El tambo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Crecí en una unidad habitacional bastante grande, lo que quiere decir que durante mi infancia y adolescencia, nunca me faltaron amigos, pues un ejército de niños de todas las edades tomaba los estacionamientos por las tardes para jugar.
Pesé a que cuando ocurrió la historia que les contare yo contaba ya con 14 años, mi grupo de amigos contaba con chicos de mi edad, pero también con niños más pequeños y en realidad los grandes no teníamos problemas con jugar con ellos.
Ya fuera un partido de futbol o juegos más infantiles como la roña o los quemados e incluso solo sentarnos a platicar, el grupo de edades muy dispares se acoplaba bien.
Un día, no recuerdo de donde apareció un "tambo " vacío y abandonado, no sé si en todos los países se llama igual, pero para que me entiendan me refiero a una especie de barril metálico de unos 1.50 cm de altura por un metro de diámetro.
¿Que había contenido? Es un misterio, ciertamente tenia olor a chapopote, pero estaba vacío y limpió.
En aquél entonces los niños eran más aventureros, sin estar tan cegados por videojuegos e internet, así que ese objeto inútil, ese desechó, se convirtió en nuestro juguete y valla que le sacamos provecho…incluso sexual je.
Lo usamos como plataforma, como banco, metíamos a alguien dentro o lo hacíamos rodar, fue una cárcel, lo dejábamos caer desde una pendiente etc.
El tambo abandonado estuvo varios meses en un descampado, hasta que un día desapareció, casi mágicamente, de la misma forma en la que apareció.
Pero antes de que eso ocurriera, dentro del recibí los favores sexuales de un nenito, déjenme explicarme.
Era un día entre semana, lo que quiere decir que debido a la escuela no había tantos niños afuera.
Salí de mi casa y salí al baldío de atrás, dónde estaba el tambo, para ver si me encontraba con alguien y así fue.
Jugando con el tambo, estaban Jorge y Julián.
Jorge era mi mejor amigo, como yo tenía 14 años, compañero de mil aventuras y de hecho hasta la fecha mantenemos la amistad.
Por otro lado Juliancito debía de haber tenido unos 9 años, él no vivía en la unidad, sino que llegaba de vez en cuando a visitar a unos familiares que si Vivian ahí, si bien se juntaba con nosotros podían pasar meses sin que lo viéramos.
Los familiares de Juliancito vivían justamente en el departamento frente al de la familia de Jorge, por lo que era común verlos juntos cuándo Juliancito estaba de visita.
Pensarán que es raro que un chico de 14 y un niño de 9 estuvieran mucho juntos, pero ya pronto entenderán como yo lo hice, el porqué de esta relación.
Me acerque a ellos y me uní a su juego, el tambo estaba de "pie" Juliancito dentro del su complexión delgada y chaparro hacía que quedará bastante espacio, por lo que Jorge y yo, más grandes, altos y fuertes que el mecíamos el tambo entre los dos, empujándolo hacía el otro y de regreso.
Hay que decir que Julián era un niño muy bobo, hablaba como si tuviera 5 años, no solo eso se comportaba como si esa fuera su edad, además de que era bastante torpe, ahora que lo pienso debió ser un niño muy mimado y por eso era así.
Debido a su forma de ser, el bamboleo del tambo lo hacía gritar de la emoción, como si estuviera en algún juego mecánico de feria.
Estuvimos así varios minutos, Jorge y yo a los lados del tambo empujándolo uno contra el otro, platicando de cualquier cosa, mientras Julián se tambaleaba dentro y por lo visto se divertía mucho, nos detuvimos hasta que Jorge le lanzó a Julián la frase que transformaría la tarde de juegos en algo más emocionante.
-Entonces Julián ¿si me chupas el pene?
