El viejo exhibicionista IV.
Lo que no se me iba de la cabeza, era la larga polla del viejo exhibicionista, cada vez que veía un plátano, me acordaba del viejo exhibicionista y de su larga y curvada polla, recordaba lo mucho que me gustaba, el gustito que me daba cuando me la metía por el culo y como me hacía gimotear..
Hacía algo más de una semana que había ido a la casa del viejo exhibicionista a dejarme follar por él, y no solo aquel sábado fui follado por el viejo exhibicionista que se llamaba Mauricio, aquel sábado, me habían follado tanto el exhibicionista como su amigo Pepe. Me habían dejado el culito bien abierto los cabrones, sobre todo la polla de su amigo, pues tenía una polla bastante gorda, todavía recordaba el dolor que sentí cuando me la metió por el culo al poco de llegar a casa del viejo, luego ya mi culito abierto como el canal de la Mancha y dilatado y bien lubricado, ya no sentía dolor, lo que notaba era que mis caderas y culito se ensanchaban más, vamos que me sentía como un pavo relleno, con aquella gorda polla introducida por mi culo.
Lo que no se me iba de la cabeza, era la larga polla del viejo exhibicionista, cada vez que veía un plátano, me acordaba del viejo exhibicionista y de su larga y curvada polla, recordaba lo mucho que me gustaba, el gustito que me daba cuando me la metía por el culo y como me hacía gimotear. Recordaba aquello y cada día que pasaba las ganas de volver a dejarme coger por el viejo exhibicionista, iban en aumento, hasta que no pude aguantar más y volví a la casa del viejo exhibicionista.
Era un sábado por la mañana, iba a ir a la plaza de la estación de ferrocarril, pero al salir de casa, en lugar de ir directo a la plaza, lo que hice fue pasar por donde vivía el viejo exhibicionista, andaba muy caliente, la polla del viejo exhibicionista no se me iba de la cabeza, el culito me palpitaba, tenía ganas de que me lo abrieran y me lo follaran bien follado. Mi cuerpo necesitaba que lo acariciaran, que me metieran mano y luego me abrieran de piernas y me dieran una buena follada, así fue como inconscientemente en lugar de ir directo para la plaza de la estación de ferrocarril, terminé yendo por el parque a ver si por casualidad veía al viejo en la ventana. Todavía me daba mucha vergüenza el que algún amigo pudiera verme llamando al timbre del viejo exhibicionista, mejor era que me viera desde la ventana, así ya me abriría más rápido la puerta del portal y podría acceder sin que algún amigo me viera entrar.
Eso era en lo que iba pensando cuando ya estuve a la altura del edificio donde vivía el viejo exhibicionista. Pude ver que en la ventana no se veía a nadie, era todavía muy temprano, era posible que incluso el viejo exhibicionista aún no se levantara, no sabía a que hora lo hacía, así que algo desilusionado, pensaba en si dar una vuelta y volver algo más tarde, todavía no eran las 11 de la mañana, así que desilusionado como me encontraba, me puse a cruzar de acera, justo cuando al dar la vuelta a la esquina del edificio donde vivía el viejo, lo veo venir por la acera. Venía de comprar el pan, lo llevaba junto al periódico del día, el viejo exhibicionista había bajado a comprar el pan y la prensa. Al igual que yo lo vi a él, él también me vio a mí, vio como empezaba a cruzar la calle hacia la acera por donde venía él.
Nada más verme, su cara esbozó una sonrisa, supo muy bien que, si yo andaba por allí, era para ver si lo veía. El cabrón no se equivocaba, me había calado a la primera. Sabía muy bien que a mí me daba mucha vergüenza el que algún amigo pudiera verme, así que disimuladamente me hizo una ligera seña con la cabeza, el cabrón sabía muy bien que yo iba a seguirlo, sabía que, si andaba por allí, era porque debía andar muy caliente, que iba buscándolo a él, y por supuesto no iba a perder la ocasión, si el mariconcito andaba necesitado de verga, él me la daría, me llevaría a su casa y allí me follaría sin ninguna contemplación. Ya sabía que mi culito tragaba bien, el mariconcito tenía un culito pequeño, estrechito y respingón, pero aguantaba bien la verga, él cabroncete era muy caliente. Así que, sin perder tiempo, mientras iba sacando las llaves del portal, de reojo, miraba muy disimuladamente a ver si yo lo seguía. Por supuesto que yo nada más verlo y ver la seña con la que me saludaba, ya entendí a la primera, así que, sin apurarme, dejé que fuese él delante y abriera la puerta del portal, así podría entrar rápidamente sin que nadie me viera.
