El secreto de papá (Parte 3)

Jovencito compartía su vida junto a su padre, pero todo cambio cuando entro a su vida una nueva mujer con su pequeño hijo..
Mientras subía las escaleras de la mano con Lito mi pito se balanceaba de un lado a otro. Iba un tanto excitado por la situación, pero al mismo tiempo sacado de onda porque no sabía que esperar.

– Venga acuéstate conmigo.

Lito me miró un tanto extrañado y lo entendía. Jamas había sido cariñoso con él y desde mi descubrimiento mi actitud hacia el había sido demasiado fría.

El pequeño dudó un poco pero finalmente se recostó a mi lado. Apague la luz y me acosté a su lado, rodeándolo con mi brazo y atrayendolo a mi, quedando de cucharita.

Lito tenía una piel suavecita, jamas lo había tocado como lo estaba haciendo en este momento y mi mente pervertida ya había comenzado a maquilar un plan. Mi mano acariciaba su pecho y bajaba hasta su obligo, subiendo y bajando lentamente mientras sentían como mi pene se iba endureciendo. Aprovechaba para tocar sus pezones, esos pequeños botoncitos rosados que acariciaba con mi dedo indice mientras escuchaba como la respiración de Lito se volvía mas intensa.

El recuerdo de papá sometiendo a este niño a cuatro patas, mientras su verga trataba de abrirse paso en el agujero del nene me excitaba y alimentaba mis ganas y el morbo que sentía al tener este tipo de pensamientos.

-Hermano… -susurro el pequeño- es la primera vez que me tocas así. Me gusta.

-Cállate, no digas nada que papá puede oírnos.

Pensaba que esto era una locura. Conocer el mas oscuro deseo de mi padre me convertía en su complice y mis celos no estaban ayudandome, me nublaban el juicio y me volvían estupido. Cuando Lito comenzo a mover su trasero hacía atras sabía había logrado mi objetivo. Trate de hablar lo mas bajo que pude para evitar sorpresas.

-Te gusta sentir mi verga en tu culito Lito? Eres putito?

No hubo respuesta por parte del chico. No estaba dispuesto a esperarla, quizás papá le había prohibido dar el culo a otro hombre, pero eso no iba a ser un impedimento. De un tirón bajé el short del pequeño, el cual no tenía ropa interior, seguramente el muy cabrón los había dejado en la sala. No podía ver sus nalgas pero podía sentirlas, suaves al tacto, firmes y paraditas. Era el culo que volvía loco a papá y que estaba despertando mi morbo y mi lado más pervertido.

Libere mi verga del bóxer y comencé a frotarla sobre ese culito. Acariciaba sus nalgas con mi glande, pasándolo sobre su rajita, dejándolo húmedo con mi lubricación.

Lito no oponía resistencia, incluso notaba como su respiración se volvía mas agitada y abría un poco mas las piernas permitiéndome abrir sus nalguitas lo suficiente para que mi glande acariciara su ano. Sentía como mi glande punteaba en su entrada dejándola bien húmeda con mi liquido seminal.

Ahora entendía la obsesión de papá con este pequeño que pedía ser sometido. Recordar la imagen de Lito a cuatro patas mientras papá intentaba metersela alimentaba mi morbo y mi excitación. No lo dude mas, tome mi verga erecta y ejerci presión sobre aquel botoncito cerrado. El ano del nene ponía resistencia pero no pudo evitar que mi glande bien lubricado entrara de golpe.

Lito se quedó inmóvil mientras yo iba metiendo la verga en esa funda caliente, sentía como mi miembro se abría paso por su colita. Por un momento dude en metersela toda, pero lo tome por la cintura y termine de clavarle mi pene adolescente.

-¡Ay! Hermanito… despacito.

Ignore su petición. No pensaba ser amable con él, este iba a ser un castigo. Comencé a embestirlo despacio, metiendo y sacando la verga de golpe mientras el nene dejaba escapar pequeños gemidos no se si de dolor o placer. Ya no me importaba nada, solo disfrutar del placer que me estaba dando abrir este culito.

Me levante para colocar a Lito en cuatro sobre la cama, apenas iba a decir algo cuando le ensarte toda mi verga de golpe.

-Despacito… ¡Ay! Despacito por favor.

Una nalgada lo obligo a callar. El chico entendió que quien daba las ordenes era yo, su hermano mayor. Trató de safarse pero lo tome por la cintura, empalando al nene por completo, provocando que se inclinara más, mientras continuaba embistiéndolo. Mis movimientos eran bruscos y con cada metida de verga se podía escuchar ese sonido familiar y cachondo de dos cuerpos chocando mientras culean. Estaba en lo mas alto de mi calentura, dandole verga a Lito como si fuera un piston. Entraba y salia rapido de su hoyito, pude sentir como su culito ya no oponia resistencia al recibirme.

Mi hermanito ahogaba sus gemidos mordiendo una almohada, seguramente por pena o miedo de ser escuchado por papá.

«Pequeño puto muerde almohadas» pensé mientras seguía cogiendolo. A estas alturas no me importaba que papá se diera cuenta. Estaba a punto de venirme, gemí con fuerza al sentir como mi esperma brotaba inundando el anito de mi pequeño amante. Sin salir de el me deje caer, besando su espalda y su cuello. Lamí su oreja y le dije al oído:

-A partir de hoy te daré verga cuando se me antoje. Será mejor que no le digas a nadie o sabrán que eres puto.

Me di un regaderazo para refrescarme y limpiarme, cuando salí del baño me di cuenta que la puerta de mi habitación estaba entre abierta. Estaba seguro que papá habia visto como le robaba la oportunidad de estrenar este culito por completo, pero no me importaba.