Empecé jugando y terminé de puto XI
Me encantaba aquella verga, tan caliente suave y deliciosa que empecé a pasar la lengua a todo lo largo llenándola de saliva hasta llegar a las velludas pelotas.
Para aquella misma noche el abuelo había organizado una cena con sus amigos, hacendados como él, los más cercanos e íntimos, quería hacer público que tenía un nuevo nieto, todos eran personas mayores y mis primos y yo nos aburríamos.
Roberto fue el primero en despedirse, dijo que al día siguiente debía levantarse temprano para acompañar a los trabajadores.
Nos quedamos Luis y yo hablando durante un rato largo hasta que los invitados se fueron, luego se marcho con sus padres.
Según me dijo, todos los días sus padres y ellos comían con el abuelo para que no se sintiera solo, pero que el resto de su vida familiar era en la casa de al lado donde vivían.
No tuve necesidad de hacerle preguntas, él lo decía todo, dejando solo de hablar para beber, de rato en rato, un trago de su cerveza.
Así pude enterarme de gran parte de la vida de mis familiares, de los problemas de entendimiento que tenía el abuelo con su madre, que a Roberto, a diferencia de él y del tío Maty, le gustaba la vida en el campo, y que Roberto tenía novia con la tenía previsto casarse el próximo año.
No es extraño que tanto tu como el tío no queráis quedaros, en le pueblo donde vivía antes mucha gente se marchaba a las ciudades.
Es lo mismo en todas partes primito, lo extraño es lo que quiere Roberto.
Aquí tenéis menos diversiones que en mi pueblo donde antes vivía, aquel es bastante grande aunque está muy retrasado. Qué tenéis para divertiros en un poblado tan pequeño?
La verdad que no mucha cosa, pero tampoco hay grandes necesidades, el abuelo se ocupa de todo con un consejo de mayores, a nadie le falta lo imprescindible y de algún modo esto es como una gran familia, de lo único que andamos mal es de muchachas jajaja, sus familias las vigilan para que lleguen vírgenes al matrimonio.
En mi pueblo pasa igual.
Sí, son las ideas de los ancianos, una joven que pierde la virginidad antes del matrimonio no vale nada.
Entonces qué hacen los jóvenes solteros para consolarse?
Bueno, en eso nos arreglamos como podemos, siempre hay culos dispuestos para que los cojas, es de lo más natural, no es lo mismo pero se le coge el gusto y es mejor que nada.
Luis dejó de hablar un momento para echar un trago de cerveza, me dirigió una píca a sonrisa antes de continuar.
En confianza primo, aquí un puto puede hartarse de verga, y el que no lo es tarde o temprano termina también con el culo abierto.
La charla terminó cuando salieron sus padres y se despidieron.
Extrañaba mucho la cama, era una cama antigua, con varios colchones de lana donde te hundías, estuve tentado de ir a la habitación de papá y preguntarle si podía dormir con él, al final no lo hice y el cansancio de la jornada terminó por vencerme y me dormí.
*
Sentía que me zarandeaban, cuando abrí los ojos me encontré a la muchacha que había visto en varias ocasiones en la casa. Me desperecé y ella se apartó para ir a la ventana, descorrió las cortinas y la luz brillante me obligó a cerrar los ojos de nuevo.
Levántese señorito, ya se han levantado todos.
Me la quedé mirando, era una mujer bonita a la que le calculé como 24 a 27 años, tenía la cara redonda de niña y unos senos abundantes, era más baja que yo, de amplias caderas, llevaba un vestido de una pieza casi hasta los tobillos, negro de lunares blancos, el cabello se lo recogía con un pañuelo anudado arriba con un pequeño lazo.
También se ha levantado mi papá?
César ha sido el primero…., perdón señorito, quería decir que el señorito César lleva tiempo levantado.
Comenzó a quitar la ropa de la cama, me di cuenta de que se encontraría con una sorpresa si antes no hacía algo, tenía ganas de orinar e iba a verme con la tienda de campaña en el pantalón de dormir. Agarré y tiré de la sábana cuando ya se la llevaba.
Espera, espera, puedes salir de aquí hasta que me prepare?
Se había quedado quieta mirándome, desviando la vista de mi cara a mis manos que apretaban la sábana en mi entrepierna.
Oh!, sí señorito, perdone jijiji.
