El villerito 3: la calle
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por juanitocaminador.
Viniendo de la villa, vivir en la pieza de un hotel de mala muerte era para nosotros como vivir en un palacio: piso de baldosas, ventana a la calle, baño compartido pero con agua caliente, era la gloria! Pero nada se comparaba a amanecer desnudo abrazado a mi novio, poder disfrutar de sus caricias en mis nalgas y coger a toda hora sin preocuparnos que nos vieran.
Nos mudamos un sábado.
Ese fin de semana no salimos de la cama, cogimos en todas las posiciones posibles, mi culito debía rebalsar de leche, el de Elias, con mis 21 cm, estaba literalmente destrozado, nuestros huevos secos, las pijas nos dolían, pero estábamos más que felices.
El lunes me desperté a las 11 de la mañana, a mi lado Elías dormido respiraba suavemente, miré su culito moreno.
Mi peruanito me parecía cada vez más lindo.
Comencé a acariciarle las nalguitas, hurgué su agujerito, wow, seguía reblandito.
Le abrí las cachas, al verle el culo tan abierto, me sentí orgulloso de mi pija, tenía el mejor culo de la villa y una pija de temer, qué más podía pedir?, me excité, lo ensalivé un poco y se la fui metiendo despacito.
Eli se despertó, me miró, me tiró un beso y se acomodó un poco.
Me apoyé sobre él y se lo dije por primera vez: "te amo putito".
Eli sonrió y me respondió con un beso largo y suave.
Estuve media hora entrando y saliendo de su culito, por momentos Eli gemía, por momentos su esfinter se estrechaba y aumentaba su tibieza.
Cuando acabé y Eli se dio vuelta, vi un gran charco de semen en la cama.
Fue su primer orgasmo sin tocarse, de los muchos que vinieron después.
Nuestra vida cambió.
Vivir fuera de la villa era increíble, volver a nuestro cuarto cómodo y tibio, entrar y ya sentir la mano de mi novio sobándome el orto, coger cada noche y cada mañana como si se acabara el mundo, soltarnos al fin! En la pensión ya todos sabían que éramos putos y que éramos novios y nos trataban bien!, nadie se preocupaba, a nadie le importaba.
Y claro, si nuestros vecinos eran trabas, prostitutas y gente que trabajaba en la calle, qué les podía importar? Delante del concerje le decía a Eli "amor, compramos unas empanadas?", delante de la mucama Eli me decía "dale putita, apurate que se hace tarde".
Pero la villa no te deja fácil, la villa te persigue.
Eli iba a veces a visitar a la madre, una vez no lo quise acompañar y el pelotudo volvió re fumado, con los ojos rojos y el olor a porro impregnado en su ropa, en su piel, hasta en su pija! Su vicio fue creciendo, probó el paco, probó la blanca, adelgazó, me dejó de coger, sólo dormía en bolas a mi lado.
Cuando yo me quejaba que ya no teníamos cama, él se ponía boca abajo y me decía, ahí lo tenés, cogeme si querés.
A veces lo cogía, en silencio, para sacarme la leche, pero mi culo necesitaba pija, el conserje me lo miraba, los trabas, las putas, todos me decían "mm, te envidio el orto nene", pero mi culo seguía muerto de hambre, no quería traicionar a Eli, lo quería.
Me fabriqué un consolador llenando un paquete de garrapiñadas con sellador de silicona, a la noche, mientras él roncaba, yo me sentaba a su lado y con las piernas flexionadas, me metía el consolador.
Una vez se despertó, me miró con sorna, me dijo "qué puto que sos" y se volvió a quedar dormido.
Le rogué mil veces que dejara la frula, pero estaba perdido.
Empezó a faltar al laburo, ya casi no me daba guita para pagar la pieza.
Una noche llegué como siempre a eso de las 3 de la mañana, muerto de cansancio después de haber hecho mi laburo y el suyo para que no lo rajaran, traía una bolsita con dos pebetes de salame, que iban a ser nuestra cena, abrí la puerta de la pieza y encontré a Elías en 4 en la cama con tres tipos en bolas, uno le rompía el culo, otro se la metía en la boca y el tercero, se pajeaba con una mano y con la otra manejaba una filmadora.
se sacó la verga de la boca y me dijo con esa voz como de borracho que tienen los drogados: "que hacés?, no ves que estoy ocupado?, rajá de acá".
