El vecinito de enfrente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por technicbl.
Estaba en mi casa, cuando picaron a la puerta. Yo ya sabía quién era, pues hacía unos meses que venía Dani, el hijo de la vecina, a ayudarme arreglar el jardín a cambio de dinero. El niño tenía diez años, los ojos de color café, el pelo corto y oscuro y la piel la tenía blanquita, era perfecto. Caminé hasta la puerta y abrí, era él, ese día llevaba una sudadera azul, unos pantalones chándal negros (un tanto pequeños) y unas deportivas grises y desgastadas. Le alargue una mano para saludarle, mientras que con la otra saludaba a su madre. Lo hice pasar y nos pusimos a arreglar el jardín.
Una vez que acabamos de arreglar el jardín, le invité a tomar un refresco antes de irse a su casa. Lo había hecho ya unas cuantas veces y él aceptó. Estaba tan cómodo con él, que no quería que se fuese así que le pregunté:
?Hoy has trabajado mucho y se te ve cansado? le dije yo? ¿Quieres que te de un masaje?
?Me gustaría?respondió él? Pero mamá me ha dicho que no me deje tocar por desconocidos.
? ¿Acaso soy un desconocido?–le dije?Si quieres que te de un masaje, puedes ir a mi habitación y estirarte en la cama que estarás más cómodo.
El niño se lo pensó bien y se dirigió a mi cuarto, todo estaba saliendo como yo quería, ahora había que ver hasta dónde quería llegar el pequeño. Dani se tumbó boca abajo en la cama y yo comencé a un masajearle lentamente la espalda. Hacía movimientos circulares con las manos, arriba y debajo de su espalda, pasando ligeramente las manos por encima de su culito para empezar a calentarlo. Era maravilloso tocar y acariciar esa pequeña espalda y, más aún, tocar y acariciar su redondo culito. La sudadera que llevaba puesta dificultaba un poco el masaje y, aprovechando que Dani estaba cada vez más caliente, se la empecé a subir lentamente, disfrutando del momento. Esto incómodo un poco al niño, pero enseguida se animó, y se la quitó por sí mismo, dejando expuesta su espalda blanquita. En este punto deje de masajearle, y me puse a acariciarle y besarle toda la espalda.
El pequeño no podía más y, se dio la vuelta quedando de cara a mí. Se le notaba el deseo en su carita de ángel y en su paquete abultado. Me agaché un poco y le di un beso en sus labios, Dani se resistió un momento, pero enseguida me devolvió el beso de una manera un poco torpe. Lentamente, fui bajando hacia su ombligo repartiendo besos y lametones por todo su cuerpo, el niño no podía más, lo escuchaba suspirar constantemente y notaba sus pequeñas manos empujando mi cabeza hacia su pequeño pene. Aún lleva el pantalón puesto, así que, levante la cabeza y comencé a bajarle el pantaloncito. El pequeño me miraba con cara de desconcierto, pero en cuanto coloque una de mis manos en sus piernas mientras que con la otra le acariciaba por encima la entrepierna, él cerró los ojos y comenzó acariciarse él mismo.
Comencé otra vez con los besos y las caricias en su carita y fui bajando lentamente, ahora sí, hacia su entrepierna, el niño se tocaba su penecito y con una mano le aparte sus manitas mientras que con la otra le bajaba el calzoncillo lo suficiente como para que sobresaliese su pene y su testículos. Mientras le besaba el pecho, lo empecé a masturbar lentamente. Dani gemía de placer y, rápidamente, intercambie mi mano por mi boca para chuparle su pequeño pene, noté que el niño estaba a punto de tener un orgasmo, así que comencé a chuparle más rápido su penecito, mientras le acariciaba sus huevecitos.
Al cabo de un rato de estar lamiéndole la entrepierna, el pequeño me agarró la cabeza y comenzó a apretarme con fuerza contra su pollita. Yo tampoco podía más y, en cuanto noté que el pene de Dani se volvió flácido en mi boca, me corrí dentro de mis pantalones. Saboreándo su penecito, me lo saque de mi boca, el niño estaba agotado y me miraba con una sonrisa.
? Esto será nuestro secreto? le dije.
El pequeño asintió y, con gran delicadeza, le ayudé a vestirse y dándole un beso en la boca como despedida, lo dejé irse para su casa.
Muchas gracias por haber leído mi relato. Ante todo quiero destacar que este relato es totalmente ficticio y aunque no me importaría que pasara, no he tenido esa suerte. Si queréis que continué con este relato, decídmelo en los comentarios. Hasta otra 🙂
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