No pudo contener una pequeña risa y sentí como la sangre fluía a mi cara. Se dio la media vuelta caminando hacia la puerta.
Espera, espera un momento, como te llamas? Se volvió, también ella estaba ruborizada.
Guadalupe señorito, todos me dicen Lupe.
De acuerdo Lupe, también yo voy a llamarte así y tu vas a dejar de llamarme señorito, me llamo Sebastian, bueno y si quieres Sebas.
Se quedó un momento indecisa, después escuché de nuevo su risa.
Como ordene señorito, le llamaré Sebastian como hace su abuelo.
Cuando al fin terminé de prepararme salí al largo pasillo, dos mujeres bastante jóvenes pateaban la madera del suelo sacándole brillo, les pregunté donde podía desayunar, se miraron entre ellas cuchicheando y una al fin me dijo que bajara a la planta inferior.
El olor a café me señalaba el camino, me encontré una habitación con una larga mesa dispuesta con un blanco mantel, estaba adornada con bordados de coloridas flores, en una esquina se encontraba Mario con una gran taza de humeante café con leche, mojaba en aquel momento un largo bizcocho que dejó suspendido en el aire y se levantó, titubeé antes de hablar.
Estoy buscando el lugar donde se desayuna en esta casa, estoy perdido.
Justo lo terminas de encontrar. Esbozó una gran sonrisa a la vez que que se encaminaba a una cómoda donde había dispuesta la comida.
Café o te? vete sentando que yo mismo te lo sirvo.
Café con leche, pero poco café.
En dos minutos tenía delante de mi una tazo como la de él, un gran vaso con zumo de naranja y una canastilla con diferentes bollos y pasteles.
Me había sentado enfrente de él.
También yo ando hoy tarde, preparar a la señora me ha llevado más tiempo que otros días.
Y dónde está la abuela…, y los demás.
La señora está en sus habitaciones, luego podrás verla cuando la saque al jardín para leerla un rato, el señor está en su despacho hablando con tu papá.
Creo que te llamas Mario, yo me llamo Sebastian.
El retos del tiempo mientras comíamos, y yo tenía bastante hambre, no hablamos más, solamente ambos nos observábamos de reojo.
Mario podía tener la misma edad que papá, era delgado y su uniforme de enfermero le acentuaba la delgadez, la cara agraciada con la nariz afilada, labios rojos y carnosos, ojos de color marrón, lánguidos de mirar afeminado, largas y curvadas pestañas, con aire pulcro en el vestir y tan bien afeitado que no parecía tener barba. Algunos gestos se le veían algo amanerados, indudablemente se le notaba que era gay, si fuera mujer se le consideraría guapa.
Nos despedimos y él se quedó recogiendo los servicios que dejó sobre la cómoda.
Iba a subir a mi habitación para lavarme la boca cuando escuché la voz del abuelo, hablaba con energía y a veces elevaba la voz, salía el sonido de una puerta entornada al inicio de la escalera.
Te lo he pedido mil veces, tu lugar está aquí, en tu casa.
También te he dicho otras tantas veces que no voy a volver, Tienes a Fernando que se ocupa de tus asuntos.
Tu hermano no me vale, no tiene personalidad y lo que hay que tener para dirigir esto.
Eres algo injusto, no papá? Fernando se desvive por darte gusto y hace lo mejor que puede.
Su voluntad, su voluntad, no basta el querer. Tengo cuatro hijos y qué me queda? Tu hermana que tenía que estar aquí cuidado a tu madre y prefiere dar clases, Mateo que seguro no querrá regresar, y tu en el que tenía puestas mis esperanzas de sucesión…, qué mundo es esté eh?
Lentamente me aparté de la puerta y comencé a subir las escaleras. Parecía que nadie era feliz en aquella familia, al menos el abuelo no parecía estar muy contento.
Me lavé los dientes y no tenía nada que hacer, alguien había arreglado mi cama y todo estaba en su lugar, me acerqué a la ventana, desde ella podía ver gran parte del jardín hasta la casa de mis tíos, la piscina a un costado de la casa, por la orientación sur oeste calculé que el sol le daba de pleno desde la mañana hasta media tarde.
Decidí bajar y pasar el tiempo en el agua, también en acercarme a la casa de mis primos y ver si Luis estaba libre, pero al final me puse mi traje de baño, cogí la primera toalla que encontré en el aseo y bajé.