La pregunta me dejo mudo, es decir Jorge era mi confidente, yo sabía perfectamente, que como yo, a sus 14 era uno hoya de hormonas, pensando siempre en sexo y desesperado por satisfacerse, lo sabía muy bien, pues en algún momento nuestra desesperación había tocado fondo y habíamos tenido que ayúdanos el uno al otro, ambos somos heterosexuales, pero eso no había impedido las varias, aunque poco comunes, sesiones de sexo oral que nos habíamos dado.
Así es lectores, les confieso que desde pequeños un día jugando cartas, decidimos que el perdedor, tendría como castigo el hacerle una mamada al ganador, si bien ninguno eyaculaba todavía, ambos gozamos de las caricias de la boca del otro.
Pero eso es una historia para otro momento, solo les diré que como desde los 8 hasta los 15 volvimos a "jugar" a las cartas una 20 veces más.
Pero bueno nosotros éramos amigos de toda la vida y teníamos la misma edad. De eso a proponérselo a un niño de 9 que apenas y ves 2 o 3 veces al año me pareció increíble.
Pero más me admiro que Juliancito ni se inmuto, solo se rio bobamente y dijo que no lo haría, lo que me dio a entender, que seguro había una historia entre ellos, que nada tonto el salido de Jorge llevaba ya un tiempo insistiéndole al bobo de Juliancito que le hiciera una mamada.
-ándale Julián chúpamelo un poquito.
La verdad escuchar esas palabras me despertó el morbo, tuve una erección y me uní al juego.
Ambos le insistimos a Julián, Jorge no tuvo problema en pedirle que nos la chupara a los dos. Y si bien era claro que a Julián le daba pena, tampoco le molestaba es más se reía como si le divirtiera que se lo pidiéramos.
-solo lo haría si me dan todo el dinero del rico mcpato (supongo que la referencia a ducktales, la entenderán solo los mayores, y con eso se darán cuenta de lo lerdo que era Julián)
Seguimos por un rato más insistiendo, era claro que tanto Jorge como yo ya estábamos muy prendidos, pero el niño no salía de su negativa.
Evidentemente esto de solo insistirle no iba a funcionar, pero de pronto la madre de Jorge le grito desde su ventana, así que se tuvo que ir dejándome a solas con Julián.
A mí que la verdad a esas alturas ya necesitaba que el nene me la mamara de verdad, decidí cambiar de estrategia, el plan de Jorge de convencerlo no funcionaba, así que yo trataría de engañarlo para conseguir sus favores sexuales y siendo que hablábamos de Juliancito el tonto, quizá no me costaría tanto.
Así que le propuse que jugáramos al "barquito" a lo que rápidamente y con entusiasmo acepto.
Acosté el tambo en el suelo y me metí en el, recargando mi espalda en el fondo, quedé en una posición bastante incomoda, con la cabeza encorvada y las piernas extendidas, que desde las rodillas sobresalían del tambo, separe las piernas y le dije a Julián que se acomodara en el espacio que quedaba.
Se metió en la misma posición que yo, sentado entre mis piernas, con la espalda recargada en mi pecho y sus piernitas también asomadas por la boca del tambo.
En esa postura basto con ladear nuestros cuerpos, para que el tambo cilíndrico se bamboleara a los lados y así fingíamos que navegábamos en un barco. O mejor dicho él fingía, porque por mi lado mi única preocupación fue sacar mi duro miembro por el cierre del pantalón y lo recargue en su espalda.
No sé de qué diablos platicamos los siguientes minutos, pero logre mantenerlo lo suficientemente distraído como para que no notará, que metí mi miembro bajo su camisa, sintiendo así el calor y suavidad de su piel.
El movimiento del tambo me ayudaba, pues la cabeza de mi pene se restregaba por su espalda y la verdad se sentía muy bien, tanto que le manché la espalda de líquido pre seminal.
Mientras el nene, sin notar nada seguía divirtiéndose en su barquito.
Estuvimos haciendo esto durante un rato, pero mi calentura me pedía más, necesitaba que Juliancito me sacará la leche, así que se me ocurrió una idea, simple pero efectiva.
