"El Reverendo Caliente"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manjarres.
Esto ocurrió hace como un año, fui a la iglesia y decidí hablar con el reverendo. Yo me sentía muy mal porque un mes antes de hablar con él, ya venía cargando con un montón de sentimientos encontrados por algo que había ocurrido, lo que me atormentaba era que en aquel entonces yo me monte al auto de un hombre muy atractivo, pero que no conocía, que amablemente se ofreció a darme un empujón a donde yo iba, todo paso muy rápido, cuando me vine a dar cuanta le estaba mamando el guevo, el se fue y yo casi me vomito con sus esperma porque era la primera vez que le chupaba el guevo a alguien.
Yo me sentí mal durante todo ese año, porque pensaba que ya era gay, no le he dicho a nadie acerca de mi preferencia sexual y la verdad es que nadie lo nota porque soy una chamo de 17 años muy serio y varonil, soy blanco, mido 1.78, de contextura definida porque asisto al gym, ojos cafés y cabello castaño. Lo cierto y para concretar lo que tengo que contar, entonces fui ese día, hace un año, a la iglesia. Hable con el reverendo acerca del pecado y de la vida que contradecía a la iglesia, y que me sentía mal conmigo mismo por algo que había sucedido.
Me contento que el reverendo fuera alguien joven porque pensé que así me entendería mejor; lucia como de unos 28 aproximadamente, luego me entere que realmente tenía 31, era un poco más alto que yo, blanco de ojos y cabello negro; y hasta atractivo me pareció. Luego de contarle él la capto, acaricio mi entre pierna y me dijo que porque no le ayudaba en la iglesia; que el vía en mi un buen muchacho y así podría reivindicarme con Dios. Quede azorado por esa caricia, pero trate de disimularlo; me fui ese día mas confundido de cómo llegue y me dije; tengo que saber si a este le gusto. Y hasta de repente es mi ligue; aunque luego cuestione hasta ese pensamiento.
Dude mucho en ir, pero realmente necesitaba ayuda u orientación. Empecé a ir cada semana, casi siempre los jueves porque ese día no tenía clases en la universidad. Durante esas semanas todo fue normal, por lo que pensé que fueron ideas mías lo del rose en mi entrepierna. Un jueves fui, el reverendo me dijo que no podía atenderme; pero que por favor mañana estuviese allí porque necesitaba de mi ayuda en un asunto ahí; me abrazo muy fuertemente y me dijo que me quería.
Aquello me puso peor, sabía que algo estaba pasando que no era normal, dude en ir, pero quería saber que pasaba y mi curiosidad puedo más. Al otro día me fui para la iglesia, muy temprano y a lo que él me vio me dijo que fuese para arriba con él porque quería mostrarme un artículo que había comprado; fuimos hasta allí y me dijo:
_No lo puedo resistir mas, te quiero mucho.
Me abrazo muy fuerte, estábamos tan pegados que podía sentir su guevo erecto. Comenzó a besarme el cuello y me acariciaba mi guevo sobre el pantalón. Empezó a besar mi boca pero yo no le respondía porque estaba muy nervioso y confundido. Estaba solo con ese hombre en su cuarto y no sabía cómo controlar la situación, me dijo que el tenia sentimientos y que en este momento no lo viese como el reverendo, sino que lo viese como el hombre.
Me susurraba al oído: “Te amo, y quiero verte el guevo”. Aquellas palabras comenzaban a producir reacción en mi por lo que empecé a erectarme, y estaba súper full; porque mi pene tiene la particularidad que cuando se erecta es súper notorio y hacia arriba para formar casi un ángulo de 90 grados.
Entonces mi dijo que era muy excitante que se me parase tanto y que pasáramos a su cuarto completamente. Pase, se quito muy rápido la ropa y como yo solo tenía el pantalón desabrochado, entonces él me quito la franela, los zapatos, el pantalón y quede en bóxers, eran de color negro y me dijo que mi verga se veía muy bien cubierta por ese bóxer negro, mientras la agarraba y sobaba por encima del mismo.
