En el ejercito. Ultima Historia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por FernandoMurcia.
Hola
Esta historia es algo corta del segundo y último encuentro sexual que tuve en mis tiempos en el ejército
Al haber salido a patrullar nos enviaron primero a un cerro en Cundinamarca llamado "el alto de Gutiérrez", que fueron 5 meses en los que mis únicos encuentros sexuales, se limitaban a hacerse con mi mano, pasado este tiempo bajamos a patrullar por la vía al llano, allí todo transcurrió con normalidad por un mes, sin embargo una vez nos quedamos a acampar en una escuela abandonada, que tenía una capilla pequeña, donde podíamos dormir 5 soldados bien acomodados.
El caso es que para ese entonces yo era dragoneante relevante, es decir yo hacía los relevo de centinela, mas o menos a las 1:45, me desperté para hacer el relevo de las 2 de la mañana, cuando el soldado ROJAS (Jorge), estaba masturbándose, no le veía el pene, pero se veía su mano subir y bajar frenéticamente y su cara hacía atrás, él nunca me gustó, era delgado y marcado, completamente lampiño (y la verdad me gustan los hombres acuerpados y/o velludos), lo que mas me molestaba de él era su cara, esa cara demacrada, cuyas facciones se marcan por el consumo continuo de marihuana (era un ñero marihuanero descarado), lo que le da una expresión de ladrón que no me parece sexy. Pero ver a alguien magreandose la verga de esa manera después de mas de 5 meses de abstinencia, me puso arrecho de una vez.
Él sintió que me moví y se estuvo quieto, me levanté me acomodé y antes de salir lo toque para llamarlo, en voz baja le dije
-rojas!, tome – le extendí mi mano y le dí un pedazo de papel higiénico, él lo recibió y con cara de desconcierto se quedó mirándome
Yo salí, dejándolo así, hice los relevos, hable con los centinelas, todo estaba normal, como a la hora me tocaba llamarlo precisamente a él, así que fui a la capilla y lo llamé, él se levantó de inmediato (era obvio que no estaba dormido), yo decidí llamar al otro centinela y me dispuse a salir cuando él hablo en voz baja
-Murcia? para que era esto – me dijo mostrando el papel
-usted sabe- le dije dejándolo desconcertado por segunda vez, se hizo el relevo sin problema, los centinelas salientes se fueron a dormir, me quedé con el otro centinela (que no recuerdo quien era) hablando, sin embargo quería descansar un poco, así que fuí a pasarle revista a ROJAS antes de dormir, cuando llegué le pregunté si había alguna novedad
-no, nada, todo sin novedad…. y ahora si me va a decir para que él papel
-para que se limpiara -se lo solté de una
-para que me limpie? – dijo
-si, el semen – lo decía sin mirarlo, para dar un aire de que no es algo importante – voy a descansar un poco antes del otro relevo
-espere, como así que el semen – hablaba haciéndose el desentendido
-sí, que pena lo vi cuando me desperté – dije nuevamente como si no fuera la gran cosa
Él se ruborizó, me miró desconcertado, como no creyendo lo que pasaba, titubeó un poco y dijo con cierto oficialismo
-que pena mi dragoneante
-no pasa nada, todos lo hacemos
-usted también…
-si claro, a mí también me hace falta – y de repente de algún lado de mis desvergüenzas me salió – si quiere puede pajearse cuando quiera, yo no pongo problema
El me miró con esa cara, de haberlo entendido todo, me delaté en un segundo, en su cara se veía reflejada toda la situación, me había gustado verlo y quería que lo hiciera delante de mío, me gustaba la verga y alguien como él no dejaría pasar esa oportunidad
-es que a mí me da pena con usted mi dragoneante – dijo con algo de servilismo
-que mas da, yo no tengo problema – dije con el desesperado intento de no parecer interesado, como si fuera algo sin trascendencia – bueno, me voy a descansar
-espere…mmm y se hace mucho la paja Murcia?