Papá y el abuelo continuaban hablando. Rodeé la casa hasta la piscina, luego vería que también había una puerta que accedía directamente, solo que yo aún no sabía como se llegaba a ella.
Metí un pie para probar el agua y la sentí fría, aún era pronto para bañarme, me quedé sentado en el borde esperando que el sol calentara más.
Un rato después salió Mario llevando a la abuela en su silla de ruedas, me di cuenta del cariño con que Mario la trataba y cuidaba de ella, en algún momento me daba la impresión de que me reconocía, luego se quedaba con la mirada prendida en el vacío. Estaba escuchando a Mario como le leía un libro a la abuela, “La dama de las Camelias” de Dumas, parecía que entendiera la lectura ya que a veces sonreía.
Hacia las once llegó Luis, el sol ya calentaba y nos metimos en el agua, jugamos una buena hora lanzándonos la pelota y luego salimos a tumbarnos en la hierba.
Miré de reojo a mi primo, el vello se le salía de los sobacos,
una abundante cabellera oscura resaltando en el color tostado de su piel.
A qué hora vuelve tu hermano? -Pregunté para abrir la conversación.
Casi siempre vuelven a la hora de la comida, sobre la una y media o las dos, igual hoy regresan antes, a papá no le gusta mucho el sol del mediodía, no es cómodo trabajar con el sol pegando fuerte.
No claro, es mejor como estamos tu y yo, tripa arriba y sin hacer nada. -Le dije sonriéndole.
Sí, tienes razón pero el trabajo del campo mata, tiene que gustar mucho como a Rober para soportarlo.
Más tarde Lupita salió con unos refrescos, Mario nos llamó para que nos acercáramos, a la sombra donde estaba con la abuela, para tomarlo.
De pronto vimos avanzar, acercándose al poblado, dos rancheras elevando una densa polvareda en el aire, brillaban los reflejos del sol sobre los cristales.
Papá y Rober ya están de vuelta. -Unos minutos después se escuchaba el chirrido de las ruedas en la fachada principal de la casa.
Como había dicho Luis, el calor fuera de aquel recinto de fresco verdor debía que ser abominable, Rober todo sudado llegaba quitándose un polo blanco que llevaba, pegado al cuerpo por el sudor.
Solo saludó con la mano para dirigirse acto seguido al cuarto de aseo a cambiarse, al cabo de dos minutos salía vestido con bañador y directamente se tiró de cabeza a la piscina.
Luis y yo nos acercamos para volver a meternos en el agua, nadamos un momento hasta que Rober dejó de nadar.
Está increíble, es delicioso. -Decía chapoteando el agua con júbilo.
Salimos del agua y nos tumbamos sobre toallas en la hierba, de pronto me vi desviando los ojos a la entrepierna de Roberto, la tela mojada del bañador se le ceñía a la pelvis dejando poco a la imaginación sobre lo que ocultaba. Se le notaba un buen bulto, con la forma de los huevos y el pito dibujados, no pude evitar morderme el labio inferior.
No te emociones tanto primito. -Dijo Luis. No me había percatado de que mi primo a su vez me observaba a mi.
Hundí la mirada en sus ojos sin saber que responder. Se inclinó hacía mi y me dijo en voz baja para que no escuchara Roberto.
Va bien armado el cabrón eh?, en quién estará pensando que la trae dura, jajaja. -Yo solo le sonreí asintiendo divertido, aquello no tenía relación conmigo.
Qué buena está el agua, suerte tenéis de pasar aquí la mañana. Dijo Robert. Y de que andáis de maliciosos, os reís de mi?
No hermanito, solo que aquí el primo no sabe que hace que el pito se te despierte con el agua fría, jajaja.
Roberto enrojeció, se llevó las manos a la entrepierna y acomodó la polla en el bañador, no por eso dejaba de notársele endurecida bajo la mojada tela.
Ah!, mamones solo pensáis en joder… Jajaja.
A mi no me señales, dile al primo que te lo vio primero…
Arranqué un puñado de hierbas y se las lancé a la cara de Luis.
Calla ya papahuevos, cuando hables hazlo por ti. -Aunque me violentaba aquella discusión también me divertía.
Ya sabes que el calor como las ganas nos mata y nos calienta todo, verdad Robert?
