Empezó a los 12, el lado oscuro (II)
A pesar de la violenta primera vez, que solo me dejo el culo roto, yo esperaba ver de vuelta a Fernando, fantaseaba por las noches besar su boca y cuerpo. Aunque ya sabia mis padre se quedaban en casa el siguiente domingo, no paraba de ilusionarme. .
NOTA: Este es el segundo relato de mi experiencia de mi inicio +sexual a los 12 años, con el macho que no me arrepiento haber iniciado.Quise dar un titulo más literario a la continuación pero para poder seguirlo en orden en romanos fijo el orden del relato en caso que te topes primero con esta.
El lado oscuro.
El siguiente domingo, Fer llama a la casa, atiendo el teléfono reconoce mi voz, y pregunta cómo está su bebé?, y el culito de su bebé, respondo que todo bien, y que mis padres solo han ido al mercado, solo comenta que llama para saber como estoy y que está por capital.
En la semana me entero de que Fer visitó la fábrica y habló con mi padre, es mi mismo padre que me comenta esto, que Fer hablo bien de mí y lo bien que le atendí el domingo pasado, mi pa super feliz porque Fer se compró un lote de ladrillos para un condominio, un negocio a largo plazo para mi padre, aunque mi padre no sospechaba nada omití comentarios, me dio vergüenza la situación y hablar de Fer frente a mis padres.
El teléfono suena sábado de noche casi 15 días después de mi primer encuentro con Fer, ya me era costumbre estar atento al teléfono y al atender oigo la voz de Fer, solo me pregunta si mis padres salen el domingo, respondo que sí y corta.
Al día siguiente domingo, al ver llegar su camioneta se me sube la emoción en la cabeza, no pienso en los momentos agresión, sino solo en ver a mi Fer y ser besado con nuestros cuerpos desnudos y pegados. Voy corriendo hasta llegar a su camioneta, esta vez mejor preparado llevando una mochila con toalla, Al ver a mi macho, se me iluminaron los ojos, estaba con una remera de gym que le marcaba los biceps, un short blanco corto que dejaba ver sus grandes muslos peludos, usaba un kepi para protegerse del sol y esta vez calzaba unos tenis, tenia una botella de agua de 1 litro alado suyo que estaba tomando, contemple todo eso para luego hacer lo que tanto quería: acariciar y estirar los pelitos de su muslo, me encantó, solo por eso estaba dispuesto a todo lo demás, Fer se dejó acariciar todo el camino hasta el arroyo, podía notar por su bulto que su pene estaba erecto, pero él no me acarició ni toco, estaba como enojado y yo no entendía por qué.
Llegamos al arroyito, él llevaba consigo una bolso de mano, una conservadora coleman, y una silla plegable, me habla, me dice que está enojado porque la última vez no me porte muy bien, y no le gustan mucho los bebes que lloran por tonterías, solo asentí y quería que me dé un beso, pero no lo hizo.
Se sentó en la silla plegable, y me ordena que me saque la ropa, obedezo y veo que él sigue sentado con toda su ropa puesta, la siguiente orden fue quitarle uno de los tenis y la media, una vez hecho, pidió que chupe su pie, me gustaban sus pies y todo con tal de dar el gusto a mi macho, empece a chupar, se sintió un sabor salado y feo, pero no me importo seguí chupando con todo el deseo posible, cada dedo, la planta del pie, pasando mi lengua por cada parte incluso bese sus piernas y lamí los pelitos de la pierna, seguí con el otro pie, disfrute un montón, ya que podía acariciar sus piernas peludas, y ver la cara de placer de mi macho. De la conservadora saco otra botella de agua y empezó a tomar mientras me veía hacer lo mío, se para y me guía a hacer lo mismo estirándome del cabello, se saca la remera y deja ver se pecho y panza peluda, y me pide que me chupe los pezones, fue lo mejor que me paso hasta el momento, me moría por chupar y besar su pecho peludo e hizo lo mejor que pude, me sentía tan excitado que estaba preparado hasta para aguantar sus dedos en el culo, me guío con su mano a chuparle las axilas y los bíceps, me encantaba sentir su sudor en mi lengua.