Nada más llegar a la puerta del edificio donde vivía el viejo, ya la vi abierta, el viejo exhibicionista la estaba aguantando para que yo pasara. Entré como alma que lleva el diablo, estaba muy nervioso, el estomago se me encogía y las piernas me temblaban, era por la emoción que sentía en esos momentos, sabía muy bien que el viejo exhibicionista me iba a follar, me iba a dar por el culo y hacer chillar de gusto, vamos que me estaba entregando a él para que me diera por el culo, necesitaba verga y la polla del viejo exhibicionista no me salía de la cabeza.
Nada más entrar yo en el portal, el viejo exhibicionista cerró rápidamente la puerta, veía lo colorado y estresado que yo estaba, pero ya me tenía en sus manos, ya el mariconcito había entrado en el portal donde nadie podía verlos.
Al momento ya llevó su mano a mi culito, apretando y magreando los cachetes a la vez que me decía:
¡Ay que bueno me estás, como me gusta tu estrechito culito!
¿Tenías ganas de verme, verdad putita?
¿Tu culito quiere verga, ¿verdad? Me decía a la vez que me metía mano sin que yo dijera nada, era incapaz. Claro que quería verga, el culito me palpitaba y ardía, moría de ganas porque me metiera la polla por el culo y me follara bien follado.
Al ver el viejo que yo no le contestaba nada, pero sabiendo que lo que me había dicho era lo cierto, mientras me seguía magreando el culito, me apuró para que empezara a subir las escaleras.
Anda maricón, sube que te voy a dar por el culo hasta que chilles de placer, ya verás como te saco ese picazón que sientes en el culito, vamos a casa que te voy a preñar y hacer mi mujercita.
Sin esperar a que me lo repitiera, empecé a subir las escaleras, todavía iba nervioso y muerto de vergüenza, ver como me iba metiendo mano y escuchar aquellas cosas que me decía, me daban vergüenza y ponían muy colorado. Pero ahora ya estaba, ya iba subiendo las escaleras como las putas que llevan a su macho para que las folle, así era como me sentía, iba con mi semental para que me follara, me iba a entregar a aquel macho igual que hacían las putas. Así era como iba pensando en aquellos momentos, solo que yo iba gratis, iba porque me gustaba, me gustaba mucho aquella larga y curvada polla que tenía el viejo exhibicionista.
Así que llegamos a la segunda planta, sin demorar nada, el viejo exhibicionista abrió la puerta de la vivienda, sacó la llave de la cerradura a la vez que me hacía pasar. Ya estaba, ya me tenía en su casa de nuevo, el mariconcito había ido de nuevo a entregársele, el viciosillo tenía ganas de verga, le gustaba que le dieran por el culo y lo follaran bien follado, menuda joyita que se había encontrado, Dios como le gustaba el mariconcito aquel, que culito estrechito y bonito tenía el condenado. Se lo iba a follar bien follado y hacer que chillara de gusto, le iba a reventar aquel culito que tanto le gustaba.
Nada más entrar, ya me llevó hacia la sala donde ya me había follado, donde se exhibía por la ventana. Así era como me había dado caza a mí aquel día que me vio sentado en el banco, y donde me iba a volver a follar, me iba a poner en pelotas y luego me iba a dar por el culo allí apoyado a la ventana. Le gustaba exhibirse, le ponía muy cachondo el que alguien pudiera verlo, y ver lo nervioso que me ponía a mí, aún le gustaba más. Notaba mi nerviosismo y la vergüenza que me daba, pero aún así no le decía nada, echaba mi culito hacia atrás y dejaba que me diera por el culo allí mirando por la ventana con el riesgo de ser visto por alguno de mis amigos.
