EN EL RANCHO DE LOS ABUELOS
Cierto día, Víctor bajo muy de madrugada a la ciudad, tenía algunos pendientes que realizar, cuando terminó, fue a casa de su hermana Lizet.
Luego de estar unas horas ahí, se despidió para regresar, en tono de broma le dice a su sobrino Luisito, ¿si quiere ir al rancho con él?
El pequeño emocionado dijo que si, así él tendría la oportunidad de visitar a sus abuelos, también podría ver los animales (vacas, gallinas, patos, ovejas, caballos, etc.) El pequeño le encantaba convivir con la naturaleza; montar a caballo era su jobi, lusito de inmediato rogó, a sus padres pidiendo permiso; los padres del niño dijeron, que no había ningún problema, ya que él estaba de vacaciones y así tendría con que distraerse.
La madre cariñosa, puso algo de ropa, así como algunos dulces en una mochila pequeña, el padre del niño, dio recomendaciones e indicaciones a Víctor; esto fue para que lo cuidaran mucho, ya que para ese entonces él contaba con 9 años de edad, “Luisito al ser hijo único, aquellos padres lo consentían y sobreprotegían mucho”
Víctor indico al pequeño que se subiera a la motocicleta, la voz de aquella madre se escuchó diciendo: ¡salúdame a tus abuelos, te quiero mucho, porte bien! así fue, como Partieron en dirección al rancho; después de un rato de camino llegaron, el niño con gran emoción bajo de la moto y se dirigió a la casa, pero todo estaba en silencio, entonces le pregunto.
Luisito: tío, ¿dónde están los abuelos?
Víctor: ¡pues salieron, porque la camioneta no está! ¡pronto vuelven!
Cuando entraron a la casa, Víctor ofreció jugo a su sobrino, el niño dejando la mochila en la mesa, vio una nota, cuando Víctor la lee, se informa que, “ellos fueron al médico, porque la madre de este, tenía fiebre y que regresarían más tarde”
Víctor: ¡tus abuelos llegaran más tarde! ¿Qué quieres hacer primero?
Luisito: ¡tío, enséñame los animales!
Primero fueron a ver a las ovejas, Víctor dejo solo al pequeño por un momento, fue a ensillar uno de los caballos y cuando el regreso, el pequeño andaba correteando a los pollitos.
Víctor: ¡Luisito vamos andar un rato a caballo en lo que llegan los abuelos!
lusito: ¡siiiiiiiiiiii!
montaron el caballo, luego empezaron hacer un recorrido por el campo, Luisito pedía a Víctor que hiciera correr al caballo, él lo complacía para que el niño riera, porque él eso le gustaba mucho; después de correr, el caballo empezó a trotar, Víctor solo cantaba, y el pequeño en silencio admiraba el color verde de la vegetación.
Nunca hubo malasia por parte de Víctor, pero tal vez por el trote del caballo, el pequeño sintió algo duro que chocaba en sus nalguitas, estirando la mano hacia atrás y tocando, pregunto.
Luisito: tío Víctor, ¿qué es esto que siento duro en mis nalguitas?
Víctor se empezó a reír, diciendo; ¡nada Luisito! ¡cuando seas grande lo sabrás! ¡hora ya no lo toques más, porque se va a enojar y te puede picar! Jajajajajajaja
12:30 del día Llegaron a uno de los ríos, Víctor se bajó del caballo, luego ayudo a bajar a su sobrino, Luisito corrió a la orilla jugando con el agua, Víctor se quita la playera y el pantalón quedándose en bóxer ajustados color blanco, casi enseguida se tira al rio.
Víctor: ¿qué esperas Luisito ven a nadar?
Luisito: ¡no sé nadar y no traigo traje de baño!
Víctor: ¡no importa, aquí no hay nadie más que nosotros dos! ¡ven!
Luisito: ¡me da un poco de miedo!
Víctor: ¡quítate toda la ropa para que no se moje, yo te enseño a nadar!
El niño se desvistió rápidamente, quedando desnudo completamente, muy despacio caminó hacia donde estaba su tío, al llegar, lo tomo de los brazos, por seguridad Luisito se sujetó de su cuello, abrazando con sus piernas la cintura de su tío; sus nalguitas tocaban el abdomen firme y duro de Víctor.
Luisito: ¡tío tengo miedo! (temblando un poco)
Víctor: ¡no tengas miedo Luisito! ¡yo te cuido!
Luisito: ¡tío, no me bayas a soltar!
