El slip blanco de mi sobrino de 10 años durante la cuarentena (PARTE 2)
Mi brazo derecho, lo pasé por debajo de su cabeza con cuidado, para abrazar su pecho. Y con mi mano izquierda acariciaba el resto de su cuerpo. Con mi pelvis hacía ligeros movimientos frotando mi pene en su culito hermoso..
Me encontraba recostado en el sofá besando esa hermosa y carnosa boquita de mi sobrino de 10 años, mientras con mi mano izquierda acariciaba su espalda y con la derecha seguía jugando en su hoyito.
Se hizo tarde, le dije a Tomy que se vaya a bañar. No pude evitar levantarme e ir detrás suyo para bañarme con él. Nos metimos en la ducha y me encantó pasarle el jabón por todo su cuerpito. Su cuerpo lampiño, suave. Era éxtasis para mis ojos y mis manos.
Cada pasada de jabón que le daba, era seguido de un beso porque me encantaba el olor de su piel con el jabón. Tomy solo se dejaba hacer.
Si bien, el límite entre tío y sobrino ya había sido corrompido. No quise seguir en la ducha, comenzó el remordimiento por lo que había sucedido. Por lo que salí de la ducha, agarré una toalla y se la di a Tomy para que se seque, por mi parte traje otra toalla para mí.
Ambos salimos del baño y nos dirigimos al living donde se encontraba el sofá. Le pedí a Tomy que se sentara a la mesa, y que vea televisión. Mientras me dispuse a limpiar la escena.
Tomy puso la TV, no me había dado cuenta. Ya era medio día, la hora del almuerzo. Claramente ya no podíamos salir a comer a ningún lado por la cuarentena. Así que le pregunté a Tomy si le gustaba la pizza, y es lo que pedí por delívery.
Mientras esperábamos la comida, nos pusimos a ver una película en Netflix. Aunque yo quería ver una comedia, Tomy quería ver una de terror. “La noche del demonio”, es buena, la recomiendo. A Tomy le gustó, solo que al llegar la noche no podía dormir.
Recostado en el sofá, eran las 20 hs. Tomy me llamó, lo vi alterado, tapado hasta la nariz. ¿Qué pasa Tomy? Le pregunté…
-Tengo miedo… Me dijo tembloroso.
-Sientes miedo por la película? Le pregunté.
Me contestó que si, que sentía que alguien lo miraba por la ventana. En ese momento comencé a pensar que fue mala idea lo de la película, pues no estaba acostumbrado a tratar con niños.
Me acerqué a la ventana, la abrí para mostrarle que no había nadie. ¿Ves? No hay nadie. Le mostré para ver si se calmaba. No me contestó, solo se quedó tapado hasta la nariz mirando hacia la ventana. Por lo que me acerqué a él.
-No quiero dormir solo… Me dijo angustiado.
Yo no quería que duerma conmigo porque me conozco, no me iba a poder controlar en toda la noche… Pero, a la vez, era una oportunidad caída del cielo para pasar las dos semanas que (decía el gobierno) que duraría la cuarentena.
-Si quieres puedes dormir conmigo, pero te aviso que yo duermo desnudo… Le dije ya con mi pene catapultado hacia adelante, que se notaba claramente en el bóxer que llevaba puesto. Ya que, como Tomy, solo vestíamos en ropa interior dentro de la casa… Por cierto, ese mes me vino cara la cuenta de energía, por la calefacción de la casa jaja.
-Está bien… Dijo Tomy mientras dirigía su mirada hacia mi bulto con cara de susto todavía.
Tomy se levantó del sofá, y emprendió a mi lado el camino hacia mi habitación. Mientras caminábamos, me atrasé un poco para ver su andar. No podía creer que ese culito, aún tapado por la tela fina de un slip blanco. Era curioso, todos su calzoncillitos eran slips blancos. Agradecido con la vida de que así sea, porque era sexy. Demasiado sexy, ver ese slip inflado con sus nalgas preciosas, perfectamente redondeadas era el paraíso. Esas piernas anchas, no eran piernas regordetas, simplemente anchas. Con carne para morder.