El de la cámara filmó mi cara mezcla de tristeza y bronca, así que tal vez me encuentren en algún tube gay.
Fue mi primera noche en la calle.
Por suerte era noviembre.
Me acomodé en un banco de plaza Constitución y luego de un buen rato, me dormí.
Cuando me desperté, la bolsita con los pebetes ya no estaba, mochila no llevaba, plata tampoco, me chorearon lo único que podían chorearme.
Cuando llegué a la pieza, Elías roncaba desnudo boca abajo en la cama, sus nalgas y su espaldas estaban manchadas de semen, había rastros de caca en las sábanas y varios condones usados en el piso.
Sobre la mesa de luz unos pocos pesos, y ese olor de mierda del pasto que ya no me bancaba más.
Llorando de tristeza agarré papel de cocina, lo mojé y le limpié la bosta y los guascazos, lo di vuelta para limpiarle la leche que tenía pegada en la cara.
Abrió los ojos, me sonrió y me dijo "llegaste putito?, con tu culito, a vos te hubieran pagado más guita", se volvió a dormir.
Fui al baño, vomité.
Nunca más le metí ni el dedo en el culo.
Lo rajaron del laburo, con mi sueldo solo no alcanzaba para pagar la pieza.
A los dos meses nos rajaron.
Elías se volvió a la villa, tal vez ya esté muerto, por el paco o por el chumbo de algún rati.
Yo no quise volver, volver era perder, volver era fracasar, volver era empezar a recibir de nuevo invitaciones para hacerme traba y ganar guita con mi culo.
Me convertí en un pibe de la calle, no me quedaba otra, pero yo no era un roñoso, en la villa mi vieja me bañaba todos los días en el tacho de plástico.
Cuando fui más grande, apenas entraba a la casilla con la pre-pizza o los panchos para la cena, lo primero que preguntaba era "se bañaron?, hicieron la tarea?" Pobre vieja!, la única mano que había acariciado mi culo sin lujuria.
Yo cuidaba mucho mi limpieza, el lugar donde dormía, mi ropa, alguna vez iba a poder salir de la calle, la calle no me iba a vencer.
Busqué un palier de un edificio abandonado por el microcentro.
Cerca había una playa de estacionamiento.
El sereno, un viejo de más de 65, me dejaba guardar las cosas cuando me iba al laburo y usar el baño y la ducha.
No era gratis, nada es gratis ni en la calle.
Cuando volvía del laburo y me bañaba, el viejo me miraba con lujuria y se pajeaba, antes de secarme se la tenía que mamar y tragarme la leche, ése era el precio que me cobraba.
Querés lugar y baño?, chupame la pija.
Le leche del viejo era toda mi cena.
Me pidió el culo, pero no se lo dí.
Me acordaba de una charla con mi hermano Roly.
Una tarde volví a la casilla después de haber cogido con Elías en lo de su abuela, la vieja roncaba en una cama y contra la mesa Eli me llenaba el culo.
El Roly ya me conocía la cara, la expresión.
-Te cogieron de nuevo nene?-, me dijo mientras lavaba su ropa en un tacho.
-Si, el Eli me echó dos polvos.
-, le dije con una sonrisa de oreja a oreja.
-Vos con ese culo le tendrías que cobrar al pibe.
– Me puse de costado, me bajé la ropa, quebré la cadera y comencé a menearlo despacito.
-Cuánto te parece que puedo cobrar por este culito?-, le dije con una sonrisa cómplice.
El Roly me miró de costado sin dejar de lavar la ropa, serio y duro como siempre.
-Mirá nene, dejate por quien te guste, no tengo rollos, pero si me entero que te dejás por guita, el culo te lo voy a romper yo, pero a patadas.
Lo de cobrar te lo dije en joda, pero ojo!, mi hermano no va a ser prosti, entendés?-
Me levanté la ropa avergonzado, yo también lo había hecho como broma, pero mi hermano me había dejado bien claras las cosas.
En la calle también se coge, si sos minita enseguida terminás en un piringundín, si sos macho te tenés que cuidar para que una pija grasienta no te agarre con la guardia baja y te viole.