Así que me tuvo en la sala, dejando el pan y periódico sobre la mesa, ya me abrazó a él a la vez que me iba diciendo de todo.
¡Ay maricón que ganas tenía de volverte a ver! Tienes un culito que me vuelve loco, me decía abrazándome a él a la vez que me iba metiendo mano.
Dame la boquita me decía mordiéndome el labio mientras me seguía metiendo mano. Dios, el cabrón era como un depredador cazando a su presa, no dejaba de meter mano y besarme los labios y Dios cuando me metió la lengua en la boca, tenía una lengua bien larga, aquella lengua me llegaba casi a la garganta, pero me gustaba, me gustaba como me comía la boca, como me tocaba por todo el cuerpo.
Mientras yo me dejaba hacer por el viejo exhibicionista, cachondo y salido como andaba, empecé a buscar con mis manos aquella larga y curvada polla que tanto me gustaba y que tanto deseaba. Dios como me estremecí de gusto al notar el tremendo bulto que ya se le notaba al viejo exhibicionista, el cabrón ya estaba empalmado, seguro que nada más verme en la calle, al cabrón se le puso dura.
Así que notó mi mano palpando su ya hinchada y dura verga, sabiendo lo que yo quería y deseaba, dejando que yo siguiera palpándole la polla, me separó un poco a la vez que empezaba a desabotonarme la camisa, sabía muy bien que yo andaba muy caliente y él no iba a hacerme esperar, también tenía ganas de meterme la polla por el culo y empotrarme bien empotrado.
¿Te gusta, ¿verdad? Te gusta la pollita maricón. Tienes ganas de polla ¿verdad que sí? Me decía sin dejar de desabotonarme la camisa que llevaba puesta, viendo como yo nervioso le palpaba la polla y empezaba a bajarle la cremallera para sacarle aquella polla que tanto deseaba.
Así así, anda sácala, ya verás como me tienes, me decía mientras me iba despelotando.
Ya me había sacado la camisa y ahora pasaba sus manos por mis tetillas a la vez que con sus dedos pellizcaba mis ya duros e hinchados pezoncitos, a la vez que con su lengua lamía mis labios susurrándome, ¿andas caliente verdad mi putita? ¿Me echabas de menos, ¿verdad? Me iba susurrando cuando noto como sus manos empezaban a aflojarme la correa del pantalón.
Anda, desabróchame el pantalón y sácame la polla ya verás como la tengo, me seguía susurrando cuando ya él me había aflojado la correa y ahora empezaba a desabotonarme el pantalón Levi’s que llevaba puesto. Ya me empezaba a bajar el pantalón y yo todavía no había sido capaz de aflojarle la correa, estaba muy nervioso y muy pero que muy caliente.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí a la vez que todo mi cuerpo se estremecía al sentir sus manos acariciándome la polla y huevos.
Bufff, maricón como me andas, andas bien salido, me decía acariciándome la polla y huevos mientras yo nervioso seguía tratando de aflojarle la correa del pantalón.
Viendo lo nervioso y excitado que yo estaba, al ver que no era capaz de aflojarle la correa, llevó sus manos y en un plis plas, ya se aflojó la correa y al momento ya desabrochó su pantalón, dejando que yo nervioso como estaba se lo empezase a bajar, junto al calzoncillo.
¡Dios! Así que le bajé el calzoncillo y liberé aquella larga y curvada polla que se gastaba el viejo exhibicionista, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, Dios, verle aquella enrojecida e hinchada cabeza de su polla, me había hecho estremecer, la boca se me hacía agua, nervioso y caliente como estaba, llevé mis manos a ella, empezando a acariciarla y al momento ya no pude resistirme más, medio despelotado como me tenía, sin que me dijese nada, me agaché abriendo la boca para empezarle a chupar aquella polla que tanto me gustaba y que tan caliente me ponía nada más de pensar en ella.