Dentro de mi habitación, Tomy se queda parado al lado de la cama, como esperando mi autorización para recostarse. Por lo que decidí tomar la iniciativa, me bajé el bóxer que tenía. Lo que liberó como un látigo a mi pene de 16 cm (nunca dije que soy un semental). Mi sobrinito, abrió los ojos a pesar de estar notoriamente somnoliento y me observaba mientras me recostaba en la cama y me tapaba con las sábanas.
Luego él se acercó a la cama, aún con su ropa interior.
-Tomy, si vas a dormir conmigo quítate el slip. Le indiqué con descaro, al borde de ofenderlo.
-Okey. Dijo cortante Tomy, con cara de timidez. Y comenzó a bajarse su slip… La imagen que tenía delante era el paraíso… Imaginen a un nene hermoso, blanco, con labios carnosos y rojizos. Cabello rubión, ojos color miel. Un cuerpito llenito, nada de sobre peso, pero tampoco desnutrido. La receta justa que le daba, a sus 10 años, un cuerpo fantástico. Era hermoso verlo sin slip, se le marcaba un ligero color pálido debajo de la cintura y por toda su ingle. Ese cuerpo pedía a gritos que lo lamieran y lo succionen.
Al terminar de quitarse su slip, Tomy se subió a la cama y gateó hacia mi lado para recostarse y dormir. Esa imagen aún recorre mi cerebro como si fuera una grabación que se repite una y otra vez.
Tomy, se recuesta a mi lado, yo apagué la luz desde el interruptor ubicado al costado de mi cama, del lado contrario de Tomy. Al reincorporarme, veo que Tomy se acomodó dejando un espacio entre nosotros y dándome la espalda. Por dentro entendía que mi sobrino no quería acción en ese momento, pero ¿qué debía hacer?
Estuve varios minutos pensando si “hacía cucharita” con él o respetaba esa distancia. No sé cuánto pasó, pero me decidí abrazarlo desde atrás. Mi pene titilaba de la excitación, entró en contacto a lo largo de su raya entre sus nalgas. Haciendo sus nalguitas suaves y esponjosas de panes si mi pene fuera una salchicha.
Mi brazo derecho, lo pasé por debajo de su cabeza con cuidado, para abrazar su pecho. Y con mi mano izquierda acariciaba el resto de su cuerpo. Con mi pelvis hacía ligeros movimientos frotando mi pene en su culito hermoso.
No supe si Tomy se hacía el dormido o no. Simplemente recuerdo que terminé echando mi semen por arriba de su culito, en su cintura y espalda. Por la posición en la que nos encontrábamos. Claro que manché mi cama, pero no me importaba. Ni siquiera me molesté en limpiar, me quedé dormido en esa posición…
Sonó el despertador, eran las 8 a.m. Como siempre, me desperté de un salto y me dispuse a ir al baño. Todavía me costaba recordar que convivía con Tomy en las mañanas.
Mientras orinaba, recién ahí recordé que había bañado la espalda de Tomy con mi semen. Así que volví a mi habitación a ver cómo estaba mi sobrinito. Pero no lo encontré, escuché ruidos en la cocina y fui hacia allá. Tomy estaba haciéndose la leche con chocolate ya con su slip puesto. Me ve llegar y me saluda.
-Hola Seba, me dice.
-Hola Tomy, cómo dormiste? Le pregunté curioso.
-Bien, gracias por dejarme dormir con vos. Me dijo mientras se sentaba en una banqueta a tomar la leche y ver TV.
Me acerqué hacia él y claramente pude ver restos de mi semen pegados en su espalda. Lo que me excitó sobremanera, me daba ganas de masturbarme detrás de él y acabarle en la nuca, pero no quería asustarlo.
El sonido de mi celular interrumpió mi excitación. Me acerqué a la mesa y atendí el teléfono. Era mi hermana…
-Hola Sabrina, qué hay de nuevo? Le digo haciéndome el idiota.
-Hola Sebastián, lamento que tengas que cuidar a Tomy. Nadie nos da certezas, no sabemos cuando vamos a volver. En el aeropuerto dicen que no venden más viajes hasta nuevo aviso. Y los viajes por tierra están restringidos. Me dijo angustiada.
-No te preocupes, Tomy es un buen chico. Le dije mientras notaba que mi sobrino me miraba atento esperando que le pase el celular.
-Pásame con él quiero saludarlo. Me dijo mi hermana.
