El vecino
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Solo iba a quedarme unas semanas, por lo que lleve equipaje ligero… error, mi hermano no tenía lavadora, pues el siempre llevaba su ropa sucia a la lavandería, ese día era martes, y fue a dejar la ropa a la lavandería, la cual -era la más cercana- estaba a unos 5 kilómetros, en el centro de la ciudad, él vive un poco más afuera.
Ese día solo me quede en bóxer, andando por toda la casa. Solo había 5 vecinos cercanos, era una colonia algo apartada, y eran casas grandes, con patios por delante y detrás.
Yo salí al patio de atrás a prender el boiler -calentador de agua- para poder bañarme en la noche, fue ahí cuando lo vi, un chico de unos 14 o 15, pelo rubio, un rubio oscuro, casi ceniza, y, para la edad que estimaba, buena estatura. Él llevaba una playera blanca de mangas bastante cortas y un short hasta las rodillas de mezclilla, de solo ver sus pantorrillas desnudas me excitaba, parecía libre de vellos y muy suave. Nos quedamos mirando mutuamente unos segundos y me aparte para prender el boiler, en cuanto lo hice volví a entrar a la casa sin nada más,
Durante unos minutos pensé en el chico y en la manera que me miraba, no pude más, me acosté en el sofá de la sala y me dí una buena masturbada pensando en él, después de venirme me relaje un momento y fui a limpiar el semen al baño.
Salí después varias veces con cualquier excusa solo para verlo, después de unos vistasos cambio su short de mezclilla hasta las rodillas por un corto short a medio muslo, me tenía exitadísimo, pero no quería que se notara, pues solo tenía un bóxer tapando lo que podía tapar de mi cuerpo.
Entre a la casa y no volví a salir. Ya llevaba una hora que mi hermano no llegaba de la lavandería, y me permití pensar que estaba atorado en el tráfico.
Un "ding, dong" llamo a la puerta trasera y salí a ver, no era nadie más que el chico vecino, me llegaba por abajo del cuello y levanto la cabeza para mirarme a los ojos.
– Disculpe, pero se me fue una pelota a su techo, ¿podría traérmela?
– Oh, tranquilo, pasa.
Era ahí o nunca, el subió a la azotea, el modelo de las casas era igual, así que creo que por eso no se perdió, bajo un largo rato después, sin nada en las manos.
– ¿No estaba?
Me acerque a él, sentía cómo si le estuviera debiendo algo, y eso me incomodaba.
– No, sí esta.
– ¿Entonces…?
En ese momento el chico se puso sobre las puntas de sus pies y acerco sus labios a los míos, dándome un beso tierno que no duró más de dos segundos. El chico ya iba a correr cuando lo detuve agarrándolo por el brazo.
– ¿A dónde vas?
– Disculpe, me voy.
Antes de que volviera a hacer esfuerzo para largarse lo agarre de ambas brazos y sujete su cuerpo contra el mio, uniendo nuestras bocas en un beso mucho más largo que el anterior. Me excitaba, estaba a mil y no podía contener mi deseo de penetrar al chiquillo, entonces baje mis manos por su espalda y a sus nalguitas redondas y grandes, después baje sus muslos, suaves como imagine, pero ya estaba bastante inclinado, y no quería incomodarlo, así que me senté en el sofá y lo puse sobre mí, dándonos muchos más apasionantes besos, no podía mas, tenia que meter mi pene por alguno de sus orificios. Exploré su boca con mi lengua, y el puso sus manos sobre mis hombros solo para agarrarme por la mandíbula, el chico estaba tan excitado como yo, no lo dude.
Saque mi pene del bóxer y puse al chico a mamarlo por un buen rato, me fascinaba su lengua jugueteando con mi pene, mojándolo débilmente y metiéndolo entero por su boca hasta su garganta, estaba en el paraíso.
Deje que explorara mi cuerpo con sus manos y lengua, dejándome chupar los brazos, los abdominales, las piernas, los bíceps y las axilas. Estaba seguro que estaba disfrutando de tener a un chico cómo yo frente a el, pensando que era todo para el y que lo dejaría disfrutar por horas.
No llevaba ni diez minutos explorandome cuando lo tome de la espalda y lo puse sobre cuatro patas en el sofá, abrí sus redondas nalguitas y vi su rosadito y prematuro agujero, estaba suave y hermoso.
Lamí su agujerito llenándolo de mi saliva completamente, y en cuanto supe que era suficiente, metí la cabeza de mi pene lentamente mientras el chico gemía de dolor, seguro era de sus primeras veces, y quería que lo disfrutara al máximo, no podía herirlo, así que fui lo más lento posible. En dos minutos ya tenía mis 19 centímetros dentro de ese pobre chico, el no dejaba de gemir como toda una perra.
– Ya cállate, perrita.
– Ahhhh!
Deje a mi pene ahí unos segundos, sentir lo apretado que estaba su agujerito me hacia sentir un gran placer y no podía dejarlo ir, pero entonces saque mi pene lentamente, pero en cuanto vi al chico relajarse lo inserte de nuevo brutalmente y sin aviso. Él gimió nuevamente, y mas fuerte, como toda una puta.
Comencé el mete y saca algo flojo y débil, pero conforme se iba adaptando a mi pene comencé a hacerlo más rápido y duro,…
– Si, si, ahh, ahhhh!!!!!
– Cállate, putita.
Le tape la boca con la mano, estaba en cuatro patas y yo cabalgándolo sobre el sofá, así que agarre su cabeza como soporte para darle aun más rápido
– MM,,,, mmm,,,, mmm… ahhmmm!!!
El gritaba como sí fuera una tortura, pero ambos sabíamos que estábamos gozando a lo mejor. Después de como unos veinte minutos de mete y saca, y con él ya gimiendo de placer en vez de dolor, estaba por llegar al éxtasis.
– Ahh, ahh, me veengo, me veeengooo….!
Y salio toda la lechita de mi pene en su desvirginado culito de puta.
– Ah, ah, ah, ah….
En cuanto termine saque mi pene de su culito y me fui a mi habitación, sin la menor preocupación.
Cuando mi hermano llego, el chico ya se había ido de la casa, y yo ya me estaba bañando.
Dos semanas después, cuando ya me iba a ir, supe que ese chico no tenía 14 o 15… tenía 12 añitos.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!