"En la escuela con el Vigilante"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estaba en clases en uno de esos días lluvioso que caracterizan a esta ciudad, y como era costumbre, cada vez que llovía me quedaba parte de la tarde en casa de un compañero cuya madre y la mía eran muy amigas. Más ese día que por una tubería rota se suspendieron las clases por falta de agua (escuela pública tenía que ser) y salimos más temprano. Gabo me dijo que iba a escaparse un rato a jugar a las máquinas en el centro comercial, aprovechando que su madre no estaba, y me dijo que si quería ir, pero la verdad siempre he sido más del tipo tranquilo o inteligente, aunque digo inteligente porque gastar el dinero en maquinas de video en lugar de dulces u otra cosa más provechosa me parecía una burrada. En fin, como no podía ir a casa de Gabo, decidí quedarme en la escuela hasta que cesara un poco la lluvia para irme a casa ya que la parada estaba un poco lejos.
Adán, el señor vigilante de la escuela me dijo que no tenía problemas, que las clases de la tarde habían sido suspendidas porque las lluvias habían roto las tuberías y todo el rollo. Me dijo que me quedara en un salón (que estaba cerca de la salida), para que la directora y demás maestras no me vieran al salir, ya que él debía quedarse sólo cuidando la escuela. Así lo hice, entré al salón y a los 10 minutos Adán me dijo que ya podía salir y esperar afuera con él a que dejara de llover.
Siempre he sido extremadamente tranquilo y tímido, así que no soy de hablar mucho y mi idea era estar sentado bajo techo sin molestar al señor Adán, pero por lo visto él si era bastante hablador, así que comenzó a hablar del clima, que el día estaba más lluvioso que de costumbre y cosas así. Luego me preguntó por las clases que como iba, yo siempre respondía con frases cortar o monosílabos, pero él seguía preguntando, y bueno, digamos que algo de confianza agarré porque terminé hablando con él, preguntándole que si no se aburría estando sólo en la escuela, y que si no le daba miedo porque era muy grande y a mí si me daba miedo. Me dijo que ya estaba acostumbrado.
Le pregunté que si le gustaba trabajar en la escuela, y me dijo que no, pero que no conseguía más trabajo, pero que de vez en cuando era divertido porque los niños eran problemáticos y se entretenía. Me contó de una pelea que hubo entre dos compañeros míos hacía un mes y me dio detalles de los castigos en la dirección y de los insultos de los padres jeje, eso me estaba divirtiendo de verdad, y así siguió contándome de amigos y personas de otros cursos que yo conocía, cualquier cantidad de cosas.
Y me dijo que el más problemático era Miguel Ángel, porque siempre andaba haciendo cosas indebidas en el depósito del 4to piso. La escuela tenía 4 pisos, pero el último estaba deshabilitado y no era permitido subir, y a pesar de que había salones, no se utilizan porque no estaban acondicionados y al ser una escuela pública, arreglarla parece que no era tan fácil por cuestión de fondos. En fin, me dijo que Miguel Ángel se la pasaba en el depósito del 4to piso, él era un muchacho problemático conocido por todos, porque además era el mayor de la escuela, tenía 13 años y aún estaba en primaria, y aunque el resto tenían 11 en el último año (yo estaba por cumplir 11), él había repetido un par de veces y eso era algo bastante grave, por lo menos en mi escuela.
Le pregunté qué era lo que hacía en el depósito, porque el rumor era que llevaba drogas, pero como en la dirección no decían nunca nada eso suponíamos, porque parecía un delincuente. Adán me dijo que él llevaba a los muchachos más pequeños para que le hicieran cosas indebidas, y obviamente yo seguí preguntando porque quería saber que eran esas cosas indebidas, pero a Adán le daba vergüenza contarle eso a un niño de 10 años, así que siguió diciendo “cosas indebidas” por un rato. Hasta que tanto le rogué que me terminó diciendo que Miguel Ángel hacía que dos niños (cuyos nombres no me dijo) le chuparan el pito. Yo me quedé estupefacto por lo que había escuchado y no lo podía creer.
