El villerito1: los comienzos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por juanitocaminador.
Si, nací y me crié en una villa, por Retiro.
Vivía en una pieza de chapa de una sola habitación, en una cama dormían mi vieja y su pareja, en la cama de al lado, mi hermano Roly y yo.
A los pies de la cama la cocina y la mesa, afuera un retrete.
Eso era todo.
Roly es 7 años más grande que yo.
Listo con la presentación.
En la casilla no hay lugar para la intimidad.
Será por eso que en la villa los pibes comenzamos en el sexo bien temprano, muy temprano, demasiado temprano.
Siempre tuve el sueño liviano.
A a la noche me despertaba con los gemidos de mi vieja y los bufidos de mi padrastro entre sus piernas.
A veces escuchaba que el tipo le decía "date vuelta", veía en la penumbra las blancas nalgas de mi vieja e intuía la negra pija de su novio entrándole entre las cachas mientras mi vieja gemía y le pedía que la rompiera el culo, que se la diera toda y cosas por el estilo.
Yo era chico, pero entendía perfectamente lo que era coger y lo que era ser puto.
En la villa todo se sabe.
Todos los pibes sabíamos que tal pendeja es una re-putita, que este pibe se deja, que aquel se lo coge, que éste y éste son los grandes que se cogen pendejos, y créanme, los que "se dejan" y los que se cogen a los que se dejan, no éramos dos o tres, éramos unos cuantos.
Se cogía en las casillas cuando los padres trabajaban, en el baño de la escuela, en algún galpón abandonado, o hasta entre los yuyos del zanjón cuando no había agua.
Nadie era puto, esa palabra era tabú, pero eran pocos los que tenían el culo completamente sano.
Yo fui uno de los pocos .
, hasta los 11 años, bastante tarde comparado con alguno de mis amigos.
Soy de cuerpo bien formado, grande, musculoso sin gym, y lo fui desde chico.
Cuando andaba por los nueve, un día el Elías me dijo "che, qué buen culo que tenés, no te dejás?", cuando vio mi cara de negación agregó "dale, si vos te dejás yo después me dejo".
Me puse más serio aún.
Sin enojarme, sin escandalizarme, simplemente le dije "NO" y no volvió a insistir.
Se ve que el Eli contó, porque esa semana otros tres pibes me hicieron la misma propuesta de Elías, y obtuvieron la misma respuesta.
No es que yo me sintiera el super macho, en realidad las minas no me importaban en lo más mínimo, y los pibes tampoco.
Bueno, un poco de curiosidad tenía.
Como les dije, mi hermano dormía conmigo.
No piensen mal, nunca me tocó un pelo, no hay incesto en esta historia, pero sí les digo que mi hermano me cuidaba y me defendía de todos.
Era fuerte y bien desarrollado y a las piñas nadie le ganaba.
A veces me despertaba en alguna de esas madrugadas frías, donde el viento se colaba por entre las chapas y encontraba que mi hermano durante el sueño me había abrazado, me gustaba sentir su suaves ronquidos en mi oreja y el calor de su pecho contra mi espalda.
También podía sentir su pija, bien grande y desarrollada cuando la mía era aún un manicito, apoyada contra mi culito.
Siempre dudaba, lo corría o lo dejaba?, pero siempre lo dejaba, y me volvía a dormir con su pija sobre mi calzoncillito y todo su cuerpo abrigándome del duro frío de la pieza.
El novio de mi vieja solamente venía a veces y mi vieja laburaba todo el día.
Roly y yo estábamos todo el día solos en la pieza o vagando por entre las casillas con los demás pibes.
A veces, a la tarde, venía el Luchi, preguntaba por mi hermano y yo lo dejaba pasar.
Entonces escuchaba que el Luchi cuchieaba con mi hermano, siempre fui de oido fino, escuchaba "Roly, me rompés el culito?, dale!, estoy recaliente!".
Entonces mi hermano me mandaba afuera y me decía que no volviera hasta la noche.
Yo salía pero me iba a fisgonear desde la rendija de la pared del fondo.
Desde ahí veía a Luchi en bolas en cuatro patas al borde de la cama y al Roly detrás, con la bragueta abierta, clavándole la pija sin piedad.
Roly serio y callado, Luchi gimiendo y dicíendole que nadie la hacía feliz como él, que le diera con todo, que lo llenara de leche.
Sus gemidos se convertían en chillidos entrecortados y al final de su pija enorme y boba salían gruesos chorros de leche que después entre los dos limpiaban con papel higiénico.
Al final Luchi se vestía, se colgaba del cuello de mi hermano, lo besaba en la boca, le decía "gracias mi amorcito", y se iba.
Estaba confundido, se notaba que al Luchi le recontra gustaba que le rompieran el culo, cómo sería? A mi vieja también le gustaba.
