El vecino de papá II
Una noche para gozar.
Los vi cruzar el patio desde el costado de la casa, habíamos acordado vernos cuando anocheciendo y ahí estaban. María vestida con un solerito corto y Victor de short y musculosa, íban de la mano como cualquier papá con su niña.
Si no los hubiese visto por la tarde yo también compraría esa imagen inocente pero no.
Victor se acerco a mi, yo seguía sentado en la reposeras bajo la galería, me guiñó un ojo mientras miraba mi pecho desnudo.
María dale un beso a Fer que nos invito a su casa- la niña se acerco despacio y poso sus labios en mi mejilla, luego fue a sentarse en las piernas de su padre.
Les ofrecí unas bebidas, que aceptaron y mientras fuimos charlando para romper el hielo. Estaba expectante porque no sabía hasta dónde llegar con ellos dos hasta que Víctor comenzó a levantar el vestido de María y pude ver que estaba sin su calzoncito. Fue abriendo sus piernas lo que hizo que las de María también se abrieran y con uno de sus dedos empezó a recorrer la conchita de su hija.
Te vi hace unas semanas, aquí mismo, con tus hijos…y eso me hizo perder el miedo que tenía de disfrutar de ella- me dijo Víctor sonriendo- Mi bebé me calentaba desde hacía rato pero nunca tenía la oportunidad más que darle algunas caricias.
Yo veía hipnotizado como uno de sus dedos se perdía en la vagina de María y como la niña suspiraba.
Ese día saliste de la casa con Luka alzado y pude ver como lo tenías ensartado con tu verga antes que te sentaras. Los diez minutos que siguieron fueron de los mejores de mi vida, ver como gozaban los dos me hizo acabar como nunca y preparé todo para cuando mi ex trajera a María.- a esta altura los dedos en el coñito eran dos que entraban y salían lubricando todo.
Con Luka empezamos a jugar hace un año- empecé a contarle- esto de la pandemia y el no poder salir nos fue llevando. Un día me pilló viendo una peli, otro mientras me masturbaba y después empezó a preguntar como era, que se sentía- los dedos eran tres y María ponía los ojos en blanco de la gozada que se estaba dando- Cuando me dijo que quería jugar conmigo a eso pensé que estaba mal pero insistió tanto que le dije que íbamos a probar una sola vez.
Una sola vez nunca es suficiente- dijo Víctor mientras bajaba sus shorts y dejaba ver la verga que tanto me había gustado por la tarde. La mía ardía de ganas de salir, mientras me arrodillada frente a ellos la dejé libre.
-Puedo?- pregunté mientras lo miraba. Él, sonriendo solo asintió.
Los labios tan tiernos estaban mojados por la fricción y despedían un olor dulce, acerqué la punta de mi lengua al pequeño clitorís y María gimió suavecito. Víctor terminó de sacarle el vestido y empezó a masajear los pequeños pezones que asomaban. Mi lengua seguía jugando, ahora un poco más adentro de ella, dilatando un poco más.
Él la alzó para darla vuelta y me pido que agarré su verga, latía en mis manos y sin pensarlo la metí a mi boca. Tan dulce como la concha de su hija, sentía mi propia verga a punto de explotar por lo que traté de calmarme. Le dí una última lamida y la puse derecha para que María fuera ensartandose despacio.
Los testículos chocaron con sus nalguitas que parecían pompones y empezó a cabalgar muy lento, su anito rosado quedó frente a mi así que empecé a lamerlo despacio. Cuando Víctor la levantaba casi hasta sacársela aprovechaba para pasar mi lengua por esa verga, la primera de un hombre que probaba, el jugo de María se mezclaba con los de su padre y era un afrodisíaco para mí.
Pasaron los minutos mientras los tres gozabamos hasta que Victor decidió darla vuelta otra vez. Me pidió acercar la mesa que estaba frente a nosotros pero le dije que arriba estaríamos más cómodos.
Quieres hacer los honores- me dijo mientras me pasaba a María. Poniéndome de pie la abracé mientras con la otra mano fui acomodando mi verga para que ella se afirmará. Hice uso de todo mi control para no acabar ahí mismo, no era lo mismo que con Luka…este huequito tan tierno, tan dulce era mío para gozarlo por un rato así que iba a disfrutarlo.
