El villerito 2: saliendo de la villa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por juanitocaminador.
Si leyeron mi primer relato ya saben quién soy, nací y me crié en la villa, y en la villa, cuando tenía 11 años, engañado pero consentido, me rompiero el orto.
Fue una cagada, pero me gustó.
Desde los 9 que varios pibes mirándome golosos el culo me preguntaban "te dejas?" y yo no me animaba.
Después de eso, comencé a pensar que ya podia darme el gusto y decirles "si".
Pero claro, después de lo que le había hecho mi hermano al que me desvirgó con engaños, mi culo en la villa era considerado intocable.
Entonces yo tenía mi culito en oferta pero no tenía un solo cliente!
Pasaron como tres meses hasta que al fin el Elías, siempre el Eli, se animó y encarándome, me dijo:
-Claudio, no te enojes, si no querés no importa, pero cada día estoy más loco con tu culito, yo me dejo antes si querés, pero me muero por cogerte, te dejás?
Fuimos al zanjón del fondo, me quité el pantalón y el slip y me acosté entre los yuyos.
Apenas mis nalgas quedaron a la vista escuché el primer "ahhhh" de Elías.
Se arrodilló entre mis piernas y comenzó a besarme desesperadamente los cachetes, me los acariciaba, los mordía despacito, los lamía, me los estrujaba con sus manos ásperas, a mi me gustaba.
Me abrió las cachas, y cuando creí que me iba clavar la pija, sentí en cambio la humedad tibia de su lengua, mmmm, mi primer chupada de culo, que ricoooo! La lengua de Elías subia y bajaba por mi rajita, su punta entraba en mi hoyito y me llenaba de saliva y de placer.
Yo estaba en el cielo.
Cuando retiró su lengua, miré hacia atrás.
Estaba desabrochándose el cinturón y me miraba el culo con ojos desorbitados, sus pantalones fueron al piso y apareció durísima su pijita de pibe de 12 años y sus huevitos de juguete.
Después de los 18 cm que me desvirgaron y de lo ensopado que me había dejado la mamada, mi culito estaba más que dilatado.
La pija de Eli se fue hasta el fondo con el primer empujón, apenas un poco de ardor.
Elías se recostó sobre mi espalda.
Comenzó a besarme, a acariciarme, cada entrada de su pija a mi culito me llenaba de sensaciones que me electrizaban toda la cadera, cada salida me producía un vacío que rogaba por ser llenado.
Yo comparaba esta delicada belleza con que mi amigo me estaba cogiendo con la sordidez de mi primer cogida sobre un colchón mugriento y con el aliento asqueroso del tío del Bocha que bufaba a mis espaldas.
Elías sin dejar de entrar y salir de mi culito, salió de su mutismo.
-Gracias Claudio por dejar que te coja, sos demasiado lindo-
-No soy lindo, estas loco por mi culo nada más
-No Clau, siempre me gustaste, en serio
-Qué, querés ser mi novio?
-No se Clau, pero no quiero que esto se acabe cuando me salte la leche.
Me quedé en silencio, cerré los ojos y dejé que todo mi ser se fundiera con el de Elias.
Sentí el calor de su cuerpo abrigando el mío, su respiración suave y con aroma a chicle sobre mi cuello, sus labios tibios, la sensación hermosa que me comunicaba su pija, la paz que le daba a mi corazón esa entrega de mi cuerpo a mi amigo.
Se iba la villa, se iba la mugre y la desesperanza, sólo Eli y yo, y el mundo todo para nosotros dos.
Novio?, no entendía muy bien, pero estar con Eli me estaba gustando.
Elías aumentó el ritmo, comenzó a jadear, y entre jadeos me dijo:
-Clau, me dejás que te acabe adentro?- Me extrañó, había que dar permiso para eso?
-Por qué me lo preguntás?
-No se, por ahí a tu hermano no le gusta y me corta las bolas con pija y todo.
– Sonreí, Elías estaba cagado en la patas que le pasara lo mismo que al tío del Bocha.
-Mi hermano, si me dejo de onda no dice nada.
Me cuida que no me violen, nada más.
-Ahhh, me quedo tranquilo.
-Pero si acabás me enojo!
-Bubu.
, bueno no acabo, querés que te la saque?
-Nooo, por eso no quiero que acabes, para que no me la saques nunca, tonto!
-Jajaa, me hiciste asustar boludo!