Bajo mis bóxers y mi guevo salto, súper erecto y con su cabeza brillante, el me dijo que debe de estar muy rica, se bajo y me la empezó a mamar. Que mamada mas suculenta, creía que me iba a ir ahí mismo, pero sin que se diera cuenta lo separe e inmediatamente el me halo y me llevo hasta la cama.
El me decía que quería cogerme, pero a mí no me gusta que me cojan porque todavía no me habían cogido, y (aunque suene muy marico) yo quería que me cogiera una persona especial. Pero era tanta mi excitación que yo estaba como en un letargo, el me decía que me amaba y yo tardaba en responder y solo alcanzaba a decir “aja” o “si”.
Me dijo que se lo mamase, eso si no me gusto, porque no me gusta mamar; desde que se la cupe a ese tipo del carro no me gusta hacer eso. Pero el bajo mi cabeza hasta allí, y tuve que chupársela, realmente me di cuenta del grueso que tenía su verga. Pensé en que si se le ocurría cogerme me reventaría el culo, por lo que decidí chupársela hasta que casi acabara.
El no quería terminar, pero ese era mi objetivo y aunque varias veces intento separase yo no lo deje, le pedí que me avisara cuando le faltara poco para acabar, sin embargo el no me aviso. Terminó en mi boca, yo fui rápido la baño y me la lavé. Al salir del baño me dijo que quería chupármelo. Se lo metió en su boca con mucha fuerza y desespero, sin dejarme salir del baño, tenía una boca mamadora de verdad. Parecía que me iba a succionar toda la verga y que no me iba a dejar nada. Lo hacía con mucha fuerza yo solo me agarra fuerte del lavamanos. Me moví y logre sacársela.
Salí al cuarto, el se recostó en su cama y me invito a acostarme a su lado, vi su guevo flácido, por lo que no temí en que quisiera cogerme y me acosté detrás de él, baje mi mano hasta su culo y comencé a meterle un dedo a él le gustaba, pero entonces mi pene estaba muy lubricado y aun muy excitado; le dije que quería terminar dentro de él y como no dijo nada, apuntale en la entrada de su orificio, con lo lubricado que estaba podía jugar un poco en la entrada de su culo, al ver que el no ponía objeción alguna decidí empujar y para mi sorpresa le metí mi verga completa en el primer empuje y sin ningún esfuerzo.
Sé que mi verga estaba muy húmeda ya que ya había humedecido entre sus nalgas y su culo, pero no creí que entrara con tanta facilidad por lo que deduje que el reverendo era bien caliente y ya tenía sus buenas experiencias. El tenía cara de satisfacción, yo dure un buen rato cogiéndomelo, lo volteaba y ponía en las posiciones que mi corta práctica conocía. Luego me dijo que quería ver mi leche yo le dije que cuando terminara lo iba a bañar en ella. El solo gemía y decía:
_Dame duro, asiiiii…. Duro!! Dame duro!! Acaba ya!! Ya no aguanto!!
Y todo aquello me hizo llegar, lo tome fuertemente de la cintura y con unas embestidas en las que parecía que quería traspasarlo, termine, saque mi guevo y le rocié de leche todo su pene y su abdomen.
El quedo súper satisfecho, y estaba aun gimiendo de placer. Me dijo que quería repetirlo y que así hablaríamos mejor de lo que me paso con el tipo del carro. Yo le dije que sería cuando yo quisiera…
No volví más y luego me entere que lo cambiaron de parroquia. La verdad aunque lo pase bien no quise volver, sabía que ese reverendo era un cachondo que seguro se echaba a cualquiera que fuera a la iglesia en busca de ayuda. Lo que sí puedo agradecerle es que después de esa experiencia no volví a cuestionarme sobre mi orientación.
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