Estaba en el cielo, y los ángeles tocaron las trompetas cuando Fer saco del short su gruesa pija de 21 cm, era la primera vez que iba a chupar su pija, me moría por probar, era una pija con prepucio así que la pelo, metí en la boca todo lo que pude, Fer empezaba a empujar como cogiéndome por la garganta, pero la arcada no me permitió meter más, no dijo nada, y yo solo seguí chupando. Esta vez me encantaba todo, solo faltaron los abrazos y besos, pero las emociones cambiaron cuando Fer me pidió que le pase un vaso de la conservadora, deje de mamar para hacerlo, y ya no me permitió chuparlo, le pase el único vaso que había, uno grande, de plástico que se usan para tragos.
Fer empieza a mear frente a mi, pero dentro del vaso, el vaso grande llega hasta más de la mitad de la meada de Fer, yo no entendía, podía mear en la arena, por un árbol, en el arroyo, no importaba, pero por qué en un vaso, incluso me desagrado un poco ver eso, terminó de mear y me pide que beba del vaso, y no dije nada. Lo miré incrédulo, la meada precisamente no tiene un buen olor, y el olor que desprendía ese vaso no era la excepción, el líquido se sentía caliente a través del plástico del vaso, di un sorbo y el sabor era asqueroso, solo un sorbo y el mal sabor se quedó en mi boca, hice una mueca de no beber más a pesar que Fer insistía que trague toda de una, me negué a seguir tragando eso y el enojo de Fer se plasmó en su rostro, me quita el vaso, lo guarda, y aquí empieza mi castigo que no lo veía venir.
Fer saca del bolsón de mano un cinto de cuero negro, y luego de gritarme que no le gusta que me porte mal, recibí el peor castigo, dobla el cinto, me agarra del hombro y me tira por el suelo, y recibo un golpe del cinto en la cola, y luego otro en el muslo, en la espalda, una y otra vez, el cinto pegaba mi piel con tanta fuerza que hacia un ruido notable aunque a más de 800 metros no había familias viviendo en la zona ni gente pasando por el lugar que pudiese escuchar, ni mis padres ni nadie me pegaron tan fuerte y tantas veces como Fer, una y otra vez por la cola, espalda o muslo, dolía tanto pero me contuve las lágrimas, cuando termino, me ordeno ponerme de rodillas, pedirle perdón y beber todo del vaso, e hice tal cual como pidió y bebiendo todo la meada hasta la última gota.
A pesar de mi esfuerzo, y el castigo, Fer me dice que ya no confía en mí, y saca del bolso unas cuerdas con lo que me ata las mano y los pies, y me deja tirado sin la posibilidad de poder moverme, esta vez preparado con un frasco de vaselina Fer se coloca en sus dedos, y nuevamente empieza a proceder por mi culo, esta vez con más fuerza, aunque con la vaselina la lubricación era mejor, el dolor era palpable, mi culito no estaba preparado para dos dedos en simultáneo y menos para su gruesa pija, pero no podía hacer nada, ya estaba atado, a merced de mi dueño.
Aunque lo hice bien aguantando los dos dedos de Fer penetrando mi culito, sin motivo aparente solo alcanzo ver que agarra el cinto me pone de cuadro con mi cara sobre la arena, y me empieza a pegar tan duro como la primera vez por la cola y espalda, alcanzo a ver en el rostro de Fer que cada vez que pegaba se mordía los labios y su pene estaba erecto y duro hasta no poder, supuse que a Fer le excitaba pegarle a su juguete sexual por lo que empece a gemir cada vez que recibía un cintarazo.
Fer deja de lado el cinto, atado de manos y pies, me guía a poner de cuatro con las piernas cerradas al no poder extender por la atadura, Fer me agarra de la cintura, empuja mi culo hacia él y siento su pija penetrar mi culo lento, suave, hasta empujar con fuerza para sacudir mi alma. A pesar de la dilatación con sus dedos y la ayuda de la vaselina, no siento placer durante la penetración, a medida que su grueso pene me abría el esfínter y se hacía dentro mío solo sentía como una quemadura en mi culo, y a la quemadura le seguía un dolor, solo mi devoción por Fer me daba fuerzas para aguantar, y escuchar sus gemidos de macho mientras me penetraba era mi recompensa incluso un escape al dolor, o al feo sabor de meada que seguía en mi lengua y hasta dentro de mi garganta.
