En el rancho de mis abuelos
Cuando era niño me gustaba mucho ir al rancho de mis abuelos, me sentía libre para correr y jugar por todo el campo, meterme al corral de las vacas y en el bodegón donde guardaban la pastura para los animales..
En el rancho de mis abuelos
Cuando era niño me gustaba mucho ir al rancho de mis abuelos, me sentía libre para correr y jugar por todo el campo, meterme al corral de las vacas y en el bodegón donde guardaban la pastura para los animales.
Justo ahí era donde pasaba más tiempo, sobre todo en las tardes cuando los hijos de los trabajadores se desocupaban y podíamos jugar todos juntos… lo que más nos gustaba era jugar a las escondidas, pasábamos horas y horas jugando… Me divertía tanto en esa época, que cuando por cuestiones de trabajo de mi padre nos tuvimos que mudar fuera de México, me sentí muy triste por no poder verlos…
Pasaron como cinco o seis años antes de que pudiera regresar a México y de nuevo ir al rancho… pero cuando al fin pude hacerlo me sentía bastante emocionado por ver a mis abuelos y saber cuánto habían cambiado las cosas por allá…
Luego de pasar a abrazarlos y platicar de lo que habíamos vivido en los últimos años, uno de los primeros lugares al que quería ir era al bodegón que me traía tan gratos recuerdos. Así lo hice y aunque al principio entré emocionado luego me sentí un poco melancólico recordando las horas que pasábamos ahí jugando con los otros niños, me decepcionó encontrar ese lugar muy solitario, parecía que todos seguían trabajando en el campo a esa hora.
Pero luego escuché un ruido en el tapanco, lejos de asustarme me dio gusto y curiosidad por ver quién era, a lo mejor se acordaba de mí… Entonces subí por la escalera y efectivamente ahí había alguien, era un chico más o menos de mi edad que estaba acomodando las pacas de alimento que acababan de llegar.
Todavía sin que se diera cuenta de mi presencia, lo estuve observando para ver si podía acordarme de todos los niños con los que jugaba de quién se podía tratar… Vestido con mezclilla y camisa vaquera arremangada, no era nada fácil, la verdad, aunque se viera joven ya tenía la complexión de un hombre, marcado por el trabajo del campo que se notaba en su masa muscular aún por encima de la ropa…
Pero una vez que volteó y me miró asustado, supe que era Marcos, el hijo del capataz, y aunque pareció sorprendido al principio él también me reconoció casi de inmediato y cambió su cara de susto por una sonrisa. Luego de un rato de plática, salió el tema de que su papá lo había regañado por algo que hizo y por eso lo había castigado dejándolo trabajar solo en el bodegón…
¿Pues qué hiciste? Le pregunté, él agachó la mirada como con vergüenza y no dijo nada, pero ya que soy muy insistente, le volví a preguntar una y otra vez hasta que, al fin me dijo – Es que si te digo, vas a pensar lo peor de mí…
- Hombre, qué puede ser tan malo.
- Si te digo, ¿me juras que no me vas a dejar de hablar?
- Me asustas, ¿de verdad es tan malo? Pero está bien, lo juro…
- Lo que pasa es que ayer que nos fuimos a bañar al río con toda la chamaquiza, se nos ocurrió hacer una competencia para ver quién atravesaba el río más rápido y al que perdiera le iba a tocar que se dejara meter un dedo en el culo… de todos… y a la mitad del río me dio un calambre que casi me ahogo, y aunque les dije que así no contaba no les importó y tuve que pagar mi apuesta…. Pero no creas que soy joto eh, fue nada más de juego… lo que pasa es que alguien le fue con el chisme a mi papá y vieras cómo se puso, me dijo que era un maricón y casi me golpea… pero bueno, al final me mandó a trabajar aquí y ya…
No me lo podía creer, este chico tan varonil y atractivo siendo tocado por media docena de otros cabrones igual que él, desnudos, metiendo sus dedos en su culo, uff nada más de imaginármelo ya me estaba calentando… pero traté de disimilar lo más que pude, solo me le quedé mirando tratando de parecer indiferente, cuando en mi mente ya lo tenía empinado mientras le iba empujando mi dedo metiéndoselo en su culo apretado…
Pero me contuve, ya habrá tiempo de agarrarnos confianza y entonces veremos qué pasa, igual y en una de estas tardes que esté de visita lo invito al río a unas competencias de nado…
orale chido cuenta mas bro