Elías aceleró con toda la animalidad de un pibe de 12 años, entraba y salía furioso de mi culito, me hizo arrodillar con la cabeza en tierra y aceleró aún más, mi culito sentía su calor cada vez más y cada va y viene me hacía feliz.
Estaba entendiendo por que los más grandes, cuando contaban de alguien que se lo habían cogido, decían "lo hicieron feliz", la pija me hacía feliz, me hacía sentir feliz, me llenaba de felicidad.
Pero la felicidad no es eterna, con un gemido largo el Elías me llenó el culito de leche.
De nuevo no la sentí adentro, pero disfruté de ese engrosamiento que me abría más el orto y aumentaba mi felicidad.
Elías se quedó apoyado sobre mi espalda jadeando y repitiendo "gracias Claudito, gracias Claudito".
De a poco su pija se fue durmiendo hasta que dejó mi culito en soledad.
Se incorporó, lo miré por sobre el cuello, estaba mirándose la verga y sonriendo.
Enseguida se quitó las zapatillas, y la ropa de abajo.
-Correte, dale haceme lugar.
–
Se acostó a mi lado boca abajo.
Su culito de chico peruano era trigueño oscuro, lampiño, chiquito pero carnudo, me pareció hermosísimo.
-Dale, cogeme vos ahora, es tu turno.
Me quedé pensando.
A pesar de mis 11 años, mis hormonas aún no se habían despertado, no tenía la voz más gruesa ni pelos en las piernas y lo más importante, todavía "no me saltaba la leche", las pocas veces que me había pajeado por curiosidad, por más fuerte que le daba y por más dura que estuviera, no acababa.
Mis huevos estaban de adorno, esperando aún el despertar de la testosterona que los pusiera a laburar.
Se la podía poner un rato, pero me daba un poco de miedo, además, la culiada me había dejado tan relajado y tan feliz que no quería preocuparme por ponerla.
-Esta vez no, Eli, mañana.
-, dije, por decir cualquier día
-Mañana?, siiiiii, mañana y todos los días.
Si querés, claro!
Me recosté contra la pared del zanjon , el pasto en las nalgas se sentía raro.
Eli se sentí a mi lado.
Nos mirábamos las pijitas, que dormidas eran un manicito infame, yo jugaba con la de él, y él con la mia.
De mi culito comenzó a chorrear la leche tibia de Eli
-Te gustó Claudio?
-Si, mucho, pero no se lo cuentes a nadie que van a pensar que soy puto.
A vos?
-Me encantó Clau, no sabés todas las pajas que me hice pensando en vos.
Me gustás Clau
-terminala con esa!, mi culo te gusta!
-Vos sabés que tenés el mejor culo de la villa, pero no es eso solo Clau, cuando estamos juntos, jugando a la pelota, o charlando me hacés sentir bien.
Yo también me sentía bien con Elías, pero no quería decírselo, me daba vergüenza.
– Entonces mañana?- me preguntó.
-Bueno, a la mañana en mi casilla, a las 9 te espero.
Nos sacudimos la tierra y el pasto de las nalgas, nos vestimos, espiamos que no hubiera nadie cerca y salimos del zanjon.
Cada uno a su casa como si nada hubiera pasado.
Mi vieja se iba a laburar a las 5 de la mañana.
A las 7 como siempre, me despertó mi hermano para ir juntos a la escuela.
-No Roly, hoy tengo prueba y no estudié, me quedo.
– Me miró con sorna, pero no dijo nada, el tono de mi voz, la expresión de mi cara, me delataban.
El día había amanecido frío y ventoso y el chiflete se colaba por todos los agujeros de la casilla.
No me vestí, me quedé en slips y me acosté en la cama de dos plazas de mi vieja que era más abrigada, me tapé hasta la cabeza.
A las 9 en punto sonó la chapa que hacía de puerta.
Tiritando fui a abrirle a Eli y me metí de raje de nuevo en la cama.
Elías, parado como un boludo al borde de la cama, preguntó:
-Tu hermano?
-Se fue a la escuela, vuelve a las 2-
-Tu vieja?
-Hasta las 9 de la noche no vuelve
Se desvistió de raje tiritando y en slip se metió entre las sábanas.
Nos abrazamos, el chico estaba helado, antes que se juntaran nuestras bocas en el primer beso, nuestras manos fueron directo a buscar las pijas debajo de los slips, nos manoseamos, nos pajemos, sopesamos nuestros huevitos.
