En el campamento…
Mientras mi boca le daba placer a sus pezones mis manos recorrían todo su tronco por detrás y por delate bajando poco a poco, pero deteniéndose en el área debajo del ombligo de manera muy evidente..
Buscaba cualquier oportunidad para satisfacer aunque fuera mi sentido de la vista con algún compañero de la escuela o cualquier hombre que me pareciera atractivo, siempre me gustaron los hombres grandes, de tamaño, no tanto de edad aunque en realidad eso no era tan importante.
Mi familia sospechaba desde muy temprana edad que me gustaban los hombres, pero no fue hasta después de irme a vivir solo que les confesé que yo era homosexual. Aunque algunos se jactaban de ya saberlo para otros fue un poco más difícil de digerir.
Durante mi adolescencia mi familia estuvo cerca de descubrirme con otros hombres, pero nunca tuvieron la certeza, y ahora que lo saben, obviamente no les voy a cuales de esas veces tenían razón realmente sobre lo que sospechaban de mí, en otras ocasiones ni se imaginaban que en lugares que ellos creían inocentes yo satisfacía mis deseos de complacer otros hombres.
En una ocasión, yo le había dicho a mi padre que me iría de campamento con unos amigos el fin de semana, esto era algo común poco antes de que yo cumpliera la mayoría de edad, por lo que ni él ni yo nos hubiéramos imaginado lo que viví aquella vez, que aunque no fue la primera vez que pude tocar a un hombre, sí fue la primera vez que quede completamente satisfecho y algo más.
El sábado en la mañana me encontré con mis amigos y nos dirigimos a una parada de camiones al sur de la ciudad donde salía el transporte que nos llevaría al balneario donde pasaríamos ese fin de semana, en ese entonces mis amigos no sabían que yo era homosexual y o tenía ninguna intención de decírselos y fue por esa razón que tuve que disimular mucho la mirada que le lance a un tipo que se sentó frente a mí.
El sujeto parecía haber salido de uno de mis sueños húmedos, era más alto que yo, quizás media 1.85, era bastante fornido y lucia de unos 33 o 35 años. A pesar de que era de raza blanca se veía bastante bronceado, pero lo que me volvió loco fue su pelaje, llevaba puesta una camiseta sin mangas negras, que le quedaba ajustada y que dejaba al descubierto sus brazos y parte de su pecho. No podía dejar de mirarlo.
Sus brazos eran gruesos y fuertes, era definitivo que iba al gimnasio, pero más llamo mi atención que eran extremadamente peludos, tenía el antebrazo completamente cubierto de vello y este le subía hasta el hombro, pude ver que también el dorso de su mano era peludo ya que leía un libro frente a mí, el cual no me dejaba contemplar cómodamente como el pelaje de su pecho protuberaba fuera de su camiseta y era tan abundante que en el centro de este ya no se alcanzaba a ver la piel. Y finalmente… una hermosa barba de candado. Era espesa y abundante, como el resto de su vello facial el cual se retiraba. Yo hubiera querido verlo con la barba completa, pero eso no hacía que disfrutara menos de ese espectáculo de macho.
El camino era algo largo, nos tomaría al menos 3 horas llegar a nuestro destino y durante el trayecto, el camión hacia paradas en diferentes puntos, a la mitad de este me quede dormido y solo desperté hasta que mi amigo Isaac me avisó que ya habíamos llegado. Mientras caminaba hacia la entrada del balneario recordé ese hombre tan hermoso que había visto, pero como baje tan apresurado del camión ya no me dio tiempo de darle un último vistazo.
Al llegar montamos las tiendas de campaña y almorzamos, mientras reposábamos la comida un poco, mis amigos y no fuimos a darnos una ducha y ponernos bloqueador de sol. Después de comprar unas botanas y unos refrescos tomamos nuestras toallas y fuimos a la alberca, donde yo, al haber perdido mi primer estimulo visual, me disponía a encontrar algún oso para contemplar mientras nadaba.