Mi primo mayor se removió intentando ponerse de pie, cuando lo consiguió, agarró de un pie a Luis y tiró de él queriendo llevarlo a la piscina a rastras. Comenzaron a forcejear agarrándose, Luis a pesar de ser menor y menos fuerte no se rendía fácilmente.
Tuve que levantarme para que no me pisaran, era todo un espectáculo observarlos en la disputa, sus cuerpos denotaban la fuerza que antes ocultaban, estirando los músculos que ya resaltaban brillando por el sudor, indudablemente el resultado estaba cantado, cuando Rober abrazó por la cintura a su hermano y lo levantó del suelo la suerte estaba echada, ya lo iba a tirar al agua cuando Luis le sujetó del cuello y los dos cayeron elevando un surtidor de agua que llegó donde yo estaba. Siguieron unos momentos disputando, el tío Fernando se acercaba en bañador dispuesto a tirarse al agua, solo entonces se detuvieron.
Me quedé mirando a mi tío, tenía unos pectorales bien alzados, cubiertos por una mata de vellos oscuros, brillantes por la película de sudor que le escurría, me daba cuenta de la buena raza de la que descendía, aunque poco me parecía a mis parientes.
Papá y el abuelo también habían salido y tomaban un vino blanco sentados junto a la abuela, me acerqué para sentarme a su lado mientras los otros nadaban compitiendo los tres.
El abuelo cuando llegué abrió los brazo en invitación a que fuera donde él, me tomó de la mano y me acercó, no se el porque pero me abracé a él y le di un beso en los labios, no era lo que quería hacer pero así salió, me abrazaba dándome palmaditas en la espalda.
Es mejor que no te acerques a ellos, o saldrás siendo la víctima de sus peleas, jajaja.
Ese día la comida estuvo divertida, hasta la tía Yolanda parecía estar contenta. Roberto comentó que para el atardecer los chicos del pueblo habían decidido jugar un partido de basquet y me preguntó que si quería acudir.
No tuve que responder yo ya que el abuelo contestó por mi.
Claro que Sebastián ira, también iremos los demás para veros, es una bueno ocasión para que el pueblo se entere que tengo otro nieto. Luis y Roberto se miraron.
Pero abuelo si tu nunca vas, van a pedirte que mandes arreglar el suelo de la pista jajaja.
Si hace falta se arreglará, hoy me apetece ir y ver como se divierten los jóvenes.
*
El partido no fue nada del otro mundo, estuvo bastante gente mirando, mayores y hasta niños, no pensaba que en un poblado tan pequeño estuviera tanta gente. Jugaban desparejados, chicos desde los 15 hasta hombres de 35, deportivamente nada que sobresaliera, pero como vivencia de comunidad era algo que nunca había visto, vivían los mas pequeños avances, animando unas veces a unos y otras a los contrarios.
Me di cuenta de que mis primos eran como dos más entre todos ellos, los trataban sin deferencia, como iguales y pensé que quizá Roberto era el acertado en su decisión de vivir la vida.
No tenía mi idea de lo que habían planeado para la noche, después de la cena Luis le pidió a papá si podía ir con ellos y con otros chicos del pueblo, pensaban llegarse hasta el río y allí bañarse, me dejaron sorprendido y más que papá me diera permiso sin poner problemas. Le encomendó a Roberto que me cuidara y que era responsable de mi.
Salimos con las dos rancheras para el pueblo, allí nos esperaban varios chicos, unos diez, me di cuenta que eran de los que habían estado jugado a la tarde, como yo iba en la ranchera que conducía Roberto, a mi lado se montó uno de los muchachas y otros en el descubierto trasero, los mismo hicieron en la que conducía Luis, también me sorprendió que Luis tuviera autorización para conducir aquel vehículo.
Nos llevo una media hora llegar al lugar donde querían ir, la luna llena lucía en lo alto, parecía una lámpara que lo iluminaba todo, el río hacía una pequeña laguna de media luna, en el centró se amontonaban piedras rodadas de distinto tamaño y el río entraba y salía por los extremos de la lagunita, en su lado mas curvado crecían junqueras, arbustos y hierbas altas, justo allí habían aparcado las rancheras, solo teníamos que caminar veinte metros bajando y llegar al agua.
Comenzaron a bajar cajas de cerveza y otras bebidas, algunos chicos metían los botellines en sacos que luego introducían en la corriente del agua, otros extendieron mantas en la parte más llana.