Su mano buscó mi culo y comenzó a sobármelo.
Volaron los slips.
Quise probar, me di vuelta y me puse la pija de Elías en la boca.
Él hizo lo mismo.
Su pija creció en mi boca, la mia en la de él, el sabor era rico, podía metérmela hasta el fondo, no era como el pobre Luchín que tenía arcadas cuando intentaba tragarse toda la de mi hermano.
Del agujerito comenzó a salir un líquido saladito, me encantó su sabor y comencé a sorberle fuerte el glande para sacarle más, como si estuviera tomando un mate con bombilla de carne.
-Pará, pará que te voy a acabar en la boca.
– Dejé de chupársela y él me clavó la punta de la lengua en el ojetito.
Como la primera vez, me encantó.
Al ratito por primera vez, con vergüenza porque era de puto, le rogué a Elías "Eli, haceme feliz, metémela por favor".
Me puso boca abajo, me la metió de una y se apoyó sobre mi espalda.
Las sábanas estaban frescas, su cuerpo tibio, me sentí su mujer, sus besos me parecieron miel, me dejé ir, me liberé, comencé a menear las nalgas, a pujar hacia arriba, a decirle cochinadas, torpemente copiaba las cosas que veía y oía a escondidas cuando mi hermano se cogía al Luchi.
Elías no aguantó, gimiendo se vació en mi.
Me la sacó aun agitado y comenzó a besarme, primero el cuello, después la columna, luego los oyitos que tengo arriba del culo, y luego las nalgas, centímetro por centímetro, me las abrió y tomó con la lengua su propia leche que ya me escurría, se arrimó a mi boca, me besó y sentí al fin el sabor de su semen en mi boca.
Nos abrazamos fuerte y nos quedamos en silencio.
-Sos mi novio, Claudio?
-Querés que lo sea?
-Por favor, quiero ser tu novio Clau
-Soy tu novio, Eli.
-Entonces me tenés que coger, así me marcás para vos.
– Mi pija estaba paradísima.
-Todavía no me salta, Eli
-No importa cogeme un rato.
De nuevo su culito oscuro se me ofreció, esta vez Eli abrió sus nalgas para dejar a la vista su asterisquito rosado.
-Escupímelo un poco.
–
No sabía cómo, así que me escupí la yema de los dedos y se la pasé por la raja abierta.
Me incliné, le apoyé mi pijita y se la clavé.
Le entró re-fácil, el hacía rato que también "se dejaba", mi pubis casi lampiño se apoyó en su colita carnuda y oscura y comencé a moverme, pero me dolía.
-Esperá-, me dijo.
Se levantó y se fue a urgar en el aparador de la cocina.
Encontró la botella de aceite para freir, se mojó los dedos y se los metió en el culo, veía su mano esforzarse por detrás y sus dedos perderse entre sus nalgas, se limpió los dedos con un repasador y volvió a la cama.
Mi pija se deslizó suavemente y suavemente le hice el primer mete y saca de mi vida.
Elías, con los ojitos achinados apenas cerrados, me decía "así Clau, así, soy tuyo para siempre Clau".
Lo cogí hasta que se me cansó la cadera.
Nos abrazamos, ahora que éramos novios teníamos que fijar reglas.
Después de haber aguantado las ganas por dos años, ahora que me empezaba a dejar, no quería ser de un solo macho.
Se lo dije honestamente.
-Bueno, pero si somos novios algo nos tenemos que prometer, a ver.
-, Elías se quedó pensando.
-Ya se, si vos te dejás por otros, entonce yo también me dejo por otros, los dos igual, pero vos me vas a coger solamente a mi y yo te voy a coger solamente a vos.
Me pareció justo.
Claro, el se cogía al mejor culo de la villa, y eso no era del todo justo, pero la verdad, luego de haber visto unos cuanto ojetes, creo que si el mío era el mejor, el de Elías se quedaba con el segundo puesto.
Esa mañana me cogió otra vez, me llenó de leche otra vez y yo otra vez se la puse un rato.
Unos meses después, el primer polvo que salió de mis huevos fue a anidar al culito de mi Elías y emparejamos nuestras cogidas, pero por el momento, su culito quedaba seco.
Se fue a las 12 y media, un rato antes que llegara Roly.
Cuando mi hermano entró arrugó la nariz.
-Qué olor a garcha!