Le dije a Julián que tenía comezón, pero que no podía mover los brazos, así que le pedí que me rascara.
El nene inocente sin voltear, pues el poco espacio no se lo permitía pasó su mano para atrás.
Yo se la tomé y con mucho morbo la dirigí a mi duro miembro.
-rasca, le ordené en cuánto sus dedos hicieron contactó con mi pene.
El sin darse cuenta de nada movió los dedos rascando así el tronco de mi pene, no fue placentero, incluso me lastimo un poco pues lo hizo con fuerza, pero el que estuviera tocando mi verga sin saberlo me ponía a mil.
-Sigue, más despacito
El nene me "rasco" por unos segundos y estuvo a punto de quitar su mano, pero le ordené que no se detuviera, así que continuó por casi un minuto.
El nene era bobo e inocente, pero no estúpido, en algún momento se dio cuenta de que algo raro pasaba y se giró para ver que era el objeto que tenía entre los dedos.
Antes de verlo, lo tomo con la mano así que cuándo hizo contacto visual mi verga ya estaba bien aferrada.
No olvidaré nunca su cara al ver mi verga, bien dura y caliente palpitando entre sus dedos.
Tendrán que disculparme, esto pasó hace tanto tiempo, que no recuerdo claramente que fue lo que pasó.
Me gustaría poder darles más detalles, pero solo se, que si bien Juliancito al principio se asustó, ni soltó mi verga, ni se fue de ahí.
Es mas no recuerdo como, pero no me costó mucho convencer al nene de que además de agárrame la verga, moviera su pequeña manita de arriba a abajo.
Así pues, pese a la incómoda postura y al calor del metal en el que estábamos metidos, yo me relajé y disfrute de la rica paja que Julián me estaba dando.
Recuerdo que el nene estaba como hipnotizado por mi verga, mientras me masturbaba no apartaba los ojos de ella y solo me hacía preguntas, como por que le pedía que me hiciera eso.
Entre jadeos le contesté que era porqué se sentía muy rico y era la verdad su manita subía lentamente la piel de mi pene para bajar despacito descubriendo la cabeza, yo no podía mas que retorcerme del placer.
Julián continuaba su trabajo sin detenerse, estoy muy seguro de que el también estaba excitado.
Una gota de líquido asomó por el ojo de la cabeza, Julián se asombró y me preguntó que si me estaba orinando.
Yo tenía poca cabeza para contestarle, solo quería que no parara, así que la limpié con mi mano.
Alguna escusa le invente para que continúe y si bien su manita continuó subiendo y bajando la piel de mi verga, había cierto dejo de asco en su mirada, pero yo seguí disfrutando del placer que su paja me regalaba.
Ahí hubiera podido quedar la cosa, ya esa simple paja era deliciosa y suficiente para hacerme acabar…pero la idea desde el principio había sido que me la mamará, así que debíamos pasar a eso.
-Dale un beso Juliancito.
– ¡No guacala!
– si Julián se bueno y dale un besito.
-Pero por ahí haces pipi, no quiero hacerlo.
Teníamos la plática mientras su rica paja no se detenía ni un momento.
Sé que Julián pese a todo, también lo estaba disfrutando, si no, no me explico por qué su mano no dejaba de subir y bajar por mi dura y caliente verga y les digo que no podía dejar de verla y como seguramente estaba excitado al igual que yo, de pronto dejo de resistirse y se agacho acercando la carita a mi verga y le planto un beso en la amoratada cabeza, fue rápido, un simple piquito, pero yo sentí una descarga eléctrica deliciosa que me recorrió la verga.
-Dale otro beso, le ordene, Julián de nuevo dudo un poco, pero volvió a hacerlo y no solo eso, sino que después del segundo beso, ya no se separó de mi verga y varios veces sus labios chocaron contra mi glande al tiempo que me seguía pajeando.