Al rato ya algunos estaban bebiendo tumbados sobre las mantas, también fumaban, el humo no era agradable para mi y sospeché que era mota lo que fumaban. Se disponían en círculo y uno empezó a contar historias, eran de cosas que pasaban en el pueblo, o creían que habían pasado, surgían risas nerviosas, pasaban de unos temas a otros sin control, era un ve y dile sin sentido mezclando temas sobre animales, amores, mujeres, infidelidades puestas al aire jocosamente, no conseguía entender los significados que para ellos debían estar claros como el agua del río.
Luis me ofreció una cerveza recién sacada del agua que rechacé, me fijé que mis primos bebían poco y solo fumaban cuando les ofrecían una calada de lo que otros fumaban.
Llevaríamos allí bebiendo como una hora cuando algunos comenzaron a desnudarse, acto seguido se metían en el agua, también mi primo Rober se desnudó y se puso a jugar con los otros chicos. Ya solo quedábamos como unos seis y Luis me dijo si yo no me iba a bañar, la noche estaba muy cálida y ellos con la bebida tenían calor, yo me encontraba bien a gusto pero tampoco me iba a quedar solo, o sea que me quité la ropa y fui con ellos.
El fondo de la laguna estaba cubierto de canto rodado en su mayoría y no era fácil andar manteniendo el equilibrio, Luis más acostumbrado me sostenía para que no cayera, en lo más profundo el agua a mi me llegaba hasta la barbilla lo que indicaba que no había peligro de ahogarse.
Los chicos jugaban a tirarse unos a otros, también a mi me tiraban, lo difícil era guardar el equilibrio cuando me empujaban y también el levantarse, comencé a notar que con el juego y la confusión algunas manos me agarraban las nalgas y hasta me las metían en la raja llegando a tocarme el ano, así fue pasando el tiempo y me di cuenta de que los muchachos iban desapareciendo, me fijé más y vi como salían en parejas perdiéndose entre los juncales.
Al rato solo quedábamos unos pocos, un chico mayor que Luis lo cogió en brazos y se acercó para hablarle en el oido, lo que le dijera debió de hacerle gracia y soltó una carcajada, entonces se dirigió a su hermano Rober.
Te dejo con el primito, Anner anda con ganas y no puede aguantar más. -Continuaba riendo mientras cogido de la cintura por el tal Anner se dirigieron a la orilla perdiéndose en la sombras de las junqueras.
Solo quedábamos tres chicos mi primo y yo, los tres muchachos me rodearon y empezaron a tocarme todo el cuerpo, me lo acariciaban, yo me encontraba muy bien entre tanto abrazo y de pronto que siento que me levantan.
Abrázate a mi que te llevo fuera. -Era mi primo Rober que me tenía abrazado de la cintura elevándome, ya dando la espalda al resto de los muchachos, yo me abracé a su cuello con los brazos y con las piernas a su cintura, fue caminando con cuidado para no caer hasta llegar a la orilla, caminaba entre las junqueras camino donde antes habíamos estado, se veían a muchachos revolcándose en la hierba, besándose, algunos en posturas sexuales ofreciéndose a sus compañeros que los montaban dándoles por el culo, algunos la mamaban.
Llegamos donde estaban las mantas, dos parejas de chicos se revolcaban sobre ellas. Roberto me dejó en el suelo y sujetándome de la cintura me pegó a él y comenzó a comerme la boca, tenía que ponerme de puntillas y el agachar la cabeza para podernos besar, pero besaba de maravilla, entonces noté su polla dura en mi pecho.
Me sujetó del cabello y me empujó hacia abajo dándome a entender que deseaba que comenzara a chupársela.
Le cojo la verga a Rober y empiezo a lamerle el glande suavemente, aún no la tenía muy dura. Al rato podía oírse la respiración agitada de Rober, también escuchaba los ruidos que producían las dos parejas a nuestro lado, pero sobre todo los resoplidos que le salían de la boca a mi primo.
Su polla era más grande que la de Luis, aún sin estar completamente empinada se le notaba mayor, y por el frío del agua tenía los testículos recogidos muy pegados a su polla. No tenia mucho sabor solo el que me trasmitía por las secreciones que ya le salían de la boquita de glande.