Pero mi asombro fue que siendo Miguel Ángel un abusador que hacía que los menores le chuparan la verga, yo no había tenido el placer de hacerlo, o ni siquiera me había insinuado nada. Pensé que era porque no habíamos estudiado juntos, sino en cursos separados. Pero acompañada de mi cara de sorpresa puse una gran sonrisa de oreja a oreja pensando que entonces yo tenía oportunidad. Ya estaba cansado de chuparle la verga a Gabo, y pensé que la de Miguel Ángel debía de ser muuuucho más grande y porque él era más lindo que Gabo.
Adán se me quedó viendo con cara de extrañado, y me preguntó que por qué me daba risa lo que me había contado, pero él ya se había pillado que mi cara era de emoción más que de otra cosa. Así me preguntó si quería que me contara más, le dije que sí, emocionado… Dijo que Miguel los besaba y les manoseaba las nalgas sobre la ropa y que después los hacía arrodillarse y les metía la verga en la boca hasta que acababa, y que ya se había desarrollado porque le salía bastante leche.
En ese momento, tan emocionado estaba yo que no me percaté de que Adán había pasado de un lenguaje sutil a lo más vulgar que podía ser, pero eso poco me importaba, porque quería saber más. Me dijo que una de las veces había intentado meterle la verga por el culo a uno de los niños, pero que lo hizo llorar y el niño salió corriendo.
Creo que mi sonrisa ya era demasiado descarada, pero ya Adán me había excitado lo suficiente. Luego me contó que el niño no debió salir corriendo porque Miguel tenía la verga pequeñísima, y de seguro no dolía, y que además Miguel no sabía meterle la verga a un niño, que debía ser delicado. Yo le pregunté de que tamaño la tenía Miguel y el me señaló con la mano como 10cm, y me dijo que era pequeña para su edad. Yo le pregunté de qué tamaño debería ser y me dijo que más grande, me preguntó que cuanto me medía a mí y le dije que no sabía, que nunca me la había medido.
Me respondió que medírsela era algo normal que todos los hombres lo hacían y que él se la había medido varias veces. Yo súper emocionado le pregunté cuánto le medía (luego de formular la pregunta me dio pena, pero ya andábamos en esa conversa), me dijo que 18cm, y me preguntó si se la quería ver. Yo le dije que sí (después de todo no se trataba de tener sexo sino de una conversación sobre el tamaño del pene, y todos los hombres tenemos pene, pensé). Me llevó a uno de los salones y se desabrochó el pantalón, se lo bajó y notaba tremenda verga en el interior blanco que llevaba puesto, y considerando que Adán era negro y atlético más resaltaba el paquete.
Cuando se bajó el interior me quedé sin palabras, nunca había visto un pene tan grande en mi vida, y era grueso, me quedé mirándolo fijo y él me dijo que lo agarrara que no tenía problemas en que yo lo midiera, así que saqué una regla de mi morral y cuando se lo medí no eran 18 como había dicho, eran 21 según la medida que yo tomé. Pensé que debía ser rico mamársela, así que cuando se la solté me dijo que medía más porque cuando él se la había medido no estaba tan excitado, y que como yo se lo estaba agarrando eso se la ponía más grande y dura y que le gustaba.
Me puse súper rojo de la pena, y me dijo que no tuviera pena porque eso no era nada malo, que los hombre siempre lo hacían escondidos sin que nadie supiera, así como Miguel Ángel, me preguntó que si yo no lo había hecho y le respondí que sí. Su reacción fue de total sorpresa porque asumo que esperaba que dijera que no, entonces me comenzó a preguntar que qué había hecho, quien se la había mamado a quien, que si me había gustado, y un montón de preguntas más. Obviamente Adán estaba mil veces más excitado que yo.
Me preguntó si quería hacérselo a él y que no le iba a decir a nadie, yo encantado de la vida le dije que si, pero al acercarme olía un poco mal y cambié de opinión, él salió corriendo al baño a lavarse, al volver con todo el gusto del mundo comencé a pasarle la lengua como a las chupetas gigantes que uno sabe que no te puedes meter completa en la boca, y estuve un rato en esas y él haciendo movimiento de vaivén como indicando por dónde quería que lo chupara. Hasta que me dijo que abriera la boca y me metió la punta de la verga, que aunque era gruesa entró completa, pero sólo me pude meter el glande y un pedazo más porque ya tenía la boca llena de verga y me daban arcadas, así estuve otro rato mamando verga hasta que se cansó, o eso pensé yo, y me preguntó si quería que me lo metiera, y obviamente le dije que si estaba loco, que eso era gigante para mí.