A Roly se lo rompería alguien? Se lo preguntaba?, ni en pedo!
Cuando me bañaba en el fuentón de plástico miraba mi pijita, cuando la toqueteaba se ponía dura pero seguía chiquita, alguna vez sería como la de mi hermano o me iba a quedar así? Después del pedido de Eli, empecé a interesarme por mi culo.
Ponía sobre la cama el espejo redondo que usaba la pareja de mi vieja para afeitarse, lo sostenía con alguna cosa y girando la cabeza con un poco de esfuerzo lograba ver mis nalgas.
Eran grandes, redondas, carnudas, blancas como las de mi vieja.
Eli tenía razón, mi culito era lindo.
Comencé a acariciármelo, con la excusa de lavarlo, me jaboné bién la mano y busqué mi hoyito, el esfínter estaba tibio.
Me pregunté, cómo será que te la metan?, me metí el dedo índice enjabonado, se sentía raro, eso le gustaba tanto a Luchi? Claro!, dije, no es lo mismo el dedo que una pija gorda como la de mi hermano, ahí está la diferencia.
Y por qué no te dejás coger y así sabés lo que se siente?, pensaba.
Tenía miedo, qué iba a pensar Roly de mi si me dejaba? Seguro se iba a enterar.
Las invitaciones a dejarme siguieron, a veces con intentos de forzarme.
Cuando le contaba a mi hermano que me habían querido coger a la fuerza, ya sabía el resultado: el aprendíz de violador quedaba con la cara tan rota que le tenían que hacer la foto del DNI de nuevo.
Mi culito no se tocaba.
, a menos que yo quisiera.
Roly me lo dijo un día, después de haber cagado a palos a un pibe que había intentado violarme.
-Mirá Claudio, si vos querés dejarte coger, es tu culo y yo no te digo nada, pero nadie, entendés?, nadie se va a coger a mi hermano por la fuerza!
Después de cuatro o cinco cagadas a palo, ya todos en la villa sabían que el culo de Claudio era intocable, pero en el fondo, yo quería que me lo tocaran!!, me lo seguía mirando en el espejo y me seguía preguntando, cómo será?
La ocasión llegó sin buscarla, cuando yo ya andaba por los 11y mi culito estaba más espectacular que nunca.
Una tarde de domingo yo estaba solo mirando pasar los trenes.
En eso se me acercó Tomás, el tío del Bocha.
El tío del Bocha vivía en la villa, con la hermana, pero después de una violenta discusión, la hermana lo había rajado de la casilla, hacía como dos años.
Dos meses atrás, la hermana se había quedado sin laburo y el tío del Bocha había vuelto a la casilla.
El Bocha se dejaba, eso lo sabíamos todos.
Tomás tenía como 30, era muy morocho, flaco, de ojos siempre rojos, se reía fácil.
Nos saludamos, charlamos dos pavadas, y ahí me dijo que en uno de los galpones de Saldías había encontrado una caja llena de pelotas nro.
5, de cuero, de buena marca.
Me ofreció una.
Acepté de inmediato.
"Me acompañás a buscar la caja y la repartimos entre todos los pibes?" Salimos los dos rumbo a Saldías, caminando entre vagones viejos, galpones abandonados y montañas de basura.
Llegamos, el chirrido de la puerta espantó las palomas, el galpón estaba en penumbras, la luz entraba por los agujeros del techo.
Adentro, un viejo Bedford oxidado, estanterías derruidas, cajas desparramadas.
En un costado una pila de pallets formaba una especie de pared.
Pasamos detras de la pila, sobre el piso había un colchón rotoso y mugriento.
-Y las pelotas?-, pregunté inocentemente.
El tío del Bocha sonrió socarronamente- Si las querés me vas a tener que dar algo a cambio-
-Qué querés?- volví a preguntar como el rey de los pelotudos.
-Me vas a tener que dar el culito-
Pensé mil cosas en medio minuto, me dejaba?, probaba al fin cómo era?, imaginaba la pelota blanca con el logo de la AFA.
-Nnooo, no me dejo-, le dije en un tono que dejaba claro que dudaba entre el si y el no.
Tomás insistió.
-Animate, vas a ver que es lindo.
Además, no le voy a contar a nadie.
Me quedé en silencio, mis ojos apuntaban directo a su bragueta que estaba más que abultada.
Se dio cuenta.
– Quedate tranquilo, la tengo chiquita.
Al Bocha le entra toda, no le duele y no sabés cómo le gusta!
Ya lo sabía, el Bocha, era dos años más chico que yo, mi hermano a veces se lo cogía y yo lo veía por la rendija, culito chiquito, pijita de cinco centímetros, la de mi hermano le dolía.
-Bueno, pero si me duele me la sacás!