Yo no me dejaba, pero chuparle la pija al viejo por ducha y lugar no era ser un poco prosti? Pero bueno, era solamente mamar!
Enfrente del umbral donde tendía mi colchón, rotoso y apolillado como ése en el que el tío del Bocha me había desvirgado el culo con la promesa de una pelota había un bar que estaba abierto las 24 horas.
El encargado de la mañana me daba café con leche con las medialunas del día anterior a cambio que le baldeara la vereda y le limpiara los baños.
Si no había gente, me dejaban usar el baño.
Un mozo de la noche, Manuel, era bien trolo, se le notaba y no lo negaba, los otros mozos lo cargaban y a veces, cuando no había gente, en broma le tocaban el culo.
También andaba por los 60, bien conservado, pelo teñido, anillos varios, uñas perfectas, culón y con pancita, trataba de no menearlo al caminar, pero a veces se olvidaba.
Manuel en seguida se dio cuenta que yo era puto, no me decía nada.
Pero bueno, a veces pasan cosas.
Y las cosas pasaron.
Un domingo a la noche, yo estaba recaliente, busqué mi consolador casero y me fui al baño del bar, lo chupé para mojarlo y me lo metí en el culo, hacía meses desde la última vez que me había cogido Elías, así que me dolió bastante.
En el bar no había nadie, no había ruido, por lo que Manuel escuchó mi quejido, entró en el baño y me encontró sin ropa, apoyándome contra la pared con un cilindro blanco clavado en mi culo y mis 21 cm de pija parados como mástil de bandera.
Me quedé congelado.
Manuel con los ojos desmesuradamente abiertos, no dejaba de mirar mi pija.
Me vestí y traté de ensayar una disculpa.
Manuel me paró en seco.
-Si no querés que bata lo que hacés en el baño, esto se arregla de una sola manera-
-Que querés que haga?-, dije imaginándome ya lo que me iba a pedir
-Mañana venís a dormir a mi casa y me dás lo que ya sabés-, me dijo sin sacar los ojos de mi verga.
-Pero yo laburo a la noche, salgo a las 2 de la mañana.
–
-No importa, te espero, salís del trabajo y te tomás el primer tren a Guernica, sale a las 4:05
Llegué a Guernica como a las 5 de la mañana.
Manuel vive cerca de la estación.
Toqué timbre.
Me recibió en una bata de seda roja y pantuflas, lo seguí hasta el dormitorio, meneaba el culo más que yegua.
Cuando llegamos al costado de la cama , se quitó la bata.
Tenía puesta una tanga roja y corpiño, giró una vuelta con los brazos levantados y me preguntó "que tal, te gusto?".
No sabía qué decir, su culote gordo, blanco lechoso y caído, con la tanga metida en la raya quedaba horrible, sin tanga era feo, pero con lencería era peor.
A mi solamente me habían cogido pendejos, de culitos duros, suaves y paraditos, y en mi vida había cogido un solo culo, el de Elías, chiquito y precioso.
Me quedé callado.
-No importa bombón, lo que importa es que me metas todo esto!-, me dijo mientras me sobaba la pija.
Yo estaba parado sin hacer nada.
-Dale desvestite nene, que esperás?- Me quité toda la ropa, mis 21 cm estaban más dormidos que cuando me bañaba en la tosquera en invierno.
-A ver, date una vueltita vos también, ay!, que culazo Clau, decí que soy una nena, sinó te lo rompía, pagaría por tener un culo así, amorcito!-
Se arrodilló y me la empezó a chupar, el viejo lo hacía más que bien, y la pija se me fue parando.
Manu se metía todo lo que podía en la boca hasta el límite de la arcada, después la sacaba y me besaba todo el resto y los huevos, se iba a mi glande y lo sorbía, me comenzó a sacar preseminal.
Yo me decía, ya soy un prosti, perdoname hermano, o para conseguir cosas o para que no me delaten, me estoy entregando.
Y encima debuto con viejos.
El viejo se quitó la lencería haciéndose la vedette, se puso en 4 patas en la cama, me miraba y me tiraba besitos.
Yo me pajeaba pensando en Elías para que no se me bajara y sin dejar de pajearme me arrimé a ese culazo gigante y blanco.
Y bueno, me dije, hay que vivir.