¡Ay maricón que gusto! ¡Ay maricón que boquita tienes! Suspiraba el viejo exhibicionista, apoyando sus manos en mi cabeza a la vez que impulsaba su pelvis para que tragase más su polla. Dios maricón que boquita tienes, joder que salido me andas, que ganas de polla me tienes. Anda chúpala toda, trágatela toda que luego te la voy a meter por el culo, te voy a quitar esa calentura y ese picazón que tienes, te voy a preñar y dejar mis hijos en esa barriguita tan sexi que tienes, ya verás como te voy a hacer chillar de gusto, me decía a la vez que impulsaba su pelvis y sus manos con sus dedos enredados en mi pelo, empujaban a la vez que sujetaba mi cabeza para que su verga me llegase a lo más profundo de mi boca.
Yo nervioso y caliente como estaba, chupaba aquella polla que me tenía traumatizado, abriendo la boca todo lo que podía. Dios como me gustaba aquella polla, mientras chupaba todo lo que podía, con mis manos le acariciaba los huevos, quería devorar aquella verga, quería sentirla entrándome por el culo y que me hiciese chillar de gusto.
Así maricón así, chúpala bien que luego te la voy a meter toda por el culo, chúpala que es toda para ti, me animaba el viejo exhibicionista viendo lo nervioso y caliente que yo andaba. El muy cabrón me llamaba y decía de todo, veía lo vicioso y maricón que yo era, el cabrón sabía muy bien que me tenía completamente en sus manos, sabía que yo estaba enamorado de aquella verga, el cabrón sabía que me tenía hipnotizado de su polla desde el día que me vio sentado en el banco viendo como se masturbaba delante mía.
Ya llevaba un buen rato chupándole la polla, cuando sujetándome por las asilas, me hizo levantar. Anda, vamos a quitarnos la ropa que quiero darte por el culo, hoy no quiero correrme en tu boca, eso lo dejamos para otra vez, otro día que te quedes a dormir, dejo que me la chupes hasta que me corra en tu boca y luego te la meto por el culo, pero hoy no, hoy seguro que tienes que marcharte a comer a casa, ¿verdad que sí? Me preguntaba a la vez que me levantaba sacándome su verga de la boca.
Yo caliente como estaba, no le contesté, miraba para él a la vez que me relamía los labios, sabía que tenía razón, tenía que ir a comer a casa, y ardía en deseos de sentir aquella polla entrando por mi estrechito culito, quería que me diera por el culo y me preñara con su leche, quería sentirme preñado.
Viendo como el viejo exhibicionista se empezaba a quitar toda la ropa, yo empecé a hacer lo mismo, quería que me follase y me hiciese suyo. Así que me saqué los zapatos y me terminé de sacar el pantalón junto al slip, nada más quedarme desnudo como Dios me trajo al mundo, mirando como el viejo exhibicionista se despelotaba, nervioso y caliente como estaba, miraba para aquella larga y curvada polla que me iban a meter por el culo, a la vez que con una mano rascaba el muslo de mi pierna. Dios que nervioso y excitado que estaba, las piernas me temblaban viendo al viejo exhibicionista desnudándose para darme por el culo.
Así que terminó de quitarse toda la ropa, quedándose completamente desnudo al igual que estaba yo, vino a por mí, me abrazó a él quedando mi espalda y culito pegados a él y teniéndome así abrazado a él, me llevó hacía la ventana.
Dios, al ver como me llevaba hacia la ventana teniéndome completamente desnudo abrazado a él, empecé a temblar como si fuera un flan. Me encogía pegándome más a él, tenía miedo de que algún amigo pudiera verme. El viejo exhibicionista al ver mi nerviosismo, ver cómo temblaba, me empezó a susurrar al oído a la vez que me mordisqueaba la oreja:
Tranquilo, no te pongas nervioso, ya verás como nadie te va a ver, tu solo relájate y mira para la calle, mira como pasa la gente por la acera, no te pongas nervioso mi linda putita, ya verás que excitante es que te estén dando por el culo mientras ves pasar a la gente por la acera, me decía apoyando mis manos sobre el borde de la ventana.