Me encantaba aquella verga, tan caliente suave y deliciosa que empecé a pasar la lengua a todo lo largo llenándola de saliva hasta llegar a las velludas pelotas, las metí una a una en mi boca haciendo que me las comía y elevaba la mirada para ver la cara que se le ponía a Robert.
Mi primo solo me acariciar el pelo, a veces tiraba de él como si fueran las riendas que dirigen al caballo, así me iba mandando cuando quería que cambiara de lugar y pasara de comerle los huevos a lamerle la verga. Para entonces ya se le había puesto dura, la verdad que aquella verga me imponía y decidí de una vez empezar a meterla en mi boca.
Mi primo soltó un gemido profundo al sentir como metí la punta en mi boca y como se la oprimía con los labios.
Ahhhh, sí…, come más primo.
Atendí lo que pedía hasta que llegó un momento que comenzó a provocarme arcadas y tuve que sacarla un poco, había comido como la mitad, lo otro lo pajeaba con mi mano. Cada vez que la succionaba sentía que se contraía la polla y conseguía que mi primo resoplara más rápido y fuerte.
Espera, espera primito, aún no quiero terminar, quiero que antes pruebes mi polla en tu culito.
Sí Rober, también yo quiero que me la metas. -Me sentía tan caliente y excitado que no pensaba lo que decía.
Túmbate boca abajo en la manta. A la vez que obedecía él me ayudaba a colocarme estirando la manta para que estuviera cómodo, me tocaba el culo y me pasaba la mano por el abdomen besando mi espalda y el cuello.
Estas muy rico primito vete preparando que voy a hacerte gritar. -Me dejó tendido boca abajo, abrí las piernas y se coló entre ellas de rodillas, agarró mis nalgas y las separó dejando mi ano expuesto al frescor de la noche. Arrimó la cara y sentí su nariz tocando mi ojete.
Uffff…, ahhhh. -Gemí al sentir el aire que le salía de la nariz, aspiró fuerte querido notar el olor de mi culo.
Lo tienes limpio y sin olor primito. -Dicho lo cual pegó su lengua en mi ano.
Ahhhhh!… -Se me escapó un largo gemido, pero tuve que callar cuando asombrado noté que empujaba su lengua traspasando el umbral de mi ano.
Durante largos minutos estuvo comiéndome el culo, indudablemente mi culo no era el primero que Rober se comía, sabía como hacerlo, se ayudaba metiéndome los dedos empezando por uno de ellos. Yo gozaba las lamidas que me daba y las penetraciones de lengua.
Llegó el momento que debió pensar que ya estaba listo y preparado para la monta, se aproximó a mi y comenzó a golpearme las nalgas con su verga, se la agarraba de la base y la usaba como un martillo dándome ligeros golpes, también en el ano me los daba, algunos eran algo dolorosos.
Se escupió en la mano y me la pasó por el ano para lubricarlo más, le elevé el culo para facilitarle la acción.
Estás listo primo, ahora si te la meteré. -Fue entonces cuando me di cuenta verdaderamente de lo que iba a pasar, Roberto iba a meterme aquella enorme verga en mi culo, me vino a la cabeza cuando Rogelio me la dio y el daño que me hizo, dejándome una semana con el dolor y el primer día en la cama.
Espera, espera Rober, nunca me han metido una verga así de grande. -Intenté quitarme pero me tenía bien sujeto y bajo su peso.
Alguna vez tiene que ser la primera jejeje.
Pero me va a doler Rober, por favor, si quieres te la chupo hasta que te corras.
Va a ser que no primito, me tienes a cien y quiero probar tu culito.
No Rober, por favor, hago lo que tu quieras pero no la metas, mi papá te dijo que me cuidaras.
Y qué piensas que estoy haciendo? Si no te la meto yo los que esperan probarte no tendrán miramientos, es mejor que antes yo te abra bien abierto, y no te preocupes tanto, no será tan doloroso, ya he roto muchos culitos y de muchachos más jóvenes que tu.
Sin más empezó a puntearme el ano, a intentar meterla a pesar de mis súplicas, yo apretaba el culo haciendo que su verga resbalara por mi zanja sin lograr penetrarme.
Dejó de intentar meterla y suspiré aliviado pensando que había renunciado, volvió a la carga comiéndome el culo, lo debía de tener muy blando y abierto con tanta lengua que me daba ya que lograba meterme un buen trozo, aquí si me hacía gozarla y hasta desear que no me hiciera caso y me la metiera, pero tenía miedo por como había resultado lo de Rogelio.