-Si, quedate tranquilo-, me dijo Tomás con una sonrisa de oreja a oreja.
Me bajé el pantalón y el slip y me puse de espaldas a él.
-No, sacate las zapatillas y la ropa de abajo.
– Obedecí.
Él hizo lo mismo.
Vi su verga, la tenía de unos 18 no muy gruesa, la de mi hermano es más grande y más gorda.
-Acostate en el colchón.
– Con un poco de asco obedecí, el olor era horrible, el tacto era grasoso, pero no tuve mucho tiempo de atender a mis sentidos.
Tomás se arrodilló entre mis piernas, me abrió las nalgas y me escupió el hoyito virgen.
Me apoyó la cabeza y me la enterró.
Mi grito hizo temblar las chapas, Tomás no le dio bola, volvió a pujar y en tres movimientos ya me la había clavado hasta la bolas.
Yo lloraba y pedía por favor que me la sacara.
Tomás me decía que me quedara quieto, que ya se me iba a pasar.
Y fue cierto, de a poco fue pasando, el dolor se convirtió en ardor, el ardor en calor y el calor en una sensación bastante agradable, mucho mejor que la de mi dedo.
El tío del Bocha se empezó a mover despacio y su pija entrando y saliendo de mi culito virgen me comenzó a enseñar las delicias del placer anal.
Apoyé mi mejilla sobre los manos y comencé a sonreir.
-Te gusta putito, no?
-No tanto.
-Viste que te dije que te iba a gustar?
-A vos te gusta?
-Me encanta, tenían razón los pibes que me decían que vos tenías el mejor culito de la villa.
Te lo chuparía todo.
-No, te pregunté si te gusta que te cojan.
– Se quedó en silencio y comenzó a bombearme más fuerte.
No tardó mucho en acabar y la verdad, no sentí ese calorcito adentro que dicen los putos que es tan lindo, sólo sentí que se me abría más el culo y eso me gustaba.
Se levantó, yo me di vuelta y sentí que un líquido tibio me salía del culo.
Tomás, de rodillas, se miraba la pija.
-Chupala-, me ordenó.
Yo sabía que los pibes la chupaban, lo había visto a Luchi enloquecido chupándosela a mi hermano, pero pensé que esa pija recién había salido de mi culo y me dio asco.
-No
-Chupala, te digo!
-No, te digo!-.
Me agarró de los pelos con fuerza, pero en seguida me soltó y comenzó a masturbarse
-Acostate de nuevo-.
Lo hice.
Esta vez me entró sin dolor.
Se acostó completamente sobre mi espalda y me empezó a coger de nuevo.
Su aliento era desagradable, pero su pija en mi culo dilatado se sentía deliciosa.
Cuando acabó después de 20 minutos, mi verga, que durante el primer polvo había estado dormida, ahora estaba dura y erguida en sus entonces inmensos 10 cm.
Tomás la vio.
-Me vas a decir de vuelta que no te gustó?-.
Me quedé en silencio.
Tomás comenzó a vestirse, yo no sabía qué hacer con el enchastre de leche, preseminal y jugo rectal en mis piernas y mi culo.
-Limpiate con el slip y después en tu casa lo lavás.
–
-Bueno, ya te di lo que me pediste, donde están las pelotas? La carcajada de Tomás fue larga y desagradable.
-Las pelotas te las dejé en la entrada del culo, pibe.
Recién ahí caí, cómo podía ser tan pelotudo?, bueno tenía 11 años, pero mi personalidad debía ser más infantil que eso entonces.
Regresé a la villa llorando y puteando.
Sin embargo, cuando estaba llegando, me puse a pensar, "es un hijo de puta, pero qué rico es que te cojan".
La sonrisa borró mis lágrimas y entré a casa silvando una cumbia.
El culo me dolió dos días, después quedó como si nada hubiera pasado.
Como no podía ser de otra manera, al otro día me vino a buscar el Elías
-Ahora si te vas a dejar?
-No
-Dale, si ahora ya te rompieron el culo, yo me dejo también boludo!
-No, y no me rompas más las pelotas
A la semana mi hermano Roly ya se había enterado.
Me llamó a la casa, nos sentamos en la cama y me hizo contarle con lujo de detalles cómo había sido.
Me escuchó en silencio.
El tío del Bocha desapareció de la villa, cuentan que alguien lo había cagado a palos mal y le dijeron que si volvía era boleta.
La otra mañana al despertar, había una hermosa pelota de cuero, blanca, con el logo de la AFA sobre la cama de mi vieja.
Roly preparaba el mate cocido.
Sobre su mejilla izquierda había una mancha violácea.
-Dale boludo, levantate que se te hace tarde para ir a la escuela.
Un relato excelente, no solo este capitulo, si no los 7 capitulos, todos son excelentes, una historia maravillosa, excitante y morbosa.