Me gusta pensar que aunque todo esto era nuevo para él, le gustaba mi verga, le gustaba sentirla en su mano y en sus labios.
Dio como quince besos seguidos y la verdad me estaba llevando al orgasmo, pues su mano ya había entendido el truco y me masturbaba muy bien, mientras que sus besos eran suaves y cálidos.
Le tuve que pedir que se detuviera, para así poder alargar más el placer.
Descansamos un par de minutos, mientras hablábamos de no sé qué cosas.
Finalmente cuando me sentía listó le dije que continuara, su mano agarro mi pene de nuevo y sin esperar más instrucciones continuo con su paja.
-Bésalo de nuevo, y el putito ya no se resistió nada, volvió a besarlo, ya no necesito que le dijera nada, le daba besitos de ves en ves mientras me masturbaba, matándome del placer.
-Mételo en tu boquita y chúpalo como si fuera una paleta.
-No eso no
-Si hazlo ya le ordene.
-Está bien te lo hago pero fue tienes que dar un millón de pesos.
-Claro que si Julián te lo daré después…chúpamela
De nuevo dando muestras de lo bobo que era Juliancito se puso muy contento, según él ya era millonario, o quien sabe tal vez sabía perfectamente que era broma.
Fuera como fuera, superando el asco, abrió bien la boquita y de un solo engullo la cabeza y parte del tronco, fue un movimiento muy rápido, pero aún así placentero, me encanto el calor y humedad de su cavidad oral.
Su manita no se detenía y tras unos cinco segundos retiro mi verga de su boca.
Yo estaba a punto de terminar así que le dije que lo volviera a hacer, el nene lo dudo de nuevo, pero accedió y volvió a envolverme la cabeza de la verga con la boca.
-Ufff así Juliancito, así no te la saques, síguele, le dije al tiempo que con una mano detuve su cabeza para que no sacará mi pene de ella.
El aguantó así un poco pero al ver que mi mano le obligaba a tragar más y más carne caliente, se desesperó, dejo de masturbarme e intento forcejear para levantarse.
No solo no lo dejé, sino que empujé su cabeza más y la aferré con ambas manos, al tiempo que movía mis caderas adelante y atrás, follandole la boquita.
No aguante mucho, quince segundos después mi semen salió expulsado a toda velocidad, solté su cabeza y apenas y tuvo tiempo de quitarse, se salvó de tragar mi semen o de que lo manchará.
Toda mi leche cayó en mis pantalones, Julián veía incrédulo el rió de semen que brotaba de mi pene.
Nos quedamos sin hablar un buen rato, tiempo que aproveché para reponerme del delicioso orgasmo que el putito de Julián me había dado.
De nuevo no les puedo dar muchos detalles de que ocurrió después, solo sé que le dije que me esperará mientras iba a limpiarme a mi casa.
Baje de nuevo con otros pantalones y papel higiénico en el bolsillo, pues planeaba que el nene me hiciera venir una vez más, pero para mi sorpresa, ya no estaba.
Me senté un momento a esperar si volvía, un poco preocupado de que me fuera a acusar (lo cual por suerte no paso) pero también muy satisfecho de lo que había ocurrido.
Julián no bajo de nuevo ese día, pero a los poco minutos regresó Jorge.
El pobre no pudo más que escuchar con envidia la historia que les acabó de contar.
Así término todo ese día, evidentemente Juliancito jamás recibió el millón de pesos que le prometí para que me la mamará, lo que si le di fue mi verga en un par de ocasiones más y el nenito no pudo más que metérsela a la boca y hasta le di a beber mi semen…y no sólo el mío, pues Jorge no dejó pasar la oportunidad y también le dio a mamar su verga grande y negra, de echó Juliancito se volvió por un tiempo nuestra putita.
Pero esa es otra historia, que si ustedes quieren les contaré en otra ocasión.
Agradeceré mucho sus comentarios. Gracias
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!