EL REPARTIDOR DEL RESTAURANTE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Humbertopana.
Llamé al restaurante, solicité un platillo que me gusta mucho y me dijeron que en 30 minutos lo recibiría a lo que aproveché para darme una ducha con agua tibia que me hizo renovar mis fuerzas.
No me había terminado de secar el cuerpo cuando el motorizado tocó el claxon y de inmediato sonó mi celular y me avisaba que estaba en la puerta el servicio entrega de alimentos.
No me quedó más que ponerme la toalla y salir. Llegué a la puerta, me asomé y el repartidor me dio el Boucher de pago con tarjeta a lo que tuve que abrir por completo. El repartidor me quedó mirando la entrepierna mientras yo firmaba el documento y eso dio lugar a que se me generara una erección que obviamente era imposible de esconder.
– Si desea le ayudo a llevar adentro su servicio
– Gracias, pasa por aquí
– Veo que se le paró la verga y no está nada mal. Hasta hizo que a mí se me parara. – Y se levantó la camisa dejando ver su bulto con su pinga hacia el lado derecho y bien parada. – Y me agarró la mía haciendo que saliera de la toalla.
– Wow, que rico se siente, déjeme ver la suya
– Espere, déjeme entrar la moto al garaje para que esté a la vista. Y se fue a hacerlo. Al volver agarró otra vez mi verga y comenzó a tocarla y a bajarme el prepucio e inmediatamente empezó a mamármela deliciosamente
– Que rico la chupa amigo – y lo siguió haciendo por unos minutos
– ¿Y no le gustaría chupármela a mí? – Se levantó y bajó la cremallera, dejando salir una verga de unos 15 ms, bastante gorda y rosada. La verdad deliciosa y entonces empecé a mamársela y él a suspirar profundamente.
Me sacó su pinga de la boca y me dio vueltas empezando a chuparme las nalgas y muy pronto mi ano que luego de un pocos minutos ya me estaba haciendo llegar a ver estrellas. Luego se fue subiendo por mi espalda hasta llegar a mi cuello y los lóbulos de las orejas y me tenía a mil cuando de repente me puso la cabeza de su verga en la entrada de mi ano y dejó ir completamente esa rica verga moviéndose de una manera deliciosa.
– Que delicia man, siga, siga
– Hace días que quería tenerlo así, cuando lo veía pasar por frente del restaurante pensaba en tenerle mi verga completa dentro de usted y que luego usted me lo hiciera
– Y así será, ahhhhhh
– Me voy a venir, me voy a venir papi ¿quiere toda mi leche dentro?
– Tirela toda papito, toda, todaaaaa
Y así lo hizo, de una manera bastante fuerte,
– Tome verga, tome toda mi verga. – Y la sacaba casi completa y la volvía a meter hasta que le llegó el momento-
– Ahhhh. Me vengo, me vengo, tome mi lecha, tómela, es suyaaaaaaa ahhhhhhh. Ahhhhh
– Démela todaaaaaaa.
Y podía sentir como iban saliendo varios chorros potentes de leche que depositaba en mis intestinos.
Al terminar sacó su verga aún dura y mojada, brillando.
– Que delicia, mejor de lo que imaginaba, pero no quiero que esto quede aquí. Quiero sentir su verga dentro de mí y que disfrute como yo he disfrutado de meterle toda mi pinga en su culito apretado. Me gustó mucho pero ahora debo volver al trabajo. ¿qué le parece si pide algo rápido? para que me manden otra vez y que podamos hacer lo que nos falta.
Minutos después fui al inodoro y evacué toda la lecha que me había dejado dentro. Era muchísima, más de lo que me pudiera imaginar y eso me puso a mil por lo que llamé para pedir refresco pero esta vez no fue el mismo repartidor sino un compañero con el que desfogué mis ganas ya que él ya sabía a lo que iba y que fue excelente pero que contaré en otro relato.
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