El trio con el hetero colombiano
Un simple juego inocente por la ventana del departamento nos traería una buena sorpresa..
Como mencioné en el relato del adolescente vagabundo, yo y mi novio tenemos una relación abierta. Somos dos chicos jóvenes que en momentos de calentura buscamos algo entretenido que hacer. Yo soy bisexual activo, dotado de unos 19 cm, bien cabezona y gruesa, varonil y muy morboso. Mi novio es mi complemento: es un gay pasivo lampiño, pelo largo, femenino, de culo rico y durito.
Era de esas noches cálidas de verano. Yo estaba en la ducha dándome un baño de burbujas y el estaba fumando un cigarrillo en la ventana. Al ver a un grupo de jovencitos fumando marihuana, se fija en uno que le llamó la atención. Mi novio busco la mirada de aquel joven, y lo logro ya que cruzaron miradas. En eso mi novio empezó a ejecutar su plan. Como hacia mucho calor, se quitó el shorts y puso todo su rico culo en la ventana bajo la atenta mirada del jovencito. El tipo le hace un gesto cuidando que sus amigos no lo vean. Le indicaba que bajara.
Mi novio en ese momento va hacia el baño y me dice lo que acaba de pasar y me calenté. Le dije que se pusiera algo cómodo y pues que bajara en busca de ese joven que me describió como alto, guapo, tipo maleante y que le gustaba el culo exquisito de mi novio.
Mientras mi novio lo iba a buscar, yo terminaba de bañarme y siento la puerta. Escucho una voz extranjera y algo temerosa murmurando cosas con mi chico, Diego. Entraron al cuarto y cerraron la puerta. Yo me dispuse a secarme y terminar de arreglarme. Me puse la toalla en la cintura y entré al cuarto. Me encontré con una escena morbosa, mi novio ya estaba chupando esa verga internacional ya erecta mientras el muchachito estaba con un moledor preparando un cigarrillo de esos graciosos. Pase al lado de ellos y lo saludé. Me dijo que era colombiano, que tenía 19 años y ya sabía que haríamos porque Diego le había explicado cómo funcionaba el trío.
Se notaba nervioso, mi novio no dejaba de mamarle el pene y el ya estaba por terminar el pitillo. En eso me quito la toalla y dejó ver mi pene. Le dije que se pusiera de pie para que Diego nos diera una mamada a nosotros dos parados. La verga de el era muy gruesa, pero más corta que la mía, con una gran cabeza y huevos bien rasurados, y su culo bien parado y unas piernas muy de futbolista.
Mi novio mamaba un poco el pene del colombiano y luego cambiaba al mío. Estuvimos así un buen rato, disfrutando mirar cómo Diego se ahogaba tragándose nuestras vergas hasta el fondo de la garganta, con los ojos llorosos y haciendo arcadas. Luego le dije que se pusiera en cuatro (o la pose de perrito) para chuparle el culo, metiéndole lengua hasta adentro y mordiendo suavemente sus cachetes (al menos yo lo haría, pero el muchacho le había comentado a Diego que solo se dejaría mamar y lo penetraría. Mientras el chico disfrutaba de la chupada agarrando la cabeza de mi novio para que mamara más profundo ese grueso y gran pene.
Llegó la hora de la penetración. Nosotros follabamos como pareja a pelo (sin condón) y en ese momento no teníamos uno guardado. Mientras pensamos que hacer, estábamos con el colombiano punteando ambos el ano, uno y después el otro estrellando nuestros grandes en el agujero cerradito de mi novio, mientras el se dilataba con ayuda de poppers y la entrada y salida de las cabezas de los dos grandes penes. Diego se masturbaba y gemia de placer por la situación. Entonces ya viendo que estaba dilatado, era la hora de entrar con todo.
Me agregue más lubricante en todo el tronco y cabeza del pene, y el chico me imitaba echándose igualmente en su verga dura. Tome de la cintura a Diego y se lo metí completo ante la mirada de asombro del invitado, que se pajiaba mientras yo le daba duro al culo de mi novio. Mientras follaba pensaba como hacerlo por lo del condón, así que le pregunté:
– No tenemos condón, no sé si te molesta hacerlo así? – le pregunté en voz baja.
– La verdad nunca hecho esto, pero bueno ya estamos acá no – me respondió el parcero.
Entonces le dejé todo el culo ya algo abierto a mi invitado, que toma de las caderas a mi chico y comienza un mete y saca brutal, ya que se notaba que el jovencito colombiano disfrutaba de aquel glorioso culo a pelo. Me dejó el lugar, sacando su pene el ano mirándose si salía con algo, por si se había ensuciado.
– Tranquilo, que Diego siempre es bien cuidadoso con la limpieza y tiene todo impecable así que no te preocupes – le dije mientras me echaba más lubricante para follar a mi novio nuevamente.
Luego le tocó a él, y no aguantando me dice que se iba a correr. Le dije que echará su semen en el culo afuera, pero no alcanzó del todo y mientras gemía de placer tirando sus potentes chorros de semen (los primeros adentro de mi novio), Diego apretaba el ano porque igualmente había acabado. Luego utilice el semen de mi invitado como lubricante y se lo metí hasta que acabe adentro. Nos limpiamos un poco con papel y mi novio acostado en la cama exhausto. Le dije al chico que fuéramos al baño a lavarnos mejor, ya que estábamos con los penes pegajosos por el semen.
– Échate ese jabón íntimo, te dejará limpio y no arde – le indico mientras se refregaba su verga con el jabón – te gustó lo que hicimos?
– Si, estuvo rico – dijo el jovencito algo avergonzado.
– Lo habías hecho antes así? Con un chico o un trio? – le pregunté por curiosidad.
– Nunca había tenido sexo con un hombre, menos un trío – me responde con voz cansada.
– Entonces eres hetero? – le pregunté.
– Si papi, tengo novia y una hija – me dice resignado.
– Y por qué entonces quisiste venir con nosotros? – pregunte algo sorprendido.
– Es que me gustó el culo de tu novio en la ventana y la verdad en casa mi novia no me deja por atrás (sexo anal) así que estaba morboso con la idea hace rato y se dio ahora, aunque pensé que Diego era trans.
– Si suelen confundirse algunos chicos, pero esto quedará entre nosotros así que no tengas pena – cerré dándole una palmada en la espalda.
Después de un tiempo lo intentamos ubicar por su Whatsapp que le dio a mi novio, pero al parecer contestó la novia de él y preferimos bloquearlo para no generarle problemas. Al poco tiempo nos lo topamos en una tienda y lo saludamos, mirando con ganas de repetir esa morbosa experiencia que lo hizo penetrar a un hombre por primera vez, pero con la vergüenza de no atreverse a decirlo por la presencia de sus amigos. Ojalá algún día se anime a probar por segunda vez.
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