Paró repentinamente y aullé cuando me azotó una nalga y luego la otra.
Por qué me pegas, estas bobo o qué? Me has hecho daño.
Jajaja, así te dolerá menos la metida que voy a darte.
Noooooo!…. -No me dio tiempo de terminar de hablar, el cabrón de Rober me la ensartó de un solo golpe.
No, no, sácala, me duele.
Pero que dices putito? Ni siquiera lloras. -Entonces noté que solo sentía el culo lleno de carne, algo si que me dolía pero era perfectamente soportable, mi mente había actuado por la inercia del recuerdo, o bien que mi primo me había preparado el culo para recibirlo como un maestro especializado.
Sabiendo que aún podía dolerme si era violento, Robert se quedó quieto y bien clavado en mi culo para que fuera acostumbrándome a su tamaño. Al cabo de un par de minutos.
Te sigue doliendo pequeño? -Hizo intención de moverse.
-Ahhhhh! Espera, espera un momento más que me acostumbre a tu tamaño. -Le decía pero ya sintiendo que no me dolía cuando yo le apretaba la verga con mi culo.
Así que nunca te la han metido tan grande eh?, pues deben haberte metido un ciento porque muy difícil no ha sido calzarla en tu culo jajaja.
Yo iba haciendo mis maniobras, probando a moverme un poco y percatarme de lo que podría suceder cuando mi primo comenzara a cabalgarme.
Veo que te mueves primito, quieres que la saque.
No, no, estoy probando y esta muy rico, no me duele nada, ya puedes moverte como quieras.
Mi primo apoyó las manos en mis caderas sujetándome mientras comienza a moverse hasta sacar su polla dejando solamente la cabeza dentro de mi culo, luego la vuelve a meter atento a mis reacciones, así lo hizo varias veces hasta que vio que no me quejaba, ahora ya me ensartaba la polla de una forma intensa, empujando con fuerza para que entrara en mi hasta que sus testículos chocaban en mis nalgas, a veces con violencia frenética haciendo que pensara que me partiría en dos.
Desde luego me cogía como los ángeles, o como un demonio pero bien rico, oh, como me la daba de bien haciendo que ya gritara cuando se clavaba en lo más hondo de mi ser.
A pesar de estar bajo la luna y las estrellas, envueltos en el manto del claro oscuro de la noche, en el aire se notaba flotar el olor a sexo, el que nosotros desprendíamos y el de las parejas que también fornicaban a nuestro lado levantando un coro de gemidos y lamentos de animales salvajes copulando.
Pasaron unos minutos donde disfrutaba como loco del macho que me cubría, era la segunda verga de hombre que me comía y sentía la diferencia, aun no por eso aborrecía las pollas de todos los demás que me había comido.
Roberto se posó en mi espalda, pesaba un montón y se me hacía difícil respirar ya que el suelo no era una cama y estaba duro.
A ver putito, tu macho ya se cansó, ahora quiero que tu me montes y ver como te mueves. -Sacó de golpe la verga de mi culo haciendo que protestara ya que me dolió un poco y me dejó el culo abierto y vacío.
Se colocó tumbado boca arriba, tuvo que apartar las piernas de otro chico de al lado para ponerse, mientras se acomodaba sobre la manta me señalaba su polla cogiéndola con la mano y manteniéndola erguida para que yo me sentara encima de ella, me iba a sentar dándole la espalda y no me dejó hacerlo.
Quiero que lo hagas de frente, verte la cara cuando te ensartes en mi polla y después ver tu verga saltando sobre mi tripa mientras cabalgas.
Mientras hablaba coloqué mis manos en sus pectorales y fui dejándome caer probando como metérmela, pero Rober la sostenía bien tiesa y la enfiló en mi ojete, me fui bajando poco a poco hasta quedar sentado con toda su polla dentro.
Dejé aparecer una pequeña sonrisa y empecé a saltar sobre su polla, él ya había soltado una mano y con la otra seguía sujetándola para que no se doblara y se saliera de mi culo, con la mano libre empezó a acariciarme la polla y mis huevos.