No parecía haber mucho material esa tarde por lo que me olvide del asunto y me arroje unas cuantas ocasiones del tobogán y me divertí un rato en la alberca. Después de unos minutos alcanzo a ver como en la orilla de la alberca un hombre se quita la playera revelando un maravilloso pelaje. Quede absolutamente perplejo al ver como su playera subía y cubría su rostro pero al mismo tiempo deja ver un torso tan espectacular, una vez que pudo quitarse la prenda completamente me percato de que se trataba del mismo sujeto que había estado viendo en el camión. No lo podía creer.
Por mi mente cruzaron diferentes maneras en las que podría fingir un poco y tocar ese pelaje tan hermoso que cubría su piel. En ocasiones parecía estarlo presumiendo ya que se tocaba constantemente con la intensión de sacudir un poco el agua que quedaba atrapada entre sus vellos cada vez que se sumergía, yo solo podía imaginar que esa fuese mi mano que acariciaba con lujuria tan excitante pelaje.
Poco más de una hora después el hombre salió de la alberca, tomo sus cosas y se dirigió al baño, ya que no pude atreverme a intentar tocarlo aunque fuera por error en la piscina, decidí seguirlo para poder ver un poco más.
El hombre tomo una ducha, por lo que yo fingí que iba a lo mismo aunque tuve que regresar por mi toalla, y ya que las regaderas no tenían separación alguna, use una que me permitiera ver desde un buen Angulo. En ese momento había más hombres en las duchas y algunos de ellos no se quitaban los trajes de baño para limpiarse, yo no lo dude ni un momento, esperando que al ver que habíamos varios hombres desnudos ahí no le incomodara quitarse el suyo. Al principio parecía que no lo iba a hacer pero después de unos minutos lo hizo.
Sus nalgas, como hubiera esperado, eran muy velludas también, además de ser bastante grandes y redondas, pero yo lo que quería ver era su pene, que colgaba flácido frente a un par de voluminosos y peludos testículos. Yo hubiera querido ver su miembro erecto en ese momento, pero no se levantó. Aun así estaba viendo a ese hombre que horas antes era un extraño en el camión, y lo estaba viendo desnudo. Mi pene comenzó a levantarse ante tal espectáculo por lo que me voltee para disimular, cuando me di cuenta ya se estaba secando, por lo que trate de seguirlo.
En aquellos vestidores solo había una barra donde la gente se sentaba a secarse y vestirse por lo que no pude tener una buena visión de su cuerpo mientras se secaba, de cualquier manera verlo haciendo eso no iba a ser más estimulante que verlo lavar su cuerpo como lo había hecho minutos antes. Solo me dedique a perder el tiempo mientras el terminaba, y a los pocos minutos se fue.
Yo estaba muy contento de lo que había podido ver, y no me imaginaba que habría podido tener mejor oportunidad que esa para contemplar un cuerpo tan deseable para mí, pero al salir me di cuenta de que seguramente estaría muy equivocado ya que frente a la entrada de los vestidores estaba tirado en el suelo el libro que ese hombre había estado leyendo en el camión, y que ese sería mi boleto a poder conocerlo y hablar con él.
Decidí ya no meterme a la alberca, por lo que me dirigí a la tienda de campaña para no exponer el libro al agua, y después de eso caminé un poco para ver si podía encontrar la tienda de campaña donde estaba aquel hombre, pero desafortunadamente no lo pude hallarlo, de hecho pasó por mi mente la idea de que ya podría haberse ido.
La noche cayó y mis amigos y yo montamos una fogata para poder cocinar la cena, entonces lo vi. Ese hombre tan delicioso se acercaba con una mochila muy grande, la cual no había notado que llevaba cuando lo vi en el autobús. A los pocos minutos sacó una tienda de campaña, pero pude notar que estaba teniendo problemas para montarla, ya que tenía el libro y tenía experiencia en el campismo pude encontrar la excusa perfecta para acercarme a él sin despertar sospechas de su parte o de mis amigos.
─Oye disculpa─ le dije para llamar su atención. ─Este libro es tuyo, ¿cierto?
El hombre dejó a un lado las varillas y volteó a verme sin aparentar mucho interés, pero al ver lo que tenía en mis manos sus cejas se levantaron con sorpresa y se levantó para acercarse a mí.
─Sí, muchas gracias─ dijo él mientras lo tomaba. ─Creí haberlo perdido.