Con dudas, esperando que Tomy no abra la boca, le di el celular.
-Hola mamá! Dijo contento.
-Si, estoy viendo la TV y tomando la leche… Siguió hablando.
-Cómo está papá? Le preguntó a su madre.
-Bueno, y cuando vienen? Siguió indagando.
-Okey… Prosiguió con carita triste.
-Los quiero! Bye… Terminó la comunicación. Mientras comenzó a lloriquear sin dejar de tomar la leche.
-Puedo preguntarte por qué estás triste? Le pregunté esperando que no fuera mi culpa.
-Solo que no saben cuando van a venir. Me dijo carisbajo.
-Tomy, lamento mucho que extrañes. Pero cualquier cosa que quieras dime y tratamos de hacerlo… Le dije, honestamente ya empezaba a darme cuenta que la cuarentena iba a ser larga.
Tomy terminó de desayunar y se puso a jugar con la play al fútbol. Me dispuse a ponerme al día con mi trabajo porque me estaba atrasando.
Era raro, me sentía como nuevo novio. No podía dejar de pensar en Tomy. Solo pensaba en besarlo y penetrar su hermoso hoyito. Quería recorrer ese cuerpito de principito con mis labios y mis manos. El aroma de su hermoso penecillo rosado y de sus huevitos estaban cual perfume impregnados en mi cerebro. Me había convertido en adicto a su piel.
Mientras realizaba mi trabajo, escuché un ruido al lado mío. Miré asustado porque estaba demasiado concentrado. Era Tomy, una hermosa sonrisa se le escapó al ver que me asusté.
-Qué pasó Tomy? Le dije sonriendo. Mientras veía que saltaba en mi cama vestido sólo con su característico slip blanco…
-¡Soy Trunks! Gritó mientras se ponía en posición de boxeo…
Inmediatamente me puse de pie y le dije ¡Soy Gohan! Poniéndome en posición para recibirlo en mis brazos mientras Tomy saltaba sobre mí.
Lo atrapé agarrándolo de las axilas, y lo levanté haciendo que su bulto quede en mi boca. Esta vez no disimulé, sosteniéndolo en el aire le “mastiqué su penecito” sobre su slip. Sintiendo su aroma (claramente a jabón no, más bien a orín infantil). No sé, cuando uno está caliente todo le resulta delicioso. Y eso me resultaba a mí. Su penecillo duro y mi sobrino riendo. Claramente disfrutando la situación que él mismo inició esta vez.
Dejé de perder tiempo, y lo tiré despacio en la cama, boca arriba. Automáticamente me quité mi calzoncillo y le quité el suyo. Y como lanzándome a la piscina, me tiré directo a saborear su pene y sus huevitos. Esta vez su sabor era salado, claramente durante el día fue a orinar varias veces. Pero me daba más placer, no sé cual será la química, pero su olor me tenía loco. Con sus piernas llenitas me apretaba las orejas dándome calor.
Comencé a bajar con mi lengua hasta su asterisco rosado, claramente fue al baño y no se limpió bien. Ese asterisco se veía más anaranjado que rosado, pensé. Despegué mi cara de donde no le daba el sol a Tomy y miré su rostro, su posición. Con sus dos manos levantaba en el aire sus rodillas regalándome sus partes más valiosas. No podía defraudarlo.
Cómo poder explicarles, jamás había chupado un culo como lo hice esa tarde. Mi mente bloqueó el asco, y comencé a intentar meter mi lengua por su agujerito. Le chupé las nalgas, Las piernas, Sus hermosos y rosados huevitos. Mientras sentía que Tomy hacia el típico gemido con la M…. Mmmmmm!…
Le gustaba lo que le hacía, se le notaba. Comencé a subir por su barriguita, lamiendo cada centímetro de su piel. Su pecho era el de un dios, suave, sus penzoncitos rosados. Ese olor a nene era fantástico. Tomy por momentos cerraba sus ojos y respiraba profundo y por otros no quitaba la vista de lo que le hacía. Al llegar con mi boca a la suyaa, mi pene ya estaba baboso con ganas de penetrar ese culito delicioso. Esta vez, con un solo empujón fuerte ya estaban mis testículos aplaudiendo con sus nalgas.