Le clavé el glande, el viejo chilló como mina -ay!, que soy una señorita virgen, caballero-, me decía.
Si pensaba se me bajaba, así que sin miramientos se la mandé a guardar hasta el fondo.
Esta vez gritó en serio y se puso a morder el acolchado.
La verdad, el culito de Manu se sentía rico, calentito, más estrecho que el de Elías, pobre Eli, con mi pija se lo había desfondado.
Tomé al viejo de las caderas y lo comencé a bombear, siguió callado un rato, pero después empezo a gemir, ay! Claudito cómo me estás dando, ay! Claudito me estás rompiendo el culo!, ay! Claudito cómo me gusta, me estás haciendo feliz nene, cogeme, cogeme, cogeme! El viejo gemía, yo detrás en silencio gozaba, ya no pensabe en Elías, sólo miraba mi pija perdiéndose entre esas cachas y saliendo de esa cueva caliente.
Al final ya me salió el elogio "que bueno estás viejo, te voy a llenar de leche putazo!" Acabé, el viejo chilló por última vez y quedó en silencio, apoyó la cabeza sobre el acolchado y levantó más el culo para que no se le escapara la leche.
Se la saqué con algún rastro de sangre, casi nada.
Me senté contra la cabecera de la cama, con las piernas abiertas, la cabeza de Manuel en la V de mis piernas.
El viejo no lo pensó dos veces, se engulló mi pija y la comenzó a chupar deleitado hasta dejarla limpia de rastros de leche y jugos de la cogida.
Se acostó a mi lado.
Miré el reloj, eran las 7 de la mañana.
Me dormí.
A las 10 me despertó Manuel, de nuevo con su bata de seda roja, y me trajo el desayuno a la cama, me preparaba él mismo las tostadas con dulce de leche y me decía "comé que tenés que estar fuerte, soy una puta insaciable", yo me reía y él también.
Charlamos, bueno, él hablaba y yo escuchaba sus aventuras de puto.
En un momento me preguntó.
-Vos con ese tremendo culo, seguro que te dejás, no?- Sonreí
-Manu, acordate lo que tenía en el culo cuando me descubriste en el baño
-Ahh, si,si, bueno yo tengo mejores, despues te los hago probar.
Terminamos de desayunar y el viejo volvió con una cajita.
Sacó de adentro un consolador con forma rara.
-Para vos, Claudio, abrí las piernitas.
Me acosté en la cama y flexioné las rodillas, el viejo se desnudó y se sentó a mi lado, comenzó a chuparme la pija y me empezó a sobar el culo con los dedos.
-Mmmm, cerradito-, me dijo.
Se ensalivó los dedos y me los pasó por el esfinter.
Volvió a chupar y mientras mamaba me empezó a enterrar ese consolador raro, que terminaba en una especie de manija.
Sin dejar de mamar, me lo empezó a revolver dentro del culo.
De a poco me fue naciendo una sensación como de adentro de los huevos, rica, intensa, que se fue extendiendo a toda mi pija y se hizo fuerte en la raíz de la verga, comencé a gemir, el viejo dejó de chupar y comenzó a revolverme el conso con más intensidad, grité cuando mi leche saltó por el aire.
Mi pija comenzó a dormirse, pero el viejo siguió meneando el coso ese, con la pija dormida me comenzó a salir leche de nuevo, con el mismo placer que sentía con la pija dura.
Después del tercer polvo, el viejo me lo sacó.
-Que me hiciste Manu?-
-Un puto que se precie no necesita pajearse, nene, el culo te satisface también la verga.
Bienvenido a los placeres de la próstata, pendejo!
Me fui como a las 4 de la tarde, con el tiempo justo para ir al laburo, un beso en la boca del viejo y unos buenos pesos en el bolsillo.
Me dolían los huevos, el último polvo en ese culo que ya hasta casi me gustaba, me llevó como una hora.
Igual le dije al viejo que yo prefería dejarme más que coger, que me perdonara.
Lo entendió.
Todo el viaje pensaba, acababa de prostiuirme, por presión o no, el viejo me había dado guita por cogerlo.
Si eso no es ser prosti, qué va a ser? Ay, Roly, pensaba, estoy cayendo sin quererlo, perdoname hermano!
(Continuará)
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