Víctor: ¡Luisito suéltame no temas, te voy a sujetar para que nades!
El pequeño libero sus piernas de la cintura de su tío, acomodando a Luisito para nadar, Víctor puso la mano izquierda sobre su pecho, luego la otra la puso en las piernas, de tal forma que el flotara; Víctor indico que moviera los brazos como hacen los nadadores en las olimpiadas. Luisito así lo hizo, pero las piernas no las podía mover, entonces coloco la mano derecha entre sus piernas, sus grandes dedos se posicionaron el pene y con la palma de la mano tocaba sus nalguitas.
Víctor: ¡disculpa que te toque el pene y las nalgas, pero es para que nades mejor!
Luisito: ¡no te preocupes tío! (sonrojándose y riendo)
Víctor: ¡Empieza a nadar hijo, no tengas miedo! ¡te tengo bien agarrado!
el pequeño empezó a mover los brazos y piernas con más facilidad, pero se sentía incomodo, ya que cada vez que se movía, la mano de su tío rosaba su penecito, así como sus nalguitas; por un descuido, el dedo pulgar de Víctor toco el culito de Luisito, el pequeño sintió algo electrizante en ese momento y el penecito se le paro.
Víctor: ¡te voy a soltar un momento! ¿a ver si logras flotar?
Luisito: ¡Está bien tío!
Víctor: ¿estás listo?
Luisito: ¡Si!
Víctor soltó a su sobrinito, pero se hundió, Luisito empezó a ahogarse, en su estado de pánico, se aferró rápidamente al cuerpo de su tío, el niño sin darse cuenta le bajo el bóxer; Víctor ayudo al niño, quien de inmediato se abrazó a él, sus brazos rodearon su cuello y sus piernas en su cintura.
Víctor: ¡no temas Luisito estas a salvo!
En ese momento Luisito se sintió protegido, la mano derecha de su tío lo tenía abrazado de las nalguitas, mientras la otra mano frotaba su espalda; el pequeño sintió nuevamente un cosquilleo en el estómago y sin querer, el penecito se le puso duro, tocando el estómago de su tío.
Víctor: ¡se te ha parado el penecito! ¿acaso, te gusta que yo te abrace?
Luisito: ¡si me gusta que me abraces! ¿tío te puedo preguntar algo?
Víctor: ¡dime Luisito!
Luisito: ¿qué es eso duro, que estas frotando en mi culito?
tocando su verga, Víctor se dio cuenta que su bóxer estaban hasta las rodillas y su pene duro, era el que estaba entre las nalguitas de su sobrino, rosando su culito.
Víctor: a la hora que te estabas ahogando, me has bajado el bóxer y lo que sientes duro, es mi verga, la cual se ha despertado porque quiere jugar.
Luisito: ¡tío! ¡si quieres, yo puedo jugar con tu verga!
Víctor: ¡no Luisito! ¡mi verga no juega con niños! (subiéndose el bóxer)
Abrazados salieron del rio, Víctor se tiró en la arena, coloco las manos debajo de la cabeza para tomar sol, su erección había desaparecido, pero Luisito tenía curiosidad de ver y saber cómo tenía el pene su tío.
Luisito: ¿porque tu pene es grande y se pone duro?
Víctor: ¡es grande, porque yo soy grande! ¡y se pone duro, porque quiere jugar con las vaginas de las mujeres! ¡pero tú, no entiende de eso todavía!
Luisito: ¡quiero jugar con tu pene! ¿me dejas por favor?
Víctor: ¡nooo! ¡los niños no juegan con los penes de los adultos!
Luisito: pero, ¿me dejas verlo por un momento? ¡quiero conocerlo!
Víctor: ¡es casi igual que el de tu papa! ¿Qué? ¿nunca se lo has visto?
Luisito: ¡no! ¡nunca he visto uno tan grande! ¡ni si quiera el de mi papa!
Víctor: ¿nunca se lo has visto a tu papa?
Luisito: ¡no! ¿me dejas ver tu pene tío? ¡quiero conocerlo!
Víctor sabía que el niño iba a seguir insistiendo, así que termino aceptando, el mismo se bajó el bóxer hasta las piernas, el pequeño quedo impresionado viendo ese enorme pene flácido, las grandes bolas peludas que le colgaban y aquel montón de pelo negro que lo adornaban, él se vio a sí mismo, comprobando la enorme diferencia.
