Emi se vuelve mi objeto sexual

Descubrí que mi pequeño amante de diez años es muy complaciente y descubro mis «sucias fantasías». .
Después de la excursión al parque de diversiones, busqué cualquier pretexto para estar a solas con mi amigo. Le había enseñado todo lo referente al sexo, yo a mis doce años ya era un experto debido a que mi tío me enseñó y yo quería hacerle todo tipo de cochinadas a Emiliano.

Comenzamos en la escuela, lo citaba a la hora del recreo en los sanitarios de niños, los jueves era de deportes así que me encantaba porque estaba todo sudado, lo desvetía completamente con riesgo a que nos descubrieran, pero a mi exitaba la idea de que alguien nos viera completamente desnudos y con nuestros penecitos erectos.

En los mingitorios hacía que Emiliano se parara a lado de un niño más pequeño de primero o segundo y bajaba sus pants hasta los tobillos mostrando su pito parado, los niños reaccionaban con asombro al verle el pene en ese estado, los más tímidos se ponían rojos de la vergüenza y abrían los ojos con curiosidad y morbo, los más audaces soltaban una risita y en una ocasión un niño de primero le preguntó a Emi. Por qué tienes tan duro tu pajarito? Emiliano contestó que era como la palanca de un automóvil que si quería jugar con ella.

El niño aceptó y cogió el pequeño pene durito de Emi simulando que metía la velocidad. – Mueve tu mano más rápido y el niñito obedeció. Emi se retorcía de placer, estaba a punto de llegar a un orgasmo seco. Pero se controló y fue más lejos: Métete mi palanca en la boca, el infante se sorprendió: No que asco. Emi se acercó a su boquita y empezó a apuntar su pequeño miembro a los labios del niñito. Este cedió y abrió la boca. Emi le estaba violando la boca, moviendo su cadera y penetrando su boquita del nene, no aguantó más sacó el pene de su boca y lanzó un gemido, apenas lanzó unas gotitas de líquido transparente.

Tuvimos muchos encuentros en los baños de la escuela, después de la clase de deportes me gustaba sacarle la camiseta mojada de sudor y luego me dedicaba a lamer sus axilas lampiñas y pálidas, me gustaba olerlas, aunque era un niño, sus sobacos tenían un aroma fuerte que me exitaba. Cada vez me obsesionaba más con su olor infantil. Olfateaba cada rincón de su pequeño cuerpo.

Le ordenaba que no se bañara en por lo menos 4 días. Sus calcetines ya apestaban a queso, se los quitaba delicadamente y veía sus hemosos piesesitos, le chupaba los deditos la pelusa entre los dedos. Le lamía la planta de los pies y mi niño se retorcía de las risas. Me encantaba pellizcar sus pequeños y rosados pezones y le mamaba sus tetillas. Después lo agachaba bajaba su pantalón y deslizaba su calzón hacia abajo, me encontré con sus nalguitas blancas y redonditas, le paso mi dedo en su rica rayita, me llevo mi dedo a la nariz, huele a colita de niño, le abro sus cachetitos, revelando su tierno anito rojo por tantas penetradas.

Introduzco mi lengua húmeda en su hoyito y Emi suspira, su ano es muy sensible y mi lengua da vueltas, Emi empieza a gemir y tengo que poner mi mano en su boca para que no nos escuchen…

Comienzo a coleccionar la ropa interior de mi pequeño amante, en mi mochila guardo camisetas, calcetines y trusas sucias de ése hermoso nene, en cuanto a las trusas le digo que deje salir chorritos de orina y que cuando haga popó no se limpie totalmente para dejar la rajita de canela.

Cuando llego de la escuela sacó la ropa sucia de Emi, la extiendo sobre mi cama, saco mi pene ya erecto y me llevo a la nariz cada una de las prendas, le dedico especial atención a la trusa que tiene una gran mancha amarilla por enfrente, huele a meados y a verga infantil, mi pene empieza a punzar y a tener espasmos, siento la cosquilla en la panza y baja a mis testículos.

Cierro los ojos, mi verguita esta completamente lubricada, paso las llemas de los dedos sobre la cabecita de mi pene, no aguanto más y aviento mi lechita espesa sobre la ropa de Emi, ha sido la venida más rica de mi vida..