Seguía en la misma posición, de cuatro, con aguante mantenía mis muslos fuertes para seguir en posición ante las sucesivas cojidas de Fer, de repente todo se acelera y Fer empieza a empujar más fuerte hasta que siento todo su cuerpo sobre mí y me desplomo por la arena, Fer empieza a darme unas cojidas fuertes y siento su pene tan profundo que pensé que tocaba mi estómago, ya que dolía la zona que alcanzaba hasta que el sonido de sus gemidos cambian a uno de éxtasis de placer y todo se calma, siento todo el peso de Fer encima, con su pija dentro mío pero quietos.
Descansamos unos minutos y Fer se reincorpora, entra al agua, pero yo me quedo tirado en el suelo, no tenía fuerzas y esperaba que Fer me llamase a acompañarlo, pero no lo hizo y seguí tirado en la arena. Al rato oigo a Fer acercándose y me pide que me levante, lo hago pero siento todo mi cuerpo con dolor, notable en la espalda, cola y culo, me pongo de rodillas y veo el enorme y peludo cuerpo de Fer frente a mí, él acariciando su pene, me dice que quiere mear y me acaricia el labio, yo ya sabia mi tarea aunque esta vez la bebida sería directamente de la fuente, de todas formas Fer me recuerda que abriera bien la boca y no derrame nada, de pronto siento el sabor de ese chorro caliente de meada que a pesar de haberla probado antes en el vaso, su sabor asqueroso siguió sin cambiar, solo intente tragar rápidamente sin retener en la boca.Con la fuerza del chorro me fue imposible contener toda la meada dentro de mi boca, fue inevitable que hilos de meada se escapen, sentí el líquido caliente gotear por mi pecho u hombro, hice mi mayor esfuerzo tragando casi toda sin morir en el intento porque aquel sabor fue uno de los mas fuertes que no sabria si alguna vez me iba a acostumbrar, miré el rostro de Fer y para mi suerte no le molestó que se me hayan escapado gotitas de meada, solo veía en su rostro un placer salvaje al verme tragar su meada.
El sabor horrible de la meada solo me daba una sensación de malestar y no contribuía a mi ya cansado cuerpo, pude a duras penas pararme y entrar al agua, sentí un ardor en el culo, en la cola y en la espalda, no sabía por qué tanto dolor, intente meter agua en la boca disimuladamente para hacer pasar el sabor a meada, miro hacia Fer que ya estaba totalmente vestido sentado en su silla plegable, no me sentía muy bien, y está vez no tenía el consuelo de los besos y abrazos de Fer, solo su indiferencia desde que llegó, hasta el punto que me apura para salir del agua.
Llegamos hasta casa, y debo bajar de la camioneta, Fer me mira, me acaricia el pelo, y solo me dice nos vemos después de navidad (estábamos el fin de semana antes de navidad).
Entro a casa, y voy directo al baño, me saco la ropa y me miro al espejo, y veo mi espalda, cola y muslo con unas líneas rojas, y otras con unas pequeñas heridas enrojecidas, eran las marcas de los cintarazos eran las que dolían al contacto con el agua y la ropa, me duche y luego me puse por el cuerpo una crema humectante esperando a que tenga resultados y calme la irritación de la piel, mi único miedo era que se den cuenta, aunque con la remera una bermuda no se veía ninguna marca.
Durante las compras navideñas acompañé a mi madre al súper, en donde para mi suerte encontré entre las góndolas de productos de belleza y cuidados encontré un pote de vaselina, aunque decía que era para quemadura y cortes solo supuse que seria lo mismo, la vaselina paso sin dramas entre los productos de compra de mi madre y nadie se dio cuenta, y a la vaselina se le unieron unos pepinos y con ellos empece a practicar la penetración en el baño, incluso en mi cama, al principio costaba, la superficie del pepino no es la misma que la suave zona del glande, pero no me rendí, practicaba todos los días, sentía que cada día mi culo estaba más dilatado, no sentía pena por mi mismo o mi culo, mi motivación era grande hasta que después de 6 días pude meter una gran pepino grueso y largo dentro de mi culo y con fuerza.
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