Sin dudar un solo momento, él lo toco, sintiendo en su pequeña mano su forma y su consistencia blanda; intrigado por la curiosidad lo empezó a sacudir para despertarlo, el niño quería jugar con él, ponerlo duro, como estaba minutos antes, Víctor nada más se reía, viendo la tontería que estaba haciendo su sobrino querido.
pero algo cambio, entre sacudidas, aquella verga se fue poniendo dura, el niño ahora la sujetaba con las 2 manos, miraba impresionado lo mucho que creció, haciéndose también más gruesa; Luisito levanto la cabeza para ver a su tío, él tenía los ojos cerrados, respiraba profundamente, Víctor estaba excitado, su sobrino de alguna forma tonta y sin saberlo, lo estaba masturbando.
A Víctor no dijo nada, tampoco hizo algo, para apartarse de lo que su sobrinito estaba haciendo; a él le estaba gustando o tal vez creyó que el niño se aburriría de jugar y lo dejaría en paz, “por supuesto, que se equivocó”
El niño apretaba la verga de su tío, empezó a notar que, dé el salía un líquido transparente, lo unto en todo el glande, pero le gano la curiosidad de probar que sabor tenia y sin decirle una sola palabra a su tío, empezó a lamer el glande como si fuera un helado.
Víctor se estremeció al sentir aquella lengua, abrió los ojos, viendo lo que su sobrinito hacía, no podía creer que su sobrino de 9 años le estuviera haciendo sexo oral, por un momento deseó, que el pequeño se tragara su hombría, pero reacciono apartando su verga de la boca del niño.
Víctor: ¿qué haces Luisito?
Luisito: ¡nada tío, solo quería saber a qué sabe la mielecita que está saliendo de tu pene!
Víctor: ¡no! ¡eso no se hace! ¡tú, no debes hacerlo! (enojado)
Luisito: ¡pero no te enojes tío! ¡no lo vuelvo hacer! (llenándose los ojos de lágrimas)
Víctor: ¡no vayas a llorar he!
Luisito: ¡le voy a decir a mis papas y mis abuelos que tú me pegaste (llorando)
Víctor: ¡pero yo no te he hecho nada!
Luisito: ¡sí, les voy a decir que no me diste la mielecita que sale de tu pene
En ese momento él se dio cuenta que estaba perdido, su sobrino podía delatarlo con su familia, nadie creería en él y en cierto punto él tenía la culpa por dejar a su sobrinito tocarle la verga, entonces actuó de inmediato para callar al pequeño.
Lo abrazo dándole un beso en la frente, después Dijo, no estoy molesto contigo, tampoco te voy a regañar, pero lo que acabas de hacer esta mal y yo, estoy aún peor, porque te permití, que me tocaras la verga como quisieras; pero quiero que sepas, ¡que me ha gustado mucho, lo que me has hecho con tu boquita! ¡si prometes guardar el secreto y no decirle a nadie, podemos jugar las veces que tú quieras!
El pequeño dejo de llorar, una sonrisa se le dibujo en la cara, entonces prometió guardar el secreto, no le contaría a nadie, pero a cambio su tío le permitiría jugar con su pene cuando él quisiera; Víctor vio al pequeño con una sonrisa de picardía, “ya que el sería el más beneficiado en este juego”
Con total autorización de su tío, empezó a besar aquella verga, Víctor se tiró en la arena, quitándose por completo el bóxer, señalando sus grandes bolas le menciono algo al niño, ¡aquí tengo bastante lechita rica, pero para que salga tienes que mamar mi verga como si fuera un biberón!
Luisito empezó a mamar torpemente aquella verga, seguía muy bien las instrucciones que su tío le daba, lamiendo como paleta o metiéndose lo más que podía, en ocasiones aquella verga chocaba con su garganta, lo que le provocaba unas arcadas, pero el pequeño no desistía de su gran labor. ¡quería probar aquella rica lechita que su tío le había prometido!
Víctor: ¡súbete sobre mi Luisito! ¡ahora quiero enseñarte un nuevo juego!
Aquel niño fue acomodado por su tío en posición de 69, el niño inicio nuevamente a mamar aquella gruesa verga, ahí fue donde Víctor aprovecho, para abrir las pequeñas nalguitas del niño con sus manos; frente a él estaba su tesoro y tenía que reclamarlo.
Víctor quedo apreciando aquel culito color rosa, cerradito completamente, limpio y lo mejor de todo es que era virgen, él se encargaría de romperlo con su gruesa verga, pero para que eso sucediera, tenía que prepararlo primero.
