El secreto de papá (Parte 4)

Jovencito compartía su vida junto a su padre, pero todo cambio cuando entro a su vida una nueva mujer con su pequeño hijo..
A la mañana siguiente desperté de la mejor manera posible. La boca golosa de mi hermanito mamaba mi miembro erecto.

No era tan grande y gruesa como la de papá, pero Lito hacia su mejor esfuerzo metiéndose lo que podía.

Fingía seguir durmiendo pero este morrito vicioso me estaba dando tanto placer, seguro papá le había enseñado pues Lito acariciaba mi glande con su lengua para después meterse mi miembro a la boca una y otra vez, hasta que paraba para tomar aire.

En esas estaba Lito, mi pito llenaba su boquita golosa cuando levante mi pelvis, tal y como hacía papá cuando le follaba el hocico, subiendo y bajando lentamente provocando que el nene comiera mas verga.

– Traga puto…

Tome a Lito por la cabeza y comencé a cogerlo por la boca, mis huevos rebotaban al ritmo de mis embestidas, mientras mi hermanito recibía verga sin quejarse hasta apretar mi brazo con una de sus manitas.

Saque mi verga de su boca y se la pase por sus mejillas, la cara del nene estaba roja y me miraba con los ojos vidriosos y la lengua de fuera. Acerque la cabeza de mi verga y Lito la acaricio con la punta de su lengua, sonriendo y dedicándome una mirada coqueta.

– Te gusta como lo hago?

– Me encanta, sigue…

Mi hermanito volvió a meterse mi verga en la boca, aquel chiquillo mamaba con maestría, era evidente que no era la primera verga que probaba. Papá lo había entrenado muy bien.

Lito alojaba parte de mi verga en su boca, cuando lo sacaba escupía sobre el glande y esparcía su saliva por toda mi virilidad.

Estaba tan excitado que de un salto me levante y sin mediar palabras, puse a Lito de patitas al hombro. Mi verga invadió su ser lentamente, a pesar de la lubricación el nene tuvo dificultades para recibirme en su ano estrecho. Lito cerraba los ojos, pero una mueca de dolor se dibujaba en su rostro. El nene dejaba escapar un leve quejido mientras lo penetraba, esto me daba entender que su culito aun resentía la cogida de la noche anterior.

– ¡Sacalo! Me esta doliendo…

– Ni de broma puto, voy a darte verga hasta dejarte bien abierto.

– Por favor… hermano no…

El pequeño trataba de alejarme con sus manos pero las apartaba fácilmente. Mi verga entro por completo en su ano provocando que Lito se quejara de nuevo.

– ¡Duele! Para por favor…

Ignore su petición y comencé a moverme lentamente. Sabía muy bien que si le sacaba la verga por completo ya no se dejaría penetrar. Yo mismo había aplicado esa técnica varias veces. Mis embestidas aumentaban de ritmo mientras que en la mente solo tenia una idea fija, dejar bien preñado a mi hermanito.

Lito se dejaba hacer mientras me miraba con sus ojos llorosos. Esa imagen despertaba morbo, me sentía dominante y los gemidos del nene me motivaban a penetrarlo mas duro.

Pude sentir como el pene de Lito estaba duro, lo tome con una mano y lo masturbe al ritmo de mis embestidas. Era un pene acorde a su edad, pequeño, sin circuncisión con unos huevitos rosados.

– No me toques alli… -suplicaba- quita tu mano.

Volví a ignorar su petición, su pitito duro decía otra cosa. Palpitaba cada vez que tocaba la punta.

– Te dije que no toques…

Sonreí mirándolo lascivamente al nene. Su carita roja, su respiración agitada y los quejidos que escapaban de su boca con cada embestida que le daba, me provocaban a aumentar la rudeza de mis embestidas.

Sentí como mi verga se ponía mas dura, estaba por correrme por segunda ocasión en el culito de mi hermano. Lo tome por la cintura y hundí mi verga en su ser al tiempo que sentía como mi semen brotaba de mi miembro.

Uno, dos, tres chorros inundaron el interior de Lito, nuestros gemidos se escuchaba al mismo tiempo. Mi hermanito me miraba con molestia, pero no me importaba. Le saque la verga y salió un poco sucia y con un hilito de sangre.

Lito no dijo nada, solo se dio la vuelta y se acostó boca abajo para seguir durmiendo. Me di una ducha un poco preocupado, me excitaba sentirme el macho alfa y dominante ante Lito, pero debía tratarlo con mas cariño si quería que esto durara.

Recordé a mi pequeño hermano recibiendo mi verga y termine masturbándome bajo la ducha. Salí del baño con una toalla atada a la cintura y mi hermanito se encontraba boca abajo durmiendo.

