En el confesionario
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Asì como siempre he buscado una experiencia sexual con alguien de color negro, tambièn fantaseaba con "mamar" una verga de algùn sacerdote, pero dentro del confesionario. Pagar la penitencia y recibir la absoluciòn divina… Fue asì como lleguè a esa pequeña iglesia, un dìa domingo de ramos y pedì confesarme. No se còmo ocurriò, pero de repente estaba mamando un pene grueso y muy suave de piel… Arrodillado dentro del confesionario me hacìa màs y màs experto a medida que pasaban los segundos y esa verga entraba y salìa de mi boca. Recordaba còmo lo hacia Jenny, mi novia e intentè hacer lo mismo…Apretarla suavemente y llegar hasta los testìculos, apurar a veces el ritmo a lo largo de ese instrumento santo o apretar sòlo la cabeza y mantenerme ahì por algunos instantes. Al parecer por los murmurantes quejidos del cura, mal no lo hacìa ya que me tomaba la cabeza y me la hundìa hasta dejarme sin aire entremedio de su vello pubiano. No se, me sentì bien, me sentì excitado de pensar que estaba provocàndolo placer a un hombre, del mimo modo que lo hace una mujer en circunstancias similares… Escuche un pequeño grito gutural que emanaba de la gargante de ese macho y sentì un empujòn hacia mi garganta que me violento mis pupulas gustativas, pero eso me excitò a tal extremo que cerrè los ojos y esperè a que la leche saliera fuerte de esa carne y pasara directamente a mi gargante… Retirè unos milimetros el grueso pene del cura para recibir todo su contenido sobre mi lengua y segundos despuès de saborearla la trague lentamente, como si fuese miel que despejarìa de toda infecciòn mi sistema respiratorio… Fue genial… Sentir cada espasmo eèctrico del cuerpo de aquel cura… Se quedò quieto, como muerto… Abrì la puerta del confesionario y partì, aunque antes escuchè claramente su sentencia divina…"Hijo, tus pecados han sido perdonados"… Amèn Chile
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