Splash, Splash, sonaban sus nalguitas a ser impactadas con mis bolas peludas. Tomy gemía ahhh, ahhh, ahhh…. Mmm… Algo realmente impactante que jamás voy a olvidar, esa voz de niño gimiendo como si fuera una mujer adulta. Es el paraíso mismo.
De pronto, mientras mis embestidas eran cada vez más rápidas y fuertes, siento que Tomy comienza a tocarse la pancita, en la zona de su ombligo.
-¿Te duele? Le pregunté entre suspiro y suspiro.
-Quiero ver si siento pito cuando toca mi ombligo… Me dijo inesperadamente, causándome una risa en el momento justo en que mi semen recorría sus tripas por dentro.
Se había hecho costumbre, casi toda la cuarentena nos levantábamos temprano. Llamaba la mamá de Tomy, la saludábamos. Tomy jugaba con su Tablet, con la play, o la Xbox. Yo adelantaba trabajo en mi habitación. Antes de la hora de cenar, a Tomy le daban ganas de jugar a “las luchitas”. Era su manera de pedirme que lo penetre salvajemente.
Luego del sexo venía el baño, nos duchábamos juntos. Mis manos eran un pulpo recorriendo cada parte de él. Mezcla de morbo, de enamoramiento, de excitación, y amor. Saber que estaba haciendo con él algo prohibido, y que a la vez era el primero que le hacía esas cosas me calentaba al instante.
Luego del baño comíamos algo, casi siempre pedía delivery porque me daba pereza cocinar. A la tarde Tomy veía alguna película en alguna de las plataformas que ya todos conocen. A veces me sumaba para acompañarlo y otras me sentaba a adelantar trabajo.
Antes de irnos a dormir, ponía la ropa a lavar y nos acostábamos desnudos.
Pasaron días hasta que mi sobrino sintió la necesidad de preguntar algo relacionado al sexo… Por eso me llamó la atención cuando, un día, mientras estábamos por cenar. Me preguntó por qué siempre le chupaba el pito… Generalmente, Tomy se hacía el distraído y tenía formas indirectas de insinuarse para tener sexo. Ya tenía mañas que generaban que mi pene se catapultara hacia su asterisco… Como cuando me encontraba recostado en el sofá viendo la TV y “se le caía al piso cualquier cosa que tenía en sus hermosas manitas” justo entre la TV y el sofá. Escena que era seguida de Tomy arrodillándose y poniéndose en “cuatro patas” a recoger lo desparramado. Mientras mi pene cobraba vida y me obligaba a arrodillarme detrás de él, bajarle su calzoncillito y penetrar esas hermosas nalgas con embestidas cada vez más brutales. Con el tiempo, esa se convertía en mi posición favorita, parecía una mini hembra, y tomarlo de la cadera fuertemente mientras mi pene ingresaba por su aparato excretor, era el cielo en la tierra.
Finalmente, la pregunta de Tomy, sobre mi vicio de succionarle el pene generó lo obvio. Mi pene nuevamente erizado…
-Es que te amo y cada centímetro de tu cuerpo me encanta. ¿te gusta cuando te lo chupo? Le pregunté por primera vez.
-Si, es o que más me gusta. Me contestó sonrojado, lo que me puso a mil.
-Tomy, me amas? Le pregunté tendenciosamente.
-Si Seba. Me dijo mi sobrino de 10 añitos.
Era de noche, estábamos terminando de cenar. Mientras Tomy terminaba su plato, me fui al baño a lavarme bien la zona genital. Esta noche sería la primera vez que mi sobrinito tomaría la leche del tío…
Dejen comentarios de apoyo, saludos.
Que delicioso relato! Me calienta mucho! Saludos!
Super bueno, Ufff, por favor no dejes de escribir esas maravillosas experiencias.. necesito saber si a llegado a más..
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Que rico relato amigo lo he leído varias veces y me he dado unas pajas que rico yo igual tengo unos sobrinos me gustaría enviarte fotos
Rico relato y me trae ricos recuerdos
Necesito mas de esta historia, me ha dejado muy cachondo
que rico tomar la lechita del tio! quiero saber como sigue!!!
Hola, cuando vas a publicar mas? Saludos
Acabo de releer tu relato y me gustaría saber si tienes pensado seguirlo aunque haya pasado tanto tiempo, espero que sea que si.