Deje la puerta entre abierta para que papá viera mi trofeo. Estaba tomando café cuando papá bajo hecho una fiera. Mi viejo vestía un short gris suelto, sin playera, su pecho peludo estaba al descubierto.

Mi padre me miraba fijamente sin decir nada mientras yo le daba sorbos a mi café. No sabía que pasaba, pero decidí esperar sus palabras.

– ¿Estas pendejo o que te pasa cabrón?

– ¿De que hablas?

– De lo que vi anoche…

– Anoche pasaron muchas cosas…

– Mira cabrón. Mas vale que entiendas que el macho aquí soy yo. Soy tu padre y me vas a respetar. Vas a respetar lo que es mio. No sabes desde cuándo vengo trabajando este culito para que vengas y me lo robes.

– Si, lo se. Y los he visto… ¿Crees que no me había dado cuenta papá? Los he espiado, se como Lito te la ha estado mamando y me llena de celos…

– Así que es por eso que has tenido esa actitud tan pendeja. No mames campeón, eres mi hijo y te amo, jamas te cambiaría por nadie.

– Pero nunca has querido hacerlo conmigo, te lo he pedido tantas veces… te he rogado y…

– ¡Ya te he dicho que no puedo! ¡No puedo complacerte así hijo! Esta mal. Por eso te he dejado traer amigos, se que a mas de un amigo mio se la has estado chupando, también se que entre tú y el Max traen algo, no se si son novios o solo cogen y aunque el es mayor, yo me hago pendejo y hago como que no se nada.

Papá me miraba fijamente, podía ver en sus ojos que hablaba con la verdad. Y aunque esa verdad me doliera tenia que aceptarla.

– Lo entiendo…

– No hijo, no me entiendes. Se que me estas diciendo lo que quiero escuchar. Pero espero que algún día lo entiendas. Espero que puedas perdonarme porque sabes que no quito el dedo del renglón, con o sin tu aprobación terminaré lo que inicie y me daré gusto mas veces que quiera.

Papá se levanto de la silla dejándome solo en la mesa. Estaba por levantarme cuando regresó y volvió a sentarse.

– Eres un cabrón, lo dejaste bien irritado. Tienes que tratarlo bien o su mamá va a sospechar. Se mas cuidadoso hijo y tratalo con más cariño.

Miraba a papá con indiferencia mientras me aconsejaba, por lo que decía imaginaba que no era el primer culo que trabajaba.

– Me regalaste una escena increíble hijo. Pude ver como lo sometías, te sale lo dominante como a tu padre. Usare la imagen de tu cuerpo embistiendo a tu hermano cada vez que me la jale.

Papá se levantó y me abrazó. Lamento que las cosas no sean como quieres hijo, pero podemos compartirlo si gustas. Espero que tu enojo pase pronto, recuerda que cuentas conmigo, siempre seré tu padre y tu amigo.

El fin de semana transcurrió con normalidad. Papá no intentó nada con Lito, supongo que dejo descansar su hoyito. Algunos días transcurrían entre escuela, entrenamiento y amigos. Papá estaba distante conmigo, mientras que se acercaba mas a Lito, pasaba la mayor parte de su tiempo con él y se había vuelto su consentido.

Cierta tarde, llegue a casa y escuche risas en la habitación de papá. Aunque no quería ver que sucedía el morbo me ganó y termine asomándome por la puerta entre abierta.

En la cama, papá y Lito se encontraban desnudos mientras se besaban. Lito le acariciaba la verga a mi padre, la cual estaba en todo su esplendor.

La timidez de mi hermanastro había desaparecido, recibía los besos de mi padre con gusto y abría la boca mientras el hombre inundaba con su lengua la boca del chiquillo. Cuando se despegaban el hombre y su pequeño amante sonreían dejando ver la complicidad que había entre ellos.

– ¿Quieres que te la meta?

– Si papi.

– Pero debo revisarte el hoyito.

De un salto, el pequeño se puso en cuatro levantando lo mas que podía sus nalguitas. Papá se acercó y abrió el culo del pequeño, observándolo a detalle. Mi viejo se metió un dedo a la boca para ensalivarlo, para después introducirlo en el ano de Lito.

– ¿Te duele campeón?

– Ya no. Ya no duele.

Sentí que algo se había roto en mi. No sabía que, pero me sentía molesto. El que lo llamara campeón me hacia sentir desplazado. Estaba a punto de marcharme pero los gemidos del amante de papá me regresaron a la realidad.