No me había puesto a pensar en eso, pero su voz resultó ser profunda y varonil, quedé completamente hipnotizado al ver su vello facial moverse mientras hablaba. Una vez que tuve su atención le ofrecí ayuda para montar la tienda de campaña, y no pudo negarse.
─Se supone que mis amigos me alcanzarían aquí, pero tuvieron un problema y ya no vinieron. La verdad no tengo idea de cómo se usan estas cosas, gracias por ayudarme, y por encontrar mi libro─ me explicó con su seductora voz, yo solo quería que no dejara de hablar. Su nombre era Mauricio.
Después de montar la tienda de campaña, me ofreció una cerveza ya que ya no tendría con quien compartirla, pero entonces llegaron mis amigos y ya que Mauricio tenía muchas cervezas les ofreció una a ellos también. Al poco tiempo de platicar terminamos acercando su tienda de campaña cerca de nuestra fogata y además de compartir sus cervezas mis amigos le ofrecieron una hamburguesa de las que habíamos cocinado.
Al poco rato mis amigos habían acaparado su atención, no podía quejarme mucho ya que gracias a su plática pude darme el placer de ver su cuerpo por horas. Y cuando creí que no tendría la oportunidad de ver o tocar, la fogata comenzó a apagarse y las cervezas se acabaron. Mis amigos comenzaron a organizarse para ir a buscar más leña, mientras otros se iban por más cervezas a la entrada del pueblo donde había un Oxxo, el cual estaba a unos veinte minutos de camino. Yo de inmediato me ofrecí a ir por las cervezas y mis amigos estaban muy perezosos para caminar tanto, y nadie se ofreció, por lo que ese hombre tan eludo y sabroso decidió acompañarme. Era la oportunidad perfecta.
El camino a la tienda era de subida en una carretera angosta rodeada de casas de lujo, y ya que el hombre estaba en mucho mejor forma que solía ir delante de mí, pero solo yo conocía el camino. En diversas ocasiones volteaba a verlo, hasta que en una de esas veces notó que lo veía directamente al borde de su camiseta donde dejaba al descubierto su pelaje. Pude ver en su mirada que se dio cuenta perfectamente de la razón por la cual lo veía, creí haberlo visto sonreír pero la pena me ganó y voltee a ver al frente y aceleré el paso.
─ ¿Por qué te da pena? ─ me preguntó y yo quedé paralizado.
─ ¿Qué? ─ dije yo tratado de disimular.
─ Te gusta verme el pecho, ¿verdad? ─ me dijo. Y yo no podría creer lo que me estaba diciendo. ─ ¿No preferirías tocarlo? ─
Al oír esto me detuve de golpe. Ahí en medio de la carretera se puso frente a mí y esperó a que pasara un carro que venia del lado contrario, luego ya que no me atreví a mover un dedo tomó mi mano y la puso dentro de su camiseta, apenas y podía sentir su piel de tanto pelo que la cubría, era delicioso, no podría creer que estuviera acariciando su pecho.
─¡Ándale, cabrón! ¡Tócale! Se ve que te está gustando
No tarde ni un segundo en tomarle la palabra y metí la otra mano para poder gozar bien de semejante macho, ya que la camiseta le quedaba ajustada, decidió quitársela y así pude contemplar a unos cuantos centímetros el cuerpo que unas horas atrás me había despertado tanta lujuria.
Pase mis manos por su abdomen, su pecho sus hombros y sus brazos, cada parte estaba cubierta de hermoso y grueso pelo. Cuando quise tocar sus axilas inclusive levantó los brazos para que pudiera hacerlo con más comodidad, su sonrisa y su mirada me decían sin lugar a dudas que también lo disfrutaba. Luego que tomo de la nuca y acercó mi boca a su pezón, cuando mi labio lo tocó no pude contenerme y empecé a lamerlo y chuparlo intensamente, podía sentir su pelaje acariciando mi cara y en ocasiones la frotaba contra el centro de un lado al otro ya que era allí donde más vello le crecía. Mauricio soltó un suspiro de placer.
Mientras mi boca le daba placer a sus pezones mis manos recorrían todo su tronco por detrás y por delate bajando poco a poco, pero deteniéndose en el área debajo del ombligo de manera muy evidente.