Así, así, abre bien las piernas y saca un poquito el culito para fuera. Hice como me decía y así que me incliné un poco sacando el culito como me pedía, mientras me tenía abrazado a él, seguía hablándome y diciendo cosas que la verdad no le prestaba mucha atención, estaba muy nervioso por si alguien me veía y reconocía.
Así, así mi putita, para un poquito más el culito y abre un poco más las piernas me decía cuando noto su mano pasar por la abertura de mis cachetes notando como palpaba con sus dedos la entrada de mi culito, como presionaba, como escupía en su mano volviéndola a pasar por mi caliente culito.
Así maricón así, relájate y afloja un poco el culito me decía cuando noto como sus dedos me empiezan a abrir el agujero.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gimo a la vez que me estremezco notando como sus dedos me van entrando por el culo, haciendo que mi esfínter se abra y vaya dilatando.
Así así, deja que te abra el agujerito y te dilate y lubrique un poquito la entrada, ya verás como no te va a doler nada, ya verás que gusto te va a dar cuando te meta la polla por el culo, me decía mientras sus dedos me iban dilatando y lubricando la entrada de mi culito, preparándome para darme por el culo allí apoyado a la ventana como si estuviera mirando por ella. Dios que nervios tenía, veía pasar a la gente por la calle mientras el cabrón del viejo exhibicionista me iba preparando para darme por el culo.
Noté como sacaba sus dedos de mi ya abierto culito, ya me tenía el esfínter dilatado y algo lubricado, cuando noto como apoya su polla en la entrada de mi agujerito, como se pega más a mí, como me sujeta por las caderas y de repente siento su polla entrándome por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillo notando como su polla me va entrando por el culo, Dios que gusto, que tremendo gusto me acababa de dar, me la había metido hasta la mismísima empuñadura, me la había clavado hasta los huevos.
Ya maricón ya, ya la tienes dentro, ya te la he metido toda, Dios, maricón, te la has tragado hasta los huevos, tremendo culito que tienes, joder como traga el cabrón, y que calentito y estrechito lo tienes, joder como aprieta, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba el viejo exhibicionista a la vez que impulsaba su pelvis tratando de que su larga y curvada polla me llegase a lo más profundo de mis entrañas, quería tenerme bien ensartado en su polla, quería que me llegase a lo más profundo de mi ser. En aquellos momentos era completamente suyo. Ya era su hembrita y ahora me iba a fornicar hasta hacerme perder el sentido.
Así maricón así, así te quería tener, mira la gente como pasa por la calle, que vean como te doy por el culo, que vean lo maricón y puta que eres, que vean como te folló y como te hago gemir de gusto. Así maricón así, me gritaba mientras me sujetaba fuertemente por las caderas, sacando y metiendo su polla por mi caliente y cada vez más abierto culito.
¡Ohhh que gusto! ¡Ohhh que gusto! ¡Ohhh maricón que culito! ¡Ohhh que culito más rico tienes cabrón!
Yo nervioso como estaba, echaba mi culito para atrás todo lo que podía tratando de agacharme para que no pudieran verme por la ventana, gimoteando por el gusto que aquel pedazo de cabrón me estaba dando mientras me daba por el culo apareándose conmigo.
¡Ohhh! ¡ooo! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba en un lloriqueo constante mientras escuchaba como el viejo exhibicionista me daba por el culo diciéndome de todo, teniéndome allí completamente desnudo frente a la ventana exhibiéndome para que otros pudieran ver cómo me estaba dando por el culo, que vieran como estaba fornicando a aquel vicioso y caliente mariconcito.
Plof, plof plof plof plof, plof plof plof plof, se escuchaba junto a mis lloriqueos y los gruñidos que pegaba el viejo exhibicionista dándome por el culo.