En cada salto que daba al bajar se me enterraba más profundo su polla, el la soltaba en ese momento para luego volver a sujetarla al salir de mi culo. Sentía un placer muy profundo que yo me causaba buscando el ángulo donde su polla me rozaba dentro, no podía hablar y apenas gemía.
Después de un rato montándolo dejó de masturbarme, y así como estaba comenzó él a elevar el culo dándome una sesión de estocadas frenéticas y profundas manteniéndome en el aire cogiéndome de la cintura, al poco tiempo me sacó la polla del culo levantándose arrodillado.
Donde quieres que los eche? -Se estaba masturbando y lógicamente se refería a su esperma.
En la boca, quiero saborear tu semen.
Ohhh, sí, putito?, abre la boca que ya me viene.
Le quité la polla de su mano y metí la punta en mi boca continuando pajeándolo.
Ohhhh, si, sí chupa más, ya viene tu premio.
Me sujetó del pelo y me folló la boca de una manera brutal, mis ojos se pusieron vidriosos de las lágrimas que me salían, sus embestidas me provocaban arcadas, sentía como se contraía ya dispuesto a vaciarse.
Ya, ya, ya me viene…
Inundó mi boca con su semen, conseguí sacarla quedando solo el glande en mi boca, no conseguía tragar lo que le iba saliendo y el semen caía de mi boca al pecho y abdomen.
Era demasiado semen que hasta por la nariz me salía mientras mi primo seguía haciendo presión en mi cabeza queriendo metérmela más al fondo, a todo esto yo estaba masturbándome queriendo correrme por lo excitado que estaba.
Rober me vio pajearme e hizo un gesto para que me detuviera, a la vez que sacaba su polla de mi boca y con ella me golpeaba en los labios y la cara toda manchada de semen.
Déjame a mi primito, creo que te lo mereces. -Me pidió que me tumbara y que abriera las piernas, comenzó a chuparme la polla y a meterme un dedo en el culo. Así no pude resistir mucho, le sujeté la cabeza para que dejara de mamarme pero él apretó la cara contra mi pubis con toda mi polla dentro, terminé por correrme en su boca y se comió toda mi descarga, no me esperaba eso de mi primo.
Había resultado un polvo estupendo y trabajado, me sentía cansado y agradecí que me abrazara en su pecho, cogió una manta de al lado y nos tapó con ella, creo que llegué a dormirme un momento.
Me espabilaron los movimientos que hacía Rober apartándome de su lado.
Despierta primito, los amigos esperan lo suyo. -Miré y a nuestro alrededor estaban varios muchachos, todos desnudos y tocándose los miembros bien erectos.
Ehh!, qué… que pasa?
Jajaja, no te asustes que no van a hacerte daño, solo quieren probar tu culito.
Pero…, pero… -Giré la cabeza asustado, al menos teníamos rodeándonos unos seis chicos que nos miraban muy cerca.
Verás primito, en la hacienda lo compartimos todo, sería de mala educación negarles lo que desean, solo tienes que poner el cuelo, seguro que va a gustarte.
Pero son muchos, no voy a poder aguantar. -Sabía que estaba perdido, habían decidido ya que me follarían y no iban a renuncias así tan fácil.
Jajaja, eso no es problema, tu aguanta hasta que quieras, cuando digas basta se acabó la fiesta.
Mientras teníamos nuestra conversación dos chicos se arrodillaron, cada uno me sujetó de una pierna y me las subieron por encima de la cabeza, dejaron mi culo a la vista de todos y entonces un tercero se aproximó con su verga en la mano, la dirigió a mi ano y me la fue metiendo.
Así fueron pasando uno a uno todos ellos, follándome sin contemplaciones, lo del primero fue para mi más angustioso, sobre todo por tener a tantos machos mirando como me cogía su compañero, luego ya empezaron a jugar entre ellos y a cogerse, pero cada vez que uno se corría en mi culo, cara o cuerpo, otro aparecía para ocupar su lugar.
Cuando todo terminó faltaba poco para que amaneciera, en ningún momento protesté, ni dije que aquello no me gustaba, perdí la cuenta de las vergas que esa noche me comí, pero tengo para recordar que para mi fue una linda noche donde algunos hicieron que me corriera más veces.
De vuelta a la hacienda una ranchera era conducida por Luis, la otra por un amigo de Roberto, en el asiento del copiloto mi primo te tenía montado sobre sus piernas dándome besos.
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