir eso, yo no soy marica, por qué tu si – Pregunte yo sin saber que decir- Acerco mucho su cara hasta la mía, hasta el punto que sentía su respiración y me dijo: – Yo si… Y dime nuevamente que no – Me guiño el ojo- – Pues, pues, pues… nn… no… – No podía ocultarlo más- En medio de mí respuesta, me estampo un beso que Dios mío. Ahora si había sentido el cielo, sus labios eran magníficos, todos mojaditos y carnosos. Empezó a juguetear con su lengua en mi boca cosa que yo disfrutaba como nunca antes había disfrutado algo. Mi pene comenzó a despertarse hasta llegar a su punto máximo e igualmente el de él. Lleve mis manos a su trasero y sentí la gloria, ese culo duro y regordete, Dios nunca había experimentado esas sensaciones. Dejo de besarme y se acercó a mi oído y me susurro: – Ahora dime que no eres marica – Es un tono algo burlón- Eso que me dijo no me molesto, por el contrario me puso más. Me quite la camisa y lo bese moviendo mi lengua por toda su boca y sintiendo sus exquisitos labios sobre los míos. Él se quitó también la camisa y comenzó besar mi pecho, beso mis tetillas y jugueteo con mis pezones, siguió bajando a mi abdomen haciendo me sentir un cosquilleo alucinante. Comenzó a tocar mi verga por encima del Jean que traía y me dijo: – Te voy a llevar a la gloria No fue una mentira. Me quito el pantalón y sobre mis boxers se podía ver el líquido pre seminal, puso su cara sobre mis bóxer y los fue bajando lentamente hasta dejar descubierta mi verga, se la llevo a la boca y sentí algo que nunca antes había sentido, sentí la gloria. Él se quitó el pantalón y sus boxers y comenzó a masturbarse mientras me chupaba el pene de una forma descomunal. Pasaba su lengua por mi glande como si se tratase de una paleta, se metía mis bolas en su boca y las saboreaba muy bien, introducía nuevamente mi verga en su boca hasta el fondo haciéndome ver estrellas. Yo estaba en un estado de éxtasis total cuando me dijo: – Aguarda, todavía falta lo mejor – Fue corriendo a una habitación- Estaba buscando un frasco que contenía lubricante, el que primeramente puso en mi verga y sobo muy bien y que luego me dio la espalda y me dijo que se lo pusiera en el culo. Se puso en cuatro y me dejo ver ese culo en su mayor esplendor, con ese ano rosado y sin un pelo cerca. Le puse el lubricante mientras le sobaba el ano y le iba metiendo un dedo, dos dedos, tres dedos y de repente el se levanto, me acostó bruscamente en el sofá y me dijo: – Ahora si te voy a mostrar la gloria Se subió sobre mí y comenzó a cabalgar sobre mi verga, recuerdo como se movía de espectacular, movía esas caderas de una forma fascinante y me hacía sentir pleno. Se inclinó hacia adelante y empezó a besarme sin dejar de moverse. Como le gustaba la verga. Me dio tanto placer que llego el punto deseado cuando yo ya me iba a venir, le avise y se levantó, metió mi verga en su boca y comenzó a chupar rápidamente hasta que me vine. Chorros y chorros de semen salían de mí, nunca había votado tanto semen en mi vida y todito se lo trago el goloso. Seguido de eso, Raúl se empezó a masturbar y se vino sobre mí tirándome encima unas buenas cantidades de semen caliente. Se levantó del sofá, me llevo al baño de la mano y entramos, los dos a bañarnos, mientras nos besábamos de una forma loca. Salimos de la ducha, nos vestimos y el simplemente sonrió y me dijo: – Espero que podamos vernos otro día – Sin perder la sonrisa de su rostro- Tome aquello como una solicitud de ida, así que decidí marcharme, no sin antes darle un beso apasionadamente a ese chico, que con su ternura y su pasión, me hizo ver la gloria.
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