En el bus del vecino #2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Jossdelaossa.
Antes de iniciar les dejo el linck de mi relato anterior:
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Después de aquella noche en el bus del señor Rodrigo, debo confesar que me volví "adicto" a las pajas, buscaba cualquier oportunidad para poder jalarmela, en el baño o en mi habitación.
Mi almohada ya estaba toda manchada de tanta leche seca que tenia de las constantes corridas que me pegaba.
No volví a ir al bus, la verdad me daba pena quedar en evidencia con los pelaos del barrio, para mí era claro que ellos lo hacían por experimentar y pasar el rato, no quería que se me notara el placer que en realidad me daba el verlos masturbarse.
No sé por qué motivo el señor Rodrigo dejó de llevar un tiempo el bus al barrio, pero los pelaos de la cuadra actuaban como si nada , de vez en cuando veía a Sergio y la verdad me exitaba mucho, el solo recordar su verga y la forma en que botó toda esa leche aquella noche, me ponía muy mal.
pero en realidad despues de eso no cruzamos palabras, era como si no existiera.
Una noche el señor Rodrigo volvió a parquear el bus como de costumbre, yo sabía que ese día después de tanto tiempo abría "reunión" y la verdad no quería faltar.
Esperé con muchas ganas la noche, cuando me armé de valor decidí llegar al parqueadero, efectivamente ya se veían al fondo varios chicos reunidos, me atreví a subir al bus y ahí estaban Sergio, los mismos chicos de la vez pasada, y unos dos chicos nuevos más.
Al caminar por el pasillo lo primero que escuche fue la voz de un chico llamado Harvei:
—Miren quién volvió, el mirón, dejenlo pasar.
Un poco nervioso caminé hasta donde estaba Sergio, al igual que la vez pasada me indicó que me sentara a su lado, el tenerlo a mi lado fue muy emocionante de verdad quería volver a vivir la experiencia.
Estando ahi pude ver que uno de los chicos "nuevos" era el hermano mayor de Sergio, lo apodaban el Chiqui, era un muchacho mas alto y moreno que sergio, acuerpado, no musculoso, pero bien fornido, tenia unos 18 años, el otro era mi vecino que vivia en la esquina, a tres cuadras de mi casa, se llamaba Edgar, un poco mayor que los demás unos 21 años, muy alto, delgado y piel trigueña.
Sergio me preguntó que por qué no había vuelto, solo me escogí de hombros, él soltó una risita burlona y me dijo : tranquilo, que bueno tenerte acá para que veas como nos pajeamos otra vez o ¿esta vez te animas ha hacerlo con nostros?
Los chicos iniciaron como la vez anterior, a bajarse los pantalones o abrirse sus braguetas, y ahí estaba yo otra vez en medio de todas esa vergas erectas intentado disimular, de verdad sentía que se me hacia agua la boca.
Sergio que estaba a mi lado les indicó que no se podían demorar mucho por que su papá estaba tomando cervezas en la esquina y no tardaba en venir a cerrar el bus.
Al parecer Edgar y el Chiqui eran buenos amigos, se tenían mucha confianza, ellos se hicieron juntos, vi que Edgar sacó de su bolsillo unos recortes de revista, eran de mujeres desnudas, le entregó una hoja a los que pudo, y asi siguieron jalandosela, cada uno con una imagen en la mano y con la dandose lo mas que podian.
No podia dejar de ver hacia donde estaban ellos dos, Édgar tenia un pene largo y delgado, le salía mucho luquido preseminal, el mismo que iba tomando con su dedo y se llevaba a la boca, pero el que mas me sorprendió fue el del Chiqui, era un pene muy oscuro, grueso, cabezon, lleno de venas y mucho pelo, parecido al de Sergio pero mas grande.
Sergio me sacó de mi fijación con un comentario: – ellos tienen los penes más grandes ¿si ves el de mi hermano? aca le decimos la anaconda, se parece mucho al de mi papá.
En un momento los chicos comenzaron a venirse, al igual que la vez pasada, encima del mismo sillon, la corrida de Edgar fue descomunal muchos chorros largos de leche, Practicamente dejó todo el cojin del asiento lleno de su leche, luego se vino el Chiqui fueron mas cortos sus lechazos pero muy espesos, nunca habia visto una leche tan espeza.
Por la advertencia de Sergio todos iban bajando del bus apenas terminaban, Edgar bajo con el Chiqui, éste último le dijo a Sergio que no se demorara, que en casa los esperaba su papa.
Al final, me tocó aguantar mucho las ganas de masturbarme, pero de verdad quería quedar solo con Sergio, quería ver nuevamente como se corría, ésta vez Sergio paso su camiseta por detras de su cabeza, se bajó la pantaloneta y el interior hasta debajo de la rodilla, practicamnete lo estaba viendo desnudo, no podia disimular el placer que me causaba eso, esta vez tenía mas vellos en su abdomen que la vez pasada, sus axilas igual y su pene olia mucho mas, esa mezcla entre sudor y residuos de orina, no podia dejar de mirarlo, de repente se detuvo y me dijo: ¿por que no me ayudas?
De verdad en ese momento, no supe que decir solo pregunté: ¿como?
— Has practicado pajas en tu casa? Respondí que sí.
bueno has lo mismo que haces en tu casa, pero en mi verga (me quede como atontado un segundo) yo sé que quieres, lo sé desde la vez pasada , sé que por eso estas acá.
He visto como me miras cuando me ves en la calle, pero no me puedo voletear delante de la gente, sabes que lo que pasa aqui son cosas entre machos y aquí se quedan.