– de vez en cuando, y usted?
-solo 3 veces con hoy y me daba culillo (miedo) que me pillaran (vieran)
– y en quién piensa? – dije yo
-en mi novia, o en la pelada del pueblo que vimos ayer, tenía unas te*** y un cul***, que rico para comerse todo eso. Y usted Murcia?
-voy por el siguiente turno – dije mirando la hora y viendo no solo que ya habíamos pasado mucho tiempo, sino buscando la manera de evadir esa pregunta, pero creo que la respuesta era GUTIERREZ (de mi primer relato)
El relevo siguió sin novedad, los otros centinelas recibieron, yo aproveché por lo menos para descansar un poco. Me recosté y sentí cuando ROJAS se acostó también junto a mí, no habían pasado 5 minutos cuando empecé a sentir su movimiento continuo típico masturbatorio, yo nuevamente me erecté, quería verlo, pero no quería parecer obvio, ya había dado un paso en falso, y no podía dar otro en la misma noche, pero las ganas y la calentura me estaban matando. me hice el dormido y giré para quedar acostado de medio lado mirando hacia donde estaba el, en plena faena con su verga, y a propósito, que no la había visto, era un arma de unos 18 ó 19 cm, morena, gruesa, cabezona y venosa un poco curva hacia arriba. Él me miraba esperando que yo lo viera.
Yo traté de mantener los ojos cerrados lo más posible, pero era obvio que lo estaba viendo, él retiró la cobija y cualquier obstáculo para que le viera la verga en su esplendor, se masturbaba de forma pausada, yo ya tenía los ojos completamente abiertos, el estiró su mano cogió la mía (intenté resistir levemente, pero la arrechera me ganó), la puso sobre su verga y me guió en su masturbación
-no le dice a nadie – le dije yo, con una mezcla de miedo y excitación
-hágale, todo bien – contestó
Empecé a masturbarlo mas rápido, el gemía por lo bajo y eso me excitaba, él empezó a lubricar y yo usaba ese lubricante para pasarle los dedos por la cabeza (eso hace retorcer a la mayoría de los hombres), él se retorcía como esperaba y gemía, de pronto, puso su mano sobre mi nuca y empezó a empujar mi cabeza hacía su pene, yo estaba enloquecido, pero sabía que no podía perder la cabeza o ese man se iba a aprovechar de eso, eché mi cabeza hacía atrás
-hágale, no sea así, por favor, yo no le digo a nadie – decía en un todo de súplica y desesperación su excitación estaba a tope y quería una buena mamada
-no!
-no sea así, un poquito, hágale – seguía suplicante, y eso me calentó (creo que por ver a un tipo rudo suplicando)
-a nadie… o me las paga!!
-sí, si tranquilo
Bajé la cabeza, y me comí esa deliciosa verga, primero la cabeza y no dude en sacar lo mas puta de mí, se la lamia con la lengua (nada que envidiarle a una serpiente) me la tragaba y luego cogía el tronco lo empujaba hasta mi garganta. Eso lo enloquecía, gemía como loco y se contraía y bufaba, yo recordé que no estábamos solos, saque su verga de mi boca, miré alrededor y los otros 2 soldados estaban dormidos de medio lado mirando hacia otro lado; él puso su mano otra vez en mi nuca
-no pare – decía enloquecido por la excitación de la mamada que le producía
-eche un ojo guevon – le dije yo, para que él estuviera pendiente que nadie nos viera, o se despertara
-hágale todo bien – contestó
-no se venga en la boca
-listo
Seguí con mi labor mamatoría, pero no le creí, sé que los ñeros patanes como él, le vale un culo los demás él solo quería placer y no le importaría terminar donde fuera con tal de que fuera placentero. Así que seguí mamando pero pendiente de cualquier palpitación de su verga. De repente, estuve otra vez a 100, y empecé a mamarlo rápidamente, me lo metía y lo sacaba de mi garganta sin piedad él se retorcía, yo le chupaba las bolas (que las tenía rasuradas lo cual me agradó) mientras lo masturbaba, me la metí nuevamente hasta la garganta, el empezó a convulsionar mas rápido y a bufar más duro. yo sabía que estaba listo, me la saqué de la boca, y empecé a masturbarlo rápidamente, él intentó poner su mano en mi nuca, una tercera vez, pero ya era tarde, todo su orgasmo llegó de repente, fuerte, excitante, con una expulsión de semen que llegó a su pecho, tiró la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, para poder soportar tanto placer que mis manos gentilmente le proporcionaban, su cuerpo se tensó y marcó todos los músculos de su torso, (la verdad delgado, pero bastante fibroso) no muy de mi gusto, pero no por ello menos admirable.