Fuimos subiendo las escaleras mientras Víctor se ocupa de cerrar la casa. Antes de entrar en la habitación me afirmé contra la pared, la levanté y luego la dejé caer sobre mi verga mientras levantaba mis caderas con fuerza, María largo un gemido mientras sentía mi pene caliente entrar hasta su útero.
Llegamos a la cama, la acosté despacio mientras me salía para ver como de abierta estaba su vagina. A pesar de hacer pocas semanas sus músculos se habían acostumbrado a las cogidas de su padre y ya no sentía dolor.
Mientras la miraba, con sus piernas abiertas y su vaginita brillante sentí los labios de Victor en mi cuello. Sus manos bajaban por mi espalda hasta mis nalgas y se movían hasta mis tetillas.
-Desde que te vi me gustaste Fernando- me dijo al oído- el único tipo que he mirado con otra intención. Te miraba tomar sol y quería cruzar para hablarte de esto pero no me animaba.
Me puse de costado para mirarlo a la cara y delante de su hija le comí la boca mientras agarraba con fuerza su verga.
-Nunca lo pensé Victor hasta hoy que te vi con ella- sus dedos buscaban mi entrada mientras lo seguía masajeando- vamos a hacerlo juntos.
Acomodé a María en el centro de la cama y me arrodille sobre ella, empecé de nuevo mi juego dándole pequeños lenguetazos a su conchita caliente mientras uno de mis dedos se perdía en su anito. Cuando estuvo lista me puse sobre el borde de la cama, como sabía acomodar a Luka, y fui penetrando despacio en ese huequito soñado. Victor se puso atrás mío y comenzó a acariciarme todo.
Ahora podía entender los gemidos de Theo y la desesperación de Luka, sentir como sus dedos y su lengua me lamian y penetraban preparando el camino era un placer sin fin.
Nos movíamos al compás, él empujaba dentro mío y con su impulso hacía que mi verga entrara más y más fuerte en la conchita de María. La niña solo gemía y su carita se volvía cada vez más sonrosada, sus pequeños pezones lucían erguidos gracias a mis chupadas y pequeños besos marcaban su piel.
Víctor se retiro de mi ano y un sonido de descorche sonó en la habitación, me estremecí pero seguí bombeando dentro de su hija.
Sentí como su verga se abría camino dentro mío, un pequeño dolor que se mezclaba con placer, mientras con su mano apretaba mis caderas.
Me había dilatado tan bien como lo hacía yo con mis hijos y su gruesa verga ocupaba ya casi todo mi recto. María seguía frente a mí con sus piernas abiertas así que baje mi cabeza y empecé a lamer su dulce cuevita, los fluidos mezclados con un poco de mi semen inundaban su vagina.
Victor empujaba más y más adentro mío mientras sentía como la cabeza de su verga rozaba mi próstata. María se puso de rodillas y gateando busco mi verga que chorreaba baba y se la metió toda dentro de su boca.
Mi lengua lamia su conchita y dos de mis dedos entraban y salían de su rosado anito. Me agaché un poco más y sacando los dedos la penetre con mi lengua. Victor aprovecho para bombear más fuerte dentro mío.
Mi cuerpo ardía de desesperación por el deseo de acabar pero María apretaba mis testículos mientras me seguía mamando.
Victor tiro mis caderas así atrás profundizando su penetracion y sus manos se clavaron en mis hombros asegurando que su verga se clavara hasta el fondo. Maria empezo a gemir mientras mi lengua y mis dedos la cogian por sus dos orificios.
En el momento en que senti los chorros de leche en mi intestino la boca de María se lleno con mi propio semen. Victor fue saliendo muy lento de mi agujero sodomizado, sentir esa verga hacia que quisiera más de ese placer por lo que al dejarse caer sobre la cama me ubiqué entre sus piernas y la empecé a lamer hasta dejarla muy limpia.
María se sentó a horcajadas sobre el pecho de Victor para que la lamiera, la lengua de su papá sobre su clitoris la hizo explotar en un orgasmo mientras yo con mis dedos penetraba su conchita.
Nos acomodamos en la cama, Maria en el medio de los dos disfrutando nuestras caricias.
Yo solo pensaba en lo que íbamos a gozar cuando mis hijos se nos unieran.
Sigue contando amigo
Ufff siiiii, sigue contando ….. nada mejor que está historia de incesto perverso y dos hombres cogiendo delante de una nena