Le conté todo y le pedí que por favor no le hiciera nada a Elías, que lo hice de onda y que me gustaba.
De lo del noviazgo no le dije nada.
-Puta, che!, nos viene de sangre!
-Por?
-Vos no te acordás porque eras muy pendejo, pero un día yo me sentía mal en la escuela y llamaron a la vieja para que me viniera a buscar.
Cuando llegamos a la casilla encontramos al viejo en la cama cogiendo con un vecino que le estaba rompiendo el culo mientras el viejo gemía y pedía más.
Encima era el vecino que siempre me acariciaba la cabeza y me regalaba caramelos y que a la vieja no le gustaba nada.
Ahí mami cargó las cuatro cosas y nos mudamos de villa.
Y mirá, de viejo puto, dos hijos que se dejan.
-Vos te dejás?????-, preguntá asombrado.
-Antes me dejaba bastante, pero desde que empezamos con Luchi ya no cojo con nadie más.
-Pero a Luchi te lo cogés, él nunca te coge, uy!, bueno, un par de veces los vi.
– Mi hermano se rió
-Ya sabemos que nos espiás webón! A Luchi solamente se le pone dura cuando se la meto, y me fui acostumbrando.
Cuando tengo muchas ganas, compramos un pepino, se lo meto en el culo para que se le pare y me la mete un rato.
-Un pepino????
-Si, que querés?, un consolador sale caro.
Y despues nos comemos la ensalada, jajaaa.
Mi hermano me fue enseñando y con Elías fui practicando, cogíamos casi todos los días, en mi casa, en la de él, en el cole, hasta en la capilla!
Fuimos creciendo.
Cuando yo andaba por los 14, mi hermano se fue a vivir a Córdoba, había conseguido laburo en una escuela de boxeo.
A los tres meses Luchi también se fue a Córdoba, creo que siguen viviendo juntos.
Abandoné la secundaria, sin mi hermano que me rompiera las bolas prefería quedarme en la cama y esperar a Elías.
Mi vieja, como siempre, puteó un poco y después no hizo nada, estaba muy ocupada tratando de que sobreviviéramos.
En la villa, salvo mi vieja y la de Elías, todos sabían que éramos novios, estábamos todo el día juntos, en la esquina, en los boliches, en la cancha.
Ya nos nos dejábamos por nadie, sólo me dejaba por Eli, y él por mi.
A veces cuando nos veían pasar juntos, escuchábamos desde atrás "hijo de puta, qué culo que te estás cogiendo, no seas guacho, compartí".
A medida que crecía, mi culo estaba cada vez mejor.
Elías estaba orgulloso, el que se cogía el mejor culo de la villa tenia que ser un re-macho.
Lo que no sabían era que mi pija crecía más que la de él, ahora tengo 21 cm, y la de él se quedó en 15, entonces el re-macho tenía el culo mucho más roto que su noviecito culón.
Cuando andábamos por los 17, Elías consiguió un laburo en negro para limpiar oficinas.
A las pocas semanas consiguió que me hicieran entrar a mi también.
Arrancábamos a las 6 de la tarde hasta las 2 de la mañana.
No solamente en la villa se cogía.
Aprendimos que antes de entrar a limpiar la oficina del Director había que escuchar a través de la puerta, si se escuchaban gemidos era porque el dire se estaba cogiendo a la gerenta de finanzas.
Descubrimos que el jefe de depósito se culiaba entre las estanterías al pibe que hacía de cadete.
Nosotros mismos, cuando ya estábamos seguros que no había quedado nadie, nos poníamos a culiar en la mesa del directorio, me ponía completamente en bolas, me acostaba patitas para arriba sobre el vidrio frio que cubría la inmensa mesa de caoba y Elías entre mis piernas me rompía el culo entre gemidos hasta hacer calentar el vidrio.
Hicimos cuentas, trabajando los dos alcanzaba para pagar una pieza en una pensión mugrienta por Constitución y sobraba un poco de guita para comer y viajar.
Cuando la alquilamos el conserje nos dijo que todas las piezas tenían cama matrimonial, que nos avisaba por si era un problema.
Nos miramos con Eli, sonreímos.
-No no es problema, nos arreglamos.
– El conserje nos caló en el acto, cuando subíamos la escalera con nuestras ínfimas pertenencias, me di vuelta y ví que que el tipo había clavado los ojos en mi culo.
(Continuará)
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