Él tenía 12 años, y le decían "culón" 2°da Parte
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por obramaestra.
Eran las 7 de la mañana del día siguiente. Nos encontrábamos desayunando y Matias puso Disney Chanel, estaban dando una comedia muy divertida de unos gemelos que hacían travesuras (programa que ya no se emite). Lo curioso es que no hablábamos de nada, un simple "me pasas el azúcas" o "dónde están las cucharas?" de vez en cuando, pero no hablábamos de nada.
Yo esperaba que Matias sea el primero en decir "ayer la pasamos bien", pero no hacía ningúna referencia a lo sucedido. Me preocupaba que esté enojado, pero también sabía que, si estaba enojado, no estaría desayunando a su lado. Era muy curioso, quizá su silencio era lo normal durante sus mañanas. Quizá, siempre que despertaba, no era de hablar mucho.
Igual, "charla o no charla", debo confesar que yo estaba feliz. Ambos desayunábamos vestidos sólo con los shorts con los que dormimos. Tenía a ese hermoso ejemplar de 12 años recién cumplidos a mi lado, a pocos centímetros, vestido sólo con un short deportivo, sin calzón, que le marcaba todo. De él, me gustaba todo, podría estar vestido con un sobretodo que le tape hasta los tobillos, que aún así, si deja un dedo de sus manos descubierto, puedo decír que me excitaría igual.
Cuando terminamos de desayunar, ayudé a lavar las cosas que usamos, porque su mamá nos había pedido la noche anterior, que laváramos todo lo que usemos. Su mamá tenía un maxiquiosco sobre la misma vereda de su casa, el mismo estaba abierto las 24 hs del día por lo que, a ella, le gustaba quedarse para controlar a sus 3 empleados. Así que estaba poco en su casa.
Matias, era un morochito bastante nalgón, tenía un cuerpo llenito, pero no le sobraba nada. Todo en su justa medida, todo en él me excitaba, sus nalgas redondas y firmes, sus piernas gruesas y "masticables", su pene y huevitos pálidos, todo lampiño. Era algo que no podía pasar desapercibido, su piel suave y tersa. Por mi parte, con 17 años de edad, contaba yo con un físico muy bien formado. Tendí a ser corpulento, lo que no significa que tenga sobre peso. Por eso fue fundamental el deporte en mi vida. A los 17 era un adolescente de 1,83 M de altura. Con cabello castaño, y ojos marrones, contaba con un físico ancho de hombros, y musculoso. Al jugar al rugby, y al hacer natación, mi físico no le tenía que envidiar nada a nadie. Mi piel siempre fue blanca y, en esa época al practicar natación, era mi obligación mantener mi cuerpo "libre de vello corporal", por lo que estaba afeitado del cuello para abajo.
Terminamos de lavar las cosas en la cocina, le pregunté a Mati si quería ir a la piscina pública nuevamente, me dijo que si, pues hacía calor. Faltaba unas dos horas para que sean las 10:30 de la mañana, hora en que abrían el ingreso a la piscina. Por lo que nos pusimos nuestras camisetas, y decidimos ir a caminar por el parque. Antes, Matias pasó por el negocio de su madre para pedirle algo de dinero, y fuimos al departamento de mi tía donde yo guardaba el mío, el dinero que me habían dado mis padres para que disfrutara mis vacaciones en la ciudad.
Matias había comenzado a hablar, era buen síntoma. Mientras caminábamos por las calles de alrededores del parque, donde había negocios y locales de todo tipo, yo miraba cada tanto a Mati, me gustaba verlo hablar, siempre tenía una sonrisa simpática, de esas sonrisas naturales con las que muy pocos nacen. Y mientras Matias hablába de todo un poco, y volvía reírse de todo, pude observar que cada tanto se acomodaba el pene. Eso no lo hacía el día anterior, antes de lo que pasó en la noche. Así que, en mi mente, me animaba a fantasear con una segunda vez con él.