El hombre movía su dedo en círculos provocando que el menor gimiera de gusto. Los dedos gruesos de mi padre se perdían en el culo de Lito, uno por uno entraba en el hoyito del nene mientras su amante lo miraba con deseo y perversión. Papá retiro sus manotas y se acostó en la cama abriendo sus piernas. Su cachorrito gateo y sin decir nada se inclino para llevarse a la boca el miembro de mi padre.

Mi padre cerró los ojos al sentir la boca del pequeño chupando su hombría, levantaba la pelvis en señal de gozo mientras el pequeño continuaba con su mamada. Lito se había convertido en un puto, el puto que complacía a mi padre y sin querer yo había ayudado, pues ahora el niño mamaba con maestría tratando de complacer a su macho.

Las manos de mi viejo tomaron la cabeza del chico y lo obligaron a tragar verga. Lito trataba de hacerlo lo mejor que podía y aguantaba la cogida de hocico que papá le estaba dando.

Mientras yo, desde mi escondite podía observar todo. Tenía una mezcla de excitación y de celos, quería entrar a detener todo pero no podía, no después del discurso del otro día. No me quedaba mas que mirar y sobarmela por encima del pantalón.

Papá atrajo a Lito y volvió a comerle la boca apasionadamente. Mientras lo besaba le abría las nalgas y le metía un dedo haciendo estremecer al chamaco caliente.

Aquel hombre fornido acomodó a su pequeño sobre el, de tal forma que la verga de mi viejo quedara a la altura del culo de Lito. Mi hermanito tomo algo de lubricante y lo espació en el miembro de papá.

Su verga morena y gruesa se fue abriendo paso en el anito de Lito, mientras este gemía, papá lo tomo por la cintura provocando que el menor alojara solo una parte de su verga.

El chico se quejaba mientras papá lo elogiaba.

– Así mi niño, aguanta la verga de papi.

Era una escena muy morbosa. La verga de papá entrando en el culo del pequeño. Sabia que el miembro de mi viejo era grueso y cabezón, me impresionaba como el niño aguantaba semejante pene de adulto.

Cuando aquel trozo de carne entro por completo, Lito dejo escapar unas lagrimas.

– No llores mi rey. Aguanta que las primeras veces siempre duele. Ya que te acostumbres solito me vas a buscar para que te de verga.

– Duele… despacito papi.

– Te voy a coger despacito mi amor. No voy a lastimarte bebé.

Papá se movía lentamente, haciendo subir y bajar a su amante. Lito gemía y se quejaba, no podía ver su cara pero la cara de papá era de puro gozo y perversión, con cada embestida sonreía y dejaba salir un gemido ronco.

– Estas bien apretadito campeón. Que rico culo tienes, va a ser solo mio.

Las nalgas de Lito aprisionaban la verga de mi padre hasta la basé. El pequeño había comenzado a moverse en círculos. Era como si supiera como debía complacer a un macho.

– Si bebé, me aprietas bien rico…

Papá comenzó a jadear mientras movía sus caderas aumentando el ritmo de sus embestidas. Los gemidos de Lito iban en aumento, igual que los de mi padre. Era obvio que ya no habían ataduras entre ellos dos y se movían al mismo ritmo hasta que papá levanto por completo su cadera y lanzó un fuerte gemido.

Se había vaciado en el interior de Lito, completando el acto sexual que desde hace tiempo había deseado.

Lentamente se recostó mientras su joven amante seguía empalado. El pene de mi padre perdía su dureza y abandonaba su funda de carne lentamente, se veía como un hilo viscoso salia de aquel culito. Lito se acomodo a su lado, besando a mi padre. Ambos reían y se acariciaban como una pareja de novios después del sexo.

Papá se levantó y tomo entre sus brazos al nene y se fueron al baño. Estaba por irme cuando papá regresó por las toallas. Su mirada se encontró con la mía por un momento pero antes de que dijera algo solo cerré la puerta y me encerré en mi cuarto. No quería saber de ellos.

Me sentía decaído, triste, era obvio que no podía competir con Lito. Aunque papá y yo nos llevábamos bien era obvio que la conexión con ese chico era especial, mientras que la mía con papá se había roto.

Les juro que lo intente todo. Pasaba tiempo con ellos pero toda la atención de papá era para Lito. Cuando estábamos solos sabían que podían meterse mano y besarse sin problema.

El colmo fue que papá comenzó a usarme como tapadera. Salíamos a «hacer cosas de hombres» y ellos se desaparecían. Varias veces tuve que volver solo a casa para descubrirlos cogiendo en la sala, en la alberca, en su cuarto.

Ese mismo año, papá había decido formalizar la relación con su novia y decía que lo mejor era que yo regresara a vivir con mamá. Sabía que ese era un pretexto y aunque eso termino por romperme lo acepte sin decir nada.