Su gran lengua fue la que inicio en este proceso, el pequeño se retorció cuando sintió las lamidas en su culito, el pequeño esfínter, que sostenía su virginidad lo traiciono, permitiendo el paso de aquella húmeda lengua, el niño sintió una fuerte punzada en el estómago, gimiendo de placer “aaaaahhh”
Aquel juego le estaba gustando mucho al niño, pues estaba conociendo ricos placeres, que nunca los había sentido en su cuerpo, relajando su esfínter completamente, el culito de aquel niño estaba abierto por sí solo y Víctor aprovecho para meter un dedo.
Luisito sintió como aquel dedo empezó a moverse dentro el, al principio sintió una pequeña molestia, pero lo fue tolerando, el niño siguió mamando la verga de su tío, su afán era conseguir la rica leche prometida; esto le permitió a Víctor meter un segundo dedo y fue muy excitante para él, ver como aquel culito se iba expandiendo sin ningún problema.
Aunque Víctor estaba gozando con la boca de su sobrino, lo separó, esto fue, para que aquel estrecho culito, probara lo más pronto su verga, acomodo al niño en posición de perrito, luego escupió una gran cantidad de saliva directamente en su verga, cuando estuvo bien lubricada; la apunto en la entrada del culito de su sobrinito.
Víctor empezó a empujar muy despacio, aunque el niño ya tenía el culito bien dilatado, solo pudo soportar que entrara la cabeza, por instinto se apartó y empezó a quejarse por el dolor.
Luisito: ¡aaaayyy! ¡me dolió mucho tío! (tocándose el culito)
Víctor: ¡duele al principio! ¡pero si ya no quieres jugar, paramos aquí!
Luisito: ¡me dolió un poquito, pero quiero volver a jugar!
Víctor: ¡te va doler, pero prométeme que vas aguantar!
Luisito: ¡si tío! ¡me voy aguantar!
Acomodando nuevamente a Luisito, Víctor escupió una buena cantidad de saliva, mojo muy bien la punta de su verga, luego puso el resto en el culito del niño; apunto nuevamente y fue empujando lentamente sin retroceder.
La punta empezó a entrar, el niño empezó a sentir un poco de dolor, cerrando los ojos, apretó fuerte mente los dientes, Luisito intento apretar su culito para que aquella verga no entrara, pero era demasiado tarde; la cabeza completa de aquella gruesa verga, ¡ya había entrado!
Víctor se quedó quieto por un momento, espero que el culito de su sobrinito se amoldara al tamaño de su verga y cuando lo vio más relajado, empezó a empujar lentamente. Luisito sintió como aquella gruesa verga intentaba abrir aún más su virgen culito; por instinto apretó fuertemente las nalguitas para detener al invasor.
Víctor no quería lastimar a su sobrinito, hasta ese momento ya había avanzado mucho con el juego, así que, sin sacar la punta de su verga, empezó a masturbarse rápidamente, el culito del niño se cerraba constantemente, por lo que Víctor, sentía aquellas ricas contracciones ¡apretándole la verga!
Víctor No pudo aguantar mucho tiempo, saco la punta de su verga e inmediatamente fue directamente a la cara del pequeño, metió la punta de su verga en la boca de Luisito y derramo toda su leche; el pequeño no entendía lo que ahora estaba pasando.
Víctor: ¡aaaaaahhh! ¡que rico! ¡aaaaaaahhh!
El pequeño tenía la cabeza inmovilizada por las manos de su tío y no se tragaba aquella leche espesa, porque creía que eran orines; ¡pero cuando escucho las siguientes palabras de su tío se los trago!
Víctor: ¡trágate mi lechita bebe!
Poco a poco, Víctor fue liberando la cabeza del niño, Luisito seguía degustando el sabor de la leche de su tío; tenía un olor raro, pero le había encantado y entonces dijo ¡mmm, que rico tío! ¿me das más de tu leche?
Víctor: ¡claro bebe! ¡pero deja que mis bolas se llenen de nuevo!
Lusito sin saberlo, había tenido su primera experiencia sexual; después de un rato, ambos se vistieron y regresaron a la casa de los abuelos….
CONTINUARA…
Nota: este relato, ya se había publicado por mí angelblack, al ser uno de los primeros, lo he modificado para disfrute de los lectores de esta página, así también para futuras publicaciones sugerencias y comentarios háganmelo saber, estoy en las distintas redes sociales que ya conocen. (@Angelblacks telegram)
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