En el barco
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Bueno me encanta ir de ves en cuando a Buenos Aires, es muy excitante y al ser más grande que mi cuidad te hace liberar de muchas cosas.
Hay una empresa que te lleva desde Montevideo a Colonia en bus y desde ahí en barco hasta Buenos Aires. Desde que estaba en la terminal intercambie miradas con un hombre joven, guapo, robusto y muy elegeante, pero como yo no estaba solo, mantube mi discresión. Al subir al buses no lo veo, si no hasta bajar en Colonia, en la cual hay una pequeña espera, nuevamente se curzaron nuestras miradas y una sonrisa provocadora e insinuante se veía en el rostro de ese hermoso hombre.
Bueno llegado el barco procedimos al abordaje, despachamos equipajes y la clasica pasada por inmigraciones y todo eso, cuando veo detras de mi al hombre de las miradas. Me dice que poca gente viaja hoy asi que este tramite será muy rápido. Le conteste por suerte es mejor para viajar con menos gente por todas partes, y así comenzamos una conversación de que haciamos de nuestras vidas y todo eso. Le conte que iba a un curso con una amiga. El me dijo que vivia en Buenos Aires pero que era de Montevideo que estaba de regreso despues de visitar familiares, amigos y de hacer unos trabajitos (resulto ser cantante de tango), asi hasta que abordamos.
En el barco cada quien tomó por su lado, nos instalamos con mi amiga, charlamos, recorrimos el barco y el freeshop, hasta que ella me dice que tenía sueño y se fue a dormir, yo le segui viendo cosas en el freeshop donde me encnontre con mi nuevo amigo, nos saludamos y cada quien siguió en lo suyo. Salí a la terraza a disfrutar del aire del mar y me lo vuelvo a encontrar, nuevamente comenzamos a charlar de su trabajo, y me cuenta que estaba en pareja (con otro hombre) y que no estaba muy bien su relación, ya se había transformado en una costumbre, el sexo muy escaso, ya eran como amigos.
No supe que decir muy bien salvo que esas cosas pasan y que es bueno hablarlo antes que se vuelva una situación intolerable y de la cual no se salve ni una amistad. Tras mucha charla, me dieron ganas de ir al baño, pero no sabía donde estaba en ese barco, me dija que también le dieron ganas que me guiaría, llegamos al baño hice lo mio, me voy a lavar las manos y por el espejo veo que su puerta esta abierta y se estaba masturbando, no pude apartar la vista del espejo, pues se veía una hermosa y grande verga y unas grandes, redondas y hermosas nalgas peludas, se me paró casi en forma instantanea, me vió, me guiñó un ojo y me hizo seña de que fuera con él. Así lo hice, entre al gabinete, y me comenzó a besar, abrazos, caricias por todas partes, me bajo el cierre y tomo mi verga ya dura como fierro, luego tomó con su mano las dos vergas y comenzó a masturbarnos, fue genial sentir el roce de las dos vergas, aprete sus nalgas y meti mis dedos en su culo hermoso y calentito, se arrodillo y comenzó a chuparme la verga con una desesperación impresionante como que le hacía mucha falta, yo alusine con esa chupada como nadie me la habia hecho haste ese momento, se puso de pie, saco un condón me lo puso, yo baje hasta sus nalgas, me arrodille y le chupe esa hermosura de orto peludo durito y sabroso, lo dilate bien jugando con mis dedos, me puse de pie lo hice inclinar un poco y de un solo envion lo pentre. Pego un suspiro y me decia que le diera fuerte, cuando lo penetraba con mis manos lo masturbaba, ya que su verga era más chica que la mia pero estaba buena, cuando comenzo a lanzar contra la pered chorros y chorros de su leche acumulada por montones y yo aca dentro suyo.
Fue increible la cojida que le di y como disfrutamos ambos.
Limpiamos un poco el lugar, sali del gabinete, me lave un poco, y lo espere en la terraza, alli nos volvimos a encontrar, me dió el número de su celular y me invito a verlo en donde cantaba.
Pase varios días pensando en la buena cojida en el barco.
Despues les cuento como fue el regreso
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