Pasados 7 segundos suspiró profundo, me miró y me dijo
-que arrechera que tenía, hágase la paja! – empezó a limpiarse y se acostó
Yo me masturbé (todavía estaba arrecho) y me vine como loco, me limpié y me levanté para el siguiente turno de centinela
De ahí para a delante en los 5 meses que quedaban ocasionalmente teníamos encuentros en la noche, yo lo masturbaba o lo mamaba, pero como casi todo los heteros que conozco, no soportaba que lo tocara (es decir chúpemelo, pero no me toque con las manos), eso me molestaba, pero lo que si me gustó fue la reserva con la que nos manejábamos, nos hablábamos como si nada y nos veíamos de vez en cuando (aunque con lo machista que era, él tenía más que perder que yo), una vez estábamos en un campo de tomates y nos devolvíamos, él se quedó y a mí me dijeron
-dragoneante Murcia, se quedó rojas, mire a ver que le pasó
-sigan adelante yo llego con él
Me devolví estaba cogiendo unos tomates, le dije
-Hágale rápido, que ya todos se devolvieron – me acerqué y con todo descaro (a pleno medio día) le cogí el paquete él se erectó de una, se recostó ahí
Mismo y se lo sacó, yo empecé a chuparlo y a tocarle el cuerpo, el empezó a molestarse
-me deja disfrutarlo o qué? – le dije molesto – o dejemos así
No dijo nada, pero seguí tocándolo,
-me avisa – le dije para recordarle que NO se podía venir en mi boca
Seguimos cuando de repente siento un espasmo, y en menos de un segundo, lo saqué de mi boca y me tiré hacía atrás, mientras su semen me caía en el cuerpo, cuello y una gota en la mejilla, él se pensaba venir en mi boca sin pedirme permiso
-QUE LE PASA????!!!
-es que es más rico así, mi dragoneante – dijo con una sonrisa, como si fuera algo sin importancia, y para reír
Yo me limpié la cara, me levanté, di un paso hacia adelante, y dí un puño en la cara, él cayó de espalada
-loca gran hijueputa! – me gritó mientras se acomodaba el pantalón y se intentaba levantar
-loca su gran puta madre! – le contesté – eso es por el chistecito, gran maricón – le grité enfurecido
-les voy a contar a todos – dijo en tono amenazante
-hágale, es mas, vamos los dos y le contamos como nos revolcábamos en las noches
-nos revolcábamos? usted me lo chupaba
-vamos a ver que creen ellos – él me miró con odio, pero se calló, era obvio que él (que ostentaba su masculinidad) tenía más que perder
-si abre la boca lo toteo (lo golpeó)
-nos toteamos hijueputa – le contesté
Se fué diciendo otras 200 groserías, pero nunca habló, dijo que nos habíamos peleado porque nos caíamos mal y punto (y en el ejército, esa razón es más que suficiente). Nunca más tocamos el tema, ninguno hablo más que lo estrictamente necesario con el otro, terminamos el servicio militar con un odio mutuo.
Esa es mi historia, con ROJAS (y la última del ejército) ya contaré alguna que otra digna de contar, se agradece cualquier comentario
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