De verdad no lo podia negar, esa era mi intención, asi que tomé el pene de Sergio con mi mano, el le hecho saliva, lo que facilitó los movimientos de mi mano, las subidas y bajadas de mi mano por todo su pene, no era un experto, pero me gustaba lo que estaba haciendo y se notaba que a él igual.
Me gustó sentir ese pene grande y caliente en mi manos, sentia como bombeaba entre mis mano, de verdad lo disfrute mucho, el olor era lo mejor, Sergio expedia un olor a macho por todo su cuerpo, de verdad a esa corta edad queria tener esa verga en mi boca, me provocaba demasiado, derepente Sergio puso su mano sobre la mía, e inicio a halar mas rápido y mas fuerte ¿Quieres ver como me vengo? Asenti con la cabeza y ahí estaban esos delicios chorros de leche uno detras del otro, cayendo sobre su abdomen y su pecho, mientras Sergio de retorcia de placer, algunos quedaron nuevamente en mi mano no pude evitar oler esa leche otra vez y de verdad que olia muy bien.
—Es mejor que te vayas antes que venga mi papá, regresa la próxima que veas el bus y me vuelves a pajear ¿te animarias a hacerlo delante de los otros? No respondí nada, pero la verdad no me molestaba la idea, eso me abriría la posibilidad, quizas, de tocarle la vergar a el Chiqui y a Edgar, esa era mi nueva meta, lo quería hacer, sin importar lo que pensaran.
Bajé lo más rápido que pude del bus antes que llegara el papá de Sergio, pude ver desde la puerta del bus que ya venia, se veía algo tomado, caminaba con dificultad, lo que hice fue bajar rápido y ocultarme por la parte delantera del bus para que el señor Rodrigo no se percatara que estaba ahí, no quería que me viera y menos que me encontrara con la mano llena de leche.
El señor Rodrigo subió al bus y encontró a Sergio, honestamente pensé que lo iba a regañar, al verlo lleno de leche y el sillón igual, pero no fue así, lo que oí fue una pregunta: como te fue? Antes que Sergio dijera alguna palabra, el señor Rodrigo dijo: uyyy veo que muy bien, cuanta leche junta.
Intente irme a mi casa, pero esa pregunta encendió algo en mí que no me dejó hacerlo, por el contrario quería ver mas de cerca la escena, perp era muy pequeño para alcanzar una ventana desde afuera, así que me animé a irme acercando a la entrada del bus nuevamente.
Me ubique lo mas arriba que pude en los escalones de la entrada y ahí pude ver que estaba el señor Rodrigo en el pasillo, él era un hombre moreno, de unos 40 años, estatura media, al igual que sus hijos algo robusto y con una barriga de esas que suelen tener los conductores, pero que no impedia que se viera atractivo (o así lo empecé a percibir desde esa noche) Sergio estaba a su costado entre las sillas del bus viendo la reacción de su padre.
– Muy bien hijo, esta vez hay más que las veces anteriores, que bien, esas cervezas me dejaron antojado.
De repente el señor Rodrigo se agachó frente al sillon de su bus, ese sillón donde todos los pelaos se corrían y empezó a lamer toda la leche revuelta, parecia un niño frente a un dulce, pasaba su lengua, los labios, recoriendo cada espacio del sillon donde habia un rastro de leche y donde no, pasaba sus dedos, se los llevaba a la boca hasta dejarlos limpios, cuando termino de darse gusto con el sillón miró a Sergio, le dijo que se acercara, lo sentó en la silla contigua le levanto la camiseta y al igual que con el sillón empezó a pasar su lengua por encima del pecho y el abdomen de su hijo, tragandose los residuos de leche que le habían quedado como resultado de la paja que se acaba de hacer conmigo, Sergio no decia nada, pero el señor Rodrigo parecia estar en un extasis total, vi como poco a poco después de terminar con la leche del pecho y el abdomen de Sergio siguió bajando hasta llegar a su pene el cual también limpió con mucho gusto, mientras lo hacia abrió su pantalón, no pude ver su verga, pero era obvio que se estaba masturbando.
– la próxima trata de no venirte, sabes que a papi le gusta recibir tu lechita caliente.
La escena era tan fascinate para mí que desde mi "escondite" no podia evitar seguir oliendo los residuos de la leche de Sergio que estaban en mi mano, era tanto el placer que sentía de ver lo que estaba pasando, sumado al olor a leche de mi mano, que me vine sin siquiera tocarme, cuando me di cuenta estaba ahí en los escalones del bus, con mi pantaloneta y mi camiseta llenas de mi propia leche.
Al ver esto me giré para correr hasta mi casa y tratar que nadie se diera cuenta, pero al hacerlo me encontré con el Chiqui, intenté correr, pero me alcanzó por un abrazo.
– ¿qué estabas haciendo ? le dije que nada, pero reparo mi ropa y la agarro, obviamente su mano quedó llena de ratros de mi leche, me quedó viendo y me dijo: otro puto pajero en la cuadra, que bien.
¿Por que corres ? ¿Que estabas viendo? Del susto no pude decir nada, solo hale mi brazo y corrí lo más que pude.
Al llegar a casa me encerre en mi habitación y los recuerdos de esa noche me acompañaron mucho tiempo, la verdad trataba de no andar mucho en la calle, no me quería encontrar con el Chiqui, me daba nervios el pensar que le ubiera dicho algo sobre mi corrida a los demás chicos que participaban en las pajas o que me preguntará algo sobre lo que vi.
Ya les contare en otro relato, cuando los volví a ver y bajo que condiciones, pero no les puedo negar que durante ese tiempo hice otras cosas, que les comentaré en relatos mas cortos e independientes.
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