EL VALENCIANO Y EL LINDO MARACUCHITO 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Pasados unos días de mi encuentro con el maracuchito, tiempo en el que nos comunicamos fluidamente por sms, él manifestó que deseaba volver, yo no sabía si quería que eso pasara, ya que me había gustado todo más de lo pensado, tanto que no veía igual a mi novia (aclaro que ella es algo odiosa, y el maracuchito se había mostrado muy complaciente).
Dos semanas después de nuestro primer encuentro llamó diciendo que estaba de paso en mi ciudad y que quería verme, yo inventé una excusa para no hacerlo, aunque lo deseaba. Luego me escribía cada vez menos, hasta que un día me dijo que iba a pasar una semana con unos familiares cerca de Valencia, que si quería lo llamara – – – durante dos días pensé y pensé, hasta que una tarde cuando iba al trabajo me detuve en el centro y lo llamé, justamente él estaba por la zona, y sin muchas esperanzas le dije que nos viéramos en el sitio anterior – – – sabía que diría que no, pues últimamente me había comportado como un déspota, pero para mi sorpresa descubrí que la comunidad gay es menos intensa que la femenina, y que el maracuchito no estaba molesto, así que no debía pasar horas contentandolo, y sin miramientos me dijo que en 20 min. estaría ahí, llamé al trabajo y me quedé esperando al chamo.
Cuando llegó yo estaba cerca de la puerta del hotel, venía con un jeen muy ajustado, y una franela negra, con su cara de buena gente (debo admitir que aunque se veía muy bien vestido, desnudo se veía mucho mejor) lo saludé con un estrechón de manos y entramos al hotel, pagué la habitación y fuimos – – – al verlo sentarse en la cama reflexioné sobre lo irreal de tener a este chamito de 19 años a mi disposición tan fácil. Nuevamente conversamos un rato, otra vez me inundó con sus múltiples problemas familiares, y yo escuchándolo como un hermano mayor (aunque pensaba tirarmelo). Luego tomé yo la iniciativa y comencé a desnudarlo sin dejar de escucharlo, le quite la franela y pude verlo: blanco, lampiño, y delgado definido – – – lo levante entre caricias, y comencé a tocarlo todo: el pecho, su pene aún dentro del pantalón, y sus nalgas, donde me estacioné un rato, ya que son suaves y redonditas – – – poco a poco aumenté la intensidad de mis caricias y comencé a besarlo intensamente (reconozco que esta vez me gustó mucho más) el maracuchito sí que sabía mover la lengua – – – luego le quité el pantalón y acto seguido el boxer – – – tomé distancia para contemplar ese rico cuerpo: pecho de chamito, abdomen definido, piernas atléticas, pene erecto, y nalgas redondas y llamativas, todo eso en un recipiente pequeño de 1.60 favorecido por la tierra del sol amada hehehehe. Él al verme contemplándolo dijo que le daba pena, que parara, así que me acerqué y continué besandolo mientras le metía mano como loco. Era embriagante tenerlo ahí todo desnudo, mientras yo seguía vestido, da una sensación bien morbosa.
Al cabo de un rato me desnudé, y él me preguntó que qué deseaba, así que le dije que hiciera lo que mejor sabía hacer "mamar" él se agachó obediente y comenzó con su rica mamada – – – uffff que rico lo hace – – – durante media hora me lo mamó sentado, acostado, de rodillas, utilicé su boca a mi antojo. Luego lo tomé y lo acosté boca abajo y comencé a besar su espalda, fascinado por el valle que se hace entre su espalda y sus nalgas, luego apreté sus nalgas y metí mi cara entre ellas saboreando su rico culito, me lo comí un rato para después darle suavemente con mis dedos, al principio uno, luego dos, al final tres – – – aclaro, a todas estas no dejé de sobar sus nalgas, me encantaron. luego le pedí que me lo mamara otra vez, sólo para lubricarlo, y se lo metí suavemente en su culito, muy fácil por lo estimulado que estaba, fui lentamente ya que quería disfrutarlo – – – me paré, me senté al borde de la cama y lo senté sobre mi pene, ahí ensartado comenzó a moverse como loco, lo que demostró que era todo un veterano, yo tomé su pene y comencé a masturbarlo, acabó muy rapido y yo seguí 5 min. hasta que sin controlarme acabé todo dentro de él – – – – – – internamente estaba extasiado y mi cuerpo me delataba, aunque más adentro sentía preocupación por lo mucho que me gustaba el sexo con el maracuchito.
Me puse un boxer, y cuando él intentó vestirse le dije que había perdido la tarde del trabajo sólo para estar con él, así que nos iríamos en la noche, dijo que bien pero deseaba vestirse, nuevamente con voz más autoritaria lo impedí, y él hizo caso, me embriagaba el poder que tenía sobre el chamito. Eran sólo las tres, pensaba estar con él hasta las cinco, conversamos un rato, y cuando me sentí excitado otra vez lo silencié con mi mano, lo arrojé suavemente en la cama y me acosté sobre él besandolo y restregando mi pene sobre el suyo, luego fui trepando hacia arriba sin perder el contacto con su cuerpo, hasta que mi pene estaba a la altura de su cara, levanté levemente su cabeza metí una almohada y comenzó a mamar como bien sabía hacerlo, cuando ya estaba cómodo me sujeté del copete de la cama y comencé a penetrar su boca de manera riquísima, hasta acabar nuevamente en esa rica boquita, al parecer lo tragó todo, pues al bajar hasta él no había ni rastro de mi semen. me monté sobre él para descansar y noté que su pene seguía erecto, así que ahora bajé yo, y se lo mamé hasta sentir que iba a acabar siendo escupido en mi pecho y hombro. Subí nuevamente sobre él lo besé y quedamos así abrazados un buen rato – – – – ojo no perdí oportunidad de apretar sus ricas nalgas, de las cuales me confieso adicto.
Ya casi eran las cinco, el maracuchito se fue a duchar y so me senté sólo a contemplarlo, quería cogerlo otra vez, pero en el baño ya lo había hecho, así que entré y sólo me bañé con él tocándolo de vez en cuando, el creía que iba a penetrarlo en la ducha como la vez anterior, pero me aguanté. Salimos en silencio y comenzamos a vestirnos, pero la ducha me había dejado caliente otra vez, él me veía y hablaba de cualquier cosa mientras se vestía, yo sólo pensaba en sus nalgas – – – vestidos los dos procedíamos a salir de la habitación, hasta que antes de abrir la puerta lo sujeté por detrás y comencé a besarle el cuello, él me preguntó si no tenía que irme, y agregó que era tarde para él, ignoré todo eso le abrí el pantalón y lo bajé con todo y boxer hasta sus rodillas, saqué mi pene y lo penetré pegándolo contra la puerta, mis manos entraban bajo su franela, tocaban su pene alternando con sus nalgas, y mi boca no se cansó de lamer su cuello y nuca, hasta que acabé otra vez en su culito – – – me recuperé y yo mismo le subí el pantalón. Ahí si nos fuimos, le di para un taxi y me marché asombrado de haberlo hecho tres veces con esa intensidad. Al llegar a casa me recibió mi novia y su madre, y mientras las escuchaba hablar sólo pensaba en el maracuchito.
Es un relato 100% real, espero sus criticas y comentarios – – – – – – – especialmente de los valencianos.
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