─Más abajo todavía hay más─ me dijo tras obligarme a mirarlo a los ojos, y después se bajó el short, revelando su pene semi erecto.
Nuevamente quedé paralizado ante él. Ver su miembro tan cerca era muchísimo mejor que en las regaderas. Momentos después y con algo de inseguridad lo sujete con mi mano, era carnoso y grueso, su glande apenas y se asomaba a causa de la erección, pero se notaba bastante voluminoso, lentamente jale el prepucio para revelar el resto y una gota de líquido pre seminal se escapó. Luego acaricie sus testículos, y estos se contrajeron un poco en respuesta al contacto, pude escuchar su respiración acelerándose por el placer de sentir mi mano acariciarlo. Volví a sujetar el tronco de su pene y a masturbarlo ligeramente mientras alternaba la mirada entre su pecho, su cara y su miembro, después de unos segundos me detuve, en espera de otra señal, parecía ser que mi inseguridad le causaba un poco de gracia, pero al mismo tiempo, excitación.
─ ¡Comételo! ─ me dijo finalmente con un tono tan autoritario, que pude sentir mi garganta contraerse de inmediato.
Me puse en cuclillas y metí su verga en mi boca.
Lo primero que pude saborear fue el aquella gota de lubricante que había salido, pase la punta de mi lengua sobre el orificio de su pene para asegurarme de disfrutar esa gota por completo, luego comencé a mamarla como becerro. Cada movimiento que hacia provocaba que su pene se pusiera más firme y grande hasta conseguir una erección completa; fue entonces cuando sujeto su miembro y me dio pequeños pero deliciosos golpes en la lengua, cada vez que impactaba gozaba de sentir su frenillo en la punta. Estaba sumamente excitado y no paraba de tocar su pecho mientras me comía tan deliciosa verga.
El movimiento de mi cabeza comenzaba a ser más intenso y continuo, poco a poco pude sentir las palpitaciones dentro de mi boca lo cual me excitaba aún más, cada vez eran más fuertes y más continuas hasta que empezó a gemir de placer. Yo sabía lo que venía.
─Ni modo amigo, te los vas a tener que comer porque aquí vienen y no creo que quieras regresar al campamento con la cara llena de semen…
A pesar de que no tenía planes de sacar su verga de mi boca, el hecho de que me hubiera ordenado que me comiera su semen solo lo hizo más delicioso de lo que ya había sido. Poco a poco pude sentir como mi boca se llenaba de ese líquido que para mí era como un premio, su sabor era un poco más amargo de lo que esperaba, pero eso no fue motivo para no saborear cada gota.
Al terminar pude ver como una gota se había escapado y quedado atrapada entre en pelaje de su abdomen. Tras haber tragado con inmenso placer ese jugo directo de la verga de Mauricio, no dude en limpiar la gota, y no pude evitar pasar mi lengua hasta su pecho. Unas gotas de sudor entraron en mi lengua mientras daba una última probada al cuerpo de ese hombre que recién había terminado de satisfacer. El placer se apodero de mí a tal grado que termine por recargar mi cara de lleno contra su pecho mientras gemía al saborear su cuerpo.
─ ¡Que rico te la comes cabrón, mamamela toda, es toda tuya, toda para ti…!!! ─ dijo finalmente antes de volver a ponerse su camiseta para que siguiéramos nuestro camino.
Antes de regresar a la tienda de campaña me dio su teléfono y un beso, tome una cerveza para disfrazar el olor a semen que emanaba de mi boca. Jamás me hubiera imaginado que pudiera saborearme a ese hombre tan sexy cuando lo vi por primera vez, y mis amigos tampoco se lo imaginaron nunca.
Esa noche dormí con una sonrisa enorme en la cara y todavía me quedaba la mañana siguiente para disfrutar más de su cuerpo, al menos con la vista pero estaba equivocado, él deseaba lo mismo que yo, nos deseabamos y queríamos algo más que solo un fin de semana y una furtiva situación…
Luego de ese maravilloso encuentro vinieron más y varios años después de ese fin de semana, seguimos juntos…
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