Así maricón así, dame el culito y deja que te folle, deja que vean como te doy por el culo, que vean lo maricón y vicioso que eres. Así así, pega más el culito a mí, ¡Dios maricón que gusto! ¡Ay que gusto! ¡Ay que gusto! Gritaba una y otra vez el viejo exhibicionista, mientras se apareaba conmigo allí apoyado contra la ventana.
Yo estaba que me derretía de gusto, cada vez abría más las piernas y echaba más para atrás mi culito, notando como aquella larga y curvada polla me entraba y salía por mi cada vez más abierto culito, notando un tremendo placer cada vez que la polla del viejo exhibicionista llegaba a lo más profundo de mis entrañas, como sus huevos chocaban con la entrada de mi culito y como mi pobre polla no dejaba de bambolearse con las enculadas que me daba. Ya podía notar como mi polla no dejaba de gotear pequeñas gotas de semen, notaba mi polla toda pringada, así como mi culito cada vez más abierto y resbaloso, cuando de repente escucho como grita el viejo exhibicionista que se corre.
Ya me viene, ya me viene, ya maricón ya, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba el viejo exhibicionista empezando a correrse dentro de mi caliente y abierto culito. Dios de verdad que el cabrón era un semental de primera, era todo un lechero porque el cabrón no paraba de soltar trallazos de semen, de su polla no dejaba de salir a borbotones chorros de leche, leche con la que me estaba dejando bien pero que bien preñado.
Así que terminó de correrse dentro de mi culito, mientras me giraba la cabeza con una de sus manos para que le diera la boquita, sin sacarme la polla del culo, mientras me besaba metiéndome la lengua en la boca, con la otra mano acariciaba mi polla empezando a meneármela.
Así mi putita, así, anda suelta la lechita, me susurraba mientras besaba y metía su lengua en mi boca.
No tardé nada en empezar a eyacular, ya estaba apuntito de llegar al orgasmo cuando mi pobre polla empezó a soltar trallazos de semen a la vez que me estremecía sin poder gritar nada, el cabrón me tenía metida la lengua en la boca, solo me podía estremecer del tremendo gusto que me estaba dando aquel cabrón. Ya todo me daba igual, las piernas me temblaban que apenas me daba aguantado de pie, menos mal que él viejo exhibicionista me tenía abrazado a él, si no, estoy seguro de que habría acabado en el suelo.
Así que mi polla dejó de escupir semen, notando como su polla se iba escurriendo de mi sodomizado culito y como el seguía comiéndome la boca manteniéndome abrazado a él, poco a poco fue separándome de la ventana y así abrazado a él, me fue llevando hasta el baño donde nos limpiamos y luego de limpiar el viejo mi corrida que había derramado frente a la ventana donde me acababa de dar por el culo, nos vestimos y luego de tenerme un buen rato hablando con él a la vez que no dejaba de meter mano y besarme, me dejó marchar, ya pasaban de las 12 del mediodía, así que iría hasta la plaza de la estación y luego me iría para casa a comer. Estaba todavía muy caliente y bastante sofocado, cosa que varios amigos me lo hicieron saber, pero de ahí no pasó, ay si supieran que me acababan de dar por el culo, que todavía llevaba en mis entrañas el semen del viejo exhibicionista, a saber, que cosas me dirían y que cosas me harían. Así que pasó cerca d una hora de haber salido de la casa del viejo exhibicionista donde me habían dado por el culo, notando como el slip se me iba mojando de la corrida que llevaba en mis entrañas, me fui para casa, tenía que ducharme y cambiarme, pero estoy seguro de que, si cuando me iba para casa, me vuelve a llamar el viejo exhibicionista, hubiera vuelto con él para que me volviera a dar por el culo, todavía estaba muy caliente y todavía quería más polla. Pero eso no pasó, pero si tengo que contaros que fijaros lo maricón y caliente que andaba, que cuando me fui para casa, volví a pasar por enfrente al edificio donde vivía el viejo exhibicionista y donde hacía algo más de una hora, me acababa de dar por el culo. Iba con la idea de a ver si me veía y me quería volver a follar, cosa que no pasó, pero que yo sí iba con la intención de volverme a dejar darme por el culo nuevamente.
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