El Sobrino de Mi Mujer…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por titoelbambino55.
¿Como comenzó todo esto? Yo mismo lo pienso ahora y no lo se, pero debo admitir que disfrute y disfruto (porque ya no puedo parar) de una sabrosa relación con el sobrino de mi mujer.
Yo trabajo en una fabrica, en el turno de 9:00 p.m. a 5:00 a.m., por lo que vengo llegando a casa cerca de las 7 de la mañana, y debido a ello mis relaciones de sexo con mi mujer se limitan al fin de semana, y son muy pocas las veces en que entre semana tengo oportunidad de hacer algo, cosa que se limita a un plazo pequeño ya que a las 7:00 a.m. ella tiene que estar lista y tener a los muchachos (mis hijos) preparados para llevarlos a la escuela antes de ella ir para su trabajo. Así que yo generalmente llego, me baño, desayuno, leo el periódico y duermo por el día hasta las 6 de la tarde, me ducho, como la cena que ya mi mujer preparo a esa hora y salgo para el trabajo nuevamente. Esa es mi rutina diaria, que he querido contarles para que vean como sucedió todo.
Creo que si sacaron cuenta al principio, verán que tengo 45 de edad, soy un hombre bastante joven, con una intensidad sexual algo reprimida por la situación de mi trabajo, por lo que muy seguido, cuando estoy solo en casa veo alguna película porno y me la corro como en mis años de adolescente.
Todo comenzó cuando la hermana mayor de mi mujer nos llamo telefónicamente y nos pidió que si podíamos darle albergue a su hijo mayor (20 de edad) y si le podíamos buscar un trabajo. Ni modo, había que ayudar en lo que pudiéramos.
Yo pude encontrarle trabajo en la fábrica donde trabajo, y en el mismo turno, por lo que el transporte también lo tenía resuelto.
Fue a la semana del estar en casa cuando todo sucedió. Ya se habían marchado mi mujer y los muchachos, y yo, después de ducharme, me puse un short que usaba para dormir, fui a la cocina a comer algo y allí me encontré con "el sobrino" que se disponía a tomarse un café.
Verdaderamente yo me fije en el, que estaba de espaldas, y aprecie que el short que tenia puesto dejaba ver unas muy bien marcadas y abultadas nalgas, y sin poder evitarlo sentí un cosquilleo en mi interior. El me brindo café que estaba haciendo, el cual yo acepte, me senté a la mesa, pues sentí que mi verga medio que quería levantarse, el, se sentó a mi lado en la mesa y sentí que su pierna chocaba con la mía, y yo ni el hicimos nada por separarlas, se sentía delicioso dado que yo soy muy velludo y el, todo lo contrario, así que su piel lisa, pegada a mi vellosidad logro un efecto tremendo en mi.
Luego mi mente se fue acelerando y me fije en sus tetillas que eran abultadas y dado que era algo rellenito, parecían (o lo que mi calentura me hizo ver) dos senos tiernecitos, ya mi pinga estaba a todo lo que daba y mi mente mas aun, y sentía como crecía en mi la necesidad de desahogarme.
El sobrino me hablaba, y yo me percate que el me detallaba mientras lo hacia, por lo que pegue mas mi pierna a él, para ver que pasaba, y sentí que el correspondía así que ya estaba todo a mi disposición. No espere para luego y comencé diciéndole:
-Sobrino, tienes unas tetillas que provocan chuparlas.
El me miro con una mirada donde me decía mucho, por lo que yo, sin esperar repuesta me acerque a él y abrí mi boca y comencé a saborear aquel delicioso manjar. Sus suspiros y ayees de placer se dejaron sentir, y su mano se deslizo entre la pata de mi short y busco la cabeza de mi pinga que ya en ese momento estaba toda lubricada. El temblaba de placer y lo atraje hacia mí, y fue la primera vez que bese a alguien de mi mismo sexo.
El correspondió, y pasamos a un desesperado beso de pasión. Ambos nos pusimos en pie, sin dejar de besarnos, y yo sentía como con una suavidad extrema me acariciaba todo mi cuerpo, creando en mí un morbo tremendo.
Nos dirigimos al dormitorio, sin decirnos nada, no hacia falta, ambos sabíamos que estábamos disfrutando y haciendo lo que deseábamos. Yo me acosté en la cama, y no recuerdo haber sido acariciado de una forma tan exquisita y lujuriosa como esta vez. No quedo una parte de mi cuerpo que el no saboreara y sentí que mi aguante se aflojaba y con voz entre cortada le dije:
-Noo pueeeedoooooo maaaaas, me veeeeeengooooo!!!!!!!!!!!!
De mi pinga comenzó a salir chorros interminables de leche en todas direcciones, y el inclinándose se metió en su boca mi pinga y pudo saborear los últimos chorros de mi gran venida. Siguió mamando, y era una caricia insoportable por la sensibilidad, pero a los pocos minutos ya mi pinga estaba dispuesta nuevamente para la lucha. El dejo de mamármela y con voz apasionada me dijo:
– Tío, yo siempre he deseado que me la metan, pero siempre dije que mi culo seria para el hombre que me gustara, y tu eres ese hombre, quiero ser tuyo quiero sentirte dentro de mi.
El, se viro bocabajo y me mostro aquellas deliciosas nalgas, y yo sentí que mi pinga se endurecía ante aquel espectáculo, pero quise saborear lo que me brindaban y comencé con mi lengua acariciar su cuello, logrando que de su boca salieran exclamaciones de placer. Baje por su espalda lentamente y el temblaba, y chocaba su cuerpo lampiño contra mi abundante vellosidad. Baje hasta sus nalgas las cuales mordisquee con anhelo loco y lujurioso, mi pinga derramaba enormes cantidad de liquido pre seminal, era asombroso, tal parecía que no me había acabado de venir. Me apodere de su culo y lo mame y él se contorsionaba y gemía y yo me enloquecía.
-Voy a buscar lubricante (le dije) te dolerá un poquito pero después ambos gozaremos
-Haz de mi lo que quieras tío
Yo me separe y busque en mi mesita un tubo de lubricante que tenia para mis relaciones sexuales con mi mujer.
Abrí sus nalgas y puse suficiente, introduciéndole dentro con mi dedo, y él se retorcía de placer. Me unte en mis 7 pulgadas de pinga y procedí a tomar posesión de aquel delicioso culo.
Fui introduciéndole poco a poco y el sentir sus gemidos de dolor me hacían que mi placer aumentara, me incline y pase mi lengua por su espalda, él se retorció de placer y con sus mismos movimientos introducía más lo que faltaba de mi pinga. Sentí sus nalgas chocar contra mi velluda pelvis, demostrándome que ya toda estaba dentro, así que me recosté sobre su espalda, metí mis brazos debajo de él y alcance sus tetillas mientras le decía frases caliente al oído y de ve en vez mi lengua se introducía en su oído produciendo para el un placer extraordinario.
Fue el y no yo quien comenzó a moverse, pero casi al momento y casi gritando me dijo:
-Haaaaaay tiiiiiio nnnnnnno pueeedo maaaaaas meeeee vooy a veeeeeenir (su cuerpo se contorsionaba y me daba unos fuertes embates y esto logro que yo, sin poder evitarlo me viniera nuevamente.
Hacia mucho tiempo que yo no tenia un sexo tan delicioso.
Ahora tengo con quien tirar entre semana, y los fines de semana, si mi mujer desea lo hacemos, sino, no me interesa pues el sobrino es un estupendo amante.
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