El tapado 4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenía que separarme de él en vacaciones escolares por aquella época mi mamá y yo visitábamos el pueblo de mi mamá
Llegábamos a dormir en casa de mi tía Bernardina que trabajaba de cocinera en una plantación, sus dos hijos mayores tenían compromiso y los visitábamos, eran muy pobres pero felices con sus niñitos
A los dos días de visita en el pueblo, mi mamá se iba a donde mi padrastro y me dejaba el resto del mes, en las mañanas le ayudaba a mi tía o a mis primos ganándome unos pesitos, en las noches extrañaba a Pablo estando solo en el cuarto, me masturbaba pensando en él, mis pensamientos se concentraban en ese delicioso pene, tenia la duda de que si al sentirlo dentro de mi me dolería, hacía penetrar mi dedo índice en mi culito hasta sentir molestia y me lo sacaba me lo llevaba a la nariz y ese olor me imaginaba que era el pene de Pablo, realmente me calentaba la idea de ser suyo, cada día que pasaba se me hacía más firme la idea de sentir el pene de Pablo pene dentro de mi.
Las circunstancias dieron que uno de mis primos por motivo de viaje de salud deje por una semana al cuidado de mi tía a Reinaldo un niño precioso alegre y juguetón con el que hice mucha más amistad, dormíamos en el mismo cuarto, me gustaba verle cómo dormía con las piernas abiertas arqueadas boca arriba, sus brazos abiertos sus labios rojitos con saliva se abrían para respirar me acercaba a besar suavemente sus labios y pasar los dedos por ese penecito que le cubría el pijama, mi tía salía al trabajo y me dejaba en confianza a su nieto en la mañana, es cuando aprovechaba en jugar encerrados en la casa a las luchas en el cuarto cuando lo vencía se quedaba quieto y le pasaba mi pene por encima de sus nalgas
Se quedaba quieto, lo volteaba y pegábamos nuestros penes moviendo pechos y caderas, le hacía el arre caballito para disimular que lo culiaba lo viré en la cama su short y trusa quedaron en el suelo dejándome ver ese culito rosadito por el que le metí suavemente mi pene pero sentía molestia Reinaldo no se estaba quieto, lo dejé, me acosté a filo de cama y me lo puse detrás a Reinaldo, me abrí las nalgas para que me metiera su pene y así lo hizo de a poquito aguanté lo que más podía y en verdad que comprobé lo cierto que me decía Pablo, se sentía molestia con algo de ricura, Reinaldo, en las ocasiones que nos quedábamos solos le daba mi culo pero no me penetró totalmente, parte de esa semana fue delicioso lo que hicimos, mi glande se descubrió más y fue maravilloso haberle mamado ese pene.
El día de retorno a casa llegó, fui a casa de Pablo pasé por la sala Pablo al verme me sonrió fui a dejarle unos recuerditos a su mamá que estaba en la lavandería, retorné a la sala me senté junto a él que estaba abierto de piernas viendo tv, los dedos ladeando el short a manera de masturbarse el pene, mostrándome por un costado del short los testículos peludos y su glande delicioso, al ver eso me causó delicia, al estar solos en la sala me lancé sobre él, moví mis caderas juntándonos los penes y me retiré de él rápidamente, nos reímos y luego fui a casa.
Pasó un buen tiempo y fui a casa de Pablo, mi sorpresa fue encontrar a un vecinito llamado Luis sentado viendo tv en la sala le pregunté por Pablo y dijo que se fue con Fabricio, mi corazón se exaltó de angustia rápido vino a mi mente lo que estaban haciendo quise verlos pero se acercaron, creo que venían del traspatio donde a mi me hacía el amor, vi a Fabricio como siempre acomodándose la trusa y a Pablo acariciándose el pene como una expresión de conquista y placer reflejada en su cara, sentí celos de Fabricio y de Pablo, salí de su casa.
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