Me dijo que llegaría hasta donde yo quisiera, que si me dolía lo dejábamos hasta ahí y listo. Me subió al escritorio y me acostó boca arriba, él se arrodillo y me escupió el ano y empezó a masajearme con los dedos un rato largo, Gabo me había puesto el pene por detrás y me gustaba la sensación, pero esta vez era mejor porque me estaban metiendo los dedos. Metió solo la punta de los dedos, así llegó hasta tres dedos pero sin pasar de la punta, y no sentí ningún dolor. Se levantó, colocó su cara sobre la mía, y yo la volteé, no estaba preparado para mi primer beso (que cínico jeje). Se levantó un poco y acomodó la punta de la verga en mi ano y metió la punta, no sentí nada de dolor, después comenzó a empujar al rato de estar en eso sin prisa pero sin pausa y muy despacio entró la cabeza completa, y no puedo decir que haya sentido dolor, creo que fue porque yo quería ser penetrado y no tenía miedo al dolor porque él me había dicho que era hasta que yo quisiera.
No sé cuánto tiempo estuvo Adán intentando meterme la verga, pero ni sentí que empujaba de lo lento que iba, aunque fue bastante y creo que entró hasta la mitad y no entró más, sentí algo de resistencia e incomodidad, y de verdad era como que mi culo ya no aceptaba más verga y le dije que hasta ahí. Me dijo que estaba bien, que ya tenía un buen pedazo de verga adentro y que me iba a coger con cuidado, y así lo hizo. Se movía lentamente, pero como que de lo lento se había secado y no deslizaba bien, así que cuando se movía en lugar de sacar y meter, yo me movía completo con él. Así que poco a poco me lo sacó, ya mi culo estaba dilatado hasta ahí, se agachó y me escupió en el ano, luego me lo volvió a meter hasta donde estaba antes. Y con media verga adentro se comenzó a mover Adán, con cuidado como había prometido, pero como que no eran necesarias fuertes arremetidas porque se notaba que estaba a millón por la respiración y los gemidos que hacía. Mis gemidos eran cuando llegaba al tope que le había dicho y la presión me hacía gemir, me estaba gustando bastante.
Más aún por la idea de que un hombre me estaba metiendo la verga, era tan emocionante y excitante. Adán estaba como transformado con sus gemidos, como si fuera otra persona y sudando un montón porque ya llevábamos como dos horas en eso. Yo seguía en el escritorio boca arriba y él con sus brazos a ambos lados de mi cuerpo sosteniendo su peso y su cara muy cerca de la mía con los ojos cerrados. Yo miraba su cara de placer y sentía que era el niño más afortunado del mundo, haciendo que un hombre como Adán pusiera una cara de tanto placer del cual yo era el responsable.
De repente Adán comienza como a temblar y a dar pequeños gritos y pega su cuerpo al mío, se queda inmóvil y da unos últimos gemidos y en cada uno de ellos se pega durísimo a mi cuerpo. Poco a poco me saca la verga y yo no podía cerrar el culo, pero supuse que era porque tenía mucho rato con la vergota de Adán adentro… Al levantarme sentí como que me orinaba por el culo, pero era la leche de Adán que se me estaba saliendo, y como no podía apretarlo se salía sola, y parecía que tenía tiempo sin sacarse la leche porque era bastante, o eso me pareció.
Me agachó y puso la punta de su verga en mi boca e hizo como si la exprimiera y me dijo que se lo chupara, así hice y nos fuimos al baño. Ya había cambiado de actitud y comenzó a decirme asustado que no le dijera nada a nadie, que me iban a golpear mis papás, y cosas por el estilo. Yo la verdad no tenía intenciones de decir nada, porque ya sabía que eso era algo “indebido”.
El culo me quedó abierto un par de días, pero no sentía dolor, sólo la sensación de abertura un poco incómoda. No lo volví a hacer con Adán. Ya has pasado diez años, y puedo decir que aunque mi primera vez no fue con amor, por lo menos fue placentera.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!