Caminando por la vereda, vi un local de un "pool" (ese juego con una mesa, en las que hay bolas lisas y rayadas, y uno tiene que golpear la bola blanca con la punta de un palo para meter las otras en agujeros distribuidos en la mesa). Le pregunté a Mati si sabía jugar, me contestó que sí, así que lo invité a jugar para que pasara la hora más rápido.
Comenzamos con el juego, habíamos jugado dos partidas, la primera la gané yo, la segunda la perdí porque metí la bola negra antes de meter todas las lisas,que eran las que me tocó. Así que estábamos jugando una tercera partida, cuando noté que Mati estaba distraído, le pregunté:
Yo- "Pasa algo?, te veo como que jugas sin ganas…" Le pregunté.
Matías- "No pasa nada, me gusta jugar con vos (no esperaba que me diga eso, por dentro me morí de amor)… Es que me quedé pensando en lo de ayer( y dejó el palo de pool en la mesa, y se tocó el ombligo por sobre su camiseta)… Sabes?, cuando me la metías, me preguntaba si me estabas tocando el ombligo por dentro"… Hizo un silencio, y se quedó pensando tocándose la barriga.
Habrán sido como tres segundos de silencio, pero pareció una eternidad. Fue extraño, me quedé como diciendo "WDF…Qué carajos!"… Su comentario me desorientó, pero también me excitó, ya tenía el pene duro mientras jugábamos al pool, es que para pegarle a las bolas, él se apoyaba sobre la mesa, y para apuntar con el palo, se inclinaba dejando sus nalgas paraditas. Yo me paraba un metro derás de él para verlo mejor, y él lo notaba, creo. Pero jamás pensé que saldría con semejante comentario.
Yo- "No creo que te haya tocado el ombligo, pero cuando quieras… Si quieres volvemos a hacelo para que lo verifiques… Te gustó lo de ayer? " Le dije al fin, animándome a hablar del tema.
Mati- "No sé, no quiero ser gay… A mi me gusta una chicas de la escuela, sabes?…" Me dijo dudando, como poniéndose colorado de la pena.
Yo- "Nadie dijo que eras gay, no hace falta ser gay para disfrutar… Yo ya tuve dos novias, me gustan las mujeres, no soy gay". Le dije para que se calme.
En el local de pool no había mucha gente, era un día de semana y era temprano. Nosotros estábamos jugando en una mesa que estaba en el fondo del local, y el hombre que atendía estaba al frente. Así que nadie molestaba, tampoco podíamos hacer nada raro porque no se podía. Pero estábamos tranquilos para poder hablar de lo que pasó.
Mati- "Me dolió cuando me la metiste… Eso va a pasar de nuevo?". Me respondió con su voz tierna de 12 años, y mirándome a los ojos.
Yo- "Las primeras veces siempre duelen… Eso dicen. Pero yo intentaré de que no duela, yo quiero que vos disfrutes como yo". Le dije, mientras le acaricié su mejilla izquierda con mi mano derecha.
Matías se quedó pensando un rato, mientras seguimos con la partida de pool. Ésta vez me ganó él, yo estaba tan distraído y pensante como él. Esperaba que me invite nuevamente a su casa de noche, o en cualquier otro lado. En mi mente pasaban todas las escenas de la noche anterior, su aroma, su cuerpo tierno, cuando lo penetré por primera vez… Si seguía pensando iba a eyacular en mis pantalones. Así que intentaba pensar en otra cosa.
Pasó el rato, eran las 10:10 de la mañana, en veinte minutos abrirían la piscina, así que nos apuramos en llegar. Nos dejaron pasar a los vestuarios, había poca gente. Matias y yo nos quitamos la ropa, cada uno miraba al otro "disimuladamente", fueron segundos en los que tardamos en quitarnos los shorts y las camisas que traíamos, y ponernos el bañador. Pero fue el suficiente tiempo para poder ver, nuevamente, a Mati desnudo. En mi cabeza no podía creer que había penetrado a ese hermoso nene, y que todavía exista la posibilidad de repetir tal acción.
Ya en el agua, jugábamos de todo, había grupos de personas que organizaban juegos, en algunos nos sumamos. Pero también jugamos entre nosotros, había momentos, en los que no sabía si eran apropósito o si era simple casualidad. Mati quería que lo persiguiera por abajo del agua, lo cual era divertido y excitante, en mi cabeza era como si tuviera que atrapar a mi "sirenito" en océano de gente. Lo que digo que parecía apropósito era que, cuando lo atrapaba, Matias me daba la espalda y se pegaba contra mi cuerpo con la altura de sus nalgas contra mi pene. Lógico que eso me la ponía el pene duro y se lo fregaba contra su raja, separados sólo por nuestros bañadores. El se dejaba fregar un par de veces, y luego se escapaba de nuevo repitiendo el juego. Era gracioso, pero yo necesitaba desagotar mi pene, necesitaba hacerme una paja en ese instante. Así que le dije que me iba al baño, él dijo que iba conmigo, yo no quería decirle que me iba a hacer una paja porque no quería que pensara que estaba con él solo por sexo, así que le dije que me esperara.
Cuando salí de la pileta, miré hacia atrás y no lo vi. Pensé que siguió jugando debajo del agua, así que fui para el vestuario donde estaban los baños. El mismo estaba casi vacío, se ve que nadie quería salir del agua con el calor que hacía. Me metí en un individual, esos cubículos donde están los retretes, y me senté. Estaba comenzando a pajearme cuando escucho detrás de la puerta a Matias que me llamaba…
Mati -"Santiago! Santiago! Estás aquí?…" (Satiago es mi nombre)
Yo- "Emm, si, te dije que me espararas". Le respondí un poco molesto porque me había seguido.
Mati- "Si, pero también tengo ganas de ir al baño… Puedo entrar?". Me preguntó, lo cual no tenía mucho sentido, ya que en el cubículo sólo había un retrete, y en el baño había otros 5 cubículos más.
Yo- "Para qué quieres entrar?… Ve al cubículo de al lado". Le dije, sin entender el mensaje que el me daba indirectamente, o muy directo, depende del punto de vista.
Mati- "Está bien..". Me respondió de mala gana.
Para ese momento, mi pene se volvió a bajar y no me pude hacer la paja. Así que me puse a orinar en el retrete, mientras escuchaba a Matias orinando en el de al lado, estábamos separados por páneles individuales. Era tierno escucharlo. Yo sabía, internamente, que Mati quería hacer o que yo le hiciera algo en el baño, pero me daba un poco de miedo que viniera alguien. Podran imaginar que el lugar estaba lleno.
Cuando terminamos de orinar, nos lavamos las manos y Matias dijo que no tenía más ganas de volver a la pileta. Dijo que tenía ganas de ir a su casa, le pregunté si quería que lo acompañe, (por la forma en que lo dijo pensé que no quería estar conmigo), pero me contestó que "claaaaro, sino me aburro solo!". xD
Debo reconocer que en ese tiempo, era yo bastante "lento" en atrapar algunas "indirectas". O más bien, en satisfacer esas indirectas. Así que, nuevamente en el vestuario, nos pusimos los shorts y las camisetas, y nuevamente Mati me dejó el panorama de sus nalgas pálidas.
Salimos del complejo público, y nos dirijimos a su casa. Antes pasamos por unos helados y a comprar una gaseosa de naranja fría para tomar algo. Al llegar, Mati me preguntó si sabía andar en bicicleta, yo le contesté que "lógico". Así que me invitó a subir por unas escaleras, hasta llegar a la terraza de su casa. Desde ahí se veía todo el parque (recuerden que él vivía en frente del parque). También se veía el departamento de mi tía, y la feria. Era algo bonito, habíamos estado todo el día en el agua, así que ambos estábamos bastante "quemados" por el sol.
En la terraza había dos bicicletas, me dijo que una era de él y la otra de su hermano. Que antes salían a dar vueltas por la ciudad, pero que ahora su hermano está más preocupado por su novia y por las carreras de autos que por pasar tiempo con él. De hecho, su hermano (Tomás) estaba en la casa de su novia y no iba a regresar hasta nuevo aviso. Mientras que su mamá, me comenzaba a transmitir la imagen de una señora fanática de su negocio, lo cual me convenía porque me daba tiempo de disfrutar el momento a solas con Matias.
Las bicicletas estaban con las ruedas desinfladas, así que le dije a Mati que al día siguiente lo ayudaría a llevarlas al "bicicletero" para que la ponga en condiciones. Me preguntó "por qué no ahora?", a lo que respondí con un simple "son casi las 7 de la tarde, están todas la bicicleterías cerradas". Además, había pasado todo el día bajo el sol en el agua, y estaba cansado.
Nos quedamos sentados en la terraza de su casa, viendo el atardecer y a la gente que pasaba por el parque. Hablábamos de todo, del poco tiempo que pasaba con su hermano, de lo mucho que su mamá trabajaba, de la falta de interés de su padre por él, de las 3 semanas que me quedaría de vacaciones en la ciudad, etc… En un momento nos quedamos sin temas para hablar, así que lo miré, y noté que tenía un pequeño "bultito" entre sus piernas.
Yo- "Jeje, parece que alguien se despertó". Le dije en tono de broma.
Mati- "De qué hablas?… ¬¬ ". Me contestó sin entender lo que le decía.
Yo- "Parece que se paró tu amiguito ´Marcelo´… " Le respondí siguiendo con la broma.
Mati- "Qué Marcelo? ¬¬ …" Me respondió con cara de WTF!.
Yo- "Ash! Que se te paró el pene… jajaja @.@ ". Le contesté para no estar todo el día.
Matias se miró su bultito, y me miró con cara de "pícaro". Se puso de pié, y en plena terraza de su casa, con una vista espectacular del atardecer y del parque. Me dijo:
Mati- "Quieres verla?…" Y sin esperar mi respuesta se bajó el short dejándolo caer en sus pies, sobre el suelo. No le importaba que lo vieran, de hecho ya estaba bastante oscuro, y había una pared de un metro de alto que no permitía que nos viera nadie desde la calle.
Yo -"Jeje, acércate un poco que lo saludo". Le dije atrapado por una excitación espectacular, ver ese pene pálido en el cuerpo de un morochito de 12 años, que estuvo todo el día bajo el sol, me podía, era mi debilidad.
Matias se acercó hacia mí, que me había quedado sentado en el suelo, y tenía la altura justa para meterme ese manjar lampiño en la boca. Me metí todo su pene en mi boca, y jugaba con mi lengua, saboreándolo todo. Me encantaba que Mati me agarrara las orejas con sus manos, se ve que estaba aprendiendo rápido. Yo volví con mi "tecnica manoseadora", con mi mano izquierda le recorría sus nalgas, su raja, me gustaba tocarle la espalda, su barriga, sus piernas, esa piel hermosa que tenía. Y con la mano derecha lo pajeaba, le tocaba sus hermosos huevitos, su suave pubis lampiño. Recorrerle con mis manos el trayecto "ida y vuelta" entre sus huevitos y su ano, por debajo de sus hermosas y gruesas piernas, era la gloria!.
Cada tanto lo miraba a la cara para ver si le gustaba lo que hacía, veía que miraba cómo su pene entraba y salía de mi boca, en tanto a veces me agarrába de las orejas, y otras veces me acariciaba la nuca. Ese pene, que en esta oportunidad no tenía gusto a jabón, tenía gusto salado y con aroma a transpiración. Yo intentaba recordar en qué momento pudo transpirar, y recordé que, cuando salimos del agua fuimos al baño, y luego caminamos lo que quedaba de la tarde, y como hacía calor, eso fue lo que le generó ese aroma que estaba saboreando. No me daba asco, me excitaba, me excitaba su edad, su piel, todo en él. Le pedí a Matias que se quitara la camiseta, para poder apreciar mejor su cuerpo, lo hizo sin problemas, veía la luz azúl de la luna, iluminando su cuerpo brilloso, digno de un lampiño con 12 años recién cumplidos.
Sentí que le comenzaba a salir el líquido preseminal, pero como no quería quedarme sin la oportunidad de volver a disfrutar de sus nalgas, no quice hacerlo terminar en ese momento. Así comencé a subir con besos y lamidas por su pubis, pasando por su barriguita, su ombligo, llegé a sus hermosos pechos, tiernos, y llegué a su cuello. Cuando iba a besarlo en la boca, cerró sus labios, y con su cabeza hizo el gesto de "no". Eso, a diferencia de la primera vez en donde me dio ternura, en ese momento me enojé un poco porque ya creía que había un poco de "confianza". Pero decidí seguir, mientras le besaba el cuello, fui girando hasta colocarme a su espalda. Me quité rápidamente mi camiseta y mi short sin dejar de besarle los hombros, y comencé a bajar recorriendo toda su retaguardia hasta llegar a esas pompas maravillosas.
Mi cara estaba pegada a sus pompas, y mi boca y nariz recorrian toda su raja. Tentía un olor raro, era a transpiración o algo, a diferencia de la primera vez donde "lo comí" recién salido de bañarse, Con mis manos lo tocaba todo, por debajo de sus piernas pasaba mi mano derecha que le masturbaba su pene, y con mi mano izquierda recorría su pecho y me gustaba tocarle su pubis suaves, sin vellos.
Le pedí que se acostara boca abajo sobre el piso de la terraza, me dijo que no porque estaba muy sucio. Le pedí que se ponga de perrito, me dijo que no porque le iba a doler las rodillas. Lo convencí poniendo nuestras camisetas y shorts debajo de sus rodillas para que "acolchonaran" su peso.
Entonces, ahí lo tenía por segunda vez. Ese hermoso manjar, un morocho hermoso, de 12 años recién cumplidos, con un púbis y unas nalgas pálidas, que hacían honor a la frase "donde no le pega el sol". Una maravilla, me encontraba arrodillado detrás de él, viendo ese panorama, con mi pene que apuntaba a ese precioso ano rosado. No aguanté más, me posicione con mi pene apollado en su "entrada". Me escupí disimuladamente en la mano y le pasé mi saliva por el ano, y por mi pene. Lo agarré de su cintura y precioné fuerte, mi pene había entrado por completo en su personita. Él se encorvó para atrás, tirando su cabeza para atrás, mirando hacia las estrellas que se comenzaban a ver en la noche jóven de la ciudad. Hacía calor, pero a veces había una brisa que nos refrescaba.
Comencé el "bombeo", mi pene llegaba lo más profundo que podía, mis bolas depiladas (porque practicaba natación), estaban en contacto directo con sus pompas. Era hiper excitante el sonido del "splash" que se generada en cada bombeo. Mi pene en su ano, mis bolas en sus nalgas, mis piernas apoyaban a las suyas desde atrás. Yo le acariciaba los hombros, la espalda, él balbuceaba algunos sonidos como "Aghh, mmm, ahhh, etc". Cuando sentí que estaba por venirme, decidí parar un poco, le pedí que se acostara boca arriba, esta vez no se quejó.
Matias se acostó boca arriba, yo coloqué sus piernas en mi hombros. Y comencé a penetrar su hermoso asterisco en esa posición, me encantaba la sensación de su pene golpeando debajo de mi ombligo, y sus bolitas golpeando mi púbis… Era magistral, él transpiraba y miraba mi pecho. Seguía con su "ah, agh, mmm". Yo aprovechaba y le acariciaba la cara, su pecho suave. Sentía que estaba enamorado de él.
Sentí que me venía, esta vez le reminé dentro. Seguí bombeando hasta que mi pene le déje hasta la última gota de mi semen. Terminé, me sentía agotado, pero quería que él la pase tan bien como yo la pasé. Así que, me coloqué entre sus puernas abiertas, y mi cara a la altura de su precioso pene de unos 11 cm y medio, con una cabecita rosada y un prepúcio que le costaba bajar del todo. Con mi mano izquierda lo recorría todo, mis oídos escuchaban a los aviones pasando por encima nuestro, sentía la brisa fresca de la noche, refrescando nuestros cuerpos, escuchaba la música de la feria en el parque. Y Matias que hacía unos tímidos movimientos de cintura, como queriendo violarme la boca. Sus manos en mi nuca me calentaban mucho. Sentí cómo Mati se tensó todo, y me terminó lanzando su "licor" en mi boca. Me tragué todo, no me gustaba el sabor, pero me calentaba de quién había salido. En mi mente pensaba "mmmm, un manjar de doce añitos", jeje.
Los dos estábamos acostados uno al lado del otro, denudos y transpirados. Nos mirábamos y reíamos tontamente, como compartiendo el momento, en silencio. Me gustaba cuando él me miraba el pene. Escuchábamos el sonido ambiente, había mucho movimiento en la ciudad a las 8:30 de la noche. Sentimos que alguien llamaba desde la puerta, era la mamá que llamaba a Matias para darle la comida. A la madre le gustaba comprar comida hecha, y dejarla en la casa, luego se iba de nuevo a trabajar.
Con Mati nos vestimos rápido y bajamos a saludarla. La mamá nos miró con cara rara, yo me hice el disimulado y fui al baño. Escuché cuando la mamá le dijo a Mati que se iba a trabajar de nuevo. Yo me metí en la ducha para bañarme, cuando sentí que alguien abrió la puerta. Era Matías que me dijo que se quería bañar conmigo, lo que respondí con un "bueno…".
Me sorprendió cuando él me dijo "quiero pasarte el jabón", le dije que si, y luego dijo que yo se lo pase a él. La ducha estaba "candente", Mati prestaba especial atención a mi pene, y yo al suyo. Era mágico, era la primera vez que veía su hermosa sonrisa durante un momento sexual, siempre se lo veía nervioso, un poco dudoso. Pero ahora se lo veía disfrutando, se ve que le gustó el tema. Sus manos enjabonando, a la vez que masturbaban mi pene era el éxtasis mismo. Me animé a preguntarle si lo quería chupar, hizo un gesto como que le daba asco. Pero sin contestar, se puso de rodillas en la ducha, y me comenzó a lamer el pene bajo la lluvia de la regadera. Yo me apollaba contra la pared para no caerme mientras cerraba los ojos, tenía la esperanza de que se meta mi pene en su boca, pero no se animaba. Mi pene estaba que "palpitaba" por sus lamidas, y terminé lanzando sobre su cara y sus hombros dos chorros de semen. Él se rió y me dijo "¡cuánta lluvia!".
Luego del baño, comimos y nos sentamos a ver una película en el sofá, durante la película, Matias estaba sentado a mi lado, yo no quería dejar de tocarlo ni un segundo. Así que metí mi mano en su short, y le tocaba el pene. Él solo miraba la película, y hacía comentarios sobre la misma. Se lo veía relajado, cada tanto bajaba su mirada y miraba mi mano. Cuando la película estaba por terminar,se recostó sobre mi cuerpo, apoyando su cabeza en mi pierna derecha, y me dijo que tenía sueño. Eran cerca de las 22 hs.
Lo que pasó después es otra historia, dejen sus comentarios y díganme si les gustó. ¿Quieren que siga?.
Muy lindo. Me